Reconocer los elementos de expresión plástica en las artes de las distintas épocas
La
Línea:
En la prehistoria, la
línea tuvo una función
imitada de la forma y un sentido dinámico. Los dibujos de
Altamira o de Tassili causan admiración por la agudeza con
que está captada y la impresión del movimiento.
En las culturas preclásicas –Egipto y
Mesopotamia–
tanto en el dibujo como en
el relieve, la
línea es continua y uniforme para definir objetivamente
las formas reales.
También en el arte
grecorromano, mantiene la línea su pureza y su serenidad.
La figura se cierra con un contorno que describe la forma externa
de las cosas con absoluta precisión.
En el Renacimiento,
encontramos una tendencia lineal, de dibujo muy limpio, en la
escuela
florentina, que se propone una idea de pureza clásica; y
otra, representada por la escuela Veneciana, de contornos
más flexibles, subordinados al color y a la
luz.
La línea se rompe francamente y se tuerce en el
Barroco,
buscando la doble sensación de espacio y movimiento. El
color, las sombras, los contrastes, la luminosidad se hacen
elementos mucho más importantes que los
perfiles.
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