- Definición
- El rol de las
endorfinas - Cómo se
alimentan y los esteroides
anabólicos - Tratamiento
- La niña
sin rostro: Alina… - Amanda
- Alina
- En
resumen - Bibliografía
Definición
La adicción al ejercicio o vigorexia es un
trastorno en el cual las personas realizan prácticas
deportivas en forma continua, con un fanatismo
prácticamente religioso, a punto tal de poner a prueba
constantemente su cuerpo sin importar las
consecuencias.
Para la mayoría de quienes así se
ejercitan, es otra de las manifestaciones discretas de la
anorexia,
como, a menudo lo es el vegetarianismo.
Podemos encontrar aquellos que sólo buscan la
figura perfecta influenciada por los modelos
actuales que propone la sociedad, y
aquellos deportistas que sólo quieren llegar a ser los
mejores en su disciplina
exigiendo al máximo a su organismo hasta alcanzar su meta.
Esos no son adictos.
Los adictos al ejercicio practican deportes sin importar las
condiciones climáticas, sientan alguna molestia o
indisposición, a punto de enfadarse y sentirse culpables
cuando no pueden realizarlo o alguien critica dicha actividad y
se desquician a la menor evidencia de estar
engordando.
La mayoría no puede dejar de concurrir un
día al gimnasio, en el que pasan además muchas
horas por día, llegando a convertirlo en su segundo hogar,
mientras que otras corren al mediodía bajo el inclemente
sol tropical, para deshacerse así de más calorías.
Estas personas poseen una personalidad
muy característica, similar a los que padecen otras
adicciones:
tienen baja autoestima y
muchas dificultades para integrarse en sus actividades sociales
habituales, son introvertidos y rechazan o les cuesta aceptar su
imagen
corporal. Su obsesión con el cuerpo comparte muchos rasgos
con la anorexia y con algunas variedades de la bulimia.
El físico-culturismo (o body-building) es
uno de los deportes que más comúnmente está
relacionado con este tipo de trastorno.
El rol de las
endorfinas
Como ya hemos descrito en otras lecciones, las
endorfinas constituyen un conjunto de hormonas que
manufactura el
propio organismo, cuyas propiedades son similares a la morfina,
en su mecanismo de paliación ante diversos
estímulos dolorosos. Principalmente actúan como
analgésicos endógenos.
Cuando la persona practica
deportes rutinariamente hasta extenuarse el organismo comienza a
producir estas sustancias para aliviar los síntomas de
sufrimiento, y esto le permite poder
continuar el trabajo por
más tiempo cada
día. A medida que pasa el tiempo se requerirá una
cantidad cada vez mayor de hormonas para poder soportar el dolor,
lo que acarreará serias consecuencias. Todo esto lleva al
desarrollo de
una verdadera adicción a las endorfinas. Debe prestarse
mucha atención al dolor, porque es una
señal de alarma de las posibles consecuencias del
sobre-entrenamiento.
Consecuencias
Numerosos problemas
orgánicos y lesiones pueden aparecer cuando la
práctica deportiva es excesiva.
Las desproporciones entre las partes corporales son muy
frecuentes, por ejemplo, un cuerpo muy voluminoso con respecto a
la cabeza.
La sobrecarga de peso en el gimnasio repercute
negativamente en los huesos, tendones,
músculos y las articulaciones,
sobre todo de los miembros inferiores, con desgarros y
esguinces.
Las correderas desaforadas, interminables y bajo
el sol de
verano son potencialmente letales.
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