La Guerra Civil Dominicana de 1965 constituye uno
de los hechos más relevantes en la historia reciente de la
República
Dominicana. El conflicto se
inicia cuando un grupo de
oficiales jóvenes se propone restaurar el gobierno
constitucional del destituido presidente Juan Bosch, primer
gobierno elegido democráticamente en las urnas tras el
ajusticiamiento del dictador Rafael Leonidas Trujillo.
El profesor Juan
Bosch es derrocado siete meses después de haberse
juramentado como presidente constitucional de la
República (el primer Presidente electo
democráticamente luego de los 30 años de la
dictadura
Rafael Leonidas Trujillo), el 24 de septiembre de 1964, por una
facción de las Fuerzas Armadas liderada por Elías
Wessin y Wessin [1] . Esto sucede tras la promulgación de
la Constitución de 1963, que
establecía, entre otras cosas, la libertad
religiosa y de expresión, la libertad política, el derecho
a la vivienda, la igualdad entre
hijos naturales y los nacidos bajo matrimonio,
así como el retorno de los disidentes políticos y
exiliados durante el régimen trujillista.
Prohibía, además, los monopolios, la
apropiación de extensivas tierras y otros tantos proyectos
innovadores que provocaron que diversos sectores acusaran al
profesor Bosch y a su gobierno de comunistas. Asestado el golpe,
Bosch sale al exilio a la Isla de Puerto
Rico.
Con el auspicio de los partidos minoritarios que
perdieron en las elecciones de diciembre, las fuerzas armadas
nombran un triunvirato para gobernar el país presidido por
Emilio de los Santos e integrado por los doctores Ramón
Tapia Espinal y Manuel Tavares Espaillat.
El 29 de noviembre de 1964 la Agrupación
política 14 de junio se levanta en armas en las
montañas dominicanas declarando la guerra abierta
contra el triunvirato. El 21 de diciembre Manuel Aurelio Tavarez
Justo, líder
del movimiento y
viudo de Minerva Mirabal, asesinada por el régimen
trujillista, es fusilado en la sección Las Manaclas en la
cordillera central, lo que provoca una gran indignación
popular y motiva, por otra parte, la renuncia del presidente del
triunvirato, Emilio de los Santos. En el levantamiento
guerrillero mueren 32 dirigentes y militantes de la
agrupación política 14 de Junio.
Con el ascenso de del Dr. Donald Reid Cabral a la
presidencia del triunvirato la situación económica
del País se deteriora; se llegan a acuerdos con el
Fondo Monetario
Internacional mientras que la miseria que sufrían los
sectores marginados se agudiza.
Por otro lado la corrupción administrativa motivaron a un
grupo de jóvenes oficiales que, bajo la coordinación del brillante y joven oficial
Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, se
sumieran en actividades conspirativas en los cuarteles con el fin
de atender el clamor popular cada vez más poderoso
exigiendo la Constitución del 63 sin elecciones,
así hicieron sucumbir al triunvirato presidido por el Dr.
Reid Cabral.
El campamento militar 16 de agosto, ubicado en la
Autopista Duarte, y el 27 de febrero, en la margen oriental, se
rebelan contra el gobierno de Reid Cabral. El Dr. José
Francisco Peña Gómez, hablando por una emisora de
radio, arenga
al pueblo a levantarse en armas y lanzarse a las calles en apoyo
al golpe de estado
perpetrado contra el triunvirato, y de ese modo restablecer el
gobierno constitucional de Juan Bosch. Este llamado fue
suficiente para que el pueblo se desbordara en las calles
proclamando su apoyo a la acción
y reclamando el retorno a la constitucionalidad. Un grupo de
militares rebeldes leen una proclama donde exhortan al pueblo a
respaldarlos. En la noche, Donald Reid Cabral habla al
país con el fin de conseguir que los rebeldes depongan las
armas.
En las primeras horas de la mañana los militares
constitucionalistas entran a la ciudad de Santo Domingo y obligan
a renunciar a Reid Cabral. El pueblo se lanza a las calles
ocupando el Palacio Nacional en respaldo del contragolpe de
estado. En la
sede del Palacio Nacional un grupo de militares forma el "Comando
Militar Revolucionario" encabezados por los coroneles Vinicio A.
Fernández Pérez, Giovanni Gutiérrez
Ramírez, Francisco Alberto Caamaño
Deñó, Eladio Ramírez Sánchez y Pedro
Bartolomé Benoit, que asume el poder a las
10:30 a.m.
Esa misma noche se traslada el poder a una autoridad
civil, en la persona del Dr.
Rafael Molina Ureña como presidente provisional y quien
había sido el Presidente del Senado durante el Gobierno de
Bosch. Momentos después se anuncia el reestablecimiento de
la constitución del 1963 y el regreso del profesor Bosch
ese mismo día desde Puerto Rico.
Sin embargo, en la base aérea de San Isidro en el
llamado "Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA)"
los generales Wessin y Wessin y el general Imbert Barreras se
oponen al retorno de Juan Bosch y al restablecimiento de la
constitución del 1963. De inmediato comienzan los
bombardeos y los ametrallamientos aéreos al palacio
presidencial y otras posiciones de los
constitucionalistas.
Las organizaciones
populares exigen que se le entreguen armas al pueblo el cual ya
se había volcado a celebrar el retorno de la
institucionalidad al país.
Durante toda la mañana continuaron los bombardeos
al Palacio Nacional y otras zonas de la ciudad. En la Base
Militar de San Isidro a 40 kilómetros de la ciudad
capital el
General Elías Wessin y Wessin se mantiene firme preparando
la entrada de sus tropas a Santo Domingo.
La Marina de Guerra, hasta ese momento neutral en el
conflicto, se une a las fuerzas de Wessin, y sus barcos
bombardean al palacio presidencial donde se encontraba el
Presidente Provisional, Rafael Molina Ureña. La fuerza
aérea arrecia sus bombardeos contra la ciudad. Para
contrarrestar los bombardeos los constitucionalistas instruyen al
pueblo a que ponga espejos encima de las casas para que los
reflejos molesten a los aviones.
La presidencia provisional, emite un comunicado: "El
Poder
Ejecutivo hace de conocimiento
público que en virtud de haberse establecido la vigencia
de la constitución del 63 que consagra en su articulo 66
la imposibilidad de expulsar del país a ningún
dominicano todos los nacionales que fueron arbitrariamente
desterrados de la Republica pueden regresar libremente al
suelo patrio,
se hace observar al ex presidente Joaquín Balaguer que en
esos momentos estaba exiliado que podía retornar a la
brevedad posible al país para hacerle
compañía a su madre que ya estaba en su lecho de
muerte".
Ante la gravedad de la situación, el presidente
provisional Rafael Molina Ureña y miembros del alto mando
constitucionalista entre los que se encontraban los coroneles
Vinicio Fernández Pérez, Giovanni Gutiérrez,
Rafael Fernández Domínguez entre otros, y varios
dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano, se dirigen a la
Embajada Norteamericana para tratar de conseguir su
mediación para lograr un acuerdo con los militares de San
Isidro. Luego de una acalorada discusión el embajador
Norteamericano William Tapley
Bennett[2] el embajador
llama por teléfono a Caamaño diciéndole
que solo falta él en la reunión, Caamaño
respondió Dígale a Wessin que detenga los
bombardeos pero él (Bennett) les dice a los
constitucionalistas Este no es el momento de negociar, sino de
rendirse de inmediato el presidente provisional Rafael Molina
Ureña, renunció y procedió a asilarse en la
embajada de Colombia.
Igual camino siguieron otros dirigentes
constitucionalistas. Cuando todos los oficiales militares
salían del despacho del embajador norteamericano, El
Coronel Francisco Alberto Caamaño
Deño[3] llegó
y se detuvo en la puerta y le dijo: Permítame decirle
que seguiremos la lucha suceda lo que suceda.
Al salir de la embajada Caamaño junto a otros
colaboradores cercanos, se dirigió al puente Duarte donde
las tropas de Wessin avanzaban hacia el centro de la
ciudad.
La presencia de Caamaño junto a otros militares
en el Puente levantó la moral de
los combatientes e hicieron retroceder las fuerzas de Wessin. El
profesor Juan Bosch desde Puerto Rico y ante la imposibilidad de
regresar al país, delega sus derechos constitucionales al
coronel Caamaño, y el congreso se reúne de
emergencia y proclaman a Caamaño presidente de la
República.
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