Conflicto y herramientas de mediación en la relación de pareja
Introducción
Las técnicas
alternativas de resolución
de conflictos procuran crear espacios que respeten la
diversidad. El manejo de un divorcio de
una manera saludable va a estar en función de
que tanto el sistema puede
seguir funcionando desde una relativa cohesión y
flexibilidad.
Mucho tiene que ver la capacidad de los padres para
generar acuerdos desde el inicio del proceso, lo
que tiene que ver con un manejo saludable en el divorcio. Existen
estudios sobre las consecuencias psicosociales del mismo, que
describen como los hijos afectados por un proceso de divorcio
adquieren mayor competencia
social si los padres logran acuerdos desde el inicio. Asimismo
los regimenes de visitas equilibrados preservan la salud mental de
los hijos, siendo más importante la estabilidad del
vínculo con el cónyuge no conviviente que la
frecuencia de los mismos. La no abdicación de cada uno de
los padres es un elemento importante, si tenemos en cuenta las
consecuencias clínicas para los hijos, y el riesgo de caer en
lo que se ha denominado como síndrome de alineación
parental o SAP.
Este proceso incluye los alimentos, que
suele ser un aspecto difícil aunque puede significar la
vivencia de que se mantiene el interés
por su bienestar y crecimiento. (Gianella, 1998).
Por el contrario, cuando un divorcio se maneja de una
manera caótica o disfuncional o simplemente de manera
difícil, los hijos frecuentemente se sienten confusos y
culpables viviendo el proceso en las propias carnes, ejerciendo
un papel de pararrayos lo que conlleva alteraciones de conducta a lo
largo de su ciclo vital, somatizaciones y problemas de
autoestima e
identificación. Frente la pérdida de la estructura
familiar y la acomodación a nuevos modos de organización familiar, pueden sentirse
indefensos y no merecedores de apoyo, lo cual conlleva problemas
clínicos, de autoestima, de temor futuro al fracaso en
pareja, y una visión distorsionada del sistema conyugal y
parental.
El manejo del conflicto
desde la perspectiva de la pareja, suele acabar de manera
adversarial, en una solución contenciosa, bajo los
presupuestos
de la justicia
tradicional. Existiendo sin embargo figuras como el
arbitraje o la
conciliación.
En la actualidad, se propugnan cada vez más
frecuentemente modelos de
resolución de conflictos
auto compositivos, donde la figura de la mediación
adquiere día a día, mayor relevancia.
Hoy se puede hablar del modelo de
Harvard como aquella negociación asistida por un tercero
dirigida a la satisfacción de intereses o necesidades que
son incompatibles, a modo de conflicto en donde se
conducirá a un camino que busca el acuerdo entre las
partes.
El modelo transformativo se basa en un enfoque
terapéutico y se propone para potenciar el cambio en las
personas, a partir de las relaciones humanas desde sus propias
habilidades. Propugna caminar hacia el crecimiento moral, la
revalorización y el reconocimiento de cada persona. Este
modelo no busca tanto el acuerdo. Se basa en la
comunicación y en las relaciones interpersonales entre
las partes.
El modelo narrativo impulsado por Sara Cob, parte de las
aportaciones de White. Propone un análisis de la historia, de la narrativa,
teniendo en cuenta las relaciones, el contexto cultural, los
mitos,
los valores,
la incidencia en la identidad y en
el self, dando importancia a la comunicación y a la interacción entre las partes. Diez y Tapia
(2006).
Ante la perspectiva de una salida contenciosa en donde
existe el riesgo de propiciar y polarizar más aun la
confrontación hombre
mujer y la
manipulación de los menores, aumentando las cifras de
conflictividad, todos estos modelos inciden en la necesidad de
definir los problemas de manera integradora, lo cual implica
ciertos beneficios, fomenta la coparen talidad en el tiempo, la
creación de lazos y vínculos allá donde se
estaban perdiendo y en definitiva la normalización en la comunicación y
la relación con ambas partes.
En lo que respecta a la terapia de pareja, un conflicto
marital explicado desde la perspectiva ínter subjetiva,
puede ser visto como un campo de batalla de conflictos pasados
que se escenifican en el presente y donde el terapeuta es un
nuevo actor que participa. Siendo necesario que sea consciente de
los juegos
vinculares que se reproducen entre los tres participantes del
encuentro terapéutico.
Para Velasco Alva (2004) además de lo anterior,
es necesaria una preparación especializada para entender
los dinamismos íntimos de una pareja e inclusive conocer
de cerca o tener la vivencia y haber resuelto crisis de
pareja personales.
Tipología del Conflicto en la Pareja y
perfiles de pareja
En lo específico a la psicología de la
pareja Carter y Sokol (2000) señalan que para crear y
mantener un verdadero vínculo, los dos miembros de la
unión deben esforzarse por darse a conocer,
cuestión bien diferente a la de compartir rituales y
relaciones mediante estereotipos y conductas
adquiridas.
Para Sánchez (2003) el conflicto puede ser una
oportunidad para el crecimiento, integrando un problema aparente
(discurso del
ego) y un problema profundo (en donde la negociación tiene
que ver con aspectos menos conscientes para el sujeto), como
parte de un proceso terapéutico o de crecimiento personal.
Branden (2000) explica como una relación intima
en la que nos sentimos plenamente percibidos por otra persona,
siempre implica en algún momento elementos de
autodescubrimiento, la percepción
de unas capacidades de las que no éramos conscientes, de
una potencialidad latente, de rasgos que nunca ascendieron al
nivel de la percepción explícita. La visibilidad
implica a menudo, el descubrimiento de uno mismo.
Además la comunicación puede ser parte del
proceso del manejo del conflicto. Jakobson desde la lingüística revaloriza el código
y el contexto para la interpretación del mensaje. Así el
conflicto ha sido analizado desde el punto de vista de su
normativización, desde las perspectiva de las polaridades
sobre las que se desarrolla, teniendo en cuenta el contexto en
donde se despliega, desde el punto de vista de su funcionalidad o
de si potencia la
innovación o la creatividad,
desde el nivel de visibilidad considerando que tanto es latente o
manifiesto o desde el punto de vista de la vivencia, incluyendo
las percepciones, emociones, la
comunicación y el significado. Redorta, (2004).
La manera de manejar el conflicto en la pareja, ha sido
descrita por varios autores desde distintos círculos
epistemológicos en distintos momentos
históricos.
Es posible distinguir diversos perfiles de pareja como
son la pareja en desbalance de poder, pareja
en peligro de destrucción, matrimonio
habituado al conflicto, pareja que congenia en forma pasiva,
matrimonio desvitalizado, resultando un espacio interaccional
diverso en el universo de la
relación de convivencia, que además necesita de
recursos de
intervención diferentes.
Hirigoyen (2006) muy recientemente describe la
violencia
psicológica en la relación de pareja partiendo de
una relación asimétrica que conlleva
seducción y poder, en donde la terapia de pareja no es
efectiva si no partimos de un proceso individual para que cada
uno recorra su camino previamente, aspecto que la terapia de
pareja también suele ofrecer. Evidencia también la
dificultad de un proceso de mediación en este
sentido.
Reproduciéndose específicamente en
la violencia psicológica un modelo de dominación
sometimiento que conlleva la negación de la alteridad del
otro o de la diferencia, con efectos y secuelas duraderos en el
tiempo.
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