(Poesía
española. Generación del 27. Trabajo
analítico de la poesía de Jorge
Guillén)
"No sé si aún continúa la moda de elaborar
largamente los poemas, de
mantenerlos entre el ser y el no ser, suspendidos ante el deseo
durante años; de cultivar la duda, el escrúpulo y
los arrepentimientos, de tal modo que una obra, siempre
reexaminada y refundida, adquiera poco a poco la importancia
secreta de una empresa de
reforma de uno mismo". Estas conocidas palabras de Paul
Valéry, prologando su Cementerio marino se adecuan
totalmente a la concepción estética del cosmos armónico que
constituye la producción poética de Jorge
Guillén.
El volumen Aire
nuestro, publicado en 1968, es una unidad trilógica;
unidad de tres discursos
poéticos escritos entre 1919 y 1966:
Cántico, Clamor y Homenaje, los que
fueron publicados entre 1928 y 1967. En ellos se transparenta una
simetría entre geométrica y cabalística, que
se nutre de la tradición judeo-cristiana y de la
especulación personal.
Cántico, publicado por primera vez en 1928, fue
seguido de cuatro ediciones más, tituladas de igual
manera, aunque con diferentes subtítulos, lo que da un
total de cinco ediciones para el mismo y diverso libro porque
Jorge Guillén reubica e incorpora poemas hasta alcanzar,
en la edición
de 1950, la que subtitula Primera edición completa,
los trescientos treinta y dos poemas previstos, desde los setenta
y cinco iniciales.
La aparición de la "edición completa" fue
vista por algunos críticos como la forma definitiva del
volumen, sin que se haya tomado en cuenta la aparición de
la Segunda edición completa, publicada en 1962, lo
que transforma al libro en un libro quíntuple. La cantidad
de poemas de la primera edición era quince veces cinco. En
cinco secciones se divide el volumen Cántico.
Muchos poemas son de cinco estrofas, cuando no se encuentran de
de quince estrofas, es decir, tres veces cinco. El número
tres adquiere mayor relevancia en la segunda parte de su
trilogía de la existencia y el ser: Clamor. Clamor
se publica en tres secciones: en el ’57 aparece la primera,
subtitulada Maremagno; en el ’60, Que van a dar a
la mar y en el ’63, A la altura de las
circunstancias.
El supuesto cambio
temático que se opera entre Cántico y
Clamor (pasaje del canto al grito) es más
superficial que esencial, a mi entender, no compartiendo la idea
que se ha observado, viendo en Guillén la existencia de
dos poetas diferentes, o un poeta, que al igual que otros que
integraron el grupo
poético al que pertenecía, mantiene una
concepción deshumanizada del arte, para
emplear la fórmula de Ortega y Gasset, o pura, si se
quiere, relacionada con los movimientos de vanguardia que
influyeron en España, y
que, luego de la Guerra Civil,
se "retracta" y escribe una poesía social
pronunciada.
El propio Guillén ha dicho: "Quisiera que se
considerase mi obra como un conjunto homogéneo, como una
unidad poética que oscila entre dos niveles". Por
último, Homenaje, de 1967, se divide en cinco
secciones más un Fin. Por lo tanto, se observa una
intención que tiende claramente a la unidad poética
desde el inicio de la praxis
poemática: 5+3+5, + un FIN, el que cierra la
producción con un poema que objetiva la totalidad de la
obra concebida: Obra completa. La numeralidad 5+3+5, que
más adelante se verá reforzada con la
publicación de Y otros poemas, se transforma en un
significante más de los producidos por Guillén.
Ordena, armoniza el espacio poético y tiende a una
producción significativa infinita donde se proyecta lo
imaginario. A la objetividad de la producción guilleneana
se le suma el número o la cadena de números
emergentes como una realidad más que puede pensarse como
objetiva e infinita. Sin embargo, la finitud significante fue
preconcebida por el poeta:
Siempre he querido concluir mi obra,
Y sucediendo está que la concluyo.
Lo mejor de la vida mía es suyo.
¿Hay tiempo
aún de más? Papel no sobra.
Al lograr mi propósito me siento
Triste, muy triste. Soy superviviente,
Aunque sin pausa mane aún la fuente,
Y yo responda al sol con nuevo aliento.
¡Dure yo más! La obra sí se
acaba.
Ay, con más versos se alzaría
obesa.
Mi corazón
murmura: cesa, cesa.
La pluma será así más firme y
brava.
Como a todos a mí también me
digo:
Límite necesario nos defina.
Es atroz que el minero muera en mina.
Acompáñame la luz que abarque
trigo.
Este sol inflexible de meseta
Nos sume en la verdad del aire
puro.
Hemos llegado al fin y yo inauguro,
Triste, mi paz: la obra está
completa.
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