INTRODUCCIÓN
La Edad Antigua constituye un largo período
histórico que se extiende desde el principio del mundo
hasta la destrucción del Imperio
Romano.
El origen del comercio se
pierde en las nebulosidades de los siglos, pues reducido al acto
del cambio
directo, o sea del trueque de unas cosas por otras, se remonta a
los tiempos bíblicos, porque los primeros hombres que
poblaron la superficie terrestre, no pudiendo vivir en absoluto
aislamiento para librarse de las fieras, ni bastarse a sí
mismos para subvenir a sus necesidades, tuvieron que reunirse en
familias para formar tribus y comerciar entre sí,
permutando los productos del
trabajo de
cada uno por el producto del
trabajo de cada semejante; pero si consideramos el comercio desde
un punto de vista más amplio, o sea desde que varias
personas se dedicaron exclusivamente a él, constituyendo
la profesión de mercaderes, entonces su origen debe
buscarse en las épocas posteriores al singular cataclismo
conocido con el nombre de Diluvio Universal.
Sin duda, los pueblos antiguos traficaron unos con otros en
mayor o menor grado, y el comercio surgió en todos ellos a
la vez, por efecto de una serie de causas y concausas que
convirtieron este ejercicio en una necesidad indeclinable, sin
que pueda atribuirse a ninguno en particular la gloria de haberle
inventado o instituido.
No obstante, preciso se hace reconocer que por su
espíritu mercantil o por la importancia de su
tráfico, hubo algunos que se distinguieron sobre todos los
demás de una manera extraordinaria, y bajo tal concepto merecen
especial mención la India, el
Egipto, la
Fenicia, Cartago, Grecia y
Roma.
1. INDIA
Se considera a la civilización de este país como
la más antigua del mundo, y su comercio exterior como uno
de los más vastos. Estaba el pueblo indio dividido en las
cuatro castas llamadas de los Brahmanes, Sudras, Khatryas y
Vaishyas, a la vez que en numerosas subcastas, entre las que
figuraba en último término y como más
despreciable la de los desdichados Parias; pero el comercio
gozaba de tanta estimación, que no podían ejercerlo
las subcastas por representar una profesión superior a sus
merecimientos, y se vinculaba en una clase que
asumía todos los privilegios necesarios para poder
desarrollarlo, o sea en la casta de los Veishyas, formada por los
agricultores, industriales y mercaderes.
Contaba también este país con elementos
poderosos que favorecían el tráfico, tales como
buenos caminos, ríos navegables, peregrinaciones
frecuentes, ferias renombradas, mercados
surtidos, depósitos mercantiles, terrenos feraces y
productos abundantes, entre los que sobresalían las
perlas, las maderas, las especias, las fibras, el azúcar,
el arroz, el hierro, el
marfil, las telas magníficas de algodón, los objetos artísticos de
nácar y otros diversos artículos que escaseaban en
las regiones occidentales; así es que los extranjeros
acudían allí para proveerse de ellos y
distribuirlos después por los demás pueblos, en
tanto que los mercaderes del país permanecían en su
territorio, dando con ello lugar a que el comercio exterior
de la India, aunque importante por su cuantía, fuera
pasivo por su carácter; siendo de advertir que el
marítimo lo hacían principalmente los árabes
y el terrestre los chinos
2. EGIPTO
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