- Análisis literario del
poema "Al Lector" - Análisis
literario del poema "El Albatros" - Breve
comentario del poema "La Pantera"
1. Análisis Literario del poema "Al
Lector"
Está compuesto por 10 cuartetos de versos
alejandrinos de arte mayor donde
predomina la rima consonante.
En el título predomina la función
apelativa.
Baudelaire inaugura un nuevo concepto de
belleza, deja de lado la parte romántica y se centra en el
simbolismo, incluso con la forma de estructurar el poema, no es
nada romántico, no sigue los parámetros del poeta
romántico, es más bien simbolista.
Para Baudelaire la belleza es el resultado del cálculo,
del entendimiento, para mostrar la belleza el poema hay que
entenderlo, la poesía
proviene de una reflexión rigurosa, metódica que
mide todos los efectos que quiere provocar. La belleza
está en el efecto que quiera producir en el lector su
poesía, no en las palabras, no en la expresión, y
para eso lógicamente tiene que ser pensada, calculada,
reflexionada, no es una expresión espontánea como
lo es en el poeta romántico.
Es el primer poema que aparece el título, es una
especie de prefacio, un prólogo que va dirigido al lector.
Esto hace pensar que su obra está meditada, como que los
poemas
están uno a continuación del otro y todos
están enganchados con el mismo tema, que se va ir
desarrollando a lo largo de toda la obra y que este sería
el inicio, el prefacio, la introducción al lector.
Hay una visión moral del
hombre,
personifica al hombre, ve la parte mala del hombre, en el fondo
la constitución del hombre es el
mal.
De la estrofa 1 a la 7 el poeta caracteriza y describe
el estado de
caída del hombre a través de comparaciones y
metáforas que parten de lo real. De la 8 a la 10 se
refiere particularmente al tedio.
1º estrofa: Enumera los pecados, la
angurria es considerado por la iglesia como
un pecado capital,
sería la incapacidad de darnos cuenta de las cosas. El
error y el pecado generalizan todos los pecados. La estupidez y
la angurria son particulares. Baudelaire no los ve como
abstracciones, los ve como materializaciones, como algo que hace
daño al
hombre y que se puede ver en las acciones y en
el cuerpo. Hay una especie de ambigüedad formal que no es
nada más que el reflejo de la ambigüedad moral en la
que se encuentra el hombre. El
remordimiento es un sentimiento de culpa, conciencia pesada
de cometer un error que está mal y no debía haberse
hecho. Nuestros remordimientos son insuficientes, son escasos, no
traducen realmente un sentimiento de culpa. Estos remordimientos
se arrepienten de haber hecho algo pero ese arrepentimiento no es
tan intenso al punto de que el hombre no lo vuelva a cometer, se
arrepiente de haberlo cometido pero vuelve a cometer. La imagen del mal
está vista como gusanos. Nosotros actuamos como los
pordioseros, que alimentan a sus gusanos, de esa manera nosotros
alimentamos nuestros remordimientos. Nos arrepentimos, estamos
con la conciencia pesada, pero seguimos pecando, como un
círculo vicioso, siempre estamos cayendo en lo
mismo.
2º estrofa: Está clara la
cesura que divide el verso. Hay un paralelismo antitético.
Debía ser a la inversa, deberíamos arrepentirnos
mas, nuestros arrepentimientos deberían ser mas fuertes,
mas intensos, y nuestros pecados deberían ir cada vez mas
debilitándose, cada vez ser menos; pero no sucede eso,
sucede a la inversa, nuestros pecados son tercos, insistimos en
pecar, y nuestro arrepentir cada vez mas débil. Creemos
que confesando nuestros pecados ya es suficiente para pagar
nuestra deuda, nuestra culpa. Porque nuestro arrepentir es
débil, nuestro llanto es vil, pasa, lloramos poco y
estamos arrepentidos pero eso pasa. El hombre se siente aliviado,
alegre para volver al camino fangoso que es metáfora de
pecado, el hombre se entierra, se ensucia. Es la ambigüedad
metafísica del mal y del pecado que
fascinan y seducen al hombre. El hombre tiene dos impulsos, uno
es ascender hacia el bien, y el otro es ver, y Baudelaire dice
que el hombre siente debilidad en ascender, porque su
constitución es el pecado.
3º estrofa: Trimegisto es el
sobrenombre del dios egipcio Thot, y significa tres veces mas
grande, y también del dios griego Hermes. Baudelaire ve a
Satán como tres veces mas fuerte, pero ese poder se lo da
el hombre. El hombre se siente adormecido, cómodo,
tranquilo, siente placer en la almohada del mal, como que el mal
nos hace adormecer, nos acuna. Esto no es reciente, viene de
largos tiempos, desde que el hombre pecó por primera vez,
se dejó adormecer, acunar, dominar por el mal. La
presencia de Satán, como el pecado, no son abstracciones
para Baudelaire, son realidades concretas. Baudelaire
decía que al hombre le es más difícil amar a
Dios que creer en él, y es más fácil amar al
diablo que creer en él. La voluntad es lo único
para Baudelaire que puede detener el avance del mal en el ser
humano. Habla del diablo como el alquimista,
pero podría verse como un anti-alquimista, porque el
alquimista quería el metal innoble en noble, en bueno, en
puro, y el diablo es al revés, él quiere
transformar lo bueno en malo. Por eso Baudelaire creía que
lo que predomina en el hombre es la esencia maligna, porque el
hombre se inclina más en lo malo que en lo bueno, es
más fácil amar lo malo que amar lo bueno. Ve al
diablo a través de la metáfora "sabio alquimista",
es decir, ignorante no es el diablo, al contrario, es sumamente
sabio, tan sabio que es capaz de confundir al hombre, y el hombre
se deja de esa manera espantar, seducir, justamente ahí
destaca la malicia del diablo, el de conquistarnos de esa manera,
es decir, no creemos en él pero hacemos lo que él
quiere.
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