La neurobiología de la psicoterapia: Las neuronas y las sinapsis en acción
- Las neurociencias y la
psicoterapia - La dicotomía entre la mente y
el cuerpo - biología de la
mente
El psicoanálisis como disciplina
hermenéutica
El impulso recibido de la psicofarmacología
Modelos animales de
psicoterapia
y monos terapeutas
Sybil
En resumen
Bibliografía
Desde antes de que se publicara el artículo: The
seductive allure of neuroscience explanations,
habíamos reparado en el hecho de que estas disciplinas se
invocaban, con frecuencia inusitada, para tratar de explicarlo
todo. Y que, aún, muchos, quienes poco entendieran
de estas ciencias, se
jactaban de poder
demostrar lo que fuera que se les ocurriera, por medio de la
aplicación del subterfugio de adaptar, de manera
arbitraria, las localizaciones cerebrales y las funciones de
neurotransmisores conocidos. Métodos
que acostumbraban para intentar explicar asuntos tan
disímiles como son las preferencias de los votantes en una
elección dada y aún, para predecir el comportamiento
de los agentes de las bolsas de valores.
¿Y, por qué no? Ya que esta tendencia no es
nueva, — ya hacíamos lo mismo cuando el encanto seductor
provenía, no de la neurociencia,
sino de la flauta mágica provista por el
psicoanálisis de otrora.
El flautista de
Hamelín
En nuestros tiempos modernos, las ciencias del comportamiento
han amplificado enormemente su radio de acción,
lo que se debe a que han adoptado los principios — y
porque asimismo usan las herramientas
— provenientes de nuevos campos del conocimiento
— entre las más precisas de entre las mismas, contamos a
las neurociencias.
Las neurociencias y la
psicoterapia
La correspondencia que existe entre estas disciplinas, en
apariencias
disímiles, es, reconocidamente, un fenómeno nuevo
— aunque, visto muy cercanamente, resulta no ser tan
nuevo, como muchos tratan de impresionarnos.
Para empezar, la gran mayoría de los
teóricos del psicoanálisis — a partir de Freud, Jung
y sus seguidores — fueron médicos ellos mismos,
usualmente especializándose en la neurología
rudimentaria de sus tiempos. Persistiendo de esta manera hasta
que Freud incorporó en sus rangos de prosélitos a
los psicoanalistas laicos, tendencia que sería adoptada
más adelante por casi todos los sistemas de
terapia existentes.
Ser terapeuta
Entonces, ser "terapeuta" resultaría en ejercer una
ocupación sin los requerimientos de un entrenamiento
riguroso — más allá del provisto por el
entendimiento del psicoanálisis como doctrina — y,
más aún, como experiencia propia. Lo que
resultaría en un reduccionismo y
"cualquierización" de este arte, alcanzando
proporciones absurdas.
Tal tendencia ecuménica, resultaría en que hacia
el fin de la Segunda Guerra
Mundial, en los Estados Unidos y,
asimismo, en Inglaterra — la
psicoterapia en manos laicas permanecería como
fenómeno que aún persiste — ya que casi toda la
psicoterapia psicodinámica, todavía se conduce en
su mayor parte por psicólogos y por "consejeros" que no
han recibido entrenamiento en las neurociencias.
Lo que acarrea consigo problemas del
mayor orden.
Resonancia magnética cerebral
Debido a este hecho, el campo de la psicoterapia se ha
multiplicado desmesuradamente, expandiendo su dominio a los de
la psicología
clínica, la psicopedagogía — incluyendo los
consejeros religiosos — los trabajadores sociales y a muchos
otros representantes de lo que se cobija bajo el palio, y se
caracteriza con el término, de ciencias de la conducta y del
comportamiento.
La cuestión que, como resultado de este estado de
eventos,
emerge, es la siguiente: para ser terapeuta, ¿es necesario
haberse graduado de una escuela de
medicina y
haberse entrenado como psiquiatra? Esta pregunta resulta ser una
proposición que todavía no admite respuesta
definitiva e imparcial.
Para la "escuela de psiquiatría organicista" que se
jactarían de haber fundado los innovadores de
Washington University, en Saint Louis — encabezados por
el cerebro de Eli
Robins — sería lo siguiente: para ser terapeutas no se
necesitaba ninguna preparación especial. Pero, para ser
psiquiatra se requería que uno fuera médico
especializado en esa rama particular de la
ciencia.
Por supuesto, lo que subyaciera esta tendencia inflexible, era
la oposición que comenzaba a sentirse por todo Norte
América, al hecho de que la mayoría
de los psiquiatras que encabezaban las facultades de
psiquiatría de ese país eran psicoanalistas
freudianos — una tendencia desaparecida hacen ya muchos
años.
La dicotomía entre
la mente y el cuerpo
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