La civilización de las moscas se ha visto incrementada
recientemente por la proliferación de restos de materia
orgánica y basura así
como por la domesticación de animales salvajes
y la creación de pueblos y ciudades. No obstante, su
estudio viene de muy antiguo. La 14ª lápida de la
serie de Hurra-Hubulla es una lista sistemática de
animales salvajes terrestres del tiempo de
Hammurabi, de hace 3.600 años, basada a su vez en una
lista sumeria aun más antigua. Se encuentra escrita en
cuneiforme y es el primer libro de
zoología que se conoce. Entre los 396 animales citados,
111 son insectos y 10 son moscas. La "mosca verde"
(Phaenicia) y la "mosca azul" (Calliphora), muy
comunes hoy en casos forenses, son mencionadas aquí por
primera vez.
En civilizaciones antiguas, las moscas aparecen como amuletos
(Babilonia, Egipto), como
dioses (Baalzebub, El Señor de las Moscas), y es una de
las plagas en la historia bíblica del
éxodo. La
metamorfosis de las moscas ya era conocida en el antiguo
Egipto, pues un papel encontrado en el interior de la boca de una
momia contiene la siguiente inscripción: "Los gusanos no
se volverán moscas dentro de ti" (Papiro Gized nº
18026: 4: 14). La mayoría de los insectos evitados en los
embalsamamientos son los que ahora nos ayudan en la
resolución de los casos de muerte
(Greenberg, 1991).
El primer documento escrito de un caso resuelto por la
entomología forense se remonta al siglo XIII en un
manual de
Medicina Legal
chino referente a un caso de homicidio en el
que apareció un labrador degollado por una hoz. Para
resolver el caso hicieron que todos los labradores de la zona que
podían encontrarse relacionados con el muerto, depositasen
sus hoces en el suelo, al
aire libre,
observando que tan solo a una de ellas acudían las moscas
y se posaban sobre su hoja, lo que llevó a la
conclusión de que el dueño de dicha hoz
debía ser el asesino, pues las moscas eran atraídas
por los restos de sangre que
habían quedado adheridos al "arma" del crimen.
Durante muchos años en determinados ambientes, se
pensaba que al morir una persona las
larvas que aparecían en el cadáver para devorarle
bien aparecían por generación espontánea, o
bien salían del propio cadáver. Estas creencias
perduraron hasta que Francisco Redi, un naturalista del Renacimiento se
propuso demostrar de una forma científica que estas larvas
procedían de insectos, los cuales depositaban sus huevos
para que se desarrollasen sobre el cadáver.
Para ello, realizó el siguiente experimento: expuso al
aire libre un gran número de cajas descubiertas y en cada
una de ellas depositó un trozo de carne, unas veces cruda
y otras cocida, para que las moscas atraídas por el olor
vinieran a desovar sobre ellas.
A las diversas carnes acudieron las moscas y desovaron ante la
presencia de Redi que observó cómo estos huevos
depositados por los insectos se transformaban primero en larvas,
después en pupas y por último cómo
salían los individuos adultos.
Redi distinguió cuatro tipos de moscas: Moscas azules
(Calliphora vomitoria); moscas negras con franjas grises
(Sarcophaga carnaria); moscas análogas a las de las
casas (Musca domestica o quizás Curtonevra
stabulans), y por fin moscas de color verde
dorado (Lucilia caesar).
Pero como es lógico todo experimento tiene su
contraprueba. Para ello, las mismas carnes se colocaron en cajas,
pero esta vez cubiertas con una gasa, a fin de que también
se produjese en ellas la putrefacción, pero las moscas no
tuviesen acceso a ellas. Redi vio que evidentemente las carnes se
corrompían, pero que no aparecía sobre ellas
ninguna larva. También observó que las hembras de
las moscas intentaban introducir la extremidad del abdomen por
las mallas tratando de hacer pasar a través de ésta
sus huevos y que algunas moscas no depositaban huevos, sino
larvas vivas, dos de las cuales pudieron introducirse a
través del tejido.
Redi también demostró que las moscas no cavan la
tierra y que
las lombrices de tierra en ningún caso se alimentan de los
cadáveres enterrados.
Pero no fue hasta 1805 cuando Bergeret comienza a utilizar de
una forma más o menos continua y seria la
entomología como ayuda en la medicina
legal. él, junto con Orfila y Redi, realizan estudios que
son el punto de partida para que Brouardel solicite el concurso
de Megnin, quien amplió y sistematizó la
entomología forense.
La primera publicación se realizó en "La Gazette
hoddomaire de medicine et de chirugie" en un artículo
titulado "De l"application de l"entomologie á la
médicine légale", y después en una comunicación a la Academia de Ciencias, en
1887, bajo el titulo de "La Faune des Tombeaux".
Aunque, el auténtico nacimiento de la
entomología medico-legal tuvo lugar en 1894 con la
publicación de "La Fauna de los
Cadáveres. Aplicación de la Entomología a la
Medicina Legal".
Los diferentes grupos de
artrópodos fueron definidos por Megnin como "escuadrillas
de la muerte".
Según el autor, estas escuadras son atraídas de una
forma selectiva y con un orden preciso: tan preciso que una
determinada población de insectos sobre el
cadáver indica el tiempo transcurrido desde el
fallecimiento.
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