- La mujer delincuente en el
devenir histórico - Tres visiones generales de la
criminalidad femenina - Naturaleza de la
actividad ilícita femenina - Características
de la criminalidad femenina en el Uruguay - Cifra
negra de la criminalidad femenina - Encuesta
- Anexos
- Conclusiones
- Bibliografía
1.-
INTRODUCCIÓN
A través de la historia se ha intentado
explicar la criminalidad femenina a través de diversos
enfoques tratando de construir un perfil de la mujer
criminal.
Teniendo en cuenta que el crimen es un fenómeno
social, y el delito es una
construcción contingente que va de la mano
con cada sociedad
particular, el perfil de la mujer delincuente
ha cambiado, tanto en el tipo de delitos
cometidos por estas, como así también en el modus
operandi utilizado.
En el presente trabajo
intentaremos dar en primer lugar una visión general de la
criminalidad femenina, para luego analizar específicamente
como esta se manifiesta en nuestra sociedad.
2.- LA MUJER
DELINCUENTE EN EL DEVENIR HISTÓRICO.
A lo largo de la historia se ha buscado encontrar una
explicación al porqué de la existencia de la
criminalidad y en especial de la criminalidad
femenina
Nos encontramos así con quienes han enfocado el
tema desde un punto de vista biológico, atribuyendo
características propias al sexo
femenino. Los teóricos de las áreas bio –
psico – sociales explican las diferencias de género
en la delincuencia, en función
de rasgos físicos y emocionales. Se han estudiado
así temas tales como la incidencia de la sexualidad
precoz, las diferencias hormonales, el síndrome
premenstrual y la agresión.
Los autores tradicionales de la criminalidad femenina
como Cesare Lombroso, William Ferrero y Sigmund Freud,
comparten una misma creencia y se basan en el determinismo
biológico como disparador; por tanto son autores
pertenecientes a la escuela
positivista que conciben el delito como un hecho de la naturaleza.
Las mujeres no son racionales sino impulsivas debido a su
constitución biológica. En tal
sentido la iniciación del ciclo
menstrual, su fase final, el climaterio, pasando por la
maternidad, parecen relacionarse con un aumento en la actividad
delictiva, motivados al parecer por una acusada labilidad en el
psiquismo femenino durante esos momentos.
Además se ha intentado explicar la delincuencia
femenina como un fenómeno que no tiene porque tener
orígenes distintos a los de la de la delincuencia en
general, pero que si pueden encontrarse algunas variables de
diferenciación. Dichas variables serian la influencia
diferencial del control
social informal frente al formal: los controles sociales
informales actuarían con una gran eficacia sobre
la mujer y dejarían un escaso margen de actuación
para los controles formales.
Desde Lombroso gran parte de la doctrina enuncia como
rasgos de la mujer delincuente su sugestionabilidad, su mayor
crueldad, su agresividad etc olvidando siempre las
circunstancias sociales y fijando la atención en las características
psicológicas de la delincuente, admitiendo
implícitamente que el hombre
delincuente "se hace" mientras que la mujer delincuente
"nace".
Por un lado tenemos a quienes han querido explicar a
la delincuencia en la mujer desde la perspectiva de las
teorías existentes acerca de la
delincuencia en general, sin establecer diferencias entre
hombre o
mujer a la hora de cometer delitos.
3.- TRES VISIONES
GENERALES DE LA CRIMINALIDAD FEMENINA
Para comenzar el estudio debemos decir que las mujeres
han sido vistas por muchos, como sujetos interesantes, desde un
punto de vista criminológico a causa de su escasa
presencia cuantitativa en el sistema
penal.
¿Porqué los hombres son más
frecuentemente impulsados al crimen que las mujeres?
Tradicionalmente la criminología ha estudiado sólo de
modo restringido el problema de las mujeres delincuentes,
siendo éstas asimiladas a los hombres delincuentes o
simplemente ignoradas.
Actualmente se han desarrollado modelos
explicativos respecto a un grupo
particular, con características distintas como lo es, el
grupo de los hombres y son aplicados a otro grupo de
características diferentes constituido por las
mujeres.
La búsqueda de modelos
teóricos dirigidos a explicar la conformidad y la
trasgresión constituye una vía mas prometedora,
integrando eventualmente las distinciones entre hombres y
mujeres, así como el lugar que ocupa la cultura en
el fundamento de esas distinciones.
Las teorías criminològicas no pueden
ignorar la importancia del género, pues si lo hacen no
serán teorías validas.
Se han intentado entonces tres diferentes
explicaciones para dar sentido a la siempre presente
desproporción entre los hombres y las mujeres en el
ámbito de las transgresiones a la ley
El primer tipo de explicación se afilia
a una visión etiológica la cual constituye el
análisis dominante de la
criminología de la segunda mitad del siglo
XIX.
La expectativa normativa respecto a las mujeres es
diferente y mucho mayor que la relativa a los hombres, es por
esto que las transgresiones de estas son juzgadas de manera mas
severa por considerar que revelan una ruptura con los
estereotipos, una falla mas seria que las infracciones de los
varones, definiéndose de esta forma una paradoja que
implicaba que a pesar de la mayor virtuosidad del sexo
femenino, las transgresiones las catalogaran como seres mas
peligrosos que los varones.
Se hacia hincapié en la particular naturaleza
de las mujeres, destacando sus virtudes especiales y sus
"debilidades constitutivas".
Es la naturaleza, para estos autores lo que determina
la explicación del fenómeno y no el aspecto
causal cultural del problema, que no es tomado en cuenta para
lograr una adecuada nacionalización.
Las diferencias entre la criminalidad femenina y
masculina son tratadas como verdaderas, por lo que la pregunta
para esta línea de razonamiento se resume en ¿las
mujeres son por naturaleza diferentes o son culturizadas en
forma alternativa a los varones?
De la respuesta a tal interrogante se derivan diversas
consecuencias, entre ellas el diverso trato oficial a la
criminalidad femenina, el real planteamiento del problema por
parte de las agencias de control social, que terminan
considerando a la criminalidad femenina como una
desviación biológica y / o sociológica,
criminalizando en diversos grados esas conductas, unas veces
justificándola y tolerando y otras reaccionando con un
afán eliminador desmedido, exceso que no se
cometería si el delincuente fuera
varón.
El segundo tipo de explicación se da
posteriormente a la década del sesenta, y surge una
perspectiva mas critica de las estadísticas oficiales de la
criminalidad.
En estos análisis se cuestionaron seriamente
las estadísticas oficiales de la criminalidad
introduciendo la variable de que las mismas no consideran un
volumen
importante de la criminalidad no descubierta o no reprochada
penalmente.
Esto llevo a que se considerara falsa o errónea
en su apreciación global la débil
participación de la criminalidad femenina en el volumen
oficial de la criminalidad constatado por las agencias de
control estatal. Para alguno autores como Pollak (1961)
defensor conocido de esta opinión, ha cuestionado la
existencia de esta diferencia entre los sexos y por tanto de la
validez misma de la aparente desproporción en la
delincuencia de unos y otras.
Se puso así en tela de juicio la aparente
inoculación de las mujeres contra el fenómeno
delictivo, esto es, que las mujeres realmente participan en la
criminalidad, pero el problema radica en la forma de control
social llevado a cabo, que se sustenta prioritariamente del
control social informal y no del control social
formal.
Concluyen así estas corrientes, que las
diferencias constatadas en la criminalidad femenina y masculina
son artificiales, no reconociendo una diferencial incidencia de
la criminalidad real según el sexo y cuestionando la
aparente desproporción entre uno y otro sexo.
Pero de esta forma se llega a anular el problema,
haciendo desparecer las diferencias, convirtiéndose en
un asunto neutro, asexuado, y que escapa por tanto, a la
realidad de un mundo sexuado, donde esta variable incide en
todo tipo de situaciones que no tienen relación directa
o indirecta con la criminalidad.
Si el genero incide
en el tratamiento de diversas situaciones en una sociedad,
entonces también incide en el tema particular de la
criminalidad; así como la situación social,
política, económica, racial,
cultural, etc incide en el tema de la criminalidad, la
pertenencia a un genero determinado también incide en el
análisis de esa misma criminalidad y no pueden
jamás dejar de ser considerados.
El tercer tipo de explicación es mas
reciente, se basa en los desarrollos de la criminología
critica en general y la criminología de corte
feminista.
Se presenta al crimen como socialmente producido a
través del proceso de
incriminación. Los diferentes operadores penales son
concebidos como contribuyendo activamente a la producción de la criminalidad, y no como
simples registradores pasivos del fenómeno. Si esto es
así, el débil volumen de la criminalidad
femenina, objeto de persecución penal, podría ser
el producto de
un trato diferenciado (generalmente concebido como
privilegiado) de parte de los operadores penales y no el
reflejo de la criminalidad real de las mujeres.
Además, se agrega que el carácter enmascarado de la delincuencia
de las mujeres impide que sus delitos se descubran
fácilmente, ya que se dan mucho en el ámbito
doméstico.
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