La historia de la ciencia, o el avance del hombre por la senda de lo contraintuitivo

- Introducción
- Primeros pasos
reconocibles en matemáticas y astronomía, en
Sumeria y Babilonia, hacia el 1800 AC - Egipcios,
fenicios, hititas, asirios, lidios, babilonios. Desde el 1575
AC hasta el siglo 6 AC - Llegan los
griegos: primero llegan Tales y Pitágoras, desde el 585
AC hasta el 500 AC - Heráclito,
Hipócrates, Leucipo y Demócrito en la Edad de oro
de Grecia, hasta el 400 AC - Platón,
Aristóteles, Heráclides, hasta el 335
AC - Eudoxio y
Euclides, hasta el 300 AC - Arquímedes y Ctesibio,
hasta el 260 AC - Eratóstenes,
Hiparco, hasta el 134 AC - El fin del
clasicismo a la griega, Ptolomeo, Galeno, Zósimo y
Diofanto, hasta el 529 DC
El ser humano va afrontando el vértigo que provoca
reconocer el carácter "contraintuitivo", o contrario a
la intuición, de la realidad. Nuestro pensamiento
sobre las cosas es fundamentalmente intuitivo, pero si nuestra
intuición yerra, si las cosas no son como pensamos que
son, surge la posibilidad de incorporar lo contraintuitivo como
parte de lo intuitivo. Un ejemplo: la intuición nos lleva
a concluir que el sol gira
alrededor de la tierra,
pero una observación más minuciosa nos lleva
a concluir que la realidad en este caso sucede de modo
contraintuitivo, y es la tierra la que
gira alrededor del sol. En este artículo se aborda la
etapa clásica de la historia de la ciencia.
INTRODUCCIÓN
Este ensayo es una
breve crónica sobre el modo en que el ser humano
comenzó a afrontar el desconcertante vértigo que
provoca el carácter contraintuitivo, contrario a la
intuición, de la realidad objetiva, a poco que se indaga
sobre ella, mediante observación y/o
experimentación (el método
científico).
Nuestro pensamiento es fundamentalmente intuitivo. Por
ejemplo: la intuición nos lleva a concluir que el Sol gira
alrededor de la Tierra, pues es lo que se observa con un primer
"golpe de vista". Una observación objetiva más
minuciosa conlleva una conclusión contraintuitiva: es la
Tierra la que gira alrededor del Sol. En este caso, lo
contraintuitivo debe ser incorporado a nuestro pensamiento como
parte del proceso
intuitivo, por muy repugnante que por instinto resulte a
priori.
El hombre ha
afrontado este problema una y otra vez a lo largo de todas las
épocas, y sigue haciéndolo. Aquí se
hablará de este asunto en referencia a los primeros siglos
del desarrollo de
la ciencia
como fenómeno cultural, surgido en el seno de la masa
social a partir del esfuerzo individual. En esto la ciencia se
diferencia ligeramente de los movimientos sociales que surgen de
la masa irracional, con frecuencia sin un propósito claro,
pero con el ilusorio aspecto de haber perseguido unos fines
claros y racionales al observar los resultados con visión
retrospectiva (como cuando las hormigas regulan la temperatura de
su hormiguero con apariencia de racionalidad en ello). Se supone
que, en este sentido, la ciencia tiende
hacia el orden (orden=heterogeneidad local en el seno
del homogeneizante y caótico desorden;
caótico=complejo e impredecible).
La ciencia quizá no sea tan irracional como los logros
sociales, entonces. No obstante, las incongruentes consecuencias
perniciosas de la ciencia, pues no todo son beneficios, llevan a
pensar que tal vez en el fondo sea tan irracional como el resto
de los avances socioculturales (por ejemplo: se pretende afrontar
racionalmente el problema del hipotético cambio
climático, pero, ¿es la emisión de CO2 por
el ser humano, que está siendo considerada un posible
factor causante del cambio climático, fruto de la
irracional y caótica corrupción tecnológica, o es un
impulso instintivo irracional para calentar un planeta que se
está enfriando, de modo similar al impulso instintivo
irracional que lleva a las hormigas a calentar su hormiguero
cuando se enfría sin que cada hormiga lo sepa
individualmente?).
Algo sorprendente de la historia de la ciencia es que no deja
de ser una minuciosa muestra de
cómo el ser humano se ha ido encontrando una y otra vez
con un hecho: su intuición yerra una y otra vez, y su
pensamiento ha de irse adecuando a una realidad objetiva, basada
en hipótesis y pruebas, que
se empeña también en ser contraintuitiva una y otra
vez.
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