1.
Introducción
2.
Historia
3. Definición
4. Opiniones profesionales
relacionadas.
5. Investigaciones que sostienen el
IAD.
6. Psicología de
Internet
7. Servicios De Potencial
Adicción
8.
Tratamiento
9.
Conclusiones.
10. Referencias
Bibliográficas
Teniendo en cuenta el incremento cada vez mayor de
nuevas
tecnologías que se van haciendo parte de la vida
diaria, se hace imprescindible conocer de que manera su
utilización va transformando la realidad y como esta nueva
realidad afecta nuestra manera de ser en el mundo.
En los últimos años producto de
la
globalizacion y el avance de los medios de
comunicación surge Internet como el boom de
fines del siglo XX. Su facilidad de manejo y versatilidad en
pocos años ha rebasado los limites de lo
inimaginable, haciéndose cada vez mayor la cantidad de
usuarios que acceden a la red y que se benefician de
su enorme variedad de servicios. La
gran cantidad de información a la que se puede acceder
contiene casi todos los conocimientos y pasatiempos del que hacer
humano, por ende se le ha denominado la gran biblioteca de la
humanidad.
Aunque en nuestro país no esta tan difundido su
uso en comparación de los países del primer mundo,
se encuentra ya a disposición de las grandes
mayorías a través de cabinas publicas que a un
precio
módico permiten acceder por horas al servicio.
Se ha podido comprobar empíricamente y a
través de estudios hechos en el exterior la gran capacidad
reforzante de su uso, lo que podría provocar un
condicionamiento que haría cada vez mayor la necesidad de
su utilización.
Debido a esto hace pocos meses se ha convertido en
noticia el posible síndrome de dependencia de Internet, La base
teórica con que cuentan los defensores de entidades como
el IAD (Internet Addiction Disorder) son algunos estudios
-descriptivos- acerca de los patrones de uso de Internet, de los
que quizá resulte aventurado deducir que el uso masivo de
los recursos on-line
sea preocupante, y muy lejos de los 30 millones de afectados con
los que especula el periodista Hughes Henry. Datos algo menos
dramáticos ofrece la Dra. Kimberly S. Young, cifrando en
unos 400.000 el número de norteamericanos afectados por el
IAD (de una población de unos 20.000.000 de americanos
conectados).
A estos trabajos debemos añadir numerosos escritos
periodísticos que a partir de algunas declaraciones de los
autores y espectaculares testimonios establecen sin ningún
genero de
dudas la existencia del carácter
"cuasi" epidémico de dicho síndrome.
Se ha observado que algunas personas presentan
verdaderos problemas
derivados de su afición a los ordenadores y al
ciberespacio. Cuando se es despedido del trabajo, se abandonan
los estudios o una persona se
encuentra inmersa en una demanda de
separación a causa de esta actividad se puede sospechar la
existencia de una adicción.
No obstante las "adicciones" en
sentido amplio pueden ser saludables, patológicas o una
mezcla de ambas. De este modo una persona que se
sienta fascinada por su hobby y en el que invierte cantidades
ingentes de tiempo tiene la
posibilidad de aprender, fomentar la creatividad y
comunicarse. La dificultad se sitúa en el punto en que
debe trazarse la línea entre un uso intenso de la tecnología y la
aparición de las consecuencias derivadas
directamente de la actividad.
Es conocido por todos el fenómeno que se produce
ante la adquisición de un sistema de
vídeo juegos,
apareciendo una curva de utilización caracterizada por
elevadas frecuencias de uso en las primeras 3 – 5 semanas, curva
que progresivamente va descendiendo hasta situarse de modo
estable en valores que
constituyen una fracción de los iniciales.
Cabe, pues, plantearse si la eclosión de Internet desde
finales de 1996 no está produciendo un fenómeno
similar al acaecido con los vídeo juegos a
principios de
los 90.
Se empieza a considerar como puede existir un núcleo
común a todos los elementos psicopatológicos
ligados con la informática, que es el uso abusivo de los
ordenadores, considerándose las diferentes manifestaciones
como formas clínicas diferentes de un único
trastorno.
Se compara la adicción a Internet con el juego
patológico, la adicción al tabaco, el
alcoholismo o
las compras
compulsivas. Al igual que ocurrió con los videojuegos el
paralelismo con el conjunto de las toxicomanías es
tentador, sin embargo, ya de una manera superficial sólo
es posible establecerlo con el juego
patológico ya que en este caso tampoco existe una
sustancia responsable de la conducta
adictiva
El llamado Síndrome de la Adicción a
Internet (InfoAdicction Disorder, IAD) está suscitando
polémica. Hoy en día constituye todavía un
interrogante la posibilidad de que una conducta
semejante al IAD sea una realidad. El hecho que Internet se
considere un medio de trabajo, de extraordinaria creatividad y
una vasta fuente de información y otros recursos, pone en
duda para muchos su carácter adictivo. Sin embargo, los
partidarios de la existencia de este síndrome definen al
'netdependiente' como aquel individuo que realiza un uso excesivo
de Internet lo que le genera una distorsión de sus
objetivos
personales, familiares o profesionales. El Center for On-Line
Addiction describe este tipo de adicción como un deterioro
en su control y uso que
se manifiesta en un conjunto de síntomas cognitivos,
conductuales y fisiológicos.
La socialización y la
comunicación parecen constituir los elementos
últimos del efecto "adictivo" de Internet (Intercambio de
correo, participación en grupos de
discusión, conversaciones en tiempo real,
juegos en red). Sin
embargo cuando estas mismas actividades prescinden de su soporte
tecnológico pierden la connotación mórbida
que se les ha querido dar. ¿Quién se preocupa por
las prolongadas conversaciones de teléfono de los adolescentes
tras haber estado juntos
todo el día en el colegio? La lectura es
otra actividad que puede captar completamente la atención sin que por ello se intente elevar
a la categoría de diagnóstico.
Cuando se es un nuevo usuario o se descubre un nuevo
recurso en Internet se produce una fase de encanto, que se
caracteriza por elevados tiempos de consumo y
cierta "obsesión". Tiempo después aparece una
caída del uso que corresponde con una percepción
mas objetiva de lo que es
Internet en sí o el recurso recientemente descubierto,
apareciendo una fase de desencanto.
Finalmente aparece una fase de estabilidad donde el
recurso o el uso de Internet en sí mismo halla su espacio
natural en las actividades del sujeto. De este modo es esperable
que una vez alcanzado el primer nivel se vuelva
–episódicamente- al primer nivel, aspecto demostrado
por los trabajos que presentan el carácter fásico
en el uso de Internet y que tienen su antecedente en los
realizados sobre el uso de videojuegos. Este fenómeno fue
constatado por primera vez por Creasey y Myers en 1986.
Probablemente exista un equivalente a este fenómeno en la
conducta de los sujetos que disponen por primera vez de una
conexión a Internet, por lo que resulta evidente una
llamada a la prudencia en la interpretación de las
observaciones realizadas sobre sujetos recién llegados a
la Red o que puedan haber descubierto nuevos recursos que les
hayan devuelto a la primera fase.
En cierto modo este fenómeno ha sido demostrado
por Roberts, Smith y Pollack (1996) demostraron que actividades
como el uso del IRC tienen un carácter fásico,
apareciendo niveles iniciales elevados que se acompañan de
bruscas caídas en el uso que devuelven al sujeto a su
nivel basal.
Algunos investigadores barajan la idea de que características propias de Internet ejerzan
alguna influencia sobre la conducta de los usuarios, es el caso
del modelo "ACE"
(anonimato, conveniencia y escape) (Young, 1999) para explicar el
éxito y
la gratificación obtenida mediante el cibersexo. No
obstante tales modelos
teóricos todavía deben ser validados por futuras
investigaciones, existiendo hoy día a modo
de meras hipótesis.
El concepto de
anonimato ha sido subrayado por numerosos autores en
relación a las situaciones de abuso (O’Reilly,
1996)
También resulta interesante la propuesta de King
(1996) quien sugiere que quizá sean adictos quienes usan
Internet, refiriéndose a rasgos de personalidad
específicos que determinarían un elevado uso de
estos recursos.
Una vía alternativa reside en considerar la
existencia de un uso abusivo de la tecnología en
general, hipótesis
propuesta por algunos autores en la propia red. Este uso
podría evolucionar de modo adaptativo (de hecho son
habituales los casos de sujetos que hacen un uso intensivo de sus
ordenadores, teléfonos móviles, televisión
en cualquiera de sus vertientes, etc.) o bien desviarse hacia
situaciones desadaptativas ya sea en modo generalizado o en
algún aspecto específico.
Oficialmente en el colectivo médico no
está considerada la existencia de una adicción a
Internet como tal. En los manuales
diagnósticos tanto de psicología como de
psiquiatría, todavía no está considerada
como una adicción, como por ejemplo sí está
recogida la ludopatía. En el ámbito internacional
tampoco está recogida como una adicción.
Sólo existen sugerencias individuales o de algunas
asociaciones que reivindican que ya debería indicarse como
una adicción. Para que la adicción a Internet sea
considerada como tal tendrá que ser considerada, en primer
lugar, en el ámbito científico como una
categoría adictiva en sí misma. Como llevamos poco
tiempo con el uso de Internet y hay pocas personas susceptibles
de esta patología, no tenemos
conocimientoscientíficos aptos para decir que esto es una
adicción y cuáles son las categorías que lo
definen. Estamos en una etapa inicial y no se tienen datos con certeza
para definir un diagnóstico y un tratamiento.
Hasta el día de hoy no existe de modo oficial este
trastorno, puesto que el conjunto de síntomas que se
describen todavía no ha demostrado ni consistencia ni
fiabilidad. Por lo cual es oportuno seguir investigando y
aportando al estudio de esta conducta.
En los 50’s Estados Unidos
poseía un ineficiente y caótico sistema de
comunicación y ante la amenaza de la
guerra nuclear
y en medio de la guerra
fría a finales de los 60's, el Departamento de Defensa
de los E.U., enfrentando problemas
estratégicos, sentó los parámetros para el
desarrollo de
una red de
computadoras
que tomó el nombre de ARPANET.
La red nació en 1969. Fue creada por un grupo de
investigadores, para establecer un sistema de comunicación con otras agencias del
gobierno en un
proyecto para
comunicar algunos centros computacionales alrededor del
país. El temor a que un ataque pudiera destruir la
información almacenada en un mismo lugar, obligó a
que no fuera solamente un poderoso computador
central el que la guardara, sino el resultado de la
conexión de muchos. El proyecto llamado
ARPANET, consistía en desarrollar un sistema de
información militar, el cual mantuviera su
operación, incluso si alguno de estos centros
computacionales fuera bombardeado. De manera que si uno o dos de
estos centros fueran destruidos, el resto pudiera mantenerse
comunicado.
Cada nodo de la red, recibió una
identificación numérica, conocida como dirección, lo cual permitía que las
computadoras
se diferenciaran unas de otras para facilitar la puesta en marcha
de procesos
simultáneos. El esquema se basa en "paquetes" de
información enviados a diferentes computadoras de acuerdo
con el protocolo
estándar de Internet (IP). Cada
paquete lleva incluida la dirección de la computadora
a la cual fue enviada, de manera que, el "paquete" puede ir
siendo desviado hasta su destino. Con el paso de los años,
ARPANET fue abriendo sus estándares de comunicación
a las universidades, centros de investigación y dependencias de gobierno,
así como a instituciones
extranjeras, convirtiéndose en una red cosmopolita llamada
Internet
A medida que pasaba el tiempo, Arpanet crecía y
crecía en computadores conectados y, a comienzos de los 80
aparecen numerosas redes. Aquello era un
gigantesco banco de datos en
el que resultaba muy difícil encontrar lo que se
necesitaba y había demasiados formatos incompatibles.
Así nació Internet, que unifico lo que antes era un
"rosario" de pequeñas redes y, lo que es
más importante, introdujo las herramientas
necesarias para su manejo, creando diferentes programas de
acceso.
La demanda de
estar conectado aumento con rapidez y pronto se evidencio que la
red tendría otros fines que los pensados originariamente,
y que estos dependían de las necesidades de los nuevos
usuarios. Para solucionar el problema de los distintos
códigos se desarrollaron protocolos de
comunicación que permitieron que los ordenadores se
comunicaran de modo transparente a través de distintas
redes interconectadas. Así se desarrollaron los protocolos
TCP/IP
(Transmision Control
Protocol/Internet Protocol). Una vez encontrada la
solución a la compatibilidad se fueron añadiendo
mas redes con nuevos servicio, como
el correo
electrónico, las listas de correos, entre
otros.
Hasta finales de los años ochenta, Internet era
utilizada principalmente por investigadores y académicos
estadounidenses, pero en la actual década, desde que
empezó a popularizarse entre todo tipo de personas, ha
crecido a un ritmo desenfrenado.
Sin embargo, llevar a cabo un censo en Internet es como
intentar contar las cabezas de los asistentes a una gran
manifestación. Teniendo en cuenta la anterior observación, la población de Internet podría estar
entre 10 y 100 millones, más o menos.
Por extraño que parezca, no existe una autoridad
central que controle el funcionamiento de la red, aunque existen
grupos que se
dedican a organizar de alguna forma el tráfico en ella.
Tampoco pertenece a una entidad privada o gubernamental. La
mayoría de sus servicios y
recursos son ofrecidos en forma gratuita a sus
usuarios.
Una razón fue la popularidad para consultar
información con herramientas
como Gopher y Archie las cuales fueron opacadas con el desarrollo del
World Wide Web (WWW) en 1991
por CERN, (European laboratory for Particle Physics).
Mientras se desarrollaban herramientas más
sencillas para consultar información, el auge
surgió en 1993 con el lanzamiento de Mosaic, el primer
navegador gráfico.
En la actualidad Mosaic, así como sus sucesores
como Netscape Navigator permiten que con solo hacer un click con
el mouse en
algunas palabras y figuras (llamado hyperlinks) el navegador lea
automáticamente paginas en cualquier computadora
conectada en el WWW, naciendo con esto la palabra que hoy
conocemos como Navegar.
Se calcula que el promedio de edad del usuario standard
de Internet es de 32 años, y 1 de cada 10 usuarios es
menor de 18 años. Se calcula que 57% de los usuarios son
hombres y 43% mujeres a nivel global.
En la actualidad, 30 años después,
Internet es ya una realidad que une mas de 16 millones de redes
comunicadas entre ellas por líneas telefónicas,
fibra
óptica o vía satélite y más de 60
millones de usuarios, con información circulante
equivalente a 40 millones de novelas de 700
paginas c/u.
El índice de crecimiento, tanto en redes como en
usuarios finales, es del doce por ciento mensual por lo que
Internet Society presume que en el año 2020 habrá
algo mas de 200 millones de usuarios de Internet.
John Suler señala la existencia de dos modelos
básicos de la hipotética adicción a
Internet.
El primero de ellos hace referencia a aquellos sujetos
muy aficionados e interesados por sus ordenadores que utilizan la
Red para recoger información, jugar en solitario, obtener
nuevos programas, etc.
pero sin establecer ningún tipo de contacto interpersonal
(mas que el necesario para lograr sus
propósitos).
El segundo tipo lo constituiría aquellos sujetos
que frecuentan los Chats, MOODS (juegos en línea) y listas
de correo. Todos ellos tienen en común la búsqueda
de estimulación social. Las necesidades de
filiación, ser reconocido, poderoso o amado subyacen a
este tipo de utilización de la Red. En oposición a
ellos, los sujetos del primer grupo evitan
el "caos" interpersonal que puede cualquier canal de IRC. Para
ellos la necesidad de control y la predictibilidad son elementos
esenciales.
Cuando el uso de Internet interfiera de un modo significativo las
actividades habituales es cuando podrá ser considerado
patológico. Sin embargo la interferencia sobre los
hábitos de vida no es un criterio estable ya que
varía tremendamente de unos sujetos a otros, variando en
función
de las disponibilidades de tiempo, dinero y de
numerosas circunstancias tanto personales como familiares.
Mark Griffiths (Psicólogo, Universidad de
Plymouth) considera que las nuevas tecnologías son en
sí adictivas, presentando patrones comportamentales
similares a los del juego patológico o la bulimia. No
obstante debemos considerar las actitudes de
este autor sobre las nuevas tecnologías desde la
perspectiva del familiar de un jugador patológico de
maquinas
recreativas, que ha publicado algunos trabajos condenando el
juego con videojuegos con argumentos de escasa
entidad.
Aproximación diagnóstica.
Pese al escaso y anecdótico bagaje clínico
son numerosas las voces que proponen la inclusión de este
supuesto trastorno en los manuales de
clasificación (DSM-IV, ICD-10), aventurando borradores de
criterios diagnósticos:
Tolerancia
(definida por los siguientes criterios).
Necesidad de incrementar las cantidades de tiempo conectado a
Internet para lograr la satisfacción.
Disminución del efecto con el uso continuado de similares
tiempos de conexión.
Abstinencia, manifestada por las siguientes características:
Síndrome de abstinencia.
Cesación o reducción del tiempo de conexión
(cuando se han dado períodos de tiempo prolongados de uso
intenso).
Dos o más de los siguientes síntomas aparecen
después de unos días y hasta un mes de haberse
producido el punto anterior.
Agitación psicomotriz.
Ansiedad.
Pensamientos recurrentes (obsesivoides) acerca de lo que
estará ocurriendo en Internet.
Fantasías o sueños acerca de Internet.
Movimientos voluntarios o involuntarios similares a los que se
efectúan sobre un teclado.
Los anteriores síntomas producen malestar o deterioran las
áreas social, ocupacional o cualquier otra área
vital.
El uso de Internet o de otro servicio on-line es preciso para
aliviar o suprimir los síntomas abstinenciales.
Se accede a Internet mas a menudo o durante períodos de
tiempo mas prolongados de los que se había planeado.
Existen propósitos persistentes e infructuosos de suprimir
o controlar el acceso a la Red.
Se invierte una cantidad de tiempo notable en
actividades relacionadas con Internet (adquisición de
libros,
pruebas de
nuevos browsers, organización del material descargado,
etc.)
Las actividades sociales, profesionales o de recreo
disminuyen o desaparecen a causa del uso de Internet.
Se permanece conectado a pesar de saber que ello supone
un problema persistente y recurrente de tipo físico,
social, laboral o
psicológico (privación de sueño, conflictos
matrimoniales, negligencia laboral,
sentimientos de abandonar a los seres queridos…).
Ivan Goldberg prefiere sustituir el término de
adicción a Internet por el de Uso patológico de
Ordenadores, estableciendo los siguientes criterios de
diagnóstico:
Cambios drásticos en los hábitos de vida a fin de
tener mas tiempo para conectarse.
Disminución generalizada de la actividad física.
Descuido de la salud propia a consecuencia
de la actividad en Internet.
Evitación de actividades importantes a fin de disponer de
mayor cantidad de tiempo para permanecer conectado.
Deprivación o cambio en los
patrones de sueño a fin de disponer de mas tiempo en la
Red.
Disminución de la sociabilidad que tiene como consecuencia
la pérdida de amistades.
Negligencia respecto a la familia y
amigos.
Rechazo a dedicar tiempo extra en actividades fuera de la
Red.
Deseo de mas tiempo para estar frente al ordenador.
Negligencia respecto al trabajo y las obligaciones
personales
Correlatos fisiológicos.
Lynne Roberts describió algunos de los correlatos
fisiológicos relacionados con el uso intensivo de
Internet, aunque no iguala necesariamente estas reacciones con la
adicción en su sentido patológico.
Respuesta condicionada (aceleración del pulso,
incremento de la TA) a la conexión del
módem.
Estado de conciencia
alterado durante largos períodos de tiempo, con una total
concentración en la pantalla, similar al de la
meditación o del trance (hipoprosexia).
Sueños que aparecen en forma de
"Scroll".
Irritabilidad importante cuando se es interrumpido por
personas o circunstancias de la vida real mientras se está
sumergido en el ciberespacio.
Sarah Lawrence editora de la revista
educativa "Taken Children Seriously" afirma que navegar en la Red
no se caracteriza por la repetición irracional de una
conducta destructiva, como es el caso de las verdaderas adicciones.
Señala como la valoración del tiempo de
conexión puede ser una variable engañosa (estudiada
desde un punto de vista únicamente
cuantitativo).
La cruzada del propio Ivan Goldberg o la de Kimberly
Young requieren elevados tiempos de conexión a Internet,
así como muchas horas dedicadas a actividades relacionadas
con la red, siendo estos aspectos criterios de diagnóstico
del IAD. ¿Sería legítimo considerarlos a
ellos como adictos?
Hasta la fecha no existe un perfil bien definido del usuario
adicto a Internet, en general se trata de sujetos jóvenes,
preferentemente varones, con un elevado nivel educativo y
hábiles en el uso de la tecnología. Se especula con
la existencia de un subgrupo de usuarios caracterizado por la
timidez, que encuentra en el ciberespacio la posibilidad de
liberarse de la ansiedad producida por las relaciones sociales
cara a cara, ganando en autoconfianza, dado el relativo anonimato
que Internet proporciona.
El Instituto para el Estudio de las Adicciones (IEA) se
ha ocupado de describir qué tipo de personas son las que
tienen más probabilidades de sufrir este tipo de
dependencia. Las personas que padecen depresión,
desorden bipolar, ansiedad, baja autoestima, o
han padecido anteriores adicciones son las más
vulnerables, según el IEA.
4. Opiniones profesionales
relacionadas.
El catedrático de Psicología
Clínica de la Universidad del
País Vasco (Madrid), Enrique
Echeburúa, advierte que el uso anormal de Internet puede
crear adicción y recomienda que la conexión a la
red no se prolongue más de dos horas diarias. En una
entrevista
concedida a Efe, Echeburúa aseguró que el colectivo
más vulnerable son personas introvertidas, con baja
autoestima y
con una vida familiar pobre "por lo que corren más
riesgo de
experimentar conductas adictivas a la red informática". "Estas personas explica
Echeburúa encuentran en el ordenador algo que les da cosas
y no les pide nada a cambio y,
además, la máquina tampoco les valora si
están teniendo un comportamiento
correcto o no, por eso, estos usuarios de Internet son capaces de
crear un mundo virtual que les compensa de la insatisfacciones
que tienen en el mundo real".
Para el catedrático de Psicología, que
actualmente está realizando un estudio sobre la
adicción a las redes informáticas, el perfil de
"usuarios adictos" se completa con el colectivo de los
internautas jóvenes de un nivel cultural medio que
disponen de tiempo libre, ciertos conocimientos de
informática e inglés
y que viven en grandes ciudades. Echeburúa definió
a los adictos a la red como "aquellos usuarios que aumentan su
dependencia al ordenador hasta
aislarse de su entorno e ignorar otros aspectos de la
vida cotidiana". "Un claro ejemplo de adicción es cuando
una persona no recurre a la red para obtener información
si no como una forma de huir de sus problemas cotidianos o cuando
sufre una necesidad imperiosa de ejecutar lo que le apetece con
una pérdida de control importante", aseguró el
psicólogo. Señaló que los síntomas
más frecuentes de los afectados por esta adicción
son la privación de sueño para "engancharse" a la
red, el descuido de otras actividades importantes (como el tiempo
para la familia o las
relaciones sociales) y el hecho de pensar constantemente en la
red cuando no se está conectado a ella.
Hay dos aspectos que son importantes en todo tipo de
adicción, explicó Echeburúa, "lo que se
conoce como tolerancia (el
adicto necesita cada vez más tiempo en la red para
experimentar el mismo grado de satisfacción) y el
síndrome de abstinencia, que se manifiesta en una
pérdida de control que provoca la aparición de
'tics' motores en los
dedos en relación con el teclado del
ordenador cuando no se está conectado".
Distinguir lo que es el uso normal de Internet de lo que
es una adicción, no abandonar ninguna afición por
el uso del mismo, mantener las relaciones sociales y familiares
sin dar prioridad al contacto con la red, son algunos de los
"límites
de autocontrol" que Echeburúa recomendó a los
usuarios de las redes informáticas.
El profesor de Psicología, que definió la
red de Internet como un instrumento "extraordinariamente
útil", aconsejó, en el caso de tener dificultades
de autocontrol, solicitar la ayuda de un profesional.
Echeburúa agregó que en los
próximos años aumentará el número de
adictos a la red informática, "ya que el 'boom' de
Internet no ha entrado todavía en España" y
añadió que en Estados Unidos ya
se han creado grupos de apoyo para adictos a Internet, que se
ofrecen desde la propia red.
Según el siquiatra Nathan Shapira, del Colegio de
Medicina de
Cincinnatti, "no es claro si el problema relacionado con Internet
debería ser considerado como un desorden o sólo
como un síntoma de un problema más serio, o si el
caso es que un desorden pueda provocar la adicción a
Internet".
El doctor Shapira y sus colegas estudiaron a 14 personas
que habían pasado tanto tiempo navegando en Internet, que
estaban enfrentando problemas tales como la ruptura de sus
relaciones de pareja, pérdida del empleo y
expulsión de la institución educativa entre
otros.
Dice el estudio que un hombre de 31
años pasaba más de 100 horas semanales en
línea, ignorando a familiares y amigos y descansando
sólo para dormir. Otro caso es el del estudiante de 21
años que fue expulsado de la universidad por no ir a sus
clases. Después de una semana, los guardias de la
universidad lo encontraron en el laboratorio de
computación del campus, en donde
había estado
conectado a la red durante siete días consecutivos;
algunos incluso confesaron que usaban Internet como un sustituto
para la bebida o las drogas. El
grupo, cuya edad media era
de 35 años, admitió que la medicación
suministrada para mitigar la ansiedad les ayudaba a controlarse.
Vemos pues que Internet, ahora que empieza a implantarse
masivamente, puede tener consecuencias inesperadas sobre la
sociedad.
Las personas que navegan demasiado tiempo en Internet
tienen la tendencia a sufrir desórdenes
psicológicos, tales como la maniaco-depresión,
según este estudio. El tratamiento de tales
desórdenes podría ayudarlos a combatir esa urgencia
de querer estar en línea.
Estar ‘afiebrado’ a Internet no es
reconocido como un desorden, pero según el doctor Shapira,
"el uso excesivo de Internet por parte de los estudiados puede
clasificarse como un desorden de control de impulsos, en la misma
categoría del cleptómano o el comprador
compulsivo". De hecho, el doctor se refirió a este
desorden como "Internetmanía" o "redmanía"
más que considerarla una adicción.
Lo que sí preocupó al doctor Shapira
fueron otros casos que se dieron entre los adictos a Internet
objeto del estudio.- Nueve de los 14 estudiados presentaban
maniaco-depresión al momento de la entrevista,
y 11 la habían tenido en algún momento de sus
vidas.- La mitad sufría desórdenes de ansiedad
tales como "fobia social", considerada como un miedo persistente
y sin razón a "hacer el oso" en público.- Tres
sufrían de bulimia o
glotonería, y seis más tuvieron problemas de
hábitos de alimentación alguna
vez en sus vidas. – Cuatro tuvieron estallidos incontrolables de
ira o ganas de comprar, y la mitad reportó haber tenido
esa situación antes. – Ocho habían abusado del
alcohol u
otras sustancias en algún momento de sus vidas.
"Hablar de hipotéticas enfermedades constituye un
acto claro de sensacionalismo y alarma innecesaria" Según
Alberto Estallo, psicólogo del Instituto
Psiquiátrico de Barcelona, nos
encontramos ante un fenómeno de relativa novedad y muy
escasa investigación, " por lo que la actitud
recomendable es la de una exquisita prudencia y hablar de
hipotéticas enfermedades constituye un
acto claro de sensacionalismo y alarma innecesaria". En
opinión de Estallo, para poder hablar
con autonomía de ciberadicción debe existir un
abuso del recurso en cuestión y unas condiciones de
tolerancia y dependencia. Cada vez es necesario un uso mayor y si
no es así el sujeto experimenta síntomas similares
a la abstinencia. Estallo insiste en que tampoco es posible
hablar de adictos a Internet en general, ya que la red ofrece
múltiples recursos y servicios. "Se han descrito pocos
casos y casi en su totalidad tienen problemas con los chats u
otros recursos que cumplen con la condición de
interactividad a tiempo real", añade.
En opinión del doctor Jesús A. Lacoste
Director del Instituto para el Estudio de las Adicciones
(IEA)actualmente hay más de moda que de
realidad sobre este tema. La 'ciberadicción' va a ser un
problema que en el ámbito profesional, psicólogos y
psiquiatras, tendrán que tratar en las consultas porque,
en la medida que Internet se vaya extendiendo también
habrá más personas con problemas derivados de un
uso inadecuado de Internet.
Podríamos definir la adicción a Internet
como la pérdida del control frente al uso racional de
Internet. Para esto habría que valorar una serie de
parámetros como puede ser el nivel de interferencia y de
distorsión en la vida personal,
familiar y profesional del individuo. Por ejemplo, si una persona
se pasa horas y horas conectada, desatendiendo obligaciones
familiares, personales y profesionales de forma reiterada,
podíamos estar entrando en una situación de
adicción.
Si, además, esa persona no sólo pasa
muchas horas, sino que el resto de actividades de su vida gira en
torno a su
conexión a Internet, es otro síntoma de que puede
estar generándose un problema adictivo. En el caso de que
una persona piense constantemente en Internet y toda su vida gire
en torno a la red,
debe aparecer la señal de alarma porque puede aparecer un
problema de adicción.
El uso de Internet puede generar trastornos en el
comportamiento. En este sentido, podemos
considerar Internet como una nueva adicción. Hay que tener
en cuenta que el control de los impulsos está muy
implicado en todo tipo de adicciones y a veces, cuando se usa
Internet de forma desproporcionada, perdemos el control sobre
nuestro propio impulso y podemos llegar a desarrollar una
auténtica adicción.
En opinión de José María Prieto,
profesor titular de Psicología de la Universidad
Complutense de Madrid y especialista en las reacciones
psicológicas del hombre frente
a las máquinas,
el tratamiento para los adictos a Internet es relativamente
sencillo, ya que se trata de cambiar sus esquemas de vida. Pero
la verdadera cuestión, según este psicólogo,
es llegar a saber que problemas le han llevado a esa
situación, ya que tras esta adicción se esconden
problemas más graves. Por ejemplo y en relación una
noticia publicada en la prensa sobre una
mujer
norteamericana que perdió la custodia de sus hijos por su
desmedida adicción a Internet, este especialista
comentó a Efe que en España se
ha registrado ya algún caso parecido. Este caso,
relató, estaba también protagonizado por una
mujer que
llegó a desinteresarse de sus hijos, y el problema de
fondo era que sentía un profundo rechazo por su
marido.
Los adictos a Internet, concluyó este
psicólogo, se reconocen por varios síntomas como el
exceso de irritación si el sistema de conexión
falla o el interés
desmesurado en escribir mensajes y responder a los recibidos,
además del tiempo desmesurado invertido a lo largo del
día en Internet y el hecho de que pospongan, una y otra
vez, la última desconexión del día. Y es
que, y de acuerdo con el psicólogo clínico Pedro
Rodríguez, el primer gran problema que se plantea con esta
adicción, igual que con las de otro tipo, es que el sujeto
sepa que es adicto. En sus declaraciones a EFE, este
último especialista también señaló
que el verdadero problema está en conoce las causas que
han llevado a la persona a esta u otra adicción y
indicó que existe, no obstante, un perfil de personas
propensas a cualquier tipo de adicción. Estas personas,
concluyó, suelen tener expectativas muy altas acerca de lo
que se espera, en general, de las cosas de la vida y son muy
dependientes, en el sentido de que necesitan agarrase siempre a
algún objeto o actividad que le satisfaga.
Greenfield, un psicólogo de West Hartford,
Connecticut, ha llevado a cabo este estudio conjuntamente con ABC
News. Ha recogido 17,251 respuestas a un cuestionario
sobre el uso de Internet distribuido a través de la
página
web ABCNEWS.com. El cuestionario
contenía preguntas parecidas a las que se usan en
cuestionarios para ludópatas. Un tercio de los encuestados
respondieron que usaban Internet para escapar de sus
problemas.
Los investigadores hablan de subdividir la
adicción a Internet en diversas categorías,
según a qué cosas estén enganchados los
usuarios. Matrimonios que se rompen, niños
con problemas, infractores de la ley, personas que
gastan demasiado dinero. Lo veo
en los pacientes que trato", declara David Greenfield, el autor
de este estudio. "Hay un poder de
atracción en la red diferente a todo aquello con que nos
hemos enfrentado hasta ahora", dice Greenfield.
Estos descubrimientos, expuestos en la reunión anual de la
Asociación Americana de Psicología, apoyan la
tesis de que
existe un desorden psicológico que consiste en el uso
adictivo de Internet. Kimberly Young, que está
investigando en este campo, afirma que este último estudio
es tan amplio que añade legitimidad a la idea de que
existe un tipo de adicción a Internet.
5. Investigaciones
que sostienen el IAD.
Dra. Kimberly S. Young (1996) (Universidad de Pittsburgh
-Bradford)
"La aparición de un nuevo trastorno
mental"(Young, 1996). Con este título publica los
resultados de un estudio cuya conclusión es la existencia
de un trastorno por dependencia de Internet similar al juego
patológico.
La autora parte de la existencia de la dependencia a los
ordenadores y la dependencia a los videojuegos, además de
aceptar en un rango de igualdad (con
las clásicas) todo tipo de dependencias.
Adapta los criterios del juego patológico a
términos relacionados con Internet, sin introducir ninguna
otra modificación, de modo que si se cumplían los
criterios positivos en cuanto a su numero se aceptaba un
diagnostico de dependencia a Internet.
La autora reclutó los sujetos de su muestra poniendo
anuncios en los grupos de noticias de Usenet y en los campus de
universidades y otros centros de enseñanza.
El grupo experimental (adictos a Internet) estuvo
formado por 157 varones y 239 mujeres.
La edad media
para los varones fue de 29 años y 43 para las mujeres con
un nivel académico de 15, 5 años de
escolarización.
El 42% de la muestra estaba
formado por desempleados (amas de casa, discapacitados, jubilados
o estudiantes).
El grupo de control estaba formado por 64 varones y 36 mujeres
con una edad media de 25 años para los varones y 28 para
las mujeres y su nivel educacional de 14 años.
El tiempo invertido en Internet por los sujetos del grupo
experimental fue 38,5 horas/semana. Para obtener estas cifras se
resto el tiempo de conexión que tenía una
justificación laboral o académica.
Los recursos mas utilizados por los sujetos de este
grupo fueron los chats y MUD’s (Juegos en línea), en
tanto que el grupo de control utilizó mayoritariamente la
Web y el
e-mail.
La mayor parte de sujetos del grupo experimental
reconoció tener problemas moderados o severos en las
áreas familiar, laboral, académica y de la salud secundarios a su uso
de la Red (la autora no especifica como se realizó la
valoración de estos problemas).
La autora señala que un porcentaje importante de
sujetos que se consideraba completamente atrapado por la Red, no
tenía ninguna intención de disminuir o eliminar
esta conducta. Otro grupo importante de sujetos había
realizado diversos intentos por reducir sus tiempos de
conexión sin resultados positivos, viéndose
obligados a tomar decisiones drásticas cuando las
consecuencias de esta conducta se volvían insostenibles
(deshacerse de sus módems, cancelar sus cuentas de acceso
o incluso desmantelar toda la instalación
informática). Cuando esta circunstancia se producía
aparecía un intenso deseo ("Craving") similar al de otras
adicciones.
La autora de este trabajo mantiene y dirige un sitio WEB
en el que se ofrece tratamiento para todo tipo de dependencias
psicológicas a través de Internet.
Su estudio quizá sea el de mayor extensión
y se compone de un cuestionario cuya impresión ocupa la
nada despreciable cantidad de 33 páginas. Sin embargo por
el momento no es fácil encontrar datos acerca de la
explotación de este enorme cuestionario.
Este trabajo se estructura en
las siguientes partes:
1. Patrones conductuales de uso de Internet.
2. Perfil de personalidad.
3. Razonamiento.
4. Escala de
depresión.
5. Escala de
búsqueda de sensaciones.
6. Datos demográficos.
K.S.Young considera que una persona presenta el IAD si
responde modo afirmativo a cuatro o más de los siguientes
ítems.
¿Se siente preocupado por lo que ocurre en Internet y
piensa frecuentemente en ello cuando no está
conectado?
¿Siente la necesidad de invertir más y más
tiempo conectado para sentirse satisfecho?
¿Es incapaz de controlar el uso de su conexión?
¿Se siente inquieto o irritable cuando intenta disminuir o
eliminar sus salidas al ciberespacio?
¿Se conecta para escapar de sus problemas?
¿Miente a sus familiares y amigos en lo relativo a la
frecuencia y duración de sus conexiones?
¿Corre el riesgo de perder
una relación importante, un trabajo, una oportunidad
académica o su carrera por su uso de la Red?
¿Sigue conectándose después de pagar
facturas importantes por sus conexiones?
¿Cuándo pasa un tiempo sin conectarse se siente
más malhumorado, irritable o deprimido?
¿Permanece conectado durante mas tiempo del que
inicialmente pensaba?
Entre los signos de alerta respecto a posibles problemas
con el uso de la Red menciona:
Comprobación compulsiva del correo
electrónico.
Tendencia reiterada a anticipar la próxima conexión
a la Red.
Quejas de terceros respecto a que se invierte mucho tiempo
conectado.
Quejas de terceros respecto a que se gasta demasiado dinero en
conexiones a Internet.
La Dra. K.S. Young se ha limitado a publicar, por el
momento, un artículo en el que presenta el caso de una
mujer de 43 años, sin antecedentes de trastorno adictivo,
que "demuestra" como las personas no orientadas a la
tecnología pueden presentar problemas con Internet. Se
espera que presente sus resultados en el verano de 1997 en el
Congreso de la APA (American Psychological
Association).
Ha fundado el Centro para el "Tratamiento de la
Adicción On Line" (Center for Online Addiction) en la
WWW.
El resto de referencias a este trabajo no son mas que
declaraciones de la autora sobre el potencial peligro de "la
Red". ("Es una enfermedad más real que el alcoholismo").
Viktor Brenner (1997). (Marquette University Counseling
Center and SUNY-Buffalo. Milwaukee, WI)
Como primer paso a la definición y
aceptación del IAD o entidades afines se plantea la
necesidad de conocer los hábitos reales de
utilización de la Red de la comunidad
cibernauta (su trabajo no se limita a la población
estadounidense).
Diseñó un cuestionario en el que
además de los datos de filiación, incluía 32
ítems relacionados con cuestiones extraídas de los
criterios de abuso de sustancias del DSM-IV, reformuladas en
dirección a las dificultades para organizar el tiempo
adecuadamente. Además se añadieron cuatro
ítems orientados a valorar la posibilidad de respuestas al
azar.
El formulario obtuvo 408 accesos desde 25 países
que supusieron 185 cuestionarios válidos.
La edad media fue de 32 años (sd=10.5), el nivel
académico medio de 15 años de escolarización
(sd=2,6), permaneciendo conectados un promedio de 21 horas
semanales (sd=14). Cabe destacar que un 17% de la muestra
reconoció permanecer conectado 40 o más horas
semanalmente.
El 32% de sujetos eran solteros, el 20% casados y el 38%
divorciados.
La antigüedad media en Internet fue de 24 meses
(sd=22.0) con un 24% de sujetos que tenían menos de 6
meses de antigüedad y un 11% con mas de 5
años.
El autor incide en que esto estudios representan a un
subgrupo de navegantes compuesto por personas interesados en
conocer el impacto de Internet en la sociedad. Por el
contrario subdimensiona a aquellos grupos que buscan la
relación interpersonal directa y que suelen ser usuarios
de chats u otros recursos interactivos, por otra parte estos
sujetos –considera- son los más propensos a
presentar problemas de alcance clínico.
El tiempo habitual de conexión por semana se
sitúa alrededor de las 20 horas y eventualmente algo
más. Prácticamente el 50% de la muestra reconoce
alguna incidencia en su trabajo, pero menos del 10% han tenido
problemas de relevancia con sus jefes o tutores
académicos.
Respecto a las conductas de riesgo cabe destacar que
casi el 40% de los sujetos han dado algún paso encaminado
a conocer en el mundo real a alguien que solo conocían en
la red, sin embargo muy pocas de estas acciones han
cristalizado en conductas de riesgo (P. Ej. nuevas parejas
sexuales), resultando la mayoría de relaciones
establecidas de carácter laboral o escolar.
Considera que hay un subgrupo de usuarios a quienes la
Red les ha producido una serie de problemas no objetivables en la
mayor parte de la muestra.
El autor considera que antes de aceptar el concepto de
Adicción a Internet debe investigarse exhaustivamente su
realidad y deben solventarse problemas metodológicos
importantes derivados del hecho de obtener la información
de voluntarios de la Red que representan solo a subgrupos muy
específicos, iniciados en estos temas y con un elevado
consumo
secundario a sus intereses generales.
El cuestionario que se diseñó para
realizar el estudio se denominó IRABC (Internet-Related
Addictive Checklist).
Empieza con una serie de preguntas orientadas a obtener datos de
filiación y demográficos (edad, sexo, educación,
antigüedad en Internet y tipo de conexión). El
cuestionario de conductas adictivas constaba de 32 cuestiones
derivadas del
abuso de sustancias, tal y como el DSM-IV lo define, adaptadas al
uso de Internet. La mayor parte de estas preguntas se orientaron
hacia las dificultades en organizar el tiempo
adecuadamente.
Se incluyeron también dos tipos adicionales de
preguntas; tres estaban orientadas hacia el freeware, intentos
gubernamentales por controlar la Red y recursos para adultos.
Cuatro ítems mas estaban orientados a controlar la
posibilidad de respuestas al azar (escala de infrecuencia de
Jackson, 1974).
Instituto Federal Suizo de Tecnología
(1996).
Egger y Rauterberg realizan un estudio similar al de
Viktor Brenner. Se basó en un cuestionario instalado en
una pagina Web, durante cuatro semanas. Se recogieron 450
cuestionarios considerados válidos, con origen, -la mayor
parte- en Suiza.
El grupo estuvo compuesto por un 84% de varones, con una
media de edad de 30 años y con una formación de
nivel secundario en un 55% de los casos.
Nuevamente los autores reconocen el sesgo que supone
esta forma de recoger la información puesto que los
sujetos interesados en las actividades de mayor potencial
adictivo (Chats y juegos en red) no necesariamente invierten
cantidades de tiempo importantes en la navegación por la
WWW.
Este trabajo cuenta con la particularidad de que se
realizaron comparaciones entre un grupo experimental compuesto
por "adictos a Internet" y un grupo de control formado por
sujetos cuya conducta en la Red se consideraba normativa. Cabe
destacar que la asignación a uno u otro grupo se
realizó basándose en la respuesta dada por los
participantes a la pregunta "¿Se considera Ud. Un adicto a
Internet?. Este procedimiento
supone que no existe un concepto de dependencia objetivo que
sirva de guía, puesto que cada sujeto interpreta el
termino "adicto" desde su propia perspectiva. Esta claro que en
este grupo se concentrara un elevado número de usuarios de
alta frecuencia si bien ello no debe necesariamente igualarse con
la situación de dependencia. Además se creó
un tercer grupo integrado por aquellos sujetos que optaron por la
opción "no sé" a esta pregunta.
Evidentemente esta característica constituye
tanto el punto innovador de este trabajo frente a los
demás como el principal punto débil ya que no se
puede considerar como criterio suficiente y objetivo el de
la propia percepción
de los sujetos. Es sabido como los jugadores de videojuegos
tienden a sobrestimar el tiempo que pasan ocupados en esta
actividad. Es posible que algo similar ocurra con los sujetos mas
interesados en Internet, a la vez que podemos suponer que los
sujetos cuya actividad resulte extremadamente intensa puedan
minimizar su valoración. Pese a ello se consideró
que el 10.6% de sujetos que formaron la muestra se
adscribía a este grupo.
Las comparaciones se realizaron basándose en tres
grupos:
IA (grupo de adictos)
DK (grupo que no contesta a esta pregunta)
NA (grupo de no adictos)
Se obtuvieron diferencias significativas en los
siguientes aspectos:
Respecto a los temas de naturaleza social
los sujetos del grupo IA demostraron conocer a mas gente en la
Red y sentirse mas perjudicados en su trabajo, finanzas o
vida social que los del grupo de NA.
En cuanto al uso de Internet cabe destacar como los
sujetos del grupo IA presentaron los mayores incrementos en el
tiempo de conexión en el último año,
invirtieron más horas por semana en el IRC y en la WWW.
También participaron en mayor medida en grupos de
autoayuda y solicitaron con más frecuencia consejo
médico, psicológico o religioso. En este apartado
cabe también destacar el hecho de que demostraron estrategias
más originales para la búsqueda de la
información cuando esta no se podía obtener
mediante los procedimientos
habituales.
En cuanto a los sentimientos acerca de la Red cabe
destacar como los sujetos del grupo IA sintieron la necesidad de
utilizar la Internet cuando no se hallaban conectados, tendieron
a anticipar con más frecuencia su próxima
conexión, se sintieron más nerviosos cuando se
bloqueaba o restringía su acceso. También
experimentaron mayores sentimientos de culpa o de tristeza
después de permanecer conectados durante largos
períodos de tiempo. También los temas relacionados
con Internet aparecieron con mayor frecuencia en sus
sueños a la vez que tendieron más a preguntarse que
ocurría en la Red cuando no estaban conectados.
En cuanto al manejo del tiempo, por lo general los
sujetos del grupo de IA invirtieron más tiempo conectados
del que inicialmente habían planeado, mintiendo con mayor
frecuencia a sus amigos acerca del tiempo que habían
estado conectados, aunque estos también les formularon
quejas más frecuentes acerca de este tema. También
intentaron con más frecuencia restringir sus
períodos de conexión, perdiendo más a menudo
la noción del tiempo durante sus conexiones.
Los ítems del apartado de datos personales
revelaron que los sujetos del grupo IA dedicaban más
tiempo a sus ordenadores que a su ocio, también
adquirían mayor número de libros o
revistas relacionados con estos temas y conocían a
más adictos que el resto de sujetos.
No se registraron diferencias significativas en las
siguientes variables:
Aspectos sociales: No existieron diferencias respecto al
número de personas con las que habitualmente se
comunicaron los sujetos de la muestra, ni con el número de
personas que habían conocido personalmente después
de haberlo hecho en el ciberespacio.
Uso de Internet: No se constataron diferencias en la
antigüedad en la Red ni en el uso de servicios como e-mail,
FTP o Usenet
News.
Datos personales: Sexo, edad,
forma de convivencia, horas por semana.
A la vista de estos resultados los autores se inclinan a
considerar la existencia de una conducta de
características adictivas derivada del uso intenso de
Internet, sin embargo también recalcan como las
diferencias entre los ítems que hacen referencia a los
criterios de diagnóstico de un trastorno de estas
características no presentan las diferencias tan intensas
que se encontrarían en las respuestas a esos mismos
ítems en sujetos afectos de cualquier otra
adicción.
El estudio de Malta.
En este trabajo se intenta ofrecer una descripción acerca de las
características del usuario maltés, con especial
énfasis en las necesidades que se satisfacen en la
conexión. Se intenta responder a las siguientes
preguntas:
¿Qué necesidades se satisfacen conectando a
Internet?
¿Se diferencian los sexos en el uso de Internet?
¿Influye Internet en las relaciones
interpersonales?
Este trabajo parte de una muestra de 388 sujetos,
recogiéndose los cuestionarios entre Noviembre de 1966 y
Marzo de 1997.
El 80,7% fueron varones y el 19,3% mujeres. El 34,8%
tenía una edad comprendida entre los 19 y 25 años y
el 21,1% entre 13 y 18.
El 65,7% fueron solteros y el 32,2% casados.
El 44,1% estaba constituido por sujetos activos
laboralmente y el 38,7% lo constituían estudiantes y
sujetos en otras situaciones.
El 33% poseía estudios universitarios, el 28,4% estudios
secundarios y el 27,1% estudios primarios.
En general estos resultados coinciden a grandes rasgos
con los de otros estudios similares; usuario varón,
soltero, con un nivel de instrucción elevado.
Cabe destacar que el 93% de los sujetos tenía una
antigüedad en la Red de un año o inferior, lo que
probablemente guarde relación con una baja
penetración de estos recursos en el país de origen
en 1996-1997 (en este mismo período en nuestro país
el 81,4% de los navegantes tenia una antigüedad de dos
años o menor).
Los recursos mas utilizados son la WWW y el correo
electrónico, que constituyen lo que podríamos
denominar como recursos universales (utilizados regularmente por
el 98,5% de los sujetos y 97,2% respectivamente).
La frecuencia de conexión es diaria para el 27%
de los sujetos y el 78% se conecta por lo menos 4 veces por
semana.
El tiempo de conexión semanal oscila entre las
3-15 horas (62,6%) apareciendo un grupo constituido por el 6,2%
de los sujetos que se conecta durante mas de 40 horas
semanales.
La mayor parte de sujetos conectaron desde sus propios
domicilios (92%), el 29,4% lo hizo desde su trabajo, el 8,8%
desde centros académicos y el 1,8% desde cybercafes
(nótese que puede darse el caso de que un sujeto conecte
desde mas de un lugar, por lo que la suma de porcentajes es
superior a 100).
Conclusiones:
En cuanto a las motivaciones para usar Internet se
obtuvo una lista de seis motivos básicos de ellos los tres
más importantes fueron:
Escape: Incluye huir de los sentimientos de soledad,
evitar sensación de tedio de la vida cotidiana y
mantenerse en contacto con más gente evitando el
aburrimiento.
Búsqueda de información:
Interacción social: Incluye relacionarse con
amigos, conocer nueva gente e intercambiar
información.
Las diferencias ligadas al sexo, parecen apuntar mas
hacia los contenidos que se utilizan en Internet que a las
habilidades para el manejo de la Red. Contrariamente a la
creencia popular, Internet no afecta negativamente a las
relaciones sociales, incluso parecen darse con relativa
frecuencia elementos positivos como son el establecimiento de
nuevas relaciones o hacer posible el mantenimiento
de relaciones a distancia. Se contempla la posibilidad de
dependencia de Internet como un riesgo remoto.
Otros trabajos:
Kathleen Scherer (1997) encontró que los sujetos
clasificados como dependientes conectaban una media de 11
hrs/semana. En este estudio se aceptaron como dependientes a
aquellos sujetos que puntuaron en 3 o más de los 10
ítems de la escala de dependencia, por lo que se puede
esperar un elevado numero de falsos positivos en relación
al trabajo de Brenner.
Morahan-Martin y Schumaker (1997) establecieron la cifra
de 8,5 hrs/semana como promedio del grupo de usuarios
patológicos. Estos sujetos eran usuarios especialmente
importantes de FTP y de los
juegos interactivos. Curiosamente estos sujetos no usaban de un
modo especialmente importante los chats.
Keith Anderson (1997) en un estudio en base a 1000
estudiantes de múltiples universidades en todo el mundo
estableció el uso medio de Internet en 9,5 hrs/semana.
Este estudio constato que la FTP, juegos interactivos y chat se
hallaban incrementados respecto a los sujetos no
abusadores.
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