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acuerdos de libre comercio o asociaciones
comerciales - Satélites
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Resumen
ejecutivo
En las últimas décadas las autoridades
chilenas han adoptado decisiones políticas de significativa
trascendencia para el progreso y desarrollo de Chile. La
mayoría de ellas se han concretado al interior del
territorio nacional, y no afectan los intereses de otros Estados,
pero aumentan el poder nacional y tienen
consecuencias en la evolución de Chile. En
una perspectiva diferente a la geopolítica tradicional,
este artículo intenta explicitar las políticas en
cuestión, pero también demostrar que éstas tienen
connotaciones geopolíticas, ya que han permitido que Chile
tenga una posición privilegiada en el contexto
internacional, que no ha sido obtenida por azar, ni por efectos
de la economía de terceros, es
el fruto de las decisiones de Estado.
Palabras claves: Geopolítica
– decisiones – política – desarrollo –
desafíos
Introducción
Este artículo comprende una perspectiva diferente
de la geopolítica tradicional, se aleja del conflicto y de los intereses
contrapuestos, se aproxima a identificar aquellas políticas
nacionales que, por sobre la coyuntura o el partidismo, son
decisivas para la evolución y el desarrollo del Estado, y
complementariamente, influyen en su poder nacional.
Al iniciar el siglo XXI, es posible advertir que las
relaciones de interdependencia entre los países del Cono Sur
se han incrementado, y que nuevos factores se incluyen en la
política exterior de los Estados: la energía, integración, medio ambiente, el respeto de los derechos humanos, las libertades
fundamentales y la buena gestión gubernamental han
pasado a ser esenciales para la estabilidad, la paz, el
desarrollo político, económico y social de los Estados.
En la agenda internacional están presentes desafíos
que, en algunos casos son comunes, como el problema de la
energía, los recursos naturales, la alimentación y los movimientos
poblacionales, y en otros son situaciones particulares de cada
Estado, pero que requieren del concierto internacional para
superarlos, como son el narcotráfico, terrorismo, la delincuencia y la
preservación de la democracia.
Este momento de la política exterior pareciera que
era el contexto que estaba esperando la geopolítica para
nuevamente emerger como ciencia que estudia la
evolución de los Estados, y ser de utilidad ante las nuevas
dificultades que afectan a la humanidad en general y a los
países latinoamericanos en particular.
Llama la atención el
reposicionamiento que ha tenido la geopolítica para explicar
los principales retos que enfrenta el mundo. Mientras en algunas
partes del orbe las preocupaciones son el choque cultural de
civilizaciones o la protección del medio ambiente, en otras lo son la
hambruna o las guerras tribales. Pese a ello,
indistintamente a los fenómenos, se les ha dado un carácter de
geopolíticos, o al menos se ha utilizado la acepción
con esos fines. En algunos casos el término se ha empleado
por el trasfondo de intereses antagónicos involucrados, y en
otras para referirse a aspectos geográficos, que afectan de
una forma u otra a una región, hemisferio, e incluso al
planeta.[1] Si hace 30 años existía
confusión entre las áreas que le correspondían a
la geopolítica, geografía política y
geoestrategia, hoy pareciera que no es necesario volver al pasado
para solucionar la confusión aludida, y menos continuar con
el ensimismamiento de su clasificación.
En la década de los ochenta del siglo pasado, se
consideraba a la geografía política como una rama de la
geografía, mientras que la geopolítica era del dominio de la ciencia política, pero
también se indicaba que ambas trataban las mismas materias,
pero de una manera diferente: la geografía política
estudiaba al Estado en forma estática, y la
geopolítica lo hacía a la luz de la dinámica de los espacios
terrestres y de las fuerzas políticas.
Después de casi treinta años, en un
interesante artículo del profesor de geopolítica
Germán García Arriagada, se asevera que en EEUU y
Europa la jerarquía de la
geopolítica se ubica más dentro de la geografía
que de la ciencia política, y que se le considera una sub
disciplina de la
geografía humana: por lo tanto, discutir sobre el
encasillamiento exacto de ella no resulta, a la fecha, muy
productivo.[2] Otra afirmación
importante de Germán García es que la geopolítica
es vista sólo como una aproximación de utilidad para
los que toman decisiones políticas: su carácter de
ciencia es discutido.[3] Se indica,
además, que los contenidos claves en los estudios
contemporáneos geopolíticos, incluyen temas que se
relacionan con los efectos de la globalización,
desterritorialización, las percepciones de los ciudadanos
acerca de la localización geográfica y la
reterritorialización.
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