Los enteógenos, el chamanismo y los estados de conciencia alterados, incluyendo la psicoterapia que Freud concibiera…
- Los
enteógenos - El mesozoico
- El período
mesolítico - El comandante Rolf
S. - Orígenes de esta
fantasía de la neurobiología
aplicada - Las drogas más usadas para
este propósito - Mecanismos de
acción - En resumen
- Bibliografía
El entendimiento de las sustancias
psicodélicas y de los agentes conocidos como enteógenos
es de interés por sus
posibilidades terapéuticas, tanto médicas como
psiquiátricas.
Para mejor comprender sus alcances, debemos
entender la relación que éstos siempre han mantenido
con el sortilegio de los hechiceros, con la magia y con los
cultos.
Chamán
Los enteógenos
Son compuestos psicoactivos, muy a menudo
de origen vegetal, que poseen propiedades alucinógenas.
Estos últimos efectos a veces suplementan experiencias
místicas/espirituales. En un sentido más amplio, el
término se refiere a sustancias naturales y sintéticas
que inducen alteraciones de la conciencia similares a aquellas
administradas durante rituales místicos.
Los siguientes párrafos fueron
adaptados de Wikipedia Español.
Etimología
La palabra "enteógeno" es un
neologismo propuesto en un artículo publicado en la revista Journal of Psychedelic
Drugs, vol. II, núms. 1 y 2, enero-junio 1979. Sus autores
son los helenistas C.A.P. Ruck, J. Bigwood, y D. Staples, el
micólogo R.G. Wasson, y el botánico J. Ott. Dicho
artículo fue incluido, ulteriormente, en el libro El camino a Eleusis, de
la editorial Fondo de Cultura
Económica.
El término se adapta de la
lengua griega, en la que
éntheos (???e??) significa "poseído por un dios"
(literalmente "dios dentro de") y génos (?????) que
significa "origen, nacimiento". Por tanto, el significado
etimológico es «devenir divino de adentro». El
adjetivo correspondiente es enteogénico.
La creación del neologismo obedece
a la intención de los autores de desligar las plantas, por ellos estudiadas, de
las connotaciones de los términos alucinógeno
(considerado impreciso y peyorativo) y psicodélico (ligado,
de manera negativa, a la Contracultura de los años
60s).
Nuestra especie y sus tendencias
exploradoras
El ser humano, desde tiempos inmemorables,
ha investigado su entorno en una búsqueda, imperativa e
innata, por compuestos capaces de alterarle la conciencia y de
modificar la percepción de sus mundos,
tanto espirituales como físicos — hoy sabemos que en este
empeño instintivo, otros animales lo han
acompañado.
Las drogas que, los hombres,
buscan, naturales o sintéticas, forman las bases de estos
agentes que alteran la función del cerebro, controlando sus
percepciones. Estas sustancias, que aún permanecen
controvertidas, no son ni nuevas ni pertenecen a nuestra historia reciente.
Peyote
Pioneros antiquísimos, herboristas
medievales, los griegos de la antigüedad, los chamanes
neolíticos, animales salvajes, e insectos por doquier, en el
transcurso del tiempo, han tenido encuentros,
accidentales o intencionales, con agentes del género de los
soporíferos y estupefacientes.
Desde que, el ser humano, hiciese contacto
con ellas, las drogas han formado parte
de la existencia del hombre, aunque muchos objetan
a esta posición.
Estos elementos químicos, que fueron
diseñados, por la Naturaleza, para repeler los
enemigos predadores de las plantas, están dotados de
propiedades soporíferas, o que alteran las funciones de la mente, pudiendo
causar la muerte de quienes entran en
contacto con ellas.
El estado de intoxicación ha
sido el resultado inevitable de estos encuentros entre los
reinos animales y vegetales.
Estado éste que resulta ser, precisamente, la condición
deseada, por todos quienes lo procuran, para su
deleite.
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