- Lineamientos
generales - El
caso Miño. Celos, calabozo y muerte - El caso
Acevedo - Los
casos Juárez y Argañaraz. Familiares de
policías
LINEAMIENTOS
GENERALES
Durante todos nuestros años en el noble ejercicio
de la profesión de abogados penalistas, hemos recorridos
la totalidad de las cárceles de Capital
Federal, así como también las de la Provincia de
Buenos
Aires.
Entre las primeras contamos con la más
legendaria: la Unidad 2 del Servicio
Penitenciario Federal, de Villa Devoto, anclada en la
intersección de las calles Bermúdez y
Nogoyá, de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
Pero también recordamos el funcionamiento de la
Unidad 1, de Caseros, la que desde hace ya varios años ha
dejado de alojar detenidos, y se ha convertido en un monumento
más de la inoperancia política, en especial
de la política criminal y carcelaria.
Por su parte en la Provincia de Buenos Aires, las
más emblemáticas las constituyen la de Lisandro
Olmos, ubicada en las afueras de la ciudad de La Plata; la de
Sierra Chica, ubicada en el Partido de Olavarría, en el
centro de la Provincia; la de Mercedes, una de las más
viejas; las ubicadas en la localidad de Florencio Varela,
actualmente son tres; la de Melchor Romero, de máxima
seguridad; la de
Campana; la de Batán, en Mar del Plata, conocida por la
frecuencia de muertes internas, dentro de un marco de violencia
salvaje; la Unidad 9 de La Plata; la de Magdalena, famosa por sus
consuetudinarios motives; y la de Bahía Blanca. Hay otras,
pero estas son las más importantes, y las que despiertan
el mayor interés
para este trabajo.
Lugares todos estos, desde ya lo adelantamos, donde los
presos se encuentran más cerca de la muerte que
de recibir un tratamiento
penitenciario para lograr su resocialización. Y en el
mejor de los casos, en contagiase muy fácilmente cualquier
grave enfermedad, que en la mayoría de los casos
también los conduce a la muerte
segura.
Hemos observado que los gobernantes, a lo largo de los
años, no han invertido sumas de presupuesto
significantes en el más mínimo mejoramiento de las
unidades carcelarias. Tal vez sea por que los presos no
votan.
Nuestro trabajo esta destinado a mostrar la realidad de
las vivencias carcelarias a través del ejercicio
profesional.
No pretendemos dar un pronóstico de su evolución, ni tampoco garantías de
soluciones,
sino simplemente hacer saber al lector cómo se vive, o se
sobrevive, en las cárceles argentinas, en especial las
antes mencionadas, así como también en los
calabozos de las comisarías en el gran Buenos
Aires.
Se desarrollará una especie de radiografía
carcelaria, sin perjuicios, ni inclinaciones políticas
que impidan la pureza de lo escrito, y la sana y honesta
intención de lo narrado.
Cualquier semejanza, con la realidad, no es pura
coincidencia, sino por el contrario la más cruda y cruel
realidad de lo duro y violento que es vivir encarcelado, y en las
condiciones que el Estado
nacional y el provincial brindan en los lugares de
detención, por todos conocidos, pero conocidos
únicamente por fuera.
La problemática de las visitas de los familiares.
La expectativa constante y uniforme de la fuga. El consumo de
estupefacientes, dentro de las celdas carcelarias y de los
calabozos de las comisarías. Las extorsiones que sufren
muchos presos, así como también sus familiares. Las
bajas y miserables escalas de valores que se
manejan dentro de un penal. El fenómeno de la
masificación, y la pérdida de identidad. Las
nuevas costumbres a las que los internos se apegan a los pocos
días del encierro. La convivencia con personas nuevas,
impuesta por la fuerza y las
circunstancias. El hambre. Las enfermedades y la
muerte.
LAS COMISARIAS
BONAERENSES
Por imperio de la ley, los
detenidos deben permanecer, necesariamente, en unidades
carcelarias.
Sin embargo, sabido es que, las cárceles, en
especial las de la Provincia de Buenos Aires, se
encuentran desbordadas desde hace ya muchos años, y las
comisarías del conurbano bonaerense se han convertido,
cada una de ellas, en pequeñas cárceles, capaz de
alojar más de 100 detenidos, donde razonablemente hay
lugar para 25.
Por supuesto que los calabozos policiales, han sido
construidos y confeccionados sobre la idea de una
detención breve y pasajera, de uno o dos días,
tiempo en el
cual el juez debería disponer la libertad del
sujeto ó el inmediato traslado a la correspondiente unidad
penitenciaria.
Además del hacinamiento de presos, la diferencia
entre cárcel y comisaría, como lugar de
detención, es entendida en muchos aspectos.
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