- Introducción
- Desarrollo
- Capítulo I: El
concepto - Capítulo II: El
juicio - Capítulo III: El
cambio espiritual - Capítulo IV: La
circulación espiritual - Capítulo V: La
producción espiritual - Capítulo VI: El
acto de la producción espiritual propiamente
dicha - Capítulo VII: La
distribución espiritual y la conciencia
social - Capítulo VIII: la
conciencia individual o la mente - Conclusiones
- Bibliografía
RESUMEN
En el trabajo se
analiza lo ideal desde la perspectiva del estudio de la mente y
la conciencia social, su movimiento y engranaje en la madeja de
las relaciones sociales, de manera que se trata de dar una imagen
de conjunto de este fenómeno. Para su análisis se
divide el trabajo en capítulos, tales como la
circulación espiritual, producción espiritual, la
distribución espiritual, el concepto, etc. La idea central
es que la idea es equivalente al concepto y que el concepto es de
naturaleza ideal.
INTRODUCCION
El estudio de la
conciencia, tanto de la social como de la individual (la mente),
es objeto de un número bastante amplio de ciencias. La
lógica, la psicología, la biología, la
medicina, la filosofía, etc., son otras tantas ramas del
saber que abordan el estudio de aquella. Al mismo tiempo, la
conciencia (o los procesos mentales, espirituales, ideales, etc.)
es aún en los inicios del siglo XXI algo bastante poco
estudiado. Quizá, este siglo que se inicia sea el siglo de
las ciencias del cerebro, de la psiquis y de la mente.
Esta tesis (la anterior) juega con el hecho de que los
procesos naturales durante todo el siglo XX han sido estudiados,
tanto en extensión como en profundidad, lo bastante como
para que haya un impaz, y la atención se dirija en lo
sucesivo preferentemente ahora a los procesos espirituales o
ideales, es decir mentales. No es que la investigación de
la naturaleza se detenga, sino que ha llegado la hora de dirigir
el estudio preferentemente al problema de la comprensión
de la mente (lo ideal). ¿Por qué?, porque, en
primer lugar, existe la necesidad social imperiosa de su estudio
y, en segundo lugar, porque se han acumulado los suficientes
elementos científicos de juicio como para que allá
un salto de calidad en este terreno.
Desde este punto de vista, la filosofía debe
pasar a jugar un papel más significativo. Ella, como
metodología de la ciencia o como teoría general,
está llamada a ser la base
teórico-metodológica fundamental de este empuje
científico. No es que la investigación
empírica de lo espiritual (de la mente) no juegue un rol
significativo, sino que su enfoque teórico debe de ir a la
par de esta investigación empírica. Esto obedece al
hecho de que, por una parte, se han acumulado suficientes
materiales empíricos y, por la otra, se requiere de una
generalización teórica, es decir de la
construcción de una nueva teoría.
Esta nueva teoría debe ir más allá
de lo que en su momento aportó el psicoanálisis o
la psicología no-freudiana del siglo XX. Un enfoque
psicológico para la generalización de los datos
empíricos alcanzados en el siglo XX por la
psiquiatría, la neurología, la fisiología
del cerebro, etc., se quedaría a la mitad del camino, una
vez que estas ciencias han rebasado la psiquis y se han adentrado
en el camino de lo ideal. Por eso, la filosofía puede en
este contexto pronunciarse mejor.
La psicología, aunque de hecho incursiona en el
terreno de lo ideal, es una ciencia esencialmente y
preferentemente de lo psíquico, que no puede (por ello)
proponerse una generalización teórica en este
terreno. Si le preguntáramos a un psicólogo
qué estudia la psicología éste nos
dirá (se trata de la respuesta más probable) que
estudia la psiquis. Pero la psiquis es un fenómeno
material; la mente o la conciencia, en cambio, es un
fenómeno esencialmente ideal. La psiquis es sólo el
soporte material de la conciencia o la mente. La conciencia
(contrario a lo que piensan muchos) es más general,
más amplia que la psiquis, es decir contiene a la psiquis,
y no a la inversa: la psiquis a la conciencia.
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