- Nuestro
propósito en esta lectura - La Biblia
revisitada - En
nuestro medio - Caracteres de nuestros campos del siglo
pasado - ¡Cómo son las cosas cuando son del
alma! - Discusión y resumen
- Bibliografía
En un gesto histórico de su
ingenuidad extraordinaria, Sigmund Freud fundó el
psicoanálisis el que cimentó en una teoría
de "conflictos" fundamentada en la interpretación de los
afectos de nuestra especie asociados con el desarrollo
psicosexual.
Para el Padre del Psicoanálisis todo
lo aparentemente humano sería de una simplicidad
extraordinaria. Nuestros instintos, a medida que nos
desarrollábamos avanzarían progresivamente, de
acuerdo a la actividad placentera y que primara en la
reducción del estrés que fuera dominante en la fase
específica del desarrollo.
Bdelloid
rotifer
Así nos legó la fase Oral, la
Anal, y la Fálica hasta que todo concluyera en la llegada
de la madurez final.
Nuestro propósito en esta
lectura.
Para simplificar la naturaleza de esta
tesis evitaremos desplegar todos los conocimientos que han
derivado del psicoanálisis clásico, los que son muy
amplios; limitándonos a concentrar nuestras reflexiones en
aquellos que involucran las actividades eróticas y orales
y de cómo éstas se ajustan al tratamiento o
modificación de ciertas actividades
mal-adaptivas.
Específicamente, de cómo
comemos para engordar o para remediar este
estado.
La Biblia revisitada
En el principio eran el huevo y el
esperma
Después de la fecundación del
óvulo por el espermatozoide nuestra existencia embrionaria
como seres humanos comienza. Recordar, aquí debemos, que
este tipo de reproducción sexuada no es ni la más
económica ni la más práctica de todas las
conocidas en el mundo natural.
Los rotíferos, se reproducen como
seres asexuales y, por ello, esencialmente, permanecen
inmortales.
Pero nosotros, por razones de naturaleza,
todavía muy poco entendidas, conjugamos individuos de dos
géneros para consumar la acción que culmina en el
milagro de la vida.
Todo comienza antes de la
copulación, ya que previo a que los gametos se acoplen,
muchos factores determinarán la culminación feliz
de dicha futura unión.
Los estudiantes de la embriología
son testigos de los cambios que la evolución de la vida
intrauterina conlleva en sus complejidades.
Pero, es con esa existencia intrauterina y
con nuestro desarrollo ontogénico, que nuestras
vicisitudes adaptivas y sus consecuencias adversas tienen su
origen.
Para no elaborar mucho acerca de esto,
sólo repetiremos que la edad de los padres, las
condiciones del entorno, las circunstancias del embarazo y otros
factores determinarán muchos de los eventos que
definirán la existencia del nonato, futuro miembro de
nuestra especie en estado de gestación
Prosigamos, entonces, enfatizando hechos
que son de entendimiento común.
Sabemos de las influencias que la salud y
el estado emocional de la madre auguran en el bienestar del
infante. Sabemos que la madre que usa drogas y que fuma da
nacimiento a bebés de bajo peso, adictos, o vulnerables a
riesgos de naturaleza adversa para el desarrollo
cerebral.
En el mejor de los casos, pensamos en el
deber de proporcional a la mujer expectante, un estado de
gestación óptima, con buena alimentación,
actividad física moderada y tranquilidad
espiritual.
Pero, a veces, en medio de esa tarea de
índole tan delicada erramos por omisión o por
comisión.
Creemos en que la alimentación debe
de ser insuperable en su balance y valor nutritivo, mientras que,
de manera indiscreta, celebramos las indulgencias culinarias
opíparas por parte de la madre expectante, mientras que
relegamos al olvido todo lo que se relaciona al aumento del peso
de la mujer embarazada.
En nuestro medio
Para una madre dominicana es tradicional
haber ganado unas treinta ó más libras durante la
gestación, o indicar que el comienzo de su obesidad
residual, e intratable, tuvo su origen con el primer
embarazo.
Eso se debe a los antojos y —
quizás, especulo — a las actividades de neuronas espejo
que, influyen en sus comportamientos, especialmente, cuando del
comer se trata, a las mujeres embarazadas y a las que quisieran
estarlo.
Hilda
La pobre Hilda. Era la tía del mismo
carácter descrito en el TOC y el Onanismo de
Nando, ya publicados.
Para entenderlo mejor, Gabriel
García Márquez contribuyó, de cruda manera
en sus libros picarescos descripciones burdas de la idiosincrasia
latina, que los nórdicos, los anglosajones, los orientales
y los árabes aparentemente logran soslayar.
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