- Cuando de la adolescencia se
habla, la "identificación", como parte esencial la
misma, se insinúa en el tema - Santo Domingo — cualquier
viernes por la noche… - La
familia bitácora anticuada desprovista de polo
magnético - No es
todo lo que es crítico - El
trabajo: el trabajar como deber — y — el trabajo: el
trabajar, como etapa de maduración
consolidada… - El
adolescente dominicano vive, a menudo, un estado de
confusión existencial - Invitemos a
Melania de nuevo - En
resumen - Amor
adolescente: ¿Antes? o
¿después… del
himeneo? - Bibliografía
- Epílogo
- El
deber
Esta lección es acerca de la adolescencia.
Pero de la adolescencia, vista como fenómeno
demográfico aplicable al entorno dominicano, como
igualmente puede ser interpolada con la de muchos países
latinos con una clase afluente
similar a la nuestra.
No es mi propósito hacer un estudio de la
adolescencia como el fenómeno biosociológico de la
pubertad, con
que a menudo se confunde, o de su secuela, la adolescencia
propia. Esa contribución ya la hicimos, compilando las
contribuciones de los líderes en el sujeto, hace ya varios
años. (Véase: La Pubertad: Creación de
Dios — La Adolescencia: Invención
Humana).
Esta lección consiste en un análisis de ésa, nuestra
invención — esa moratoria especial — que se
caracteriza por una dependencia inusitada — por todos, conocida
como la adolescencia — y de sus epifénomenos emocionales
y sociales.
Ya que como, antes de mi parafrase, en el título
de mi ponencia, anteriormente citada, Erikson dijera: La Pubertad
es fenómeno de Dios, la adolescencia, es invención
del hombre.
Entonces, hablemos de la adolescencia — la
invención humana (Véase: Centuries of
Chilhood por P. Aries).
Cuando de la
adolescencia se habla, la "identificación", como parte
esencial la misma, se insinúa en el tema
Pero, la identificación —- en este
período de la vida — carece de la importancia, por
tantos asignada, como más adelante,
aprenderemos…
identificación siempre fuera una tarea ardua para
los adolescentes,
como algunos creen. Ya que, de acuerdo con ellos, ésta
constituye la labor principal de este período en el ciclo
vital. Hoy se haría más difícil —
según el autor de este ensayo
–– en tiempos en que, bajo la crisis de
identidad de
la sociedad en
general, los adultos mismos atraviesan una desorientación,
que sólo podría resolverse a través del
examen y mutua dialéctica entre generaciones, por todas
partes del mundo civilizado.
Dejemos claramente establecido, desde el principio, que:
la identificación –– sexual — que es lo
que al término "identificación" oblicuamente alude.
No es tarea de la adolescencia — sino que es tarea de la
pubescencia, la que, para estos tiempos, estaría ya
rebasada.
La tarea de la adolescencia, no es una sino que
son dos tareas: el logro de la autonomía y
la adquisición de la independencia.
Santo Domingo —
cualquier viernes por la noche…
La tragedia ocurre en una discoteca local.
Jóvenes consumen tequila. Lo hacen en una gesta de
resistencia al
alcohol —
hasta que, víctimas de la intoxicación — algunos
pierden la vida. El hecho conmovedor, resalta tanto la
desprotección homicida a la cual están expuestos
muchos adolescentes — como su espíritu es dócil
y, a veces, fatalmente sugestionable.
Todos reprobaron lo ocurrido, aunque sucediera, por
voluntad de las víctimas.
Todos, asimismo prometieron precaver situaciones
similares — para pronto, olvidando su experiencia y promesas
— retornar en rebusca de nuevos entusiasmos
parecidos.
Que lo repitan no debe sorprendernos, ya que es parte
del estado de
flujo emocional que caracteriza este período de la
vida.
La razón no es simple.
Es que, comprendámoslo, la adolescencia es un
tiempo abierto
a la revisión y a la producción de dos tipos de procesos de
reestructuración psíquica:
1. los que determinan los modos de consolidación
de la identidad sexual que comienzan en la pubertad y
2. los que plasman la reconstrucción de
afirmaciones éticas, sometiéndolas a una
valoración individual con el fin de lograr una
independencia madura.
La palabra clave es: independencia — a la que
añadiremos, "madura" y "genuina".
Erikson describió esta etapa como un
período de dialéctica inflamada, tanto
íntima como ambiental. (Véase: Identity Youth
and Crisis por E. Erikson).
Página siguiente |