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Origen
de las aves
La característica más importante de estos
animales, es
sin duda, tener las extremidades anteriores modificadas, para
sostener las alas. Son animales bípedos, y tienen plumas,
que ningún otro grupo posee.
En realidad son, juntamente con los insectos, los animales
voladores por excelencia. El problema del vuelo esta resuelto de
manera distinta que en los insectos, en estos se crean traqueas
evaginadas en cambio en las
aves son las
extremidades torácicas modificadas, poseen plumas cuyas
barbas se entrelazan con los barbicelos. Además poseen una
membrana que se extiende desde el humero al radio, el
patagio, que parece ya existía en los reptiles
voladores.
El hombre observo
siempre con admiración a las aves, tratando de volar como
ellas, ya sea a través del vuelo mitológico de
Ícaro o construyendo extraños artefactos voladores
como los de Leonardo da
Vinci. Parece paradójico, que recién a partir
de los hermanos Wright se hubiese conseguido, y que antes a nadie
se le haya ocurrido hacer un aeroplano. Es que tampoco
tenían ideas claras del plano de sustentación v la
fuerza
motriz.
La propiedad de
volar va unida a ciertas circunstancias importantes; poco espesor
en las paredes óseas, es decir que los huesos son
neumáticos, lo que es muy importante en el reconocimiento
de las aves fósiles. Además incide la frecuencia de
los hallazgos, muy pocos, ya que los huesos se rompen, o
pulverizan con facilidad. No han sido las aves más raras
que otros animales, a juzgar por los hallazgos, sino que sus
huesos casi no se han conservado, los que quedaron nos dieron
luz sobre un
oscuro principio del que aun hoy poco se sabe. Las aves comparten
muchas características con los reptiles como algunas del
esqueleto y de los músculos, huevos similares y un diente
embrionario en la mandíbula superior para romper el
cascaron para salir, las patas posteriores recuerdan a las de los
dinosaurios.
Mientras el cráneo se distingue del de los reptiles,
aunque conservando algunos de sus caracteres como la abertura
temporal, a menudo confluente con la orbita típica de los
dinosaurios. Como los reptiles, además las aves no poseen
un paladar secundario, las narices están situadas muy
atrás del cráneo (a excepción del kiwi)
mientras que en los tipos mas evolucionados han desaparecido los
dientes.
En 1861 en Solnhofen, Baviera, al sur de Alemania se
encontró en la piedra caliza litográfica los huesos
fósiles de lo que se hubiera confundido fácilmente
con un reptil de pequeño tamaño,
específicamente a un Compsognathus pequeño
dinosaurio del Jurasico superior de Alemania, del tamaño
de una gallina, y que compartía muchas similitudes en su
esqueleto.
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