Comprendiendo el cerebro: Una Guía Concisa para el Usuario y para el Aficionado
- El cerebro
- La historia de las
neurociencias - La
mente - El
cerebro reptil - El
sistema límbico o cerebro emocional - La
corteza cerebral - El
concepto del cerebro triuno: Las contribuciones de Paul
MacLean - Bibliografía
Una de mis pacientes me compele de esta manera:
"¿Cómo aprendo más acerca de la neurociencia
para entender mi mente y para entenderme a mí
misma?".
Sonriendo tímidamente, me dice que desea adquirir
este conocimiento
ya que su nieta está aprendiendo, en la universidad,
acerca de las neurociencias y ella considera que es necesario
ilustrarse en todo lo posible acerca del instrumento más
interesante y del sistema
más complejo que en el universo
existe — las consideraciones finales son
mías.
Pienso que nuestra joven estudiante ha hecho una
recomendación valiosa a su abuela, a la que deseo
estimular en esta lección.
En el título que he seleccionado indico que mis
intenciones son las de aportar una contribución general a
un tópico muy especializado acerca del que muchas
ponencias he escrito, las que se pueden encontrar en varios
portales en el Internet.
Cráneos prehistóricos
trepanados
Para comenzar, definiremos qué son las
neurociencias
Las neurociencias son las ramas del conocimiento
biológico que estudian el cerebro, el
sistema
nervioso y sus funciones, tanto
abstractas como concretas.
Las neurociencias, como disciplinas, son muchas,
abarcando los campos de la neurología, la psicología, la
neuroanatomía y la psiquiatría entre
otras.
En esta lección limitaremos nuestros
propósitos al entendimiento del cerebro en nuestra especie
y al de sus funciones elementales.
El cerebro
Es el centro del sistema nervioso
central responsable por nuestros comportamientos. Está
contenido en el cráneo, bóveda ósea que lo
protege y desde donde controla todas nuestras funciones vitales,
directa e indirectamente.
El cerebro, también llamado el encéfalo,
es el órgano ejecutivo donde se originan todas las
actividades especializadas que hacen del ser humano el animal
más inteligente y más desarrollado emocionalmente
del universo
conocido.
No otro animal, en su curiosidad y aptitudes, ha logrado
lo que, como especie, y en conjunto, hemos logrado, por medio del
uso de este órgano.
La
historia de las
neurociencias
Cuando se estudian las neurociencias y se revisa su
progreso, lo que aconsejamos hacer es retornar, en pensamiento y
práctica, a nuestro pasado distante — a los tiempos
neolíticos cuando el curandero y la superstición
reinaban supremos y antes de que se originaran los campos de las
medicinas ortodoxas. (Véase mi artículo: La
búsqueda por Phineas P. Gage y su significado en la
neurociencia moderna…).
Imbuyéndonos en ese pasado, encontraremos que uno
de los métodos
curativos del mayor interés
para el hombre
primitivo, lo constituían las trepanaciones que nuestros
predecesores, desde tiempos inmemorables, hacían en sus
semejantes; quizás, entre otros fines, para dar alivio a
algunas de sus dolencias. (Véase mi artículo:
¡Médico…!)
Este hecho atestigua de la curiosidad que por tanto
tiempo nuestro
género
ha tenido acerca de este órgano.
A medida que la progresión histórica de la
medicina
avanzara, el cerebro mantendría la posición de
interés único que aún posee.
Llegan las neurociencias
El capítulo histórico de la neurociencias,
por sí mismas — algo de origen muy reciente —
constituye un aspecto apasionante del conocimiento humano, ya que
una gran parte de sus esfuerzos han sido dirigidos a la
localización anatómica de las diversas actividades
mentales. Las que incluyen la conciencia,
nuestras memorias,
nuestro intelecto, y de aquellas pulsiones que antes
clasificábamos como instintivas. (Véase mi
artículo: La Neurociencia del Ego.)
Las neurociencias avanzaron del modo más
espectacular a fines del siglo XX, mientras que su progreso
continúa ininterrumpido y acelerado dentro de este nuevo
milenio.
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