2. Problema
3.
Impresionismo
4. Vincent Van
Gogh
5.
Paul Cézanne
6.
Postimpresionismo
7. Solución del
Problema
8. Receptores Contemporáneos y Receptores
Ideales
9.
Conclusión
10.
Bibliografía
Ya es conocida la fama artística como pintores
que poseen Vincent Van Gogh y Paúl Cézanne.
También se sabe del tremendo aporte que ellos hicieron a
lo movimientos pictóricos establecidos en su época
y a los nuevos estilos vanguardistas que serían, a la
larga, la base del las tendencias artísticas
actuales.
A causa de esta especie de evolución que se generó en las
paletas de cada uno de estos pintores, la historia del
arte considera que hubo un quiebre entre ellos y el impresionismo,
considerado como un importante movimiento que
ganó mucha fama y se hizo se acreedor de muchos seguidores
en su época.
El siguiente trabajo pretende explicar las causas
originaron esté cambio de
actitud para
con el impresionismo en
el caso de Van Gogh y Cézanne. Además de dar sendas
y breves biografías, mostrar
las consecuencias que genera esta revolución
en la estética pictórica de la segunda mitad del
siglo XIX.
A petición del ramo de Teoría
de la
Comunicación, se darán a conocer las características, desde distintos puntos de
vista, de los receptores críticos contemporáneos a
la creación de las obras de estos pintores. Además
mostrará cuales podrían ser los receptores ideales,
para que los cuadros recibieran una crítica
positiva.
Posición frente al Impresionismo
Ambos pintores tuvieron un pick en su trabajo y estuvo
entre la década de 1880 y 1890. Esto se aprecia al ver la
critica objetiva que reciben las obras realizadas durante este
periodo, resultando ser positiva.
También es en este momento cuando empiezan a
trazar líneas nuevas, a quebrar, en cierto modo, con lo
que estaba establecido por los pintores que seguían el
estilo que estaba de moda: El
impresionismo.
Es por esto que, cada uno por su parte, se va ganando
una desaprobación por el público y critica
especializada, Aún así, hubieron quienes los
apoyaron e impulsaron a seguir adelante.
Más adelante se encontrará respuesta a la
incógnita de por qué Van Gogh y Cézanne
rompen con la corriente impresionista.
En 1874, un grupo de
artistas organizo en Paris una exposición independiente de
cuadros, en un intento deliberado de conseguir para sus obras una
salida al margen del salón oficial. Uno de los
participantes, Claude Monet, expuso un cuadro que llevaba por
titulo Impresión: Amanecer; varias reseñas de la
exposición escogieron este titulo por considerar que
reflejaba la característica predominante de las obras
allí expuestas, y un critico, Louis Lorey, titulo su
reseña "La exposición de los impresionistas". Si
bien ninguno de los artistas empleaba de buen grado el nombre -se
empleaba para describir cuadros de tipos muy diversos-, la
denominación hizo fortuna, y lo que había nacido
como una ocurrencia de la critica se transformó en el
nombre de uno de los movimientos artísticos más
significativos de las postrimerías del siglo
XIX.
Después de exponer "Impresión, amanecer" ,
Monet, fue el blanco de los críticos y el líder
teórico del grupo que,
como él, se preocupaba por transmitir su impresión.
Definió las reglas de la nueva corriente.
Resulta imposible encontrar una definición para
abarcar la gama de cuadros que suelen describirse con el termino
"impresionismo"; sin embargo, el paisaje impresionista por
excelencia tiene ciertas características identificables:
es de tamaño relativamente pequeño e irregular en
cuanto a la composición, y por lo general en su mayor
parte se realizaba al aire libre; sus
colores son casi
siempre brillantes y contrastantes, la pincelada libre e
intuitiva. La discusión de estos factores, unida a una
consideración del impresionismo dentro de sus contexto
histórico y sobre el fondo del ambiente
intelectual y social, nos puede llevar a definir la naturaleza y al
alcance genuinos de este movimiento.
El impresionismo se presenta como una
prolongación del realismo. Nace
bajo su influencia y adopta, como él, los temas de la vida
cotidiana. Se sitúa en la cumbre de los estudios
pictóricos sobre la luz, que se
vienen llevando a cabo desde el renacimiento,
y propone cuadros luminosos en antítesis con los
sepias consagrados por la tradición.
Los impresionistas pocas veces mostraban aspectos serios
de la sociedad, aunque
cuando lo hacían, eran maestros. Por el contrario,
preferían enfocar los momentos gratos de la vida como son
los placeres: jardines, fiestas, restaurantes, paseos,
baños…
La luz, alegre y a
veces agobiante, dominaba sus cuadros gracias al culto a los
reflejos (agua,
espejos), a la abundancia de colores claros y
brillantes y a la casi ausencia de negros. Trabajan afuera cuando
el tema lo requería, y pintaban las sombras a todo
color. Para
los impresionistas lo mas importante en la pintura era
capturar "el momento".
Estimulados por la ciencia,
escogían no mezclar los colores en la paleta dejando
el trabajo de
fusión
al ojo del espectador: usan colores puros que aplicaban uno al
lado del otro en pequeñas pinceladas, creando un efecto de
color. El
resultado afectaba la definición de las formas.
Éstas tendían a una desintegración que la
clase burguesa de la época creando algo así como un
ataque a sus valores
más importantes.
La cercanía de la cámara
fotográfica, por otro lado, justificaba el esfuerzo de los
impresionistas para salirse del estrecho marco de la
representación que a la vez les abre nuevas perspectivas,
por esta razón los pintores impresionistas buscaban
ángulos nuevos para capturar la vida, especialmente el
espectáculo de la ciudad.
En conclusión, el impresionismo solo
pretendía transmitir la impresión del pintor. Es
,por lo tanto, subjetivo a la hora de diferenciarlo con otros
estilos pictóricos.
Contemporáneo de descubrimientos sobre el color y
la visión, cambia los paradigmas
tradicionales de la pintura
respecto a ellos. También de la época de las
primeras fotografías, cuestionaba la importancia de la
representación, las poses y la composición
tradicional. Además, estaba profundamente marcado por la
difusión de las estampas japonesas y por la economía que
éstas manejaban en su tratamiento de la figura.
Los pintores impresionistas son numerosos y prolijos.
Aunque París sea la capital
artística del fin de siglo, brillan también nombres
extranjeros entre los que innovaron y esto permite la exportación del movimiento. Otro aspecto
importante era que la fuerza de la
corriente no lograba ahogar el individualismo de los
artistas.
Se consideran generalmente como iniciadores Manet y
Monet. Los siguen, entre otros Renoir, Degas y Toulouse
Lautrec.
Eslabones hacía el futuro, vienen finalmente
Seurat y Sisley, los puntillistas, y Cezanne, Gauguin y Van
Gogh.
Nació en Zundert (Holanda). Su padre era pastor
evangelista y entre sus tíos había marchantes de
arte,
almirantes y libreros. Empezó a trabajar en 1869, a los
dieciséis años de edad, en la galería de
arte que su
familia
poseía en La Haya; la galería se había
asociado con una compañía francesa y era conocida
como Goupil et Cie. A Vincent le gustaba el trabajo en
ella, pues se sentía absorbido por el arte.
Su primer contacto con el arte se produjo desde la
óptica
del marchante y crítico aficionado, y su juicio era agudo
y certero. Estudio en la Escuela de La
Haya entre 1869 a 1873, donde conoció a varios pintotes
impresionistas. Tenia cierto gusto y admiración artistas
de generaciones anteriores que no cambió en toda su
vida.
Van Gogh trabajó para Goupil et Cie. en Londres
(1873-75) y París (1875-76), pero sufrió una
depresión tras una desafortunada
experiencia con la hija de su patrona londinense, y en abril de
1876 acabó siendo despedido de la compañía.
Entonces se hizo cada vez más religioso y se dedicó
a leer la Biblia con asiduidad. En 1877 trabajó durante
varios meses para un librero de Dordrecht. Su amor por la
literatura se
traducía en sus variadas lecturas y en sus amplios gustos.
Posteriorrnente introdujo sus libros
preferidos en sus cuadros.
A finales de los años 70, la religiosidad de Van
Gogh se fue agudizando. Pasó nueve meses en Inglaterra
colaborando con los metodistas, y llegó a escribir y
pronunciar un largo sermón. A mediados de 1877
decidió seguir los pasos de su padre e ingresar en la
Iglesia
evangélica. Con este fin estudió en Amsterdam y
Bruselas, y en el mes de noviembre de ese mismo año fue de
prueba como evangelizador a una región minera de
Bélgica asolada por la miseria, el Borinage. Fue una
época trascendental para Van Gogh, que vivió la
práctica del Evangelio, dedicándose por entero a
los mineros, cuidándoles cuando resultaban heridos en una
explosión en una mina, despreocupado de la ropa, la comida
y otros asuntos terrenales. Pero su voluntad de llevar a la
práctica al pie de la letra los mandatos del Evangelio
chocó con las altas jerarquías
eclesiásticas. Su comportamiento
contradecía las convenciones aceptadas en su clase y
actividad, y fue expulsado del estamento religioso. Van Gogh
renegó de la hipocresía del alto clero y de las
llamadas "personas respetables". Pronto sería rechazado de
nuevo por vivir demasiado de acuerdo con sus ideas religiosas: en
efecto, en La Haya muchos artistas le dieron la espalda por dar
cobijo a una mujer abandonada
y desamparada, que tenía fama de prostituta.
A los veintiséis años, Van Gogh
había realizado ya varios trabajos y en todos había
fracasado. Vagó entonces por el Borinage totalmente
desesperado, como cuenta a Theo en una carta emocionante
escrita en el mes de julio de 1880. Todo lo que le interesaba se
fue concentrando entonces en una sola actividad: el arte. Se
centró en el arte que conocía (Rembrandt,
Delacroix, Millet) y en los libros de
Dickens, Victor Hugo y Michelet. Escribió por entonces:
"Hay algo de Rembrandt en Shakespeare… de
Delacroix en Victor Hugo; y hay algo de Rembrandt en los
Evangelios, o algo de los Evangelios en Rembrandt".
Durante sus paseos por el Borinage, Van Gogh
había intentado llegar hasta Courriéres para
visitar a un artista al que admiraba, Jules Breton. Veamos
cómo describe el momento en que tomó la
decisión: "Pues bien, incluso sintiéndome
profundamente miserable, recuperé algo de la
energía perdida y me dije: a pesar de todo, volveré
a trabajar, a coger el pincel, que he abandonado por el gran
desaliento que noto en mí, y seguiré dibujando. A
partir de ese momento tenía la sensación de que
todo había cambiado". Van Gogh había dibujado antes
de 1880. En su juventud
había realizado dignos dibujos,
fundamentalmente copias de grabados. También había
hecho pequeños apuntes y caricaturas para una niña
de La Haya en 1872 y 73. Nos ha dejado imágenes
de la mayor parte de las casas en que vivió. Al volver a
coger el pincel, tenía las ideas más claras sobre
lo que quería hacer: deseaba realizar dibujos de
gente trabajando en un estilo crudo, adecuado al tema de las
obras, que expresara sus sentimientos sobre "la gente". A partir
de este momento su carrera se divide en períodos dominados
por los lugares en que vivió: Etten en 1880, La Haya en
1881 a 1883, Drenthe en 1883, Nuenen en 1883 a 1885, Amberes de
1885 a 1886, París de 1886 a 1888, Aries en 1888, St. Remy
en 1889 y 90, y Auvers en 1890. Durante la primera mitad de su
carrera artística vivió en Holanda, donde
desarrolló un estilo personal dentro
de la línea de la Escuela de La
Haya. Sería un error olvidar las primeras obras de su
corta carrera. Los colores sombríos, las espesas capas de
pintura y el gusto por la representación de campesinos en
sus cabañas o trabajando en los campos recuerdan las
pinturas de Josef Israels (1824-1911) y Anton Mauve (1838-88),
éste último resultó ser su único
maestro en el sentido estricto de la palabra. En esa época
se sintió atraído por la pintura de figuras, ya que
pensaba que la manifestación más alta del arte
modemo era la representación de los campesinos en
acción. Algunos de sus mejores dibujos están
inspirados en los hombres y mujeres de Nuenen captados en sus
faenas agrícolas. Sin embargo, los cuadros de Van Gogh
carecen, de todo sentimentalismo, carácter
anecdótico o comentario social evidente. Era consciente de
que su forma de vida iba siendo minada por la
industrialización, que acababa con la existencia sencilla
que hasta entonces el hombre
había llevado en contacto directo con la naturaleza.
Van Gogh se sentía, sin embargo, aislado en el
campo, lejos de otros artistas, y por eso se matriculó en
una academia de dibujo de
Amberes. Pero, repentinamente, decidió trasladarse a
París, y envió a Theo esta nota: "Querido Theo, no
te enfades conmigo por actuar tan precipitadamente…
Estaré en el Louvre a partir del mediodía o antes,
si así lo deseas".2 En París
estaban surgiendo nuevas ideas y movimientos, y esto excitaba la
imaginación de cualquier artista joven. Van Gogh pudo ver
la exposición de los impresionistas, los Salones anuales,
la exposición del nuevo Salón Nacional, una
retrospectiva de su artista preferido, Millet, exposiciones de
Monet y Renoir en la galería Petit y obras simbolistas de
Gustave Moreau y Odilon Redon. Frecuentó el estudio del
renombrado pintor Ferdinand Cormon, y allí conoció
a Henri de Toulouse-Lautrec. Los colores de las obras eran
brillantes y alegres; el tema, libre, aunque predominaran las
vistas de París y los paisajes. Vincent se puso a
experimentar en seguida en la práctica las ideas de los
postimpresionistas, que había conocido a través de
Paul Signac. Puntos de color quebrado empezaron a verse en sus
lienzos, y pinceladas nerviosas, como si se hubieran aplicado con
prisa. Esta tendencia fue aumentando. Van Gogh llegó a
París en un momento en que los artistas jóvenes
estaban desarrollando una serie de ideas que iban más
allá del impresionismo, y en que los artistas ya
consagrados empezaban a explorar estas nuevas ideas. Vincent se
interesó por ellas, pero prefirió seguir una
línea más personal,
influido por los grabados japoneses entonces de moda en
París. El cubrimiento de amplias zonas del lienzo con un
color puro y la elección de temas populares hicieron que
el artista considerara estos grabados como obras no puramente
decorativas, sino susceptibles de un análisis más profundo: eran un
edén de luz y color.
Las tensiones y luchas existentes en la vida
artística parisina de la época entre las distintas
tendencias disgustaron a Van Gogh, que decidió marchar al
sur de Francia a
buscar su propio Japón de luz y color. Allí
esperaba encontrar una comunidad de
artistas que colaboraran entre sí, como la Escuela de
Barbizon, la de La Haya y los talleres de grabadores japoneses.
Al pintor le atraía el sur, y sentía que
había encontrado su Japón: pero también le
recordó a su Holanda natal. Escribió a su hermana
que lo que había aprendido en París no le
servía, y en sus cartas a Theo
decía que la campiña de Provenza le recordaba las
obras de Ruisdael y Hobbema. En los paisajes pintados por Van
Gogh en esta época aparecen las mismas llanuras inmensas
que en los dos pintores holandeses del siglo XVII; además,
se repite el motivo holandés de los puentes levadizos, que
habían sido construidos en Provenza por ingenieros venidos
de los Países Bajos.
En 1888 Vincent convenció a Paul Gauguin de que
se reuniera con él en Aries con el fin de fundar una
sociedad de
artistas que llevaría el nombre de "Estudio de los
trópicos". Pero los dos artistas tenían distintos
puntos de vista sobre pintura, y esto se tradujo en violentas
discusiones que Van Gogh calificó de "eléctricas".
El pintor holandés había dedicado su carrera al
estudio naturalista de la realidad que le rodeaba, y esto chocaba
con la concepción de Gauguin. Luego de cortarse la oreja
por una discusión con Gaughin, fue encarcelado y liberado,
pero más tarde volvería a ser aprisionado a
petición del pueblo de Aries, y finalmente ingresó
voluntariamente en el hospital psiquiátrico de St. Paul,
en St. Remy. La enfermedad de Van Gogh se caracterizaba por
frecuentes ataques, seguidos de períodos de letargo e
inactividad, a su vez seguidos de una completa lucidez y una
sorprendente actividad. Se ha dicho que era esquizofrenia,
epilepsia o una tara familiar hereditaria. El escaso desarrollo de
la psiquiatría en esa época dificulta el
conocimiento de su enfermedad, pero es probable que Van Gogh
padeciera un tipo de epilepsia temporal cuyos síntomas a
menudo recuerdan los de la esquizofrenia. Es
posible que su "locura" no afectara directamente a su arte; pero
esta experiencia y el miedo a futuros ataques, con la
consiguiente depresión,
inevitablemente tuvieron que desequilibrarle.
Van Gogh pintó en St. Remy y se observa un
cambio en su
estilo: los tonos se hacen más sombríos y las
formas están agitadas, como si tuvieran energía
propia y escaparan al control del
artista. Pidió a Theo que le enviara dibujos antiguos y
volvió a pintar campesinos, cabañas y paisajes,
reunidos bajo el título de "Recuerdos del Norte".
También dibujó de memoria una
versión de "Los comedores de patatas". Una de sus obras
más importantes de este período es la copia del
aguafuerte de Rembrandt La resurrección de Lázaro.
En él, Rembrandt se servía de un rayo de luz para
simbolizar el poder que
emana de Cristo. Van Gogh elimina la figura de Cristo,
sustituyéndola por un gran sol amarillo, cuya luz,
representada por un dorado que inunda la pintura, simboliza la
fuerza de la
vida. Así, transforma a Rembrandt a través del sol;
el norte y el sur se juntan; la religión, el arte y
la naturaleza forman una unidad.
Van Gogh volvió al norte en mayo de 1890.
Pasó por París, vio algunas exposiciones antes de
marchar a Auvers. En este pueblecito de las afueras de
París fue tratado por su amigo, el Dr. Gachet, que era
médico, pintor y amigo de los impresionistas. Van Gogh
trabajó mucho en este período, realizando dibujos y
pinturas a un ritmo de uno a dos por día. A Vincent le
preocupaba su hermano Theo, que había sido su único
apoyo financiero durante los últimos diez años. La
angustia de la dependencia económica, la sensación
de fracaso ( en su vida no vendió ni un solo cuadro), el
miedo al futuro y a posibles nuevas crisis, con el
consiguiente riesgo de no
poder seguir
trabajando, debieron de pesar mucho, comprensiblemente, en su
ánimo. En una de sus últimas cartas, Van Gogh
se muestra
preocupado por la vulnerabilidad de los artistas frente al
mercado
artístico. Ciertamente algunas de sus pinturas de esta
época expresan desolación y
vacío:
"Yo no tengo la culpa de que mis cuadros no se
vendan.
Pero llegará el día en que la gente se dará
cuenta de que tienen más valor de lo
que cuestan las pinturas."3
El 27 de julio de 1890 Vicent intentó suicidarse
con una pistola: murió resultado de las heridas dos
días después, en brazos de Theo, a los treinta y
siete años. La tragedia de su muerte ha
oscurecido su vida, y su obra a menudo parece acompañada
de una etiqueta invisible que dice: "Esto fue pintado por un
hombre que
estaba loco y se suicidó".
Paul Cézanne nació en Aix-en-Provence en
1839. Hijo de un rico banquero, se crió en un ambiente de
severidad propio de la burguesía provinciana francesa.
Recibió una educación esmerada y
una sólida instrucción humanista. En sus estudios
conoció a Emile Zolá quien, hasta 1886, fue uno de
sus mejores amigos. Después comenzó los estudios de
Derecho , pero los dejó para dedicarse a la pintura. En
1861 su padre lo inscribe en la Acedemie Suisse, donde
conoció Pisarro que, junto con Zolá, lo
introducirían en el cenáculo de los futuros
impresionistas. Su primeras telas, fantasías
románticas, basadas en su admiración por Rubens y
Delacroix, eran tosas y rudas. Sin embargo, desde la primera fase
de su pintura se podían notar efectos dramáticos,
propensos a temas de acción y violencia. A
través de la Academie Suisse de Paris conoció a las
impresionistas, especialmente a Pisarro, que le estimuló a
pintar naturalezas. Durante este periodo adoptó las
técnicas del impresionismo, pero no se alejó de las
preocupaciones por captar el aspecto de las cosas cambiantes.
Expuso con los impresionistas, pero continuó estando
aislado, en parte a causa de su personalidad y
en parte porque su análisis estructural era algo ajeno al
impresionismo. Su primera exposición tuvo lugar en 1895,
hasta entonces este artista no era conocido entre los entendidos
en las cosas del arte. Aun así, creó un gran
interés
entre los artistas jóvenes, que llegaron, incluso a
visitarlo para pedir su consejo.
Cézanne quería hacer del impresionismo
algo sólido y duradero, como el arte de los museos. Esto
indica su interés
por la estructura
subyacente y permanente de la naturaleza y señala el
camino hacia su estilo de madurez, en que conserva su disciplina
estructural. Inspirado en sus primeras obras por Delacorix,
Coubert y Manet, Cézanne comenzó con imitarlos, a
menudo sin mucho éxito.
"Le Compotier" es su obra que se considera como la que
más representa los deseos, por parte de su autor, de
asimilarse los hallazgos del impresionismos. Mas, justo en este
momento, tratará de acomodar a sus intenciones aquella
técnica aprendida; así, en la evolución que en él se
insinúa por esos años, la pincelada pierde espesor
y el colorido, en cambio, gana en pureza.
A Cézanne le resultaba incomoda la insistencia de
los impresionistas por captar los efectos constantemente
cambiantes de la luz y del color en la naturaleza; él
necesitaba estructura y
tiempo para
poner pintura sobre un lienzo. Cézanne desarrolló
lenta y metódicamente un estilo basado en la observación de la naturaleza, y sus
preocupaciones eran la utilización de la pintura como
material, la aplicación del color y la propia pincelada.
Cézanne quería composiciones bien ordenadas y
armónicas imitando con precisión las
interrelaciones tonales y formales que veía en la
naturaleza, y aplicó este principio tanto al paisaje como
al retrato y la naturaleza muerta. Más tarde, ya desligado
por completo del impresionismo, la práctica de la acuarela
(a la que se dedicará desde 1880) introducirá en su
manera de pintar sus típicas pinceladas breves, finas y
nerviosas.
Este artista hace notables y solitarios esfuerzos por
llegar a "realizar" y materializar sus sensaciones ante la
naturaleza, captándola en términos de color y
organizándola según la lógica
de la mente.
El impresionismo no fue, para Cézanne, más
que un ejercicio, una práctica. Era una pintura que, para
su temperamento, se fundaba demasiado en la sensación dada
en sentido de superficialidad, y él ambicionaba otras
cosas. Su pintura, que iba en contra de lo que se seguía
en general entre los pintores de la época, tiene algunas
características contribuyen a imprimir un sello
poéticamente intelectual a aquel estilo.
Hacia 1885 es cuando pinta cuadros que más tarde
representarían la concentración, más
claramente, de su concepción rigurosamente arquitectural
de la composición. El mismo rigor arquitectónico es
discernible en los lienzos paisajísticos de este gran
periodo de su arte. Sentado frente al paisaje, antes de trasladar
el "motivo" al lienzo, se ponía a estudiarlo
cuidadosamente, atendiendo los valores
plásticos
y escalonados de los planos sucesivos, cuya situación
exacta subrayaba matizando con un colorido de tonos finos,
aplicados mediante apretadas series de pinceladas paralelas a
modo de los sombreados hechos con la punta de un
lápiz.
Durante el otoño de 1906, mientras pintaba al
aire libre, un
chaparrón imprevisto lo dejó calado, lo que le
provoco una congestión. Se le condujo rápidamente a
su casa donde moriría pocos días
después.
La obra de Cézanne aspiró a devolver a la
pintura valores
esenciales que desde largo tiempo estaban
olvidados. Respondía a una visión lucida, y si no
consiguió en todos sus aspectos los altos fines
propuestos, esto no fue su culpa, que puso todo el empeño
posible en lo que quería.
Sus cuadros se convirtieron en fuente de
inspiración para nuevas generaciones. Algunas veces se
valoró
el uso que él hacía del color; otras, sus aspectos
estructurales, pero sobre todo, el mayor énfasis puesto en
la superficie pictórica. El estilo de madurez de
Cézzane constituyó un puente con el arte moderno,
especialmente con el cubismo.
Desde fines de la década del 70, el impresionismo
empezó a tener pequeños problemas.
Poco después del 1880, el movimiento impresionista
experimentó su primera gran crisis. El
grupo formado por los cultivadores de aquella tendencia y sus
fieles amigos solo habían sufrido hasta entonces una
deserción, si es que así cabe considerar la
deserción de Paul Cézanne, nunca identificado por
completo con aquel ambiente. Pero ahora aquel grupo
empezaría a dispersarse. Sin duda, Monet y Sisley, entre
los más grandes representantes de la pintura
impresionista, así como Guillaumin y Caillebotte, entre
las figuras de segunda fila, proseguirían pintando hasta
el fin según los principios de la
tendencia básicamente debido al éxito personal.
Aquellos años fueron finalmente, tanto para Monet como
para Renoir, los de la llegada del encumbramiento definitivo.
Pero el mismo Renoir, uno de los más reconocidos
impresionistas desde sus inicios, flaqueaba ya en su
adhesión a la técnica del estilo establecido. Cabe
destacar que algunos de los que entonces empezaban a dedicarse
por entero a la pintura, como Gauguin, aún se manifestaban
como impresionistas, más bien pocos jóvenes
imitaban su ejemplo.
De entre estos pintores, estaban los que conocían
y apreciaban desde hace tiempo las obras de los impresionistas;
otros, como Seurat, los habían descubierto hacía
muy poco. La aceptación de Seurat en una exposición
impresionista de 1886 fue, precisamente, lo que vino a provocar
una especie de discordia en el grupo de los veteranos maestros,
hasta entonces relativamente unidos, lo que motivó la
cesación de aquellas manifestaciones colectivas; Monet,
Renoir y Sisley no quisieron tomar parte en la exposición
como protesta, y Degas exigió que la palabra
"impresionismo" fuera borrada de los anuncios.
De aquí en adelante la generación que en
París había, entraba entonces en terreno llano,
además era una línea inclinada al análisis,
ansiosa de afirmarse de una actitud de
radicalismo. La componían jóvenes que eran
completamente desconocidos para los impresionistas (excepto para
Pisarro, que ya había tratado a algunos). Era
comprensible, por tanto, que los componentes del grupo
impresionista mirasen con recelo Van Gogh y
Cézanne.
El "postimpresionismo" nunca existió como
movimiento definido. A diferencia de los distintos grupos y
movimientos que puntúan la historia del arte del siglo
XX, el postimpresionismo fue una elaboración a
posteriori.
Esta denominación fue acuñada por el
pintor y critico británico Roger Fry en 1910 con motivo de
una exposición de pintura francesa moderna organizada en
Londres bajo el tìtulo de "Manet y los
postimpresionistas". En esta exposición Cézanne,
Gauguin y Van Gogh eran las figuras más destacadas, y por
entonces, los tres ya habían muerto. El propio Roger Fry
reconoció la vaguedad del término, ya que no se
trataba de pintores que tuvieran mucho en común. Con
él apreciaba solo una actitud de superación del
impresionismo y una preocupación por nuevas formas de
expresión. Sin embargo, el término empezó a
ser utilizado porque permitía designar un periodo complejo
en el que el impresionismo había entrado en
crisis.
Una serie de grandes pintores que habían pasado
por esta transición del movimiento, tomaban distintas
direcciones que tenían gran incidencia en las generaciones
más jóvenes.
La historia del
arte demuestra hasta la saciedad que tan bruscos suelen ser
los contrastes que marcan los cambios de una generación a
la siguiente. Esos traspasos de una generación a otra
jamás han sido favorables a la perpetuación de las
antiguas normas o la
preservación de los prestigios. Generalmente, los que
vienen detrás reniegan de lo que se daba ya por
establecido y cuando pueden aniquilan también los
prestigios personales.
Como ya se sabe desde un principio de este trabajo, Paul
Cézanne y Vincent Van Gogh, a pesar de ser parte
importante dentro del impresionismo, se terminaron separando de
éste, pero, en general, por distintas razones. Para
comprobar esto se establecerán las diferencias gruesas que
hay entre los trabajos que hicieron siguiendo el estilo
impresionista y los que hicieron al final de sus carreras, que
son los que estarían mas lejos de esta
tendencia.
En el caso de Van Gogh, sus cuadros son difíciles
de calificar, debido a que era una persona de un
carácter muy cambiante, por lo tanto lo que quería
expresar, también lo era. Aún así, hay
ciertas características que se pueden diferenciar entre un
Van Gogh de 1880 y uno realizado hacia al final de su carrera.
Desde el principio y hasta el final de su trabajo se caracterizo
por tener un cariño especial hacia las cosas comunes y
corrientes, incluso las despreciadas por otros pintores. Al
comenzar con la pintura utilizaba colores sombríos,
espesas capas de pintura y mostraba un gusto por la
representación de campesinos en sus cabañas o
trabajando en los campos. Sus cuadros carecían de todo
sentimentalismo, carácter anecdótico o comentario
social evidente.
En su búsqueda por la verdad, sus obras llegaron
a ganar un gran detalle expresivo, lo que no solo nutre la
apariencia de la realidad mostrada, si no que también da
expresión su contenido.
Finalmente, llegando al final de su carrera, alcanza un
colorido en sus obras que estaba destinado a poner de manifiesto
sus sentimientos, cosa que ya no formaba parte de la corriente
impresionista, ya que esta sólo trata el momento.
Así fue como llegó a establecer un código de
colores que representaba sus propios sentimientos respecto dela
realidad. Un ejemplo: para Van Gogh el color amarillo
representaba el optimismo y el amor,
mientras que el rojo y el verde las terribles pasiones
humanas.
El estilo de este pintor generó que las
líneas futuras de pintores llegaran a establecer
corrientes nuevas: el fauvismo y el expresionismo.
En el caso de Paul Cézanne la situación
fue muy distinta, quizas debido a la diferencia de sus
personalidades, ya que este era una persona muy
analítica y metódica que trataba de hacer su
trabajo de una manera lo más minuciosa posible.
Al principio de su carrera artística sus trabajos
tenían características vacilantes y, a veces, sin
forma y de tonalidades oscuras. Técnicamente hizo gran uso
de la espátula, cosa que cambiaría radicalmente
años más tarde, al introducirse de lleno en el
impresionismo, que fue una técnica y estética a la
que trató de acomodarse. Para Cézanne, esto no fue
nada más que una ejercicio pictórico. Así se
puede apreciar también en sus propias palabras al decir:
"He querido hacer del impresionismo algo que fuese sólido
y durable, como el Arte de los Museos".4
Después de esto se nota en sus pinturas que las
pinceladas pierden espesor, pero que, en cambio, el colorido gana
pureza. Se denota esa trabajosa penetración, propia de su
escrupulosa exigencia, al apreciar el rigor arquitectónico
en los paisajes que lo empezaba distanciar más del
impresionismo. Su amor por
la lectura
también le hacen darle un toque poético a sus
obras, lo que molestaba a otros pintores tradicionalmente
impresionistas.
El trabajo de Paul Cézanne fue el antecesor de
estilo que más tarde se considerarían modernos,
como lo son el cubismo y
otros movimientos constructivistas que le dan gran importancia a
la estructura de la forma.
Estos dos pintores, a pesar de sus diferencias, tuvieron
una razón en común para desligarse del
impresionismo propiamente tal y llegar a formar parte de la
ambigua corriente llamada postimpresionismo. Ésta es ambos
pensaba que el hecho de ser pintor no era una función
social, sino que era una operación del espíritu que
exige de este el empleo de
todos los recursos y lo
arrastra a una ilimitada libertad de
invención, cosa que no se consigue estando bajo el alero
de un estilo, como lo era el impresionismo.
8. Receptores
Contemporáneos y Receptores Ideales
En la segunda mitad del siglo XIX, después de la
revolución
industrial, había una cantidad importante en la
población europea que se puede considerar
parte de la burguesía, producto del
nuevo sistema que
imponía la ya mensionada revolución.
Conocido lo anterior, se puede ver que hay una sociedad
fría, que tenia preocupaciones muy distintas a las
artísticas, pero esto no impedía que las "modas"
ganaran un lugar importante en la pintura dentro de la
sociedad.
Socioeconomicamente hablando ni Van Gogh ni
Cézanne dieron importancia al receptor, ya que este es un
periodo en el que la pintura era algo meramente personal e
individual. Aún así los receptores eran, casi
siempre gente de la clase burguesa o clase aristocrática
que tenía un interés "modista" para con la pintura
y otras expresiones artísticas. Respecto a la cultura, los
receptores no estaban preparados para recibir de buena manera el
trabajo de estos pintores que estaban introduciendo un nuevo
concepto a la
pintura, ya que el público y los críticos estaban
acostumbrados a ver y apreciar cuadros que tuvieran un motivo
histórico, lo que contradecía claramente la
sencillez en los motivos del impresionismo y
postimpresionismo.
Los críticos de la época utilizaban,
generalmente los sarcasmos para burlarse de las nuevas
tendencias, lo que demuestra un claro disgusto respecto de
éstas.
El desprecio que había con los pintores
vanguardistas para esa época se debía a una especie
de sicología artística general y estaba fundada en
la nostalgia y el escepticismo.
El critico de la época llamado George Lieberman,
explicando el desprecio hacia las nuevas tendencias, dice que
éstas deben enfrentarse a dos generaciones: la
contemporánea, que tiene y quiere mantener sus ideas; y
las anterior, que casi siempre resulta en exceso
conservadora.
Los hombres que se consideraban de ciencia no se
interesaron mucho por lo que sucedía artísticamente
debido a una gran cantidad de descubrimientos que los
mantenía en su campo. Cabe destacar que si ellos hubieran
intervenido entre el publico y los artistas no hubiera existido
el desprecio que hubo, ya que podrían haber expuesto
honestamente las razones del orden físico y óptico
que llevo a los artistas a su modesta
subversión.
Los receptores ideales hubieran sido gente que
culturalmente fuera abierta y fuera poseedora de un gran vagaje
idealista, para que pudiese apreciar y entender abiertamente el
significado y valor de los sentimientos que estos pintores
quisieron expresar en su momento.
Los demás aspectos de los receptores no importan
mucho mientras tengan las posibilidades de entender y pensar
sobre el contenido de su obra, y que principalmente sienta un
gusto por la pintura, para así poder generar una
opinión y critica positiva y constructiva.
Van Gogh y Cézanne fueron artistas que pecaron en
su época por querer innovar, pero que después
fueron valorados en amplitud gracias a la meditación que
se hizo sobre sus obras y luego sobre sus
personalidades.
Cada uno empezó como impresionista para
después seguir su propio camino desde el punto de vista
mas personal, por lo que no solo se distanciaron de los
demás pintores si no que se alejaron artísticamente
(personalmente nunca estuvieron cerca) entre si, dando paso a
nuevas tendencia muy distintas entre si.
Actualmente puede que existan casos como estos, en los
que el publico no valora las obras, pero una vez muertos los
autores de ellas, con la mente más abierta, se dan cuenta
que son grandes e importantes pues miran hacia el
futuro.
Quizás éste sea el consejo que pretende
dejar el destino al mostrar las vidas de estos artistas, aprender
a ver lo que hacen los demás, sin dejar de pensar en la
evolución que este pueda tener y la repercusión que
ésta pueda tener en los receptores de esta
evolución.
- "Enciclopedia Autodidáctica Océano",
Tomo VII, Editorial Océano, Barcelona, España - "Historia
Universal del Arte", Tomo 6 y 10, Editorial Sarpe, Madrid,
España, 1984 - Colección "Los impresionistas", Tomos 1, 2, 3,
4, 5, 6, 13, 14, 15, 16, 17, 18, Editorial Viscontea, Buenos Aires,
1971. - Jean Laymarie, "Van Gogh" El libro de
Arte del Bolsillo, Editorial Timun Mas S.A., Barcelona,
España, 1957. - Carlos Gispert, "Grandes Biografías", Tomo III, Editorial
Océano, Barcelona, España, 1997. - Jose Milicua, "Historia
Universal del Arte" Tomo IX, Editorial Planeta, Barcelona,
España, 1990. - "Historia del Arte Salvat",
Tomo X, Editorial Salvat, España, 1976. - René Huyghe, "El Arte y el Hombre",
Tomo III, Editorial Planeta, Barcelona, España,
1972. - Donald Martín Reynolds, "Introducción a
la Historia del Arte" Editorial Gustavo Gili S. A., Barcelona,
España, 1985 - John Reward, "El Postimpresionismo, de Van Gogh a
Gauguin", Editorial Alianza, Madrid, España,
1982 - José Pijoan, "Historia General del Arte Summa
Artis", Editorial Espasa-Calpe, Madrid, España,
1967 - www.monografias.com
Resumen:
El siguiente trabajo
pretende explicar las causas originaron esté cambio de
actitud para con el impresionismo en el caso de Van Gogh y
Cézanne. Además de dar sendas y breves
biografías, mostrar las consecuencias que genera esta
revolución en la estética pictórica de la
segunda mitad del siglo XIX.
Trabajo realizado y enviado por:
Jose Mateluna Muñoz,
mateluna[arroba]tutopia.com
Estudiante en curso de la carrera de Fotografía
Instituto Profesional ARCOS
Santiago de Chile, con
fecha Julio 2000.