En la búsqueda de Dios: Contemplando el Infinito Vacío? Contemplando Nuestros Cerebros?
¿Existe Dios? ¿Por qué existe?
¿Quién lo creó? ¿Por qué
Él creó el universo? Y
¿Por qué nos creó a nosotros?
Muchas preguntas, muchos dilemas… que hemos
confrontado por tiempos inmemorables sin haberles encontrado
solución.
Esta lección es para meditar y dialogar con el
lector acerca de ello.
Para hacernos la pregunta de por qué formamos
parte del mundo y del universo, tenemos
que haber admitido que la pregunta misma asume, de manera
indirecta, la existencia de un Dios, como posibilidad.
Detalle de La Creación del
Hombre por Miguel Ángel.
En el siglo II, Diogneto en su epístola famosa,
nos informa que el Verbo ama la raza humana. Las tradiciones
cristianas posteriores, añadieron a sus ideas, que el
propósito de la Creación fue el de manifestar la
gloria divina, y no para el beneficio de la humanidad. A pesar de
ello, en el libro de
Génesis, los seis días de la creación
culminan en la formación de los animales y del
hombre. Pero,
de todos, fue sólo el hombre
quien fuera hecho a la imagen de Dios.
Entonces, si no somos parte de la razón principal para la
creación, ¿por qué la posición
bíblica judía y cristiana mantiene que, creando el
mundo, Dios tenía en su mente la raza humana? "De veras",
San Pablo le comunica a los efesios, que ellos "fueron escogidos
por Dios para ser sus hijos desde antes del comienzo de
los tiempos y de la creación del mundo".
Por otra parte, a nosotros nos han enseñado que
la ciencia
entiende al ser humano y su lugar en el mundo de manera muy
distinta. En la filosofía de la ciencia, como
los laicistas la instruyen, la raza humana no es central al
propósito del universo, por la simple razón de que
el universo no tiene ningún propósito. Este
punto de vista se describe en un pasaje famoso del best
seller de Steven Weinberg, The First Three
Minutes.
Para nosotros es casi irresistible creer que nosotros
tenemos una relación especial con el universo, que la vida
nuestra no es un resultado incoherente de una
concatenación de accidentes… sino que de alguna manera
desconocida, fuéramos concebidos desde el
principio… Porque es muy difícil para nosotros
admitir que toda la tierra no
es más que una porción diminuta de un infinito que
es abrumadoramente inmenso y hostil… y que, además,
mientras más el universo nos aparece comprensible,
más nos parece escurridizamente irracional.
El punto de vista de Weinberg, similar al de muchos
científicos, es que el progreso que la ciencia, hasta
ahora ha hecho, sólo logra explicar que el universo
aparezca como algo sin sentido y que la raza humana, como parte
del mismo, no es más que un derivado accidental de fuerzas
materialistas ciegas.
La absurdez del cosmos y su indiferencia hacia los seres
humanos es el tema que comparten, en lo que escriben, muchos de
los pensadores modernos que consideran nuestra especie como una
mera ramificación del impersonal y vetusto árbol de
la vida.
Esencialmente, la perspectiva adoptada por la ciencia
tiende a marginar al ser humano. Sólo hay que contemplar
la inmensidad del cosmos contrastada con nuestra insignificancia.
Pero, aun así, la vastedad del universo y nuestra finitud
no llegan a un arreglo con la cuestión que nos inquieta:
¿Es la raza humana un accidente, o nosotros
estábamos supuestos a formar parte del universo empotrados
en éste desde el principio?
Desde que se publicaran los trabajos del
astrofísico australiano, Brandon Carter, en el 1970, se ha
reparado en que muchas de las características de las
leyes de la
Naturaleza,
parecen estar dispuestas, y afinadas, para hacer posible que la
vida aparezca, incluyendo la vida de seres inteligentes como
nosotros somos. Por lo menos, en vista de lo dicho, las
coincidencias antrópicas — mencionadas en uno de mis
artículos — parecerían soportar la idea de que
como especie, estaríamos encajados en los
"propósitos" del universo, desde el principio.
Para lo que sería necesaria la existencia de "un
plan
inteligente".
Súper nova
Aun algunos ateos y agnósticos han sido testigos
de la evidencia impresionante de este plan inteligente. Por
supuesto, que, a pesar de ello, muchos avanzan sus propias
teorías
opuestas, en defensa de alguna causalidad estocástica,
movida al azar.
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