Indice
1.
Introducción
3. La perdida de hábitat y su
fragmentación
4. Estado actual de
fragmentación
5. Conceptos acerca de la
fragmentación
6. Consecuencias ecológicas de la
fragmentación del bosque nativo
Chileno
7.
Consecuencias ecológicas de los
bordes
8.
Efecto Borde
9. Efectos abióticos del
borde
10.
Ejemplos de hábitat fragmentados a nivel
mundial
11. Bibliografía
La importancia de la fragmentación y del efecto
borde en el hábitat, como una forma de conocer los
diferentes tipos de problemas del
ecosistema
intervenido por factores humanos y naturales, lleva a estudios
que demuestran que los factores ya mencionados son importantes de
discutir para llegar a soluciones que
puedan conllevar una buena relación entre el desarrollo
humano y el ecosistema.
Los diferentes niveles de fragmentación
demuestran que a nivel nacional y mundial no se ha considerado
una mediación entre intervención y el efecto de
éstas.
Por ello la conservación de los recursos
naturales postula a desarrollar técnicas o formulas de
resolver la situación actual.
La creciente intervención humana sobre los
paisajes naturales ha ido fragmentando el hábitat de
diferentes especies, lo que puede derivar en pérdida de
biodiversidad.
Actualmente la fragmentación de los bosques nativos
representa, tal vez, uno de lo ejemplos más preocupantes.
Frente a proyecto de
inversión que impliquen la
fragmentación de bosques, se han sugerido diversos
diseños ecológicos, tales como zonas de
amortiguamiento o corredores biológicos, con el fin de
minimizar o bien revertir este impacto negativo.
El impacto de las actividades humanas durante los
últimos 200 años sobre el bosque templado Chileno
ha provocado una disminución de su superficie llegando a
ser similar a las experimentadas por estas, durante la
última edad glacial. Armesto, Villagrán y Donoso
(1994) argumentan que el impacto de la actividad humana en
Chile puede
ser reconocido, a partir del siglo XVI dentro de tres fases en la
historia del
bosque chileno:
- Fase de colonización
- Fase de explotación selectiva
- Fase industrial
La fase de colonización se desarrolló
entre el siglo XV y el siglo XIX, concentrándose entre las
regiones de Santiago y Concepción a causa la guerra de
Arauco, esta situación mantuvo a los bosques, al sur del
río Bío-bío, dentro del territorio de guerra
Mapuche siendo afectados principalmente por fuegos, los cuales
eran empleados como arma táctica por los españoles.
En tanto, sobre la zona pacífica, esta fase se
caracterizó principalmente por una extracción
intensiva de madera para
construcción y leña, así como
la quema de bosques para la apertura de terrenos a la agricultura y
el pastoreo de animales
domésticos.
La fase de explotación selectiva se da desde la
mitad del siglo XIX hasta mediados del siglo XX y el uso que se
le da al bosque nativo se basó en la tala selectiva, es
decir, la corta de los mejores ejemplares de especies
seleccionadas, lo que llevó a un empobrecimiento y
deterioro de los bosques en el valle central y las zonas
cordilleranas accesibles. Además de lo anterior esta fase
se caracteriza por la extensiva quema de bosques para acceder a
especies de valor
maderero, algunas de las cuales – como Alerce, Araucaria y el
Ciprés de las Guitecas- son altamente resistentes al
fuego.
La ley forestal de
1931, si bien reglamentó el uso del fuego, permitió
la explotación de tierras fiscales, incluidos los parques
nacionales existentes, lo que extendió la tala selectiva y
el deterioro de los recursos del
bosque hasta los lugares más alejados (Armesto et al.,
1994).
La fase industrial, en especial desde 1950 en adelante,
se ha caracterizado por mayores niveles de explotación y
destrucción de bosque nativo que en las fases
precedentes.
En Aysén, a fines de los ‘40 y comienzos de
los ‘50, colonos quemaron cientos de miles de
hectáreas de bosques dominados por Lengas. La empresa
forestal se estableció con terrenos propios y en los
‘40 comienzan las plantaciones con especies
exóticas, principalmente pino insigne (Pinus radiata),
sobre suelos
agrícolas y de pastoreo, abandonados y erosionados, sin
embargo pronto se expandieron a las extensas superficies del
bosque nativo secundario o degradado por roces o talas
selectivas.
Leyes como el decreto Ley 701 de 1974, fomentaron la
forestación con especies exóticas de rápido
crecimiento, contribuyendo a una subvaloración del recurso
forestal nativo, mientras que, la ejecución de proyectos como la
construcción de la carretera Austral, por ejemplo,
permitió el acceso a bosques remotos en Chiloé
central provocando un gran impacto sobre este medio
ambiente, también la puesta en marcha de empresas que
demandan madera nativa para la producción de astillas, han conducido a un
aumento en las faenas de extracción de madera tanto en el
centro sur de Chile como en Magallanes.
Hoy en día y según los resultados del
último catastro nacional se tiene que el total de bosque
nativo se encuentra distribuido sobre una superficie 13.443.316
ha, de las cuales los tipos forestales más representativos
son el Siempreverde, con un 32.4% del total y Lenga, con un
25.3%. El caso más alarmante es el del tipo forestal
Ciprés de la Cordillera, el cual tiene una superficie
distribuida en fragmentos discontinuos cercana al 0.35% del total
del bosque nativo chileno. Por otro lado, el SNASPE cubre
aproximadamente 13 millones de hectáreas del territorio
chileno continental (17% del total continental), distribuidos en
59 unidades dependientes de la corporación nacional
forestal (Armesto et al,. 1992).
La distribución de las áreas protegidas
está concentrada en altas latitudes representando el 92%
de las áreas protegidas en toda la región templada.
Las áreas del SNASPE entre los 34 y 44ºS representan
solo el 8% de la superficie total protegida. Este patrón
está en un marcado contraste con las tendencias
latitudinales de riqueza arbórea y endemismo que alcanzan
su pic en los 38 y 42ºS (Armesto et al., 1992). Esta
vulnerabilidad en la cual se encuentran los bosques templados de
Chile, los hace demasiado propensos a que sobre ellos se sigan
practicando inadecuadas usos, tales como la extracción de
leña, continuando con la escala
depredadora que se ha caracterizado desde la colonia.
Todos estos procesos han
incrementado la diversidad del paisaje natural, creando un
patrón de parches yuxtapuestos de diferentes edades y
tipos de vegetación; sin duda que la destrucción
total o parcial de la biomasa vegetal, la consecuente
perturbaciones del ambiente
físico y la disponibilidad de recursos originaron la
fragmentación de los bosque y selvas nativas no
sólo de Chile, sino que del mundo entero.
3. La perdida de
hábitat y su fragmentación
La pérdida de hábitat es la razón
más importante de la extinción de especies en los
últimos tiempos, al disminuir el hábitat, se ve
afectada su distribución del hábitat restante por
una falta de continuidad. Esto puede ser para áreas
agrícolas, construcciones, represas, caminos, tendidos
eléctricos, etc. Lo que produce finalmente la
fragmentación del hábitat original, que ahora
existe como parches fragmentados. Lo que significa que una
población que vive en un hábitat
original se ve reducido a una tamaño total más
pequeño, esto quiere decir que son divididos en
poblaciones múltiples.
Más allá del reconocimiento de la
deforestación como proceso
indicativo del deterioro de los bosques, desde hace algunos
años se ha venido reconociendo el hecho de que incluso la
división en "parches" de las áreas forestales son
también, no sólo un indicador general del estado del
ecosistema, sino también una forma de conocer los
límites de deterioro a los que puede someterse un
área arbolada para que mantenga relaciones con las zonas
aún compactas
Si se produce una fragmentación adicional
también se disminuye la tamaño medio de los parches
del hábitat y los aisla.
Otro efecto de la fragmentación es el aumento del
efecto borde. Al disminuir los parches del hábitat,
aumenta la vulnerabilidad de las especies a las condiciones
ambientales adversas, que son frecuentes en los bordes de los
parches de lo hábitat, pero no en su interior
La fragmentación se puede definir entonces como
la transformación de un bosque continuo en muchas unidades
más pequeñas y aisladas entre sí, cuya
extensión agregada de superficie resulta ser mucho menor
que la del bosque original (Bustamante y Grez, 1995).
4. Estado actual de
fragmentación
En 1974 se conservaba un gran polígono de Selvas
Medianas y Bajas de 160,000 ha., lo que significaba un paisaje
eminentemente silvestre, en donde bajo las condiciones existentes
de vecindad con lo que hoy es la reserva de la Biosfera
Montes Azules, garantizaba hábitats incluso para especies
como el Aguila Arpía. Esta condición, en el futuro
inmediato se mantiene en peligro, no tanto por la
reducción de las áreas de reserva, sino en
áreas silvestres como Marqués de Comillas, donde la
fragmentación vuelve poco viable la presencia de especies
como éstas.
Para 1986, con la construcción de la carretera y
la apertura de zonas agropecuarias, se inicia el proceso de
fragmentación. Aún se mantiene un macizo continuo
de 100,000 ha., de selvas, sin embargo, la colindancia con Montes
Azules sólo tiene continuidad hacia la parte sur de Zamora
Pico de Oro, porciones de Quiringuicharo y Chajul. El resto es un
cinturón que rompe la continuidad . De cualquier modo, el
patrón de cambios de uso de suelo que
vislumbró como áreas de apropiación
inmediatas a las de vegetación hidrófila mantuvo
con pocos cambios las áreas compactas. Es notable el
crecimiento de pequeños manchones de selva de hasta 300
ha.
Para 1993, de las 9 áreas existentes mayores de
2,500 ha., la mayor es de alrededor de 60,000 ha. Sin embargo, su
continuidad prácticamente está amenazada por el
crecimiento de las zonas agrícolas. También es
importante recalcar la enorme fragmentación a la que se
está viendo sujeto el ecosistema, ya que de 157
polígonos digitalizados de selvas, 148 son menores a 2,500
ha.
Con los datos obtenidos
sobre cambios de uso de suelo y fragmentación se pueden
establecer cuatro grupos de zonas
en Marques de Comillas.
Zonas de deterioro ecológico: Son zonas que han
perdido más del 50 por ciento de su cobertura forestal y
no presentan ningún polígono interior o de
continuidad mayor a 2,500 ha. En algunos casos estas zonas
presentan problemas de erosión de sus áreas
agrícolas
Zonas de fragmentación: Son zonas que aún
poseen más del 50 por ciento de cobertura forestal, pero
que no presentan ningún polígono interno o de
continuidad mayor a 2,500 ha., por lo que resulta evidente que
existe una fuerte presión sobre las áreas de
vegetación natural para sustituirlas por áreas
agropecuarias
Zonas de deforestación: Son zonas que poseen
más del 50 por ciento de su superficie de selva y
presentan polígonos mayores a 2,500 ha., en su interior.
Estas áreas se ven sujetas, más que a un proceso de
deterioro caracterizado por la fragmentación, a un proceso
de deforestación.
Zonas de conservación: Son zonas que aún
poseen más del 75 por ciento de su superficie forestal y,
por lo tanto, no presentan problemas de fragmentación al
interior.
Existen varias causas que determinan la
fragmentación del hábitat, y entre las más
importantes tenemos:
1. Introducción de especies
La introducción de especies provoca muchas de las
extinciones de especies registradas, especialmente en las islas.
En esos ecosistemas
aislados, un nuevo depredador competidor, o agente
patógeno, puede poner en peligro rápidamente a
especies que no pueden desarrollarse conjuntamente con los
intrusos. En Hawaii, unas 86 especies de plantas
introducidas amenazan la biodiversidad nativa; una especie de
árbol introducida ha desplazado a más de 30.000
acres de bosques nativos.
2. Explotación excesiva de especies de
arbóreas y animales
Numerosos bosques, peces y
recursos de vida silvestre han sido explotados en exceso, en
algunos casos hasta que se han extinguido. Históricamente
el gran auk y la paloma pasajera han sucumbido a esa
presión, y el cedro del Líbano que abarcaba en
cierta época 50.000 hectáreas, sólo se
encuentra en unos pocos restos aislados de bosques. La
explotación excesiva de la anchoa peruana entre 1958 y
1970 redujo extraordinariamente las dimensiones de la
población respectiva y la captura. Actualmente, el
rinoceronte de Sumatra y Java ha sido
cazado hasta quedar al borde de la extinción, ocurriendo
lo mismo con muchos otros vertebrados. En muchos casos la
extinción se ha debido al interés
humano en obtener alimentos, pero
la búsqueda de bienes
preciados como el marfil, han afectado gravemente a algunas
poblaciones y aniquilado a otras.
3. Contaminación de suelo, el agua y la
atmósfera
Los productos
contaminantes deterioran los ecosistemas y pueden reducir o
eliminar la población de especies sensibles. En algunos
casos la contaminación reverbera a lo largo de la cadena
alimenticia. En el Reino Unido, la población de las
lechuzas de los graneros se redujo en un 10% desde la
introducción de los venenos para roedores, y los
plaguicidas ilegales utilizados para controlar la langosta de
río en los límites del parque nacional Cota
Doñana de España, en
1985, mataron a 30.000 aves. Se
perdieron unas 43 especies en el parque nacional Ojcow de
Polonia, lo que se debió en parte a la grave contaminación
del aire.
Los microbios del suelo también han sido
afectados por la contaminación debido a los
depósitos industriales de metales pesados y a la
agricultura de riego, que provocan salinización. La
lluvia
ácida ha vuelto prácticamente inadecuados para
la vida a miles de lagos y estanques de Escandinavia y América
del Norte, y, en conjunción con otros tipos de
contaminación del aire, ha
dañado bosques en toda Europa. La
contaminación marítima, especialmente de fuentes no
puntuales, ha afectado al Mediterráneo y a muchos
estuarios y aguas marítimas costeras en todo el
mundo.
4. Modificación del clima
mundial
En las próximas décadas un subefecto de la
contaminación del aire – el recalentamiento mundial de la
atmósfera – podría causar estragos en los
organismos vivientes del mundo. El incremento causado por
el hombre de
los gases que
causan el efecto
invernadero en la atmósfera determinará
probablemente un incremento de la temperatura
del planeta entre 1 y 3° Celsius en la próxima
década, con lo cual el nivel del mar aumentaría de
uno a dos metros. Cada incremento de 1°C de la temperatura
desplazará los límites de tolerancia de las
especies terrestres unos 125 km. hacia los polos, o verticalmente
determinará un ascenso de 150 m en las montañas.
Muchas especies no estarán en condiciones de
redistribuirse con suficiente rapidez como para adaptarse a los
cambios previstos, y es probable que se produzcan considerables
alteraciones de la estructura y
el funcionamiento de los ecosistemas. En Estados Unidos,
el continuo aumento del nivel del mar, en las próximas
décadas, puede afectar a la totalidad del hábitat
de por lo menos 50 especies que ya corren peligro de
extinción. Muchas de las islas del mundo quedarían
completamente sumergidas si se cumplen las proyecciones
más extremas sobre aumento del nivel del mar,
produciéndose de ese modo la destrucción total de
su fauna y su
flora.
5. Agroindustrias y forestación
Hasta nuestros días, los agricultores y ganaderos
criaban y mantenían una enorme diversidad de variedades de
cultivos y animales de cría en todo el mundo.
Pero la diversidad se está reduciendo
rápidamente en los establecimientos productivos debido a
los modernos planes de hibridación de plantas y al
consiguiente aumento de la productividad que
surge de plantar un número relativamente menor de cultivos
que reaccionan mejor ante el riego, los fertilizantes y los
plaguicidas. Tendencias similares están transformando los
ecosistemas forestales diversos, en plantaciones de monocultivos
de árboles de alto rendimiento, como lo que ha ocurrido en
nuestro país con la sustitución del bosque nativo
por especies introducidas como el pino y el
eucalyptus.
5. Conceptos acerca de la
fragmentación
La fragmentación del bosque es el reemplazo de
grandes áreas del bosque nativo por otros ecosistemas,
dejando parches (o islas) separados de bosque, con consecuencias
deletéreas para la biota nativa (Murcia, 1995). Esta
fragmentación tiene dos componentes
principales:
- Reducción y perdida de la cantidad total del
tipo de hábitat, o quizá de todo hábitat
natural en un paisaje - Separación del hábitat remanente en
parches mas pequeños y aislado;
Contribuyendo ambos, a la disminución progresiva
de la diversidad biológica (Harris, 1984). Wilcox &
Murphy (1985) señalan que a medida que la
fragmentación del bosque procede, el tamaño de los
fragmentos disminuye, y el aislamiento aumenta,
conformándose los llamados "hábitat-isla". Estos,
facilitaría la extinción o la exterminación
total de una o mas especies y la preservación diferenciada
de otras, tal como lo predijo el fitogeógrafo Suizo
Alphonse de Candolle en 1855 (Harris, 1984).
Los efectos biológicos de la fragmentación
de bosques se enfatizan en efectos sobre las condiciones
microclimáticas de los fragmentos, efectos sobre la
abundancia de algunas especies y efectos sobre las interacciones
biológicas, los que afectarán en ultima instancia
la biodiversidad existente en los bosques (Bustamante y Grez,
1995) (figura 1).
Harris (1984) cita que el efecto de la
fragmentación puede ser visto en varios niveles de
organización biológica, desde
cambios en la frecuencia genética
dentro de poblaciones hasta cambios sobre el continente
(población arbórea remanente, no fragmentada), en
la distribución de especies y ecosistemas.
A nivel de especies, estas tienen necesariamente tres
opciones para persistir bajo un paisaje altamente
fragmentado
- Una especie puede prosperar en una matriz de
uso humano - Una especie puede sobrevivir dentro de un paisaje
fragmentado manteniendo viable la población dentro del
hábitat fragmentado; esta opción es solo para
especies con un rango bajo de hogar o con modestos
requerimientos de área, muchas de estas especies pueden
enfrentarse toda su vida a estos requerimientos dentro de los
bordes de un hábitat fragmentado, esperando una mejor
condición ambiental - Algunas especies pueden sobrevivir en paisajes
altamente fragmentados, por tener estas una alta movilidad,
pueden integrar un número de hábitat parche,
tanto dentro de los rangos individuales de su nicho como dentro
de poblaciones interelacionadas, jugando un
importantísimo papel la
zona limítrofe de los paisajes fragmentados conocida
como bordes (en ingles Boundary o Edge). Cabe destacar que una
especie que no pueda adoptar alguna o más de estas tres
opciones está destinada a su eventual extinción
dentro del fragmento.
Por otro lado, el número de especies,
plántulas, cobertura de arbustos e invasión de
especies más típicas de hábitat abiertos es
mayor en los bordes que en la zona interior de las comunidades.
Wiens et al., (1985) esquematiza una analogía del borde de
una isla o fragmento, o entre elementos del paisaje a membranas
en organismos o sistemas
físicos. Tal como ellas, los bordes varían en su
permeabilidad o resistencia a
flujos. Esta es una consecuencia de las características propias del borde (ejemplo:
el grado en que están separados los diferentes parches) y
los diferentes materiales,
organismos o factores abióticos al borde.
Los bordes pueden ser impermeables a algunas
transferencias y permeables a algunos materiales u otros flujos,
pudiéndose evaluar una dinámica particular entre los componentes
del paisaje, bajo la perspectiva de la ecología del paisaje
(Williams – Linera, 1991).
6. Consecuencias
ecológicas de la fragmentación del bosque nativo
Chileno
En chile, la explotación del bosque nativo ha
resultado en una dramática fragmentación y
reducción areal de estos bosques. Estudios
específicos indican las consecuencias de
degradación por causas de la actividad humana sobre la
biodiversidad, son muy escasos. A continuación se muestran
antecedentes de fragmentación en 2 tipos de
bosques:
- Bosque de Ruil en la VII Región
- Bosque valdiviano en Chiloé
El bosque de Ruil se encuentra ubicado en la Cordillera
de la Costa de la VII Región. La especie arbórea
dominante es el Ruil, el que coexiste, entre otros, con el Hualo,
el Peumo, el Olivillo y el Avellano.
Desde fines del siglo XIX, ese bosque a sufrido un
intenso proceso de deforestación. En la actualidad, el
paisaje es un mosaico, con fragmentos de bosque nativo, inmersos
en una matriz formada casi exclusivamente por plantaciones de
Pino insigne. Actualmente existen 352,2 Ha. De bosque de Ruil,
distribuidas en 185 fragmentos con un tamaño promedio de
1,9 Ha., y menos del 5% posee tamaños mayores de 12
Ha..
La dominancia de fragmentos sugiere un efecto Borde
importante que se manifiesta en cambios microclimaticos y la
colonización y establecimiento exitoso del Pino insigne al
interior de los fragmentos. Si a esto agregamos la
deforestación que aun continua a una tasa estimada de 47,3
hás /año, el bosque de Ruil y toda la biodiversidad
que este tipo forestal contiene desaparecerá
inevitablemente en menos de 10 años.
El bosque valdiviano de Chiloé. La isla de
Chiloé aun posee extensiones de Bosque valdiviano,
caracterizado por arboles
emergentes de coigue y un dosel estructurado por coigues mas
jóvenes, canelos, tineo, y diversas especies de
mirtaceas.
Se han realizado algunos estudios iniciales para evaluar
los efectos del tamaño de los fragmentos sobre la
diversidad de especies de aves asociadas a estos bosques. Estos
organismos presentan un alto grado de endemismo y algunos de
ellos proveen servicios
fundamentales para la regeneración del bosque, tales como
polinización y dispersión de semillas (aves
mutualistas). Lo que se ha encontrado en estos estudios es que la
diversidad y abundancia relativa de aves decrece a medida que el
tamaño del fragmento disminuye. Las especies
endémicas a este tipo de bosque son las mas afectadas y,
el menor grado, las aves mutualistas.
La pérdida de estas especies es grave por lo que
significa la desaparición de los hábitat de
especies únicas y restringidas geográficamente,
así como por las probables consecuencias negativas que
esto puede traer para la regeneración del
bosque.
7. Consecuencias
ecológicas de los bordes
Murcia (1995) señala que hay tres tipos de efecto
del borde sobre los fragmentos:
- Efecto abiótico, involucrando cambios en las
condiciones medioambientales que resulta desde la proximidad a
una matriz estructuralmente distinta
Los cambios microclimáticos son los efectos mas
evidentes de la fragmentación de bosques. Las
características microclimáticas contratantes
produce un gradiente ambiental desde le borde hacia el interior
del fragmento. Generalmente la luminosidad, la
evapotranspiracion, la t°, la velocidad
del viento disminuyen, mientras la humedad del suelo aumenta
hacia el interior del fragmento. Este efecto borde puede en
algunos casos penetrar varias decenas de metros hacia el
interior del fragmento y su importancia relativa
dependerá del tamaño del fragmento. Por ejemplo,
en un fragmento pequeño el efecto borde es
comparativamente mas importante que en un fragmento mas grande,
pudiendo en este caso llegar a abarcar la totalidad del
fragmento.
- Efectos biológicos directos, los cuales
involucran cambios en la abundancia y distribución de
especies, causadas directamente por el cambio en
las condiciones físicas cercanas al borde y determinado
por la tolerancia fisiológica de las especies que se
encuentren en dicho sector. - Efectos biológicos indirectos, los cuales
involucran cambios en la interacción de las especies,
tal como el aumento en la predación, parasitismo,
competencia,
herbivoría, polinización y dispersión de
semillas, tal como se aprecia en la figura 1.
Williams (1991) indica que la extensión de los
bordes ha aumentado sustancialmente, pudiéndose definir al
borde como las zonas de contacto entre dos comunidades
estructuralmente diferentes, las que pueden ser un bosque y un
campo de trigo, un bosque y una plantación, etc. El
límite del bosque (o borde), se ha reconocido
empíricamente como el lugar donde comienzan los
árboles, sin embargo para los ecólogos la percepción
del borde ha dependido del concepto mismo de
comunidad
vegetal.
El aumento mundial de la extensión de los bordes
es motivo de preocupación por parte de los investigadores
y ecólogos del mundo entero, sin embargo, los resultados
de muchos estudios relacionados con los efectos que pueden tener
los bordes sobre la ecología han sido todavía
incapaces de dibujar patrones claramente generales y aplicables
en todo el mundo (Murcia, C. 1994).
El borde se lo ha concebido como un hábitat
distinto, como una "membrana semipermeable" o "piel" entre
dos áreas que concentran recursos diferentes, como una
zona de amortiguamiento contra la propagación de una
perturbación (Williams, 1991). Los bordes son ambientes
distintos en el sentido que la estructura de vegetación y
su biota difieren en ambas comunidades contiguas. Por otro lado,
el conjunto de los efectos de la matriz sobre el fragmento se
conoce como "efecto borde", el cual se puede manifestar en
cambios al interior del fragmento, principalmente en su
perímetro.
Se han definido bordes de tipo naturales, originados por
perturbaciones físicas como fuegos, tormentas, derrumbes,
viento o perturbaciones bióticas como depredación o
forrajeo; y los generados por actividades humanas que conforman
la mayoría de los bordes existentes en el
mundo.
La fragmentación reduce el área cubierta
por el bosque, exponiendo a los organismos que permanecen en el
fragmento a condiciones diferentes a su ecosistema y
consecuentemente a lo que ha sido definido como "efecto borde"
(Murcia, 1995). Claramente los bordes separan elementos del
paisaje teniendo importante influencia sobre las propiedades del
sistema, tanto
dentro de parches homogéneos como entre los componentes
del paisaje (Wiens et al.,1985).
El contraste estructural entre una isla y la matriz que
los rodea es un indicador no solo de la insolación que
entre ellos se da, sino también del efecto borde. Harris
(1984) señala que el límite de un fragmento no es
una línea, sino que es una zona de influencia que
varía dependiendo de los parámetros con los cuales
ésta es medida. La radiación solar y el viento
golpean al fragmento en su borde provocando una alteración
de tipo microclimática.
9. Efectos
abióticos del borde
Los bordes se han dado en la naturaleza desde
siempre, ya que dentro del patrón de la dinámica
natural de las comunidades se produce una yuxtaposición de
tipos de bosques al irse generando manchones del mismo, dentro de
la misma comunidad, en un proceso conocido como Dinámica
de parches (Drury & Nisvet, 19 ). Dentro de este contexto se
tiene entonces que se dan naturalmente bordes entre comunidades
de similares características ecológicas pero en
distinto estado de desarrollo,
siendo un ejemplo de ello los bordes de huecos producidos por la
caída de una cantidad significativa de árboles o
bordes entre un bosque adulto y un renoval de roble. En los
bosques intervenidos, los fragmentos usualmente están
rodeados por una matriz de biomasa estructuralmente distinta como
praderas, cultivos o renovales secundarios jóvenes. Harris
(1984) y Murcia (1995) citan que estas diferencias en complejidad
estructural y biomasa resultan en diferencias
microclimáticas. Campos, praderas, cultivos reciben
más radiación solar la que alcanza al suelo durante
el día y dan una mayor reradiación a la
atmósfera por la noche, causando cambios sustanciales
tanto en los procesos ecológicos como sobre las
comunidades biológicas. (Murcia, Harris, Wiens)
10. Ejemplos de hábitat
fragmentados a nivel mundial
La superficie de los ecosistemas relativamente no
perturbados se redujo extraordinariamente en las últimas
décadas a medida que aumentaba la población y el
consumo de los
recursos. Como ejemplo se puede mencionar que el 98% de los
bosques tropicales secos de la costa del Pacífico
centroamericana han desaparecido. Tailandia perdió el 32%
de sus manglares entre 1961 y 1985, y prácticamente
ninguna parte del resto está exenta de perturbaciones. En
los ecosistemas de agua dulce,
las represas han destruido grandes sectores del hábitat de
los ríos y arroyos. En los ecosistemas marítimos,
el desarrollo costero ha eliminado comunidades de los arrecifes y
comunidades próximas a las costas. En los bosques
tropicales, una de las principales causas de deterioro de los
mismos es la expansión de la agricultura marginal, aunque
en determinadas regiones la producción comercial de madera
puede causar un problema todavía mayor.
Desde hace unos 20 años algunos biólogos
conservacionistas han visto en la teoría
biogeográfica de las islas, el medio para comprender y
predecir el fenómeno de la extinción, ya que los
refugios de hábitats naturales rodeados por un mar de
ambientes humanos alterados se comportan como islas para las
especies.
Si tenemos en cuenta las densidades conocidas de ciertas
especies de mamíferos y aves, tenemos por ejemplo que, en
el caso del puerco del monte (Tayassu pecari), cuya densidad es de 2
individuos por km. cuadrado, para mantener una población
viable a corto plazo se necesitarían 25 km. cuadrados o
2,500 ha; en el caso del Águila Arpía cuya densidad
es de 0.008 individuos por Km. cuadrado, se necesitarían
625,000 ha.
Armesto, J; Smith – Ramírez,
C; León, P & Arroyo, M 1992. "Biodiversidad
y
conservación del bosque templado en Chile".
Ambiente y desarrollo. Dic.:
19-24.
Armesto, J; Villagrán, C; Donoso, C. 1994. "La
historia del bosque templado
chileno". Ambiente y desarrollo. Marzo: p p
66-72.
Bustamante, R. y Grez, A. 1995. "Consecuencias
ecológicas de la fragmentación
de los bosques nativos". Ciencia y
ambiente, 11(2): 58-63.
Murcia, C. 1995. "Edge effects in fragmented forest:
implications for
conervation". Tree, 10(2) 58-62.
Ramírez, C; San Martin, J; Hauenstein, E &
Contreras, D. 1989. "Estudio
fitosociológico de la vegetación de
Rucamanque (Cautin, Chile)". Stvdia
Botánica. 8: 91-115.
Williams, G., 1991. "Los bordes de selvas y bosques".
Ciencia y desarrollo,
17(97): 65-71.
Internet:
Página web "World
resources institute (WRI)"
- Mecanismos de deterioro de la
biodiversidad
Página web Metapoblación
- Estudio de la supervivencia y evolución de las especies en paisajes
fragmentados - Pérdida de hábitat
Página web Marquez de Comillas
- Fragmentación
Trabajo enviado y realizado por:
Gerardo Cantín
Zacarías Ordenes
Cristian Quijada
Alejandro Rodríguez
Profesor: Francisco Martín
Organización Inacap Temuco
Área de transformación y explotación de
recursos naturales
ingeniería de ejecución
forestal