- El cuento…
- Hansel y
Gretel - Blanca
Nieves - Cómo
contar los cuentos de hadas - Los cuentos
de hadas y el conflicto existencial - En los cuentos
de hadas el mal está omnipresente, al igual que la
bondad - La
resolución de conflictos - Dando una patada
al patito feo, por ser feo - La
búsqueda del significado de la vida en los cuentos de
hadas - En
resumen
Con esta disertación concluimos nuestra serie en las
aplicaciones de la lingüística, de la semántica en especial, y del papel que la
fe juega en nuestras vidas emocionales.
El
cuento…
El cuento y los contadores de cuentos
formaron parte del patrimonio
cultural de nuestra especie.
Imaginen la luna llena, un fuego chisporroteando en una
hoguera pequeña, el olor del café
fortificado con la nuez moscada y en ese instante nos trasladamos
a la selva primordial — o quizás nos trasladamos a
Haití, donde el parsimonioso y desdentado cuentista nos
encanta con el hechizo de sus palabras.
La única interrupción de ese acto tan venerable
llega cuando don Polín, el cuentista, interrumpe su
narración para soplar el café que
beberá.
El cuento nos divertía y nos educaba. El cuentista era
un profesional de vocación.
Al mismo tiempo que
divierte al niño, el cuento de hadas le ayuda a
comprenderse y alienta el desarrollo de
su personalidad.
Le brinda significados a diferentes niveles y enriquece su
existencia de diversas maneras.
Estos relatos representan, de forma imaginaria, la esencia del
proceso del
desarrollo humano normal, y logran que éste sea lo
suficientemente atractivo para que el niño se comprometa
en él con entusiasmo.
Este proceso de crecimiento empieza con la resistencia hacia
los padres y el temor a la madurez, terminando cuando el joven se
ha encontrado ya a sí mismo, ha logrado una independencia
psicológica y raciocinio moral, y ya no
ve al otro sexo como algo
temible o demoníaco, sino que se siente capaz de
relacionarse positivamente con éste. En resumen, los
cuentos de hadas contribuyen psicológicamente en forma
positiva al crecimiento íntimo del niño.
El problema que hoy existe, es que ya hace mucho tiempo que
abandonáramos su uso.
Los cuentos de hadas son únicos y el significado
más profundo de este tipo de cuentos será distinto
para cada persona, e
incluso para la misma persona en diferentes momentos de su
vida.
El que un cuento sea más importante que otro para un
niño determinado y a una edad determinada, depende
totalmente de su etapa de desarrollo psicológico y de los
problemas
más apremiantes en aquel momento.
Por ejemplo, al tratar de Hansel y Gretel, el empeño
del niño por seguir junto a sus padres, aunque haya
llegado la hora de lanzarse al mundo por sí solo, es
violento, al igual que la necesidad de superar una oralidad
primitiva, simbolizada por el apasionamiento de los niños
por la casita de turrón. Este cuento tiene mucho que
ofrecer al niño pequeño que está a punto de
dar sus primeros pasos por el mundo. Da forma a sus angustias y
le inspira seguridad frente
a estos temores, porque éstos se muestran injustificados:
al final vencen los niños y el enemigo más temible,
la bruja, es cabalmente derrotado. Esta historia alcanza mayor
atractivo y valor para el
niño a la edad de cuatro a cinco años, es decir,
cuando los cuentos de hadas empiezan a ejercer su beneficiosa
influencia.
Hansel y Gretel
La angustia de separación –el temor a ser
abandonado- y el miedo a morir de hambre, junto con la voracidad
oral, no son exclusivos de ningún período de
desarrollo en
particular. Tales temores se dan en todas las edades, porque
existen en el inconsciente. (Aquí recomendamos: The
Uses of Enchantment por B. Bettelheim).
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