- ¿Qué provoca esta
Hiperactividad? - ¿Qué hacer con la
Hiperactividad? - Actividades
a realizar con el niño hiperactivo - Orientaciones
metodológicas - Particularidades
de la sesión de tratamiento con niños
hiperactivos - Escuelas de
padres - Formas de
evaluación del tratamiento - Bibliografía
La Hiperactividad, se caracteriza por excesiva intranquilidad,
concentración lábil, reducción del tiempo de
atención y pobre control de
impulsos. Estas características determinan frecuentes
dificultades en la conducta y
el aprendizaje
escolar.
Este Trastorno de Conducta y/o Emocional consiste en el
cambio
continuo de una actividad a otra, que se manifiesta en una gran
intranquilidad, ajena a la voluntad del niño, por lo que
no cesa ni disminuye con órdenes dirigidas al
pequeño. Esto hace que el niño sea considerado como
un "malcriado insoportable", que muchas veces, incluso, llega a
ser rechazado por los adultos.
Hay algunas actividades muy difíciles para estos
niños,
por ser muy pasivas y obligarlos necesariamente a estar sentados,
tranquilos y concentrados, por eso es que en las actividades
educativas de mesa (recortado, modelado, dibujo) o en
las de lectura de
cuentos,
observación de láminas o de nociones
matemáticas, se cansan pronto, estropeando
su trabajo y
dirigiendo su energía a molestar a los demás. Es
bueno señalar que esto no lo hacen por malacrianza, sino
porque no son capaces de controlar sus impulsos.
Puede pensarse que esta intranquilidad agote al niño y
lo haga dormir profundamente a la hora de la siesta, pero no
ocurre así, en este momento el niño se muestra
también intranquilo, se niega a dormir o demora en
hacerlo, e incluso, cuando lo logra, se mueve dormido, habla y da
la impresión de que no descansa.
Como ya habíamos dicho, el niño no es
responsable de esta manera de actuar y si los adultos no saben
conducirlo, pueden crearle problemas
mayores, pues se dificultaría más su educación,
causándole retraso en el aprendizaje. Es
conveniente aclarar que hay edades en que un aumento en la
actividad es totalmente normal.
La hiperactividad es difícil de controlar debido al
trabajo tan agotador que es necesario realizar con estos
niños, que por su gran intranquilidad manifiestan
generalmente una falta de atención que dificulta su
comprensión de lo que se les dice, porque no pueden estar
quietos el tiempo necesario para escucharlo.
Esto hace que no realicen bien las actividades, lo que lleva a
veces a pensar que no comprenden y que se les achaquen problemas
de inteligencia,
que realmente no tienen.
Es útil que se conozca que el niño hiperactivo
puede ser inteligente y, sin embargo, ser incapaz de demostrarlo
a causa de su dificultad para atender y concentrarse.
¿Qué provoca
esta Hiperactividad?
La hiperactividad puede comenzar como resultado de la
incubación de una enfermedad física o el
restablecimiento de ella, o producirse como respuesta a problemas
durante el embarazo o el
parto,
enfermedades
infecciosas graves durante las primeras edades, o un golpe
fuerte.
El tipo de sistema nervioso
de los niños es otro elemento a considerar, algunos
pequeños tienen un temperamento más activo que
otros.
También puede ser originada por estados de ansiedad
provocados por problemas familiares, como la llegada de un
hermanito, la separación de un familiar, el divorcio de
los padres, el cambio de vivienda, etc.
Pero, generalmente, obedece a procedimientos
incorrectos en la educación de los
pequeños, dados por el rechazo o el trato agresivo de los
adultos, la imposición de órdenes y prohibiciones
absurdas que el niño no comprende y que van en contra de
su desarrollo;
también porque se les deja muy poca libertad en su
iniciativa, indicándoles siempre las formas en que deben
actuar o porque se organiza su vida y actividad de manera
inadecuada, forzándolos a grandes esperas o a grandes
períodos de actividad pasiva.
¿Qué hacer
con la Hiperactividad?
1- Es fundamental tratar a
los niños con mucha paciencia y afecto, para poder
ayudarlos a desarrollar poco a poco el autocontrol, la disciplina, la
atención y la capacidad de esperar. Para ello es
imprescindible aceptar al pequeño, no rechazarlo ni
regañarlo continuamente porque corre, porque habla
rápido, porque está intranquilo, para lograr que el
niño se acerque al adulto y así poderlo guiar.
2- Se les debe tratar
cariñosamente y siempre de forma calmada, sin gritos ni
gestos de desesperación.
3- Es muy importante no
hacer comentarios negativos sobre su conducta que el pueda
oír y sobre todo, no ponerle nombres como '' ciclón
'' o '' bola de humo '', que lo que harán será
disgustarle con el adulto y alejarlo de él, disminuyendo
así las posibilidades de orientarlo
convenientemente.
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