El presente trabajo se
propone, establecer un vínculo entre el movimiento
surrealista fundado por el poeta y crítico francés
André Breton que lanza su primer manifiesto en 1924 y el
movimiento político y social anarquista que nace en el
siglo XXI y cuyo principal exponente es Pierre Joseph Proudhon,
llamado el "padre del anarquismo", junto con teóricos
como: Mijail A. Bakunin, Piotr Kropotkin, Enrico Malatesta,
etc.
El acercamiento entre ambos movimientos tiene lugar en
la vida cultural y política de Francia en la
década del 50, a través del periódico
de la Federación Anarquista "Libertaire", de tirada
semanal, en el cual los surrealistas colaboraban.
Es menester aclarar, que los militantes anarquistas
más rígidos, no consideraban viable la fusión
entre anarquistas y surrealistas, ya que, sostenían que
eran grupos
completamente heterogéneos, y no lograban comprender el
arte
surrealista, postulando la necesidad de un arte realista,
concreto y
popular. Mientras que, el resto de militantes consideraba que el
surrealismo
era el arte oficial del anarquismo.
Es el 12 de octubre de 1951, cuando el
periódico "Le Libertaire" publica el primer manifiesto
producido por la fusión entre anarquistas y surrealistas,
titulado "Surrealismo y anarquismo: Declaración
preliminar", en el cual pretenden unificar todas las
manifestaciones revolucionarias, de manera tal, que ninguna se
encuentre aislada ni sometida a una jerarquía
arbitraria.
Asimismo critican al conjunto triádico "Estado-Trabajo-Religión", que
impiden la liberación del hombre. Por
consiguiente, proclaman abolir todos los regímenes
políticos (capitalistas, democracias burguesas,
colonialismos, totalitarismos ya sea, nazi o stalinista, etc.).
De manera tal, que luego de la caída del Estado, solo
quede la acción
autónoma de los trabajadores.
Ahora bien, ¿Cuál es la función
que cumple el movimiento surrealista en esta empresa
anarquista?, la actividad que se proponen los surrealistas, es la
de transformar las estructuras
mentales en el campo sensible. Esto quiere decir, que otrora, el
arte era meramente mimético. Un arte espejo, donde la
clase burguesa
se miraba. Muy por el contrario, el surrealismo plantea un
cambio radical
en la cultura.
Pero este viraje es posible gracias a la figura
insoslayable de Sigmun Freud, que al
desvelar el mecanismo del sueño demuestra que éste
esta constituido de los deseos secretos del hombre. Es por ello,
que el sueño de ningún modo es gratuito, sino
más bien, el hombre a
través del sueño trata de cambiar su destino. Al
respecto, el poeta surrealista, Jean Schuster dijo: "(…)Si el
sueño es la expresión del deseo (…) Cuando, una
noche, todos los explotados sueñen que es preciso terminar
y cómo terminar con el sistema
tiránico que los gobierna, entonces, tal vez, la aurora
surgirá en todo el mundo, sobre las barricadas." Podemos
apreciar que el poder
transformador no esta en la Razón, sino mas bien, en la
imaginación. Dicho de otro modo y aludiendo al
slogan surrealista "La imaginación es
poder".
Con el fin de devolver sus derechos a la
imaginación y al sueño, los surrealistas
experimentaron técnicas
en las que el juego y el
azar favorecían el surgimiento de la imagen mediante
la libre asociación de elementos no premeditados, un
ejemplo de este tipo es la obra "El cadáver exquisito",
creación colectiva en la que un individuo
participa sin conocer la frase o el dibujo que ha
hecho otro. Asimismo, otra técnica utilizada por los
poetas surrealistas es la llamada "escritura
automática", la cual consistía en transmitir tal
cual surgen las ideas de la mente, sin reflexionarlas y sin tener
un tema preciso, y plasmarlas directamente al poema. Estas frases
procedían directamente del subconsciente y no
tenían coherencia lógica
entre sí. Dichas técnicas son innovaciones del
grupo.
Estamos en presencia de un nuevo tipo de artista, un
artista revolucionario, que toma conciencia de su
naturaleza y
de su lugar en el mundo. Sobre este punto, dejemos hablar al
poeta surrealista Benjamín Péret, quien aludiendo a
la figura del poeta nos dice: "(…), el poeta lucha contra toda
opresión: la del hombre por el hombre, inicialmente, y la
opresión de su pensamiento
por los dogmas religiosos, filosóficos o sociales.
Él combate para que el hombre alcance un conocimiento
siempre perfectible de sí mismo y del universo (…) Su
cualidad de poeta hace de él un revolucionario que debe
combatir en todos los terrenos: el de la poesía
por los medios propios
de ésta y en el terreno de la acción
social".
Parece ser que la acción revolucionaria y la
creación poética se reducen, en última
instancia, a un mismo fin de orden moral, que no
es otra cosa, que alcanzar la felicidad y hacer de ella una
realidad para todos los hombres.
Así como en la Grecia arcaica
el poeta, aedo, puede ver (Del latín
vidēre) la verdad revelada por los
dioses; en este marco Anarco-surrealista, el poeta también
puede ver la verdad, ya no divina, sino revelada en el mundo de
los sueños y trasmitirla a los hombres, para que estos,
saquen provecho de ella y puedan cambiar su vida. No obstante,
este cometido será posible, si y solo si, existe libertad, como
modo de garantizar poesía autentica, esto quiere decir,
liberada de toda carga religiosa y régimen
dictatorial.
A diferencia del arte comprometido y libertario que
postulan los surrealistas, El arte moderno, es un arte sumiso,
tal como dice el poeta surrealista, Adrien Dax: "(…) un arte
que podríamos perdonar por ser un objeto de lujo, si muy
frecuentemente no se hiciese cómplice de una moral y de
una religión que justifican la esclavización de los
hombres (…)". Estamos en presencia de un arte de tipo
moralizante, de exaltación bélica, retratista
oficial, que no es otra cosa, que propagandista político.
En cuyo seno, el artista, no es autónomo, sino más
bien, se encuentra sometido al poder.
Dicho arte, impone al hombre "deberes" sociales,
exaltando el trabajo
esclavo y la productividad, a
través de sus obras. Es por ello, que es un mero medio
político.
Contrario a esto, los surrealistas sostienen que el arte
no es un medio para…, sino que el arte es un fin en sí
mismo, esto quiere decir, que el arte se basta a sí mismo.
En consecuencia, los anarco-surrealistas se preguntan cuál
es la utilidad social
que pueden tener tales obras alineadas. A dicho interrogante,
responde Adrien Dax: "(…) ¿A quién se hará
creer que, salido de su pozo, el minero sienta aún
necesidad de contemplar las escenas de un trabajo que conoce
exhaustivamente? ¿Placer de reconocerse, discutir el
detalle que "parece verdadero"? Semejante espíritu de
adulación es en sí mismo bastante enojoso, y
también se habrá de convenir que es limitar
singularmente el alcance de una obra de arte".
Siguiendo esta línea de análisis, José Pierre también
cuestiona, esta limitación, subordinación del arte
al poder político y su respectivo interés,
que no es otro que la adulación de la masa trabajadora. Al
respecto nos dice: " (…) ¿ La lechera manipulando sus
vasijas? ¡Ella lo hace todos los días! Así,
terminado su trabajo, ¿le sería todavía
necesario verse en el trabajo, allí, en la pared?,
¿Ustedes conocen a muchos trabajadores que
ornamentarían su cuarto o su cocina con una foto que los
representara en pleno trabajo? ¡Antes el calendario del
correo! Una imagen de infancia, de
casamiento, de vacaciones…, las alegrías que
garantizan todavía la vida, las situaciones en las que
todavía se es sí mismo, libre de las
opresiones que lo rebajan. ¿Entonces, esas telas?
Terminarán en algún lujoso comedor burgués
adonde, a su manera, pondrán una nota insólita, una
nota de sorpresa, de exotismo".
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