Indice
1.
Introducción
2. El Valor Moral :
Concreción de la Moralidad
3. La Norma como expresión de la
Moralidad y del Valor moral
4. La Ley Positiva :
Determinación de la Norma y del Valor
Moral
La Moral
Cristiana nace y se nutre de la fe en Jesús de Nazaret
confesado como Cristo y aceptado como la norma inconidcional de
la praxis cristiana. Las expresiones de ese peculiar aliento
ético son múltiples y variadas : en el
creyente actúa la sensibilidad ética
nueva que se encauza a través del discernimiento
histórico-salvífico ; las decisiones brotan de
la opción fundamental de la conversión y se
concretan en actitudes
coherentes con la intencionalidad básica de la
caridad ; el crisianismo percibe y practica en los valores
direcciones particulares que se traducen en preferncias
éticas a construir el reino de Dios. El resultado de estas
peculiaridades es la constitución de un universo moral
nuevo : el de la moral
vivida de los cristianos y el de la moral formulada de la
refrexión teológica.
El cristianismo
no es esencialmente una moral. No pertenece ni siquiera al tipo
de religiones que,
como el budismo,
funcionan a modo de "sabidurías morales". El cristianismo
es fundamentalmente un ámbito de sentido trascendente (fe)
y de celebración religiosa (simbólica
sacramental).
Sin embargo, al cristianismo le corresponde como un
elemento imprescindible el realizar una praxis histórica
en coherencia con la fe y la celebración cultural. De otro
modo sería una realidad alienada y alienante.
Si la fe y la celebración religiosa exigen el
compromiso transformativo intramundano, la moral vivida del
cristianismo no es otra cosa que la mediación
práxica de esa fe y esa celebración.
2. El Valor
Moral : Concreción de
la Moralidad
Los valores
morales comprenden las virtudes como la prudencia, justicia,
fortaleza y templanza, dependen exclusivamente del libre
albedrío. Cada sujeto va forjando sus propias virtudes y
es responsable de su conducta moral.
Estas virtudes nunca se heredan, sino que se adquieren a base de
esfuerzo y constancia. Los valores
morales están colocados en un nivel más
íntimo dentro de la
personalidad humana ; son superiores a los otros tipos
de valores
(económicos, noéticos, sociales y religiosos)
porque se obtienen a base de mérito, por el funcionamiento
del hombre en
cuanto a hombre. Los
valores
morales perfeccionan al hombre de tal modo que lo hacen
más humano.
El valor moral,
al igual que los otros tipos de valores, también se
expresa por una relación. O mejor dicho, es una cualidad
contenida en el hombre y en
su conducta, y que
se relaciona adecuadamente con otro objeto, que desde el punto de
vista cristiano es Dios, el cual se toma como punto de
referencia.
Como se dijo anteriormente, los valores
morales dependen exclusivamente del libre albedrío, los
que se conoce también como libertad, esto
quiere decir que la libertad es
una condición necesaria para que se dé el valor
moral por lo tanto no habría Moralidad si no hubiera
libertad. No todos los actos libres tienen un valor moral
positivo, o sea que la libertad no basta para darle valor moral
positivo a un acto. También hay actos libres con valor
moral negativo. Es por esto, que la libertad queda como una
condición necesaria, pero no suficiente para otorgar valor
moral a la conducta
humana.
El valor moral tiene dos aspectos :
- El Aspecto Material : tiene que ver con el hombre y
su conducta, una persona
actúa bien cuando actúa conforme a las exigencias
de su misma naturaleza
humana. Un acto es bueno cuan está de acuerdo con la
naturaleza
de quien lo ejecuta, o sea, cuando guarda relaciones de
adecuación con las exigencias de la naturaleza humana.
Este es el punto de referencia para valorar la conducta
humana. Esa base para valorar al hombre es su misma
naturaleza, racional y libre. Cuando actúa libre y
racionalmente, de acuerdo con su naturaleza, es cuando
actúa con valor moral. La naturaleza racional del hombre
es el fundamento de moralidad, o sea, la base para juzgar la
moralidad de un acto.
Con todo esto podemos definir que el valor moral, en su
aspecto material o contenido, es la adecuación entre un
acto y las exigencias de la naturaleza racional y libre del que
lo ejecuta.
A partir de esta definición, se pueden hacer
infinidad de aplicaciones concretas según la moral
cristiana, por ejemplo en los Diez Mandamientos. Matar no es
bueno, porque no está de acuerdo con las exigencias
más íntimas de la naturaleza humana que tiende
siempre a la vida. Robar no es bueno, porque está en
desacuerdo con la naturaleza humana, que pide la propiedad para
poder
subsistir. La mentira es mala, porque está en desacuerdo
con la palabra, cuya naturaleza es expresar el pensamiento.
En cambio, educar
es bueno, porque es lo que exige la naturaleza del niño.
Trabajar es bueno, porque está de acuerdo con las
exigencias de la vida humana. Respetar a los padres es bueno,
porque es lo que pide la naturaleza de las relaciones
interpersonales.
- El Aspecto Formal : Este es lo más
importante del valor moral, su formalidad o estructura
esencial. Si se quiere una respuesta absolutamente
definitivamente respecto a la esencia del valor moral, hay que
recurrir a una norma absoluta que nos sirva como patrón
o medida completamente universal, necesaria e inmutable, para
decidir acerca del valor moral. Y justamente los seres humanos
poseemos esa norma absoluta, que es la recta razón. Los
que esté de acuerdo con la recta razón, es
bueno ; pero además, es absolutamente bueno. Los
actos buenos acordes con la naturaleza humana, al estar de
acuerdo con la recta razón, adquieren un valor
definitivo, absoluto, universal. Esta es la esencia o estructura
íntima del valor moral.
Estos dos aspectos (material y formal) antes explicados
se pueden sintetizar en una sola expresión, la
trascendentalidad de la persona humana,
que se entiende como : la realización de una
capacidad típica en el hombre, la de trascenderse, la de
apuntar a un horizonte fuera de sí mismo, en éste
caso, llegar a Dios.
Una persona con auténtico valor moral
actúa siempre en función de
un ideal valioso. Su conducta no está centrada en
sí mismo, en su propia felicidad, sino que busca siempre
un horizonte mas amplio, más humano. Generalmente se trata
de personas que dedican su vida a un bien propio de la
humanidad.
La persona con valor moral es todo lo contrario del
sujeto mezquino, egocéntrico, interesado exclusivamente en
su propio bienestar y comodidad. El valor moral lanza al hombre
fuera de si mismo, en un amor noble,
desinteresado y de benevolencia hacia la comunidad,
la familia, la
Patricia y lo más importante hacia Dios.
3. La Norma como
expresión de la Moralidad y del Valor
moral
Ya se ha dijo anteriormente que el hombre debe ajustar
su conducta a las exigencias de su propia naturaleza. Esos actos
así considerados tienen un valor natural y
ontológico, ese el contenido o materialidad del valor
moral. Pero además, esos mismos actos, en cuanto
participan o están de acuerdo con la recta razón,
quedan entroncados o iluminados por un nuevo y definitivo valor,
el valor absoluto de la recta razón, que es, la forma o
estructura del valor moral.
En éste momento es cuando estamos en
posesión de una Norma de Moralidad absolutamente
válida, independiente del tiempo y del
espacio. La norma de moralidad no está en ningún
bien o fin terreno, sino que procede del mismo hombre. Pero aun
así, esta norma no es definitiva, sino que está
subordinada a un Valor Moral Absoluto, al cual tiende a priori el
espíritu humano por su razón y voluntad.
Debemos ahora preguntarnos cuál será el
camino a través del cual ese sujeto moral (el hombre)
podrá dirigirse a ese bien que conoce mediante su
actuación moral. En otras palabras: ¿A qué
debe conformar sus actos para alcanzar su fin? «Cuál
ha de ser la norma de moralidad que los guíe y oriente
moralmente?
Llamamos Norma de Moralidad a la regla o medida mediante
la cual el sujeto pueda reconocer sus actos como buenos o malos,
según que se conformen o no con ella.
La Norma de Moralidad es doble: objetiva y
subjetiva.
La Norma Objetiva de Moralidad es la ley moral, es
decir, la ordenación preceptiva que rige sobre la
actuación del hombre en relación con sus distintos
fines dentro del orden general de la creación.
La Norma Subjetiva de Moralidad es la conciencia moral
del hombre, luz del alma,
donde está como impresa la ley moral, y
mediante la cual se aplica ésta a los distintos casos o
circunstancias de la vida moral.
En lenguaje
vulgar llamamos conciencia a la
conciencia moral por la cual nos damos cuenta de la bondad o
malicia de nuestros actos o intenciones. En el lenguaje
común usamos un término más amplio –
consciencia – para significar el puro «darse cuenta»
o poseer conocimiento
reflexivo de uno mismo y de su actividad psíquica.
Así, cuando decimos de alguien que «está
inconsciente» o de nosotros que «somos conscientes de
lo que sucede». En estas expresiones nos referimos a la
conciencia psicológica en general, y en la primera, a la
conciencia moral, que es aquella parte de la conciencia
psicológica que se refiere al obrar, -emite juicios
prácticos acerca de la bondad o malicia de los actos
humanos.
La conciencia moral puede ser antecedente o consecuente,
según que juzgue los actos futuros anticipadamente o los
pasados retrospectivamente.
Si la ley, como expresión de la voluntad divina,
es la norma objetiva de moralidad, la conciencia o acto del
entendimiento que nos informa interiormente de la bondad o
malicia de nuestras acciones
libres es la norma subjetiva que ha de regular nuestra
conducta.
Dado que la conciencia moral es un darse cuenta de los
actos que realizamos en su relación con las máximas
y principios
morales, tendrá los tres momentos del desarrollo
temporal: presente, pasado y futuro.
Las Normas Morales
dirigen nuestra conducta, tienen un origen externo, cuando vienen
de la sociedad, e
interno en el momento en que las aceptamos
4. La Ley Positiva :
Determinación de la Norma y del Valor
Moral
La palabra ley, en sentido general, significa lo que
impone un modo fijo y determinado de obrar, a alguno, a varios, o
a todos los individuos de una especie. Esta ley dependen de una
necesidad natural o de la voluntad de los hombres. Con esto se
tiene que una ley se puede clasificar como :
- Ley Eterna (de toda la naturaleza) : se le llama
así al orden general que reside el Universo y
que el entendimiento conoce objetivamente. Para la
filosofía clásica se trata de la misma
razón o entendimiento divino. En tanto que estatuye
reglas universales para el gobierno del
mundo. Su efecto es la norma o medida que preside el Cosmos
(noción que se opone a Caos), a la cual obedecen de
forma diversa todos los seres animados e inanimados, desde los
astros en sus movimientos hasta el hombre. La ley eterna
implica el acto de la voluntad divina por el cual se crea el
mundo conforme a esta ley. - Ley Natural o Ley Moral (en nosotros mismos) :
se le llama así a la articipación de la ley
eterna en la criatura racional (participatio legis aeternae in
rationali creatura, según Santo Tomás). La ley
natural, como parte de la eterna, es también divina; es
decir, procedente de Dios como legislador. Como toda ley, ha
sido promulgada o dada a conocer a aquellos seres (conscientes
y libres) a quienes va dirigida. La ley natural, sin embargo,
no se halla escrita o transmitida verbalmente en formulaciones
concretas. Su misma amplitud y generalidad haría
imposible esta formulación. Se encuentra, en cambio
impresa en la conciencia de todos los hombres, por modo tal que
aun el hombre más rudo o ignorante sabe
espontáneamente por su conciencia de la bondad o malicia
de los actos que realiza. La formulación más
completa y perfecta de los conceptos básicos de la ley
moral natural es el Decálogo, dado por el mismo Dios a
Moisés.
- Ley positiva (en las relaciones
humanas) : es la que se promulga en un código, en el caso del cristianismo, el
Decálogo dictado en el Sinaí a Moises, y
otros
Para que la ley positiva obligue en conciencia debe
reunir tres condiciones: ha de ser honesta, es decir, que no
repugne a una ley más alta, natural o positiva; justa, es
decir, que tienda al bien común, que es su verdadero fin,
y posible, esto es, que pueda cumplirse física y
moralmente.
La Ley debe ser al mismo tiempo honrada,
justa, posible, según la naturaleza, según la
costumbre local, conveniente en lugar y tiempo, necesaria,
útil, así como manifiesta, no sólo que no
contenga oscuridad en beneficio de alguien ni para su provecho
particular, sino que está escrita para la utilidad
común de los ciudadanos.
La ley positiva puede ser eclesiástica o civil,
según que rija una sociedad humana
de fines sobrenaturales (como es la Iglesia) o una
sociedad de fines naturales (sociedad
civil).
Es la Ley Positiva Eclesiástica o Divina la que
se tratará en esta sección. Se llama Ley Divina a
la que se refiere únicamente al bien supremo, es decir, al
conocimiento
verdadero y al amor a Dios.
Lo que hace que a esta ley se le llame divina es la naturaleza
misma del bien supremo, que en éste caso es Dios. Dios
constituye la felicidad suprema del hombre y su beatitud, fin
último y término de todas las acciones
humanas, por consiguiente, el único que observa la ley
divina es el que ama a Dios, no por temor ni por esperanza, sino
por conocer a Dios o por saber que el
conocimiento y el amor de
Dios son el bien supremo, el fin último al que deben
dirigirse nuestros actos.
Considerando la naturaleza de la ley divina tenemos
que :
- Es Universal, o sea, que es común a todos los
hombres. - No necesita apoyarse en la fe de las narraciones
históricas, cualesquiera que sean además estas
narraciones
Autor:
Francisco Armando Dueñas
Rodríguez
Edad: 23 años
Universidad La
Salle
Cancún, Quintana Roo México