- Justificación
- La
película - Intentando
un enfoque antropológico del film - El
estructuralismo y "chocolate"
JUSTIFICACIÓN:
Dado que la Antropología trata de estudiar las
diferencias entre los hombres y nosotros decimos que ese objeto
de estudio es un otro cultural, que en principio nos remite al
choque entre dos culturas, la europea y la indígena
americana, creemos que en este film se presenta como observable
aspectos de esta dicotomía, como también la
aparición de otros "otros" que van apareciendo en la trama
y que permiten la observación dinámica del par contradictorio:
exclusión e inclusión, y de cómo se
presenta el concepto de
alteridad en este juego
dramático de rechazo y asombro.
LA
PELÍCULA:
El film CHOCOLATE, estrenado en el año 2000, con
Juliette Binoche, Johnny Depp, Lena Olin y elenco comienza
mostrándonos una imagen
panorámica de un pequeño poblado francés en
el que se sitúa la narración y el acercamiento a
través de las nubes y el humo de las chimeneas nos
deposita de lleno en la fantasía. Como en todo cuento, la voz
en off de un narrador –narradora, en este
caso– comienza a describir con qué nos vamos a
encontrar: gente recatada y devota que asiste puntualmente a la
iglesia,
buenos modales, corrección, apariencias. Un pueblo (en los
años 50) con una visión eurocéntrica
del mundo, en el que reina la tranquilidad como fin
supremo.
El Alcalde (el Conde) se aseguraba personalmente, parado
en la puerta de la iglesia, que cada uno de los habitantes entre
a misa.
Hasta que un día… un viento
"picaro" –sigue relatando la voz en off- y
muy fuerte del norte trae a dos viajeras consigo, y se
desencadena el conflicto.
Ellas son: Vianne (la protagonista) y su hija Anouk. Ambas vienen
desde lejos envueltas y encapuchadas en sus idénticas
capas rojas, como dos caperucitas. La primera es madre soltera,
desprejuiciada, audaz, y llega dispuesta a abrir una
chocolatería. La segunda habla con un canguro imaginario
que, al igual que ella, está cansado de deambular por el
mundo.
El motivo por el que esta mujer y su hija
se la pasan viajando tiene antiguas razones que se nos
develarán, también, a través de un cuento: A
saber, su abuelo (el abuelo de Vianne), George Rocher, un
reconocido farmacéutico hizo un viaje a Amèrica
Central mucho tiempo
atrás, en 1927, a estudiar los componentes medicinales de
ciertos compuestos naturales, y conoció, viviendo en una
tribu, el cacao puro mezclado con ají y otros condimentos,
y probó sus poderes reveladores. Esto era lo que
bebían los antiguos mayas en las
ceremonias sagradas. Los mayas
creían que el cacao tenía el poder de
revelar los anhelos secretos y destinos de las personas que lo
consumían preparado de una determinada forma. En esa
expedición, George conoce a Chitza, una bella
indígena, él era católico, ella era una
indía nómade cuya tribu iba de pueblo en pueblo, de
aldea en aldea, dispersando antiguos remedios. Ellos se enamoran
y George la lleva a Francia, donde
Chitza da a luz a una hija de
ambos, Vianne. Pero una noche, Chitza escapa con la niña
pues siente que su destino es vagar por el mundo distribuyendo
las propiedades del cacao, de aldea en aldea, de
generación en generación.
En síntesis,
Vianne ya de adulta ha repetido la historia, y siente que ella
es ahora la transmisora de esos saberes mayas, carga con esa
misión,
como su madre, su abuela y vaya a saber cuántas mujeres
más, según reza la leyenda.
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