Sensatez en la educación: Se enseña con los ejemplos y no con las apariencias?
- Con respeto mutuo y
conformidad - El
caso de Melania revisitado - La
fórmula - Los
valores se transmiten con el maestro - La
coherencia como valor educativo - En
resumen - Apéndice
Aprendemos valores y
normas
imitando las actitudes de
quienes nos enseñan.
Y quienes, de niños,
entonces nos educaron, fueron los primeros políticos a
quienes conociéramos — ¡Sorpresa! — Esos
"políticos" fueron nuestros padres, autores sinceros de
tantas "mentiras blancas" con las que esperaban
enseñarnos a no mentir —
precisamente.
Así fue como nuestros propios padres nos
adoctrinarían en el arte de la
mentira. (Véanse mis ponencias al respecto).
Enseñar a vivir es acompañar a alguien en el
proceso de
maduración hacia su propia autonomía. En este
camino, quien enseña ha de mantener una postura activa,
inmediata y vigilante pero también considerada. Por otra
parte, como en todo aprendizaje, y de
manera más notoria en el que se hace directamente de la
vida, la seguridad que se
le ofrezca a quien está aprendiendo servirá como
pilar al que aferrarse en el día a día.
Respeto y mutua confianza han de ser las bases en las
que se fundamenta toda educación.
Pero antes, y para llegar a ello, quien enseña
debe ser familiar con lo que va a enseñar, ya que se
convertirá en modelo con sus
propias palabras, y sobre todo, con sus actos — como debieran
los padres de ser.
Y no como son nuestros políticos que nos mienten
asegurándonos — durante la campaña de lo que
harán — mientras que al final nos engañan
haciendo lo que a ellos les beneficia hacer.
Esperen el finale de esta
lección…
Fotos que no quisiéramos recordar:
Así vive el dominicano residente de las sierras…
Donde hace mucho frio…
Con respeto mutuo y
conformidad
Un buen compañero en el trayecto de hacerse
persona
respetable y civilizada, entrelaza su disponibilidad y compromiso
bajo las pautas del deber y la conformidad. El aprendiz debe
saberse entendido, escuchar que lo es, pero también debe
sentirlo. Se usarán con él palabras de
soporte, sin olvidar el tacto, cuando éste sea apropiado.
También debe sentirse aceptado tal como es, piensa y
siente, aun cuando no coincida con la forma de pensar y sentir de
quien lo educa. Su seguridad se reafirmará si lo tratamos
desde la aceptación juiciosa, que lo respeta tal cual es,
sin reproches, descalificaciones ni imposiciones — siempre y
cuando, los valores
del bisoño sean emanadas de la ética —
porque debemos ser conscientes de que la aceptación no
tiene por qué ser sinónimo de
aprobación.
Una relación terapéutica es un buen
ejemplo.
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