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Signos de los tiempos en la Gaudium et Spes



Partes: 1, 2, 3, 4

    1. Breve resumen
    2. Marco
      Teórico. Fundamento bíblico, histórico y
      teológico de los “Signos de los
      tiempos”
    3. La
      expresión “Signos de los tiempos” en el
      Concilio Vaticano II
    4. Síntesis,
      importancia teológica, respuesta de la Iglesia e
      implicaciones actuales del tema “Signos de los
      tiempos”
    5. Conclusiones
    6. Bibliografía

    BREVE
    RESUMEN

    El presente trabajo parte
    del convencimiento de que Dios acompaña el caminar de la
    historia humana.
    Luego, investiga qué entiende por “signos de los
    tiempos” el Vaticano II. Analiza el documento G.S.
    para concluir con la importancia de esta expresión y las
    implicaciones actuales para la teología, y el papel de la
    Iglesia. La
    expresión “signos de los tiempos” aparece por
    primera vez en los evangelios, como una llamada de
    atención a la llegada del reino de Dios.
    Históricamente, la expresión “signos de los
    tiempos” se remite al concepto:
    “lugar teológico”, usado por Tomás de
    Aquino (1225 – 1274) y más tarde por Melchor Cano
    (1479 – 1560).

    El concepto siguió en su evolución conceptual,
    hasta Juan XXIII que vuelve a usar la expresión
    “signos de los tiempos”, y el Vaticano II la asume.
    Dios suscita en la Iglesia luces para una interpretación
    de los “signos” y su voluntad. Se mencionan algunos
    criterios de discernimiento que facilitan su
    interpretación.La expresión que fue introducida al
    Concilio Vaticano II por Juan XXIII, se establece como una forma
    de interpretar hoy las manifestaciones de Dios. Para Juan XXIII,
    el “signo” de la época era que la Iglesia
    perdía el liderazgo de
    la cristiandad y la modernidad ya no
    la obedecía. Era la oportunidad para volver al evangelio y
    abrirse a los cambios. El Vaticano II seguirá la
    línea de Juan XXIII. GS expresará
    qué “signos de los tiempos” ve hoy, y
    cuál debe ser la respuesta evangélica de la Iglesia
    a ellos.La expresión, siguió evolucionando
    teológica, pastoral y doctrinalmente. En América
    Latina, Medellín y Puebla entendieron que “los
    pobres” son un “signo de los tiempos”
    privilegiado en el mundo de hoy. La respuesta creativa de la
    Iglesia latinoamericana ha sido el énfasis preferencial en
    una “Iglesia de los pobres”.

    INTRODUCCIÓN

    Dios es Señor de la historia y su hijo Jesucristo,
    punto culmen de la revelación. La historia no es ajena o
    externa a Dios, no es el escenario donde actúa
    pasajeramente. Dios es afectado por la historia positiva o
    negativamente. Dios conduce, interpela y acompaña el
    caminar de la historia humana, sin intervenir directamente o
    manipular las decisiones y el proceder del hombre. El
    señorío de Dios sobre la historia significa que los
    seres humanos están llamados a responderle a Dios en la
    historia misma, es decir, con la fe como respuesta a la
    revelación, y así se contribuye a hacer posible su
    señorío (reinado de Dios). Dios nos confía
    el sentido de la historia y lo pone en nuestras manos. Dios se
    comunica a través de muchos canales, o medios
    humanos, no se reduce a la Sagrada Escritura,
    sino también, a través del Espíritu, se hace
    presente en diversos signos y manifestaciones de todos los
    tiempos, que se constituyen en lugares de encuentro entre Dios y
    el ser humano.

    Estos lugares de encuentro entre Dios y el ser humano se
    constituyen como signos teológicos de la
    manifestación de Dios en la historia y por tanto,
    serán signos de nuestro tiempo,
    nuestra época y sociedad,
    donde Dios se hace presente para revelar su voluntad.

    La expresión “signos de los tiempos”
    aparece en la Sagrada Escritura, concretamente en los evangelios
    y en boca de Jesús de Nazaret (Mt. 16, 1-4; Mc. 8, 12; Mc
    13, 1-23; Lc. 12, 54 – 56), como una invitación a la
    perspicacia y atención constante al Reino de Dios. Pero es
    introducida por primera vez, en la historia de la
    teología, de modo sistemático y a nivel de estudio,
    con motivo del Concilio Vaticano II.

    Esta expresión es utilizada por el Papa Juan XXIII, el
    cual, haciendo referencia a la cita evangélica de Mt. 16,
    1-4; abordará en sus escritos Humanae Salutis
    (
    25. 12. 63) y Pacem in Terris. (11. 04. 63), que
    el significado de esta expresión, debe entenderse como
    una nueva forma de interpretación de las
    manifestaciones de Dios en las mediaciones humanas
    ,
    particularmente la historia, concretamente, las realidades
    sociales, políticas, religiosas y culturales del mundo y
    de la Iglesia.

    La relación de la Iglesia con el mundo estaba en el
    corazón de las preocupaciones de Juan XXIII. Lanza un
    llamamiento a la paz entre los hombres. Introduce la idea de que
    era preciso leer los “signos de los tiempos”, es
    decir, que a pesar del pesimismo sobre el mundo
    contemporáneo que se expresaba en sus primeros discursos,
    había que saber discernir la acción del
    Espíritu Santo en la evolución de la historia.

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