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La relación Dios ? ética




Enviado por eduardogor




    1.
    Ensayo: Dios y la ética

    2. El Dilema de Platón y el
    argumento meta – ético del
    ateísmo


    4. El pluralismo social y el relativismo
    ético

    5. La
    Autonomía

    6.
    Conclusión

    7.
    Bibliografía

    1. Ensayo: Dios y
    la ética

    Las religiones cristianas
    siempre se han caracterizado por un marcado monoteísmo en
    el que se expresa el bien y el mal en su forma más
    radical. La creencia en Dios ha determinado en nuestra cultura sus
    más profundos cimientos ideológicos y, por ende,
    sus valores
    morales desde sus más profundas bases. Es tal la
    influencia, que incluso hay varias ideas de cómo una
    creencia en Dios determina lo que es bueno o malo, haciendo que
    incluso la propia concepción del bien y del mal sea
    variable entre los mismos cristianos. He aquí un ejemplo:
    el comportamiento
    moral correcto
    es creer en Dios y su religión. Idea
    fácilmente rebatible con que hay muchos ateos cuya
    conducta moral
    nos parece correcta. Hay otras más difíciles de
    refutar, como que un comportamiento moral correcto es el que
    sigue el ejemplo de Jesús, y que lo inmoral es aquello que
    se desvía de esa conducta ideal. Y puede que hayan otros
    varios ejemplos. Sin embargo, hay una gran diferencia en decir
    que la creencia en Dios determina los valores
    morales y sirve de base a la ética y en
    decir que es el propio Dios quien lo hace. Porque mucha gente, o
    tiende a confundirlos o, lo que es más común, cree
    que la moral y la
    ética dependen, en últimas, de Dios, ya que es
    quien determina lo bueno y lo malo. En este ensayo busco
    evidenciar, por ende, la garrafal equivocación en la que
    han caído éstas personas, demostrar que la
    existencia de valores
    morales no depende de Dios y que por tanto Dios no es la base de
    la ética. Durante éste, mostraré las
    posturas contradictorias de los éticos teístas, que
    defienden a Dios como base de la ética, y los
    éticos ateos, que defienden la proposición
    contraria, con especial énfasis en ésta
    última que es con la que me identifico y que es la que al
    final "sale ganando".

    2. El Dilema de Platón y
    el argumento meta – ético del
    ateísmo

    El dilema de Platón es una interesante y muy
    lógica
    forma de demostrar el error de las ideas cristianas, y demuestra
    por lógica de silogismos una fuerte contradicción
    entre 3 postulados básicos del cristianismo.
    Éste también ha sido denominado "el argumento meta
    – ético del ateísmo". A medida que se sacan
    conclusiones lógicas de esos 3 postulados iniciales, va
    apareciendo el dilema.

    El dilema empieza con 3 proposiciones que aparentemente
    pueden ser ciertas a la vez sin contradecir una a la
    otra:

    1. Dios es bueno.
    2. Dios quiere que nosotros hagamos el bien.
    3. Dios es la base de la ética.

    Las 2 primeras proposiciones son evidentemente ciertas
    para las religiones cristianas, y la tercera también lo
    es, pero de forma menos obvia. Pero, haciendo un razonamiento
    simple, encontramos una contradicción entre 1 y 3. Si Dios
    es bueno, es porque las cosas que son buenas lo son
    independientemente de Dios. Si no fuese así, Dios
    decidiría lo que es bueno y malo, y estaría por
    sobre lo bueno y lo malo y por ende sería imposible
    clasificarlo dentro de alguno de estos criterios. Por ende, si
    Dios decide lo que es bueno y malo no puede ser considerado
    bueno.

    Si Dios es bueno, no puede decidir lo que es bueno o no.
    Vamos a ver la situación con más claridad en la
    siguiente demostración.

    1. Si las ideas de la fe cristiana son ciertas, Dios es
      bueno.
    2. Si las ideas de la fe cristiana son ciertas, Dios es
      la base de la ética.
    3. Si Dios es bueno, estará por debajo del bien y
      del mal, por ende la moral es independiente de Dios.

      Operamos así 1 con 3 y 2 con 4:

    4. Si Dios es la base de la ética, la moral
      estará por debajo de él, por ende la moral no
      será independiente de Dios.
    5. Si las ideas de la fe cristiana son ciertas, la moral
      será independiente de Dios.

      Operamos 5 y 6:

    6. Si las ideas de la fe cristiana son ciertas, la moral
      no es independiente de Dios.

      Conclusión lógica (por
      contradicción y falsedad de la consecuencia en
      7):

    7. Si las ideas de la fe cristiana son ciertas, la moral
      es y no es independiente de Dios.
    8. No son ciertas las ideas de la fe
      cristiana.

    Hemos llegado ya a la primera falsedad y sin necesidad
    de recurrir a la proposición 2. Pero, si lo hacemos, lo
    que lograremos será ahondar más en el asunto y
    negar nuevamente 1. En el diálogo Euthyphro de
    Platón, presenta éste la siguiente pregunta:
    ¿a qué se debe que Dios quiera que hagamos el bien?
    Hay 2 posibles respuestas:

    • Dios quiere que hagamos el bien porque ciertos actos
      son buenos y él desea que se realicen.
    • Un acto es bueno únicamente porque Dios
      así lo quiso.

    De cualquiera de las 2 formas, llegamos a un resultado
    poco favorable al teísta. Supongamos que esacogemos la
    primera opción. Ya vimos el porqué de que de por
    sí ciertos actos sean buenos es contradictorio con la idea
    de un Dios bueno. Ahora bien, si la segunda opción fuese
    cierta, no sólo queda todo reducido a que nosotros hacemos
    lo que él quiere que hagamos (cosa ya de por sí
    poco buena e idea que después desarrollaré con
    mayor profundidad), sino que volvemos a la idea de un Dios por
    encima del bien y el mal, que ya vimos es contradictoria con la
    de un Dios bueno.

    El teísta, bajo ésta demostración,
    aboga a alteraciones del ser bueno para Dios y a considerarlo
    como un caso excepcional. Uno de los planteamientos es el
    siguiente: "La bondad de Dios radica no en ser bueno o
    malo según nuestra concepción, sino en ser la
    fuente de los valores morales, con lo que escapan al dilema de
    Platón. Acorde con esa idea, el teista plantea que Dios
    "inserta" en nuestras mentes (cual información en un disco duro) la
    moral, porque el deseo de Dios es que nuestra convivencia sea
    armónica. Desde ese punto de vista, el teista justifica la
    bondad de Dios sin contradecirlo como fuente de la moral". Pero,
    en mi opinión (y espero que opinen lo mismo)
    planteamientos de ésta naturaleza
    resultan rebuscados y vienen a ser pataletas de los
    teístas.

    Sin embargo, aún considerando la posible validez
    de estos argumentos, el ateo tiene aún otras líneas
    de ataque. Veamos otra de ellas.

    3. El realismo moral
    y el subjetivismo moral

    De aquí en adelante no me remitiré a
    demostraciones lógicas, sino que demostraré
    qué postura resulta más plausible desde cierto
    punto de vista. Ese es el caso de estas 2 posiciones opuestas
    acerca del origen de nuestra moral.

    Empecemos considerando que es convenido por todos que
    las características morales de un conjunto de
    actos van de común acuerdo con sus características
    naturales. Supongamos un asesinato. En una balacera, alguien es
    muerto accidentalmente. Y ahora supongamos una esposa que desea
    quedarse con las posesiones de su rico marido y lo envenena de la
    forma más cruel, abandonando su cuerpo en un lejano
    paraje. A pesar de lo distinto de ambos actos, identificamos las
    características naturales de un asesinato, que nos hacen
    condenar ambos actos de forma similar. Entonces podemos decir que
    si 2 actos comparten ciertas características naturales
    (hurto, sevicia, engaño, mentira, las de un suicidio, un
    asesinato, un robo; honestidad,
    verdad, las de ayudar a los necesitados, etc.), también
    compartirán ciertas características morales (bueno,
    malo, justificado o injustificado, etc.).

    El problema surgirá entonces en tratar de
    explicar porqué ciertos actos con determinadas
    características naturales tendrán, o más
    bien generarán, en nosotros la impresión de que es
    bueno o malo. El teísta tendrá una respuesta con su
    realismo moral. El realismo moral dice que lo que hará
    Dios será condenar los actos con características
    naturales x, y y z, que serán los actos
    malos, y gratificar los buenos, que serán los que tengan
    las características naturales a, b y c. De
    esa forma, Dios nos hace saber, de alguna forma, cuándo un
    acto tiene ciertas características morales. Pero un nuevo
    problema se presenta: ¿cómo Dios nos permite
    conocer las características morales de un acto?
    ¿Acaso nos equipó con un "sexto sentido", que hace
    ello posible? ¿Dios revela de esa forma cuándo le
    parece que un acto debe ser aprobado o condenado? En contraste
    con la rareza de éstas ideas se nos presenta el ateo con
    su subjetivismo moral, que responde a la pregunta con razones
    naturales. El subjetivismo moral dice, como el realismo, que el
    que un acto tenga determinadas características morales
    dependerá de que tenga ciertas características
    naturales. Pero, en ésta ocasión, se dice que es la
    propia naturaleza de nuestra psique y de nuestra razón las
    que nos hacen sentir ciertas sensaciones de repulsión o
    aprobación ante los actos buenos o malos. Nosotros
    sabemos que un acto está bien o mal porque
    distinguimos en él ciertas características
    naturales que crean en nosotros ciertas sensaciones. De esa
    forma, la relación entre características naturales
    y morales queda explicada con una psicología
    moral.

    Podemos hacer una analogía entre el subjetivismo
    moral y los colores en
    nuestros ojos. El color de un
    objeto dependerá de la forma en la cual se han organizado
    los átomos dentro de él y de la naturaleza de los
    mismos. Éste arreglo determina qué longitudes de
    onda del espectro lumínico serán absorbidas y
    qué longitudes serán reflejadas. De esa forma, 2
    objetos con similar estructura
    molecular reflejarán las mismas longitudes de onda, y esas
    longitudes producirán en nuestros ojos la sensación
    de color: 2 objetos que reflejen la misma longitud
    producirán en nosotros la misma sensación y las
    veremos de igual color. Éste ejemplo, además, nos
    permite entender la "percepción" de las características
    naturales de un acto como algo tan natural como el ver o el
    oír. Pero, a diferencia de éstos, esa capacidad es
    aprendida, y ese será un detalle que tendremos en cuenta
    más adelante.

    Bajo esa perspectiva, el teísta dirá que
    Dios nos ha construido de tal manera que respondamos
    emocionalmente de cierta forma ante actos con determinadas
    características naturales, siendo así responsable
    de nuestra psicología moral. Sin embargo, será el
    ateo quien dé un contra – argumento nuevamente
    más aceptable: nuestra psicología moral puede ser
    el resultado de la evolución biológica o social; las
    sociedades en
    quienes se refuerzan ciertas respuestas emocionales educan
    así a sus descendientes. Nuevamente el teísta
    defenderá su posición, pero ella nos lleva al
    siguiente tema de este ensayo. Pero puedo decir que al
    teísta ya se le van agotando sus defensas, y que el ateo
    lleva la ventaja. En cuanto al realismo y al subjetivismo, creo
    que ya hemos visto lo suficiente como para darnos cuenta de que
    el subjetivismo es más plausible y que no es muy
    inteligente defender el realismo. En el siguiente tema, el ateo
    redondeará esta idea y logrará demostrar aún
    más fallas en la argumentación
    teísta.

    4. El pluralismo social y
    el relativismo ético

    Habíamos quedado en que el ateo había
    logrado argumentar la validez del subjetivismo y había
    puesto en claro las múltiples fallas del realismo. El
    teísta trata, entonces, ya no de defender su aniquilado
    realismo, sino en rebuscar un papel para
    Dios en la obra del subjetivismo. Recordemos que, ante la
    proposición de que era más plausible que la
    psicología moral dependiera de una evolución
    biológica y social y no producto del
    molde que tiene Dios de nosotros, el teísta aún no
    había dicho su última palabra. Pues bien; lo que
    dice el teísta es que Dios ha planificado ese desarrollo social
    para producir la psicología moral.

    Pero veamos: vivimos en un mundo pluralista; pluralista
    en su sentido social, político, religioso y moral:
    convivimos con gente que tiene opiniones radicalmente distintas a
    las nuestras y a las suyas propias. De hecho, existen en una
    misma sociedad toda
    clase de corrientes e ideas que nos sorprenderían por su
    oposición y rivalidad. Y sin embargo, la sociedad
    así es en general armónica y pacífica (desde
    este punto de vista, claro). ¿Será posible,
    siquiera imaginable, que un único ser haya planeado todas
    esas corrientes, tan diferentes entre sí? Es allí
    donde el ateo esgrime el contra – argumento de que Dios
    tendría que hacer muchos desarrollos morales distintos
    para cada sociedad, algunos tan contradictorios que resulta
    imposible pensar que un único ser los ha
    generado.

    Aparece también el relativismo ético, que
    va de la mano con el pluralismo. Según el relativismo
    ético no hay verdades morales absolutas, que hay como unas
    "bases" que son las mismas de un contexto a otro, pero que hay un
    juicio moral que varía, incluso radicalmente, de un
    contexto a otro, en donde el contexto será un grupo de
    individuos que comparten una misma perspectiva y cultura. Si el
    relativismo es correcto, el teísta se enfrentará a
    otro problema: para algunos sectores de la sociedad hay cosas
    buenas que no lo son para otros, hasta el propio Dios se
    verá involucrado en esa situación. Dios será
    bueno para algunos, pero no para todos.

    5. La
    Autonomía

    Ya hemos descartado varios de los posibles papeles de
    Dios como base de la ética; sin embargo el teísta
    sacará su última carta: Dios como
    autoridad
    moral. ¿Porqué debo refrenarme en dañar a
    otros? Porque Dios lo ordena. No hago algo malo porque Dios lo ha
    ordenado; haré el bien porque es lo Dios me ha dicho que
    haga. Pero si nosotros hacemos lo que Dios quiere que hagamos,
    entonces nuestros actos estarán guiados por una motivación
    externa, y no podemos considerarlos parte de un comportamiento
    moral. Recordemos que un comportamiento moral es aquel que es
    guiado por los principios y
    normas
    personales de cada individuo, que a su vez van marcadas por sus
    creencias e ideas del mundo. Un comportamiento no moral, por
    ende, será aquel que hagamos sin deseo y cuya causa no sea
    nuestra propia voluntad.

    Bajo éste inconveniente, el argumento del ateo
    será nuevamente darle una atribución especial a
    Dios y tratarlo como un caso especial (acto que en mi
    opinión es del más evidente rebusque). Lo que dice
    esta vez es que el actuar, por ejemplo, según los diez
    mandamientos, es moral porque Dios define lo que es bueno y lo
    que quiere que hagamos, y que lo bueno radica en obedecer a Dios.
    Volvemos nuevamente al problema del dilema platónico, pero
    eso parece no importarle al teísta ya, y además
    nosotros podemos derrumbar la nueva propuesta sin necesidad de
    recurrir a él. Comparemos los 2 deseos: uno, ya
    mencionado, de obedecer y subordinarse completamente ante los
    deseos de una cierta autoridad, y que todos nuestros actos sean
    en realidad la manifestación inconsciente de esos deseos;
    y el deseo de que nuestro comportamiento refleje cómo
    somos, nuestros ideales, nuestra personalidad,
    nuestra propia moral, el ser autónomos. Nuevamente,
    ¿cuál es más admisible? Creo que todos, o
    muchos de nosotros, nos inclinaremos hacia la segunda
    opción. Lo más natural es que nuestro
    comportamiento evidencie cómo somos; sentimos en ellos
    nuestro sello personal. Si no
    fuera así, sería imposible que las personas no
    tuvieran identidad, y
    se sabe que no es así.

    Sin embargo, ello no niega la existencia de un Dios: es
    posible que el deseo de Dios es que fuéramos libres y
    autónomos, resolviendo nuestras propias razones y teniendo
    nuestra propia forma de hacer las cosas, encontrando en ellas su
    valor
    intrínseco en el que hemos puesto algo de nosotros, como
    el padre que desea la autonomía de sus hijos. Pero, si
    ello es así, la moralidad no necesita hacer referencia a
    Dios.

    6.
    Conclusión

    Hemos visto que las ideas cristianas acerca del papel de
    Dios en la ética resultan tener varias fallas y al final
    son superadas por una visión atea agotando todas las
    posibilidades. Hemos visto las contradicciones de esa
    proposición con que Dios sea bueno y desee que nosotros
    hagamos el bien, hemos visto que es imposible que Dios sea la
    causa de nuestra psicología moral y que esa idea es
    incompatible con una sociedad pluralista, y que se descarta
    también a Dios como autoridad moral al ser incompatible
    con las ideas de individualidad y autonomía. Por tanto
    logramos demostrar la idea inicial de que Dios no sirve de base a
    la ética y a la moral.

    He evidenciado, por ende, que los muchos cristianos con
    la idea falsa de que la moral depende de Dios en alguna forma
    están en un grave error. Y lo que considero más
    importante: he conocido y trabajado otra de las grandes
    inconsistencias de la fe cristiana, con lo que refuerzo y
    defiendo mi postura atea.

    7.
    Bibliografía

    www.learnwell.org/eth11
    www.marriagesavers.org/C948.htm
    http://hem.passagen.se/nicb/god_ethics.htm

    Categoría: Ética o en su defecto,
    filosofía u otros.

    Resumen (Palabras clave):

    Ensayo: Dios y la ética. Dios y la moral.
    ¿Son Dios y la moral inseparables o incompatibles? En este
    trabajo se desarrolla la relación de Dios con la moral y
    la ética y se niegan diversos preceptos de la fe cristiana
    al respecto. Un debate entre
    éticos ateos y teístas. El dilema de Platón
    y el argumento meta – ético del ateísmo. El
    realismo moral y el subjetivismo moral. Pluralismo cultural y
    relativismo ético vs religión. Dios incompatible
    con la moral y la autonomía. Logra al final concebirse una
    ética sin necesidad de Dios.

     

     

    Autor:

    Eduardo Gorrón

    Edad: 16 años.
    Curso: 10º

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