- Antecedentes
teóricos-históricos de la
argumentación - Teoría
de la argumentación - Conceptos y
nociones básicas de la argumentación - La
argumentación jurídica - La
dialéctica - La
retórica - Táctica
y estrategia - Sugerencias
para lograr una excelente argumentación - Conclusión
- Bibliografía
Introducción
Hoy es absolutamente necesaria la argumentación, esta
no es en ningún caso un tema de sofisticación
académico, tampoco es un asunto secreto como creen
algunos, sino una necesidad de la cual participan por igual
todos, los teóricos, los interpretes y los litigantes en
la práctica del derecho. De igual manera todos los
profesionales requieren del adiestramiento en
el complejo arte de
argumentar.
La adopción
de metodologías de interpretación cada vez más
complejas introducidas por los magistrados, hace relevante
aprender los secretos del arte de persuadir y de convencer.
La argumentación como un tipo de exposición, tiene por finalidad defender
con razones suficientes y creíbles una tesis. Es
decir, una idea que se quiere probar, constituye uno de los ejes
transversales de la formación, tanto del jurista como el
médico, el ingeniero y en general todos los
profesionales.
Desde luego, esta no es una actividad ordinaria, a pesar de
ser necesaria en la vida de todo tipo de personas, aún
así, para los abogados y profesionales en general es una
herramienta esencial a la hora de dirimir un pleito, solucionar
un problema o aclarar un punto de vista; por lo tanto requiere de
entrenamiento.
Argumentar es una actividad cotidiana y necesaria en la vida
de todo profesional, sea este abogado, médico, ingeniero,
administrador,
vendedor, banquero e incluso para el hombre de
la calle. Todo aquel que crea que debe defender con éxito
sus ideas o refutar las de otro oponente necesita desarrollar la
destreza argumentativa. Por tanto, la formación
universitaria exige el desarrollo y
el refinamiento de tal competencia.
Antecedentes
teóricos-históricos de la
argumentación
La Teoría
de la Argumentación tuvo su origen en la antigua Grecia y en
principio, ella recibió el nombre de Retórica.
Gracias a las reformas democráticas de Pericles (490-429)
se creó una nueva clase de
profesionales que eran llamados "sofistas" y quienes asumieron el
ejercicio de la filosofía, la ciencia y
la política
para defender ante los jueces las causas y los reclamos del
pueblo, fueron ellos cultores y detractores (acusadores) de la
argumentación, por supuesto, que su finalidad no fue la
búsqueda de la verdad, sino simplemente defender a como
diera lugar a sus clientes.
Aristóteles es reconocido como el padre de la
Teoría antigua de la Argumentación. Y gracias a
Perelman, filósofo y jurista polaco, conocedor y asiduo
estudioso a las teorías
de Aristóteles, rescatando lo mejor del viejo
mundo y creando la "Nueva Retórica", la de Perelman, quien
a los 28 años, dedicado a la
investigación filosófica, con la
colaboración de la filosofa emprendió varios
proyectos de
investigación, todos encaminados a la
elaboración de una lógica
de los juicios de valor.
Situación que los lleva a realizar una lectura con
detenimiento del gran maestro de la antigüedad -el creador
de la lógica formal- a través del Organon,
y de un riguroso estudio filosófico de las obras de los
grandes lógicos de todos los tiempos: Platón,
Agustín, Thomas de Aquino, Descartes,
Locke, Hume, Kant y
Bertrán Russell, culmina con la elaboración de su
propia teoría de la argumentación.
La retórica aristotélica, fue la base, ella
dominó en la antigüedad y con el paso del tiempo, se la
tergiversó, hasta convertirla en simple teoría de
la composición del discurso, se
la redujo a ornamentos del lenguaje
sofísticos o estilo de grandilocuencia o
pedantería, que va a predominar en la edad media y
primera mitad del siglo XX.
Durante la edad media y aún en el renacimiento,
la retórica se hizo más sofisticada, y su
aplicación no era sólo a nivel jurídico sino
en todo tipo de situaciones; desde las matemáticas hasta la poética y se
expresaba a través de todo tipo de técnicas
orales, gesticulares, corporales siempre con el objetivo de
impresionar al interlocutor y finalmente persuadirlo o
disuadirlo. Es contra toda esta concepción, simplista, se
levanta Perelman y presenta su Nueva Retórica, que aparece
sistematizada en El tratado de la Argumentación o nueva
retórica (1958), obra que recoge la teoría de
Aristóteles, los aportes de Platón y
aún de los sofistas. Esta nueva retórica considera
que no todos los discursos son
argumentativos.
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