RESUMEN
Plutarco Elías Calles (1877-1945) es una de las figuras
menos conocidas y peor valoradas de la Revolución
Mexicana. Muchos biógrafos se han
basado en el origen de nacimiento de Calles, presidente durante
los años "20, para desmeritar su obra, que
buscó terminar con el uso de la fuerza bruta
en México y
darle al país instituciones
y partidos, sin ser el culpable de la corrupción posterior del priísmo.
Bien vista, la vida de Calles resulta más bien congruente,
en lo privado y en lo público, apegada a valores como
la
educación y la familia, y
capaz de tesón ante las adversidades. Los múltiples
denuestos de los que el sonorense es objeto hasta hoy son
atribuibles a que la cultura
mexicana no ha podido resolver a fondo los problemas
psicosociales que dieron origen a la Revolución.
INTRODUCCION
En México no se han hecho muchas biografías de
Plutarco Elías Calles, algo que ya constataba en 1973 el
historiador Jean Meyer, ayuno de datos sobre el
sonorense. No pareciera haber más que un biógrafo,
Carlos Macías Richard, que fue a fondo en la vida del
revolucionario nacido en Guaymas, Sonora, en 1877, y quien
falleciera en la Ciudad de México en 1945. En la memoria
popular, o lo que queda de ella, Plutarco Elías Calles ha
ocupado un lugar completamente secundario, si ha de
comparársele con Francisco Villa y
Emiliano
Zapata. Tal pareciera que el "presidente Calles" hubiera sido
"gris", "en el hablar parco", en un país acostumbrado a la
palabra envolvente (Plutarco Elías Calles sabía
detectar la "grosería maliciosa" y "la más refinada
mala fe", como las llamaba), al homenaje pomposo, al
endiosamiento en vida y, peor aún, a ver en el
mérito algo advenedizo y no digno de reconocimiento ni de
gratitud. El doctor Ramón
Puente sugirió en su tiempo que
Calles fue el personaje de la Revolución que más
odios engendró y más denuestos se ganó.
Alguna vez escribió Ricardo Pozas Horcasitas (El
triunvirato sonorense) que en el México de los
años "20 "matar era advertir, era enseñar con los
muertos las reglas entre los vivos", y no es seguro que esta
actitud haya
cambiado. Dicho esto, no es seguro que Calles haya tenido un
gusto desmedido por el poder. No se
enriqueció ostentosamente, ni fue especialmente
sanguinario, lo que comprobó Martin Luis Guzmán. No
se puede compartir la opinión que presenta la
contraportada de la biografía de Roberto
Mares, en el sentido de que Calles fue especialmente
prepotente.
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