- Índice:
- 3. Prudencia, Placer o
Poder - 4. Historia
- 5. La temprana Ética
Griega - 6. Escuelas Griegas de
Ética - 7.
Estoicismo - 8.
Epicureismo - 9. Ética
Cristiana - 10. Ética de los Padres
de la Iglesia
- 13.1 Las leyes de
Newton
13.2 Filosofías
éticas anteriores al darwinismo
13.3
Utilitarismo
13.4 Ética
hegeliana
13.5 Ética a partir de
Darwin
1.Introducción
Ética (del griego ethika, de ethos,
‘comportamiento’, ‘costumbre’),
principios o
pautas de la conducta humana,
a menudo y de forma impropia llamada moral (del
latín mores, ‘costumbre’) y por
extensión, el estudio de esos principios a
veces llamado filosofía moral. Este
artículo se ocupa de la ética
sobre todo en este último sentido y se concreta al
ámbito de la civilización occidental, aunque cada
cultura ha
desarrollado un modelo
ético propio.
La ética,
como una rama de la filosofía, está considerada
como una ciencia
normativa, porque se ocupa de las normas de la
conducta humana,
y para distinguirse de las ciencias
formales, como las matemáticas y la lógica,
y de las ciencias
empíricas, como la química y la física. Las ciencias
empíricas sociales, sin embargo, incluyendo la psicología, chocan en
algunos puntos con los intereses de la ética ya que ambas
estudian la conducta social.
Por ejemplo, las ciencias
sociales a menudo procuran determinar la relación
entre principios éticos particulares y la conducta social,
e investigar las condiciones culturales que contribuyen a la
formación de esos principios.
2.Principios
Éticos
Los filósofos han intentado determinar la
bondad en la conducta de acuerdo con dos principios fundamentales
y han considerado algunos tipos de conducta buenos en sí
mismos o buenos porque se adaptan a un modelo moral
concreto. El
primero implica un valor final o
summum bonum, deseable en sí mismo y no sólo como
un medio para alcanzar un fin. En la historia de la ética
hay tres modelos de
conducta principales, cada uno de los cuales ha sido propuesto
por varios grupos o
individuos como el bien más elevado: la felicidad o
placer; el deber, la virtud o la obligación y la
perfección, el más completo desarrollo de
las potencialidades humanas. Dependiendo del marco social, la
autoridad
invocada para una buena conducta es la voluntad de una deidad, el
modelo de la naturaleza o el
dominio de la
razón. Cuando la voluntad de una deidad es la autoridad, la
obediencia a los mandamientos divinos o a los textos
bíblicos supone la pauta de conducta aceptada. Si el
modelo de autoridad es la naturaleza, la
pauta es la conformidad con las cualidades atribuidas a la
naturaleza humana. Cuando rige la razón, se espera que la
conducta moral resulte del pensamiento
racional.
3.Prudencia, Placer O
Poder
Algunas veces los principios elegidos no tienen especificado su
valor
último, en la creencia de que tal determinación es
imposible. Esa filosofía ética iguala la
satisfacción en la vida con prudencia, placer o poder, pero se
deduce ante todo de la creencia en la doctrina ética de la
realización natural humana como el bien
último.
Una persona que
carece de motivación
para tener una preferencia puede resignarse a aceptar todas las
costumbres y por ello puede elaborar una filosofía de la
prudencia. Esa persona vive, de
esta forma, de conformidad con la conducta moral de la
época y de la sociedad.
El hedonismo es la filosofía que enseña
que el bien más elevado es el placer. El hedonista tiene
que decidir entre los placeres más duraderos y los
placeres más intensos, si los placeres presentes tienen
que ser negados en nombre de un bienestar global y si los
placeres mentales son preferibles a los placeres
físicos.
Una filosofía en la que el logro más
elevado es el poder puede
ser resultado de una competición. Como cada victoria
tiende a elevar el nivel de la competición, el final
lógico de una filosofía semejante es un poder
ilimitado o absoluto. Los que buscan el poder pueden no aceptar
las reglas éticas marcadas por la costumbre y, en cambio,
conformar otras normas y regirse
por otros criterios que les ayuden a obtener el triunfo. Pueden
intentar convencer a los demás de que son morales en el
sentido aceptado del término, para enmascarar sus deseos
de conseguir poder y tener la recompensa habitual de la
moralidad.
4.Historia
Desde que los hombres viven en comunidad, la
regulación moral de la conducta ha sido necesaria para el
bienestar colectivo. Aunque los distintos sistemas morales
se establecían sobre pautas arbitrarias de conducta,
evolucionaron a veces de forma irracional, a partir de que se
violaran los tabúes religiosos o de conductas que primero
fueron hábito y luego costumbre, o asimismo de leyes impuestas
por líderes para prevenir desequilibrios en el seno de la
tribu. Incluso las grandes civilizaciones clásicas egipcia
y sumeria desarrollaron éticas no sistematizadas, cuyas
máximas y preceptos eran impuestos por
líderes seculares como Ptahhotep, y estaban mezclados con
una religión
estricta que afectaba a la conducta de cada egipcio o cada
sumerio. En la China
clásica las máximas de Confucio fueron aceptadas
como código moral. Los filósofos griegos, desde el siglo VI a.C.
en adelante, teorizaron mucho sobre la conducta moral, lo que
llevó al posterior desarrollo de
la ética como una filosofía.
5. La Temprana Etica
Griega
En el siglo VI a.C. el filósofo heleno Pitágoras
desarrolló una de las primeras reflexiones morales a
partir de la misteriosa religión griega del
orfismo. En la creencia de que la naturaleza intelectual es
superior a la naturaleza sensual y que la mejor vida es la que
está dedicada a la disciplina
mental, fundó una orden semirreligiosa con leyes que
hacían hincapié en la sencillez en el hablar, el
vestir y el comer. Sus miembros ejecutaban ritos que estaban
destinados a demostrar sus creencias religiosas.
En el siglo V a.C. los filósofos griegos
conocidos como sofistas, que enseñaron retórica,
lógica
y gestión
de los asuntos públicos, se mostraron escépticos en
lo relativo a sistemas morales
absolutos. El sofista Protágoras enseñó que
el juicio humano es subjetivo y que la percepción
de cada uno sólo es válida para uno mismo. Gorgias
llegó incluso al extremo de afirmar que nada existe, pues
si algo existiera los seres humanos no podrían conocerlo;
y que si llegaban a conocerlo no podrían comunicar ese
conocimiento.
Otros sofistas, como Trasímaco, creían que la
fuerza hace el
derecho. Sócrates
se opuso a los sofistas. Su posición filosófica,
representada en los diálogos de su discípulo
Platón,
puede resumirse de la siguiente manera: la virtud es conocimiento;
la gente será virtuosa si sabe lo que es la virtud, y el
vicio, o el mal, es fruto de la ignorancia. Así,
según Sócrates,
la educación
como aquello que constituye la virtud puede conseguir que la
gente sea y actúe conforme a la
moral.
6.Escuelas Griegas De
Ética
La mayoría de las escuelas de filosofía moral
griegas posteriores surgieron de las enseñanzas de
Sócrates. Cuatro de estas escuelas fueron creadas por sus
discípulos inmediatos: los cínicos, los cirenaicos,
los megáricos (escuela fundada
por Euclides de Megara) y los platónicos.
Los cínicos, en especial el filósofo
Antístenes, afirmaban que la esencia de la virtud, el bien
único, es el autocontrol, y que esto se puede inculcar.
Los cínicos despreciaban el placer, que consideraban el
mal si era aceptado como una guía de conducta. Juzgaban
todo orgullo como un vicio, incluyendo el orgullo en la
apariencia, o limpieza. Se cuenta que Sócrates dijo a
Antístenes: "Puedo ver tu orgullo a través de los
agujeros de tu capa".
Los cirenaicos, sobre todo Aristipo de Cirene, eran
hedonistas y creían que el placer era el bien mayor (en
tanto en cuanto no dominara la vida de cada uno), que
ningún tipo de placer es superior a otro y, por ello, que
sólo es mensurable en grado y duración.
Los megáricos, seguidores de Euclides,
propusieron que aunque el bien puede ser llamado
sabiduría, Dios o razón, es ‘uno’ y que
el Bien es el secreto final del Universo que
sólo puede ser revelado mediante el estudio
lógico.
Según Platón, el
bien es un elemento esencial de la realidad. El mal no existe en
sí mismo, sino como reflejo imperfecto de lo real, que es
el bien. En sus Diálogos (primera mitad del siglo IV a.C.)
mantiene que la virtud humana descansa en la aptitud de una
persona para llevar a cabo su propia función en el mundo.
El alma humana está compuesta por tres elementos —el
intelecto, la voluntad y la emoción— cada uno de los
cuales posee una virtud específica en la persona buena y
juega un papel
específico. La virtud del intelecto es la
sabiduría, o el
conocimiento de los fines de la vida; la de la voluntad es el
valor, la capacidad de actuar, y la de las emociones es la
templanza, o el autocontrol.
La virtud última, la justicia, es
la relación armoniosa entre todas las demás, cuando
cada parte del alma cumple su tarea apropiada y guarda el lugar
que le corresponde. Platón mantenía que el
intelecto ha de ser el soberano, la voluntad figuraría en
segundo lugar y las emociones en el
tercer estrato, sujetas al intelecto y a la voluntad. La persona
justa, cuya vida está guiada por este orden, es por lo
tanto una persona buena. Aristóteles, discípulo de
Platón, consideraba la felicidad como la meta de la
vida. En su principal obra sobre esta materia,
Ética a Nicómaco
(finales del siglo IV a.C.), definió la felicidad como una
actividad que concuerda con la naturaleza específica de la
humanidad; el placer acompaña a esta actividad pero no es
su fin primordial. La felicidad resulta del único atributo
humano de la razón, y funciona en armonía con las
facultades humanas. Aristóteles mantenía que las
virtudes son en esencia un conjunto de buenos hábitos y
que para alcanzar la felicidad una persona ha de desarrollar dos
tipos de hábitos: los de la actividad mental, como el del
conocimiento, que conduce a la más alta actividad humana,
la contemplación, y aquéllos de la emoción
práctica y la emoción, como el valor. Las virtudes
morales son hábitos de acción que se ajustan al
término medio, el principio de moderación, y han de
ser flexibles debido a las diferencias entre la gente y a otros
factores condicionantes. Por ejemplo, lo que uno puede comer
depende del tamaño, la edad y la ocupación. En
general, Aristóteles define el término medio como
el estado
virtuoso entre los dos extremos de exceso e insuficiencia;
así, la generosidad, una virtud, es el punto medio entre
el despilfarro y la tacañería. Para
Aristóteles, las virtudes intelectuales y morales son
sólo medios
destinados a la consecución de la felicidad, que es el
resultado de la plena realización del potencial
humano.
7.Estoicismo
La filosofía del estoicismo se
desarrolló en torno al
300 a.C. durante los periodos helenístico y romano.
En Grecia los
principales filósofos estoicos fueron Zenón de
Citio, Cleantes y Crisipo de Soles. En Roma el
estoicismo resultó ser la más popular de las
filosofías griegas y Cicerón fue, entre los romanos
ilustres, uno de los que cayó bajo su influencia. Sus
principales representantes durante el periodo romano fueron el
filósofo griego Epicteto y el emperador y pensador romano
Marco Aurelio. Según los estoicos, la naturaleza es
ordenada y racional, y sólo puede ser buena una vida
llevada en armonía con la naturaleza. Los filósofos
estoicos, sin embargo, también se mostraban de acuerdo en
que como la vida está influenciada por circunstancias
materiales el
individuo tendría que intentar ser todo lo independiente
posible de tales condicionamientos. La práctica de algunas
virtudes cardinales, como la prudencia, el valor, la templanza y
la justicia,
permite alcanzar la independencia
conforme el espíritu del lema de los estoicos, "Aguanta y
renuncia". De ahí, que la palabra estoico haya llegado a
significar fortaleza frente a la dificultad.
8.Epicureísmo
En los siglos IV y III a.C., el filósofo griego
Epicuro desarrolló un sistema de
pensamiento,
más tarde llamado epicureísmo, que identificaba la
bondad más elevada con el placer, sobre todo el placer
intelectual y, al igual que el estoicismo, abogó por una
vida moderada, incluso ascética, dedicada a la
contemplación. El principal exponente romano del
epicureísmo fue el poeta y filósofo Lucrecio, cuyo
poema De rerum natura (De la naturaleza de las cosas), escrito
hacia la mitad del siglo I a.C., combinaba algunas ideas derivadas de las
doctrinas cosmológicas del filósofo griego
Demócrito con otras derivadas de la
ética de Epicuro. Los epicúreos buscaban alcanzar
el placer manteniendo un estado de
serenidad, es decir, eliminando todas las preocupaciones de
carácter emocional. Consideraban las creencias y
prácticas religiosas perniciosas porque preocupaban al
individuo con pensamientos perturbadores sobre la muerte y la
incertidumbre de la vida después de ese tránsito.
Los epicúreos mantenían también que es mejor
posponer el placer inmediato con el objeto de alcanzar una
satisfacción más segura y duradera en el futuro;
por lo tanto, insistieron en que la vida buena lo es en cuanto se
halla regulada por la autodisciplina.
9.Ética Cristiana
Los modelos
éticos de la edad clásica fueron aplicados a las
clases dominantes, en especial en Grecia. Las
mismas normas no se extendieron a los no griegos, que eran
llamados barbaroi (bárbaros), un término que
adquirió connotaciones peyorativas. En cuanto a los
esclavos, la actitud hacia
los mismos puede resumirse en la calificación de
‘herramientas
vivas’ que le aplicó Aristóteles. En parte
debido a estas razones, y una vez que decayeron las religiones paganas, las
filosofías contemporáneas no consiguieron
ningún refrendo popular y gran parte del atractivo del
cristianismo
se explica por la extensión de la ciudadanía moral
a todos, incluso a los esclavos.
El advenimiento del cristianismo
marcó una revolución
en la ética, al introducir una concepción religiosa
de lo bueno en el pensamiento occidental. Según la idea
cristiana una persona es dependiente por entero de Dios y no
puede alcanzar la bondad por medio de la voluntad o de la
inteligencia,
sino tan sólo con la ayuda de la gracia de Dios. La
primera idea ética cristiana descansa en la regla de oro:
"Lo que quieras que los hombres te hagan a ti, házselo a
ellos" (Mt. 7,12); en el mandato de amar al prójimo como a
uno mismo (Lev. 19,18) e incluso a los enemigos (Mt. 5,44), y en
las palabras de Jesús: "Dad al César lo que es del
César y a Dios lo que es de Dios" (Mt. 22,21).
Jesús creía que el principal significado de la
ley
judía descansa en el mandamiento "amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón y
con toda tu alma y con toda tu fuerza y con
toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo" (Lc.
10,27).
El cristianismo primigenio realzó como virtudes
el ascetismo, el martirio, la fe, la misericordia, el
perdón, el amor no
erótico, que los filósofos clásicos de
Grecia y Roma apenas
habían considerado importantes.
10.Ética De Los
Padres De La Iglesia
Uno de los puntos fuertes de la ética
cristiana fue la oposicin al maniqueísmo, una
religión de origen persa que mantenía que el bien y
el mal (la luz y la sombra)
eran fuerzas opuestas que luchaban por el dominio absoluto.
El maniqueísmo tuvo mucha aceptación en los siglos
III y IV d.C. San
Agustín, considerado como el fundador de la
teología cristiana, fue maniqueo en su juventud pero
abandonó este credo después de recibir la
influencia del pensamiento de Platón. Tras su
conversión al cristianismo en el 387, intentó
integrar la noción platónica con el concepto
cristiano de la bondad como un atributo de Dios, y el pecado como
la caída de Adán, de cuya culpa una persona
está redimida por la gracia de Dios. La creencia
maniqueísta en el diablo persistió, sin embargo,
como se puede ver en la convicción de san
Agustín en la maldad intrínseca de la
naturaleza humana. Esta actitud pudo
reflejar su propio sentido de culpabilidad, por los excesos que
había cometido en la adolescencia y
puede justificar el énfasis que puso la primera doctrina
moral cristiana sobre la castidad y el celibato.
Durante la edad media
tardía, los trabajos de Aristóteles, a los que se
pudo acceder a través de los textos y comentarios
preparados por estudiosos árabes, tuvieron una fuerte
influencia en el pensamiento europeo. Al resaltar el
conocimiento empírico en comparación con la
revelación, el aristotelismo amenazaba la autoridad
intelectual de la Iglesia. El
teólogo cristiano santo Tomás de
Aquino consiguió, sin embargo, armonizar el
aristotelismo con la autoridad católica al admitir la
verdad del sentido de la experiencia pero manteniendo que
ésta completa la verdad de la fe. La gran autoridad
intelectual de Aristóteles se puso así al servicio de la
autoridad de la Iglesia, y la lógica aristotélica
acabó por apoyar los conceptos agustinos del pecado
original y de la redención por medio de la gracia divina.
Esta síntesis representa la esencia de la mayor obra de
Tomás de Aquino, Summa Theologiae (1265-1273).
11.Ética Y
Penitencia
Conforme la Iglesia medieval se hizo más poderosa, se
desarrolló un modelo de ética que aportaba el
castigo para el pecado y la recompensa de la inmortalidad para
premiar la virtud. Las virtudes más importantes eran la
humildad, la continencia, la benevolencia y la obediencia; la
espiritualidad, o la bondad de espíritu, era indispensable
para la moral.
Todas las acciones,
tanto las buenas como las malas, fueron clasificadas por la
Iglesia y se instauró un sistema de
penitencia temporal como expiación de los
pecados.
Las creencias éticas de la Iglesia medieval
fueron recogidas en literatura en la Divina
Comedia de Dante, que estaba influenciada por las
filosofías de Platón, Aristóteles y santo Tomás de
Aquino. En la sección de la Divina Comedia titulada
‘Infierno’, Dante clasifica el pecado bajo tres
grandes epígrafes, cada uno de los cuales tenía
más subdivisiones. En un orden creciente de pecado
colocó los pecados de incontinencia (sensuales o
emocionales), de violencia o
brutalidad (de la voluntad), y de fraude o malicia
(del intelecto). Las tres facultades del alma de Platón
son repetidas así en su orden jerárquico original,
y los pecados son considerados como perversiones de una u otra de
las tres facultades.
12.Ética
Después De La Reforma
La influencia de las creencias y prácticas
éticas cristianas disminuyó durante el renacimiento.
La Reforma protestante provocó un retorno general a los
principios básicos dentro de la tradición
cristiana, cambiando el énfasis puesto en algunas ideas e
introduciendo otras nuevas. Según Martín Lutero, la
bondad de espíritu es la esencia de la piedad cristiana.
Al cristiano se le exige una conducta moral o la
realización de actos buenos, pero la justificación,
o la salvación, viene sólo por la fe. El propio
Lutero había contraído matrimonio y el
celibato dejó de ser obligatorio para el clero
protestante.
El teólogo protestante francés y
reformista religioso Juan Calvino aceptó la doctrina
teológica de que la salvación se obtiene
sólo por la fe y mantuvo también la doctrina
agustina del pecado original. Los puritanos eran calvinistas y se
adhirieron a la defensa que hizo Calvino de la sobriedad, la
diligencia, el ahorro y la
ausencia de ostentación; para ellos la
contemplación era holgazanería y la pobreza era o
bien castigo por el pecado o bien la evidencia de que no se
estaba en gracia de Dios. Los puritanos creían que
sólo los elegidos podrían alcanzar la
salvación. Se consideraban a sí mismos elegidos,
pero no podían estar seguros de ello
hasta que no hubieran recibido una señal. Creían
que su modo de vida era correcto en un plano ético y que
ello comportaba la prosperidad mundana. La prosperidad fue
aceptada pues como la señal que esperaban. La bondad se
asoció a la riqueza y la pobreza al mal.
No lograr el éxito en la profesión de cada uno
pareció ser un signo claro de que la aprobación de
Dios había sido negada. La conducta que una vez se
pensó llevaría a la santidad, llevó a los
descendientes de los puritanos a la riqueza material.
En general, durante la Reforma la responsabilidad individual se consideró
más importante que la obediencia a la autoridad o a la
tradición. Este cambio, que de
una forma indirecta provocó el desarrollo de la
ética secular moderna, se puede apreciar en De iure belli
et pacis (La ley de la
guerra y la
paz, 1625) realizado por el jurista, teólogo y estadista
holandés Hugo Grocio. Aunque esta obra apoya algunas de
las doctrinas de santo Tomás de Aquino, se centra
más en las obligaciones
políticas y civiles de la gente dentro del
espíritu de la ley romana clásica. Grocio afirmaba
que la ley natural es parte de la ley divina y se funda en la
naturaleza humana, que muestra un deseo
por lograr la asociación pacífica con los
demás y una tendencia a seguir los principios generales en
la conducta. Por ello, la sociedad
está basada de un modo armónico en la ley
natural.
13.Filosofías
Éticas Seculares
En el Leviatán (1651), el filósofo inglés
Thomas Hobbes
atribuye la mayor importancia a la sociedad organizada y al poder
político. Afirmaba que la vida humana en el "estado de
naturaleza" (independiente de o anterior a, la institución
del estado civil) es "solitaria, pobre, sucia, violenta y corta"
y que es "una guerra de
todos contra todos". En consecuencia, la gente busca seguridad
participando en un contrato social
en el que el poder original de cada persona se cede a un soberano
que, a su vez, regula la conducta.
Esta postura conservadora en política asume que
los seres humanos son malos y precisan un Estado fuerte para
reprimirlos. No obstante, Hobbes
afirmaba que si un soberano no da seguridad y orden
y es derrocado por sus súbditos, la sociedad vuelve al
estado de naturaleza y puede comprometerse en un nuevo contrato. La
doctrina de Hobbes relativa al estado y al contrato social
marcó el pensamiento del filósofo inglés
John Locke. En
sus dos Tratados sobre el
gobierno civil
(1690) Locke mantenía, sin embargo, que el fin del
contrato
social es limitar el poder absoluto de la autoridad y, como
contrapeso, promover la libertad
individual.
La razón humana es el criterio para una conducta
recta en el modelo elaborado por el filósofo
holandés Baruch Spinoza. En su obra más importante,
Ética (1677), Spinoza afirmaba que la ética se
deduce de la psicología y la
psicología de la metafísica. Sostenía que
todas las cosas son neutras en el orden moral desde el punto de
vista de la eternidad; sólo las necesidades e intereses
humanos determinan lo que se considera bueno o malo, el bien y el
mal. Todo lo que contribuye al conocimiento de la naturaleza del
ser humano o se halla en consonancia con la razón humana
está prefigurado como bueno. Por ello, cabe suponer que
todo lo que la gente tiene en común es lo mejor para cada
uno, lo bueno que la gente busca para los demás es lo
bueno que desea para sí misma. Además, la
razón es necesaria para refrenar las pasiones y alcanzar
el placer y la felicidad evitando el sufrimiento. El estado
humano más elevado, según Spinoza, es el "amor
intelectual de Dios" que viene dado por el conocimiento
intuitivo, una facultad mayor que la razón ordinaria. Con
el uso adecuado de esta propiedad, una
persona puede contemplar la totalidad del universo mental y
físico y considerar que éste engloba una sustancia
infinita que Spinoza denomina Dios sin disociarlo del
mundo.
13.1. Las
leyes de Newton La mayoría de los grandes
descubrimientos científicos han afectado a la
ética. Los descubrimientos de Isaac Newton,
el filósofo científico inglés del siglo
XVII, aportaron uno de los primeros y más claros ejemplos
de esta influencia. Las leyes de
Newton se consideraron como prueba de un orden divino
racional. La opinión contemporánea al respecto fue
expresada por el poeta inglés Alexander Pope en el verso
"Dios dijo: ¡dejad en paz a Newton!, y se
hizo la luz". Los
hallazgos e hipótesis de Newton
provocaron que los filósofos tuvieran confianza en un
modelo ético tan racional y ordenado como se
suponía que era la naturaleza.
13.2. Filosofías éticas anteriores al
darwinismo Durante el siglo XVIII, los
filósofos británicos David Hume, en Ensayos
morales y políticos (1741-1742), y Adam Smith,
autor de la teoría
económica del laissez-faire, en su Teoría
de los sentimientos morales (1759), formularon modelos
éticos del mismo modo subjetivos. Identificaron lo bueno
con aquello que produce sentimientos de satisfacción y lo
malo con lo que provoca dolor. Según Hume y Smith, las
ideas de moral e interés
público provocan sentimientos de simpatía entre
personas que tienden las unas hacia las otras incluso cuando no
están unidas por lazos de parentesco u otros lazos
directos.
El filósofo y novelista francés
Jean-Jacques Rousseau, en
su Contrato social (1762), aceptó la teoría de
Hobbes de una sociedad regida por las cláusulas de un
contrato social. En su novela Emilio o
la educación
(1762) y en otras obras, sin embargo, atribuía el mal
ético a las inadaptaciones sociales y mantuvo que los
humanos eran buenos por naturaleza. El anarquista,
filósofo, novelista y economista político
británico William Godwin llevó esta
convicción hasta su extremo lógico en su Ensayo sobre
la justicia política (1793), que
rechazaba todas las instituciones
sociales, incluidas las del Estado, sobre la base de que su
simple existencia constituye la fuente del mal.
Una mayor aportación a la ética fue hecha
a finales del siglo XVIII por el filósofo alemán
Immanuel Kant en su
Fundamentación de la metafísica de las costumbres
(1785). Según Kant, no importa
con cuánta inteligencia
actúe el individuo, los resultados de las acciones
humanas están sujetos a accidentes y
circunstancias; por lo tanto, la moralidad de un acto no tiene
que ser juzgada por sus consecuencias sino sólo por su
motivación
ética. Sólo en la intención radica lo bueno,
ya que es la que hace que una persona obre, no a partir de la
inclinación, sino desde la obligación, que
está basada en un principio general que es el bien en
sí mismo. Como principio moral último, Kant
volvió a plantear el término medio en una forma
lógica: "Obra como si la máxima de tu acción
pudiera ser erigida, por tu voluntad, en ley universal de la
naturaleza". Esta regla es denominada imperativo
categórico, porque es general y a la vez encierra un
mandato. Kant insistió en que uno ha de tratar a los
demás como si fueran "en cada caso un fin, y nunca
sólo un medio".
13.3. Utilitarismo La doctrina
ética y política conocida como utilitarismo fue
formulada por el británico Jeremy Bentham hacia finales
del siglo XVIII y más tarde comentada por el
también filósofo y británico James Mill y su
hijo John Stuart Mill. En su Introducción a los principios
de la moral y la legislación (1789), Bentham
explicó el principio de utilidad como el
medio para contribuir al aumento de la felicidad de la comunidad.
Creía que todas las acciones humanas están
motivadas por un deseo de obtener placer y evitar el sufrimiento.
Al ser el utilitarismo un hedonismo universal, y no un hedonismo
egoísta como podría interpretarse el
epicureísmo, su bien más elevado consiste en
alcanzar la mayor felicidad para el mayor número de
personas.
13.4. Ética hegeliana En La
filosofía del Derecho (1821), el filósofo
alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel
aceptó el imperativo categórico de Kant, pero lo
enmarcó en una teoría universal evolutiva donde
toda la historia está contemplada como una serie de etapas
encaminadas a la manifestación de una realidad fundamental
que es tanto espiritual como racional. La moral, según
Hegel, no es
el resultado de un contrato social, sino un crecimiento natural
que surge en la familia y
culmina, en un plano histórico y político, en el
Estado prusiano de su tiempo. "La
historia del mundo, escribió, es disciplinar la voluntad
natural incontrolada, llevarla a la obediencia de un principio
universal y facilitar una libertad
subjetiva".
El filósofo y teólogo danés
Sören Kierkegaard reaccionó con fuerza en contra del
modelo de Hegel. En O lo Uno o lo Otro (1843), Kierkegaard
manifestó su mayor preocupación ética, el
problema de la elección. Creía que modelos
filosóficos como el de Hegel ocultan este problema crucial
al presentarlo como un asunto objetivo con
una solución universal, en vez de un asunto subjetivo al
que cada persona tiene que enfrentarse de manera individual. La
propia elección de Kierkegaard fue vivir sometido a la
ética cristiana. Su énfasis en la necesidad de la
elección tuvo influencia en algunos filósofos
relacionados con el movimiento
conocido como existencialismo, tanto como con algunos
filósofos críticos, cristianos y
judíos.
13.5. Ética a
partir de Darwin El desarrollo científico
que más afectó a la ética después de
Newton fue la teoría de la evolución presentada por Charles Darwin. Los
hallazgos de Darwin
facilitaron soporte documental al modelo, algunas veces
denominado ética evolutiva, término aportado por el
filósofo británico Herbert Spencer, según el
cual la moral es sólo el resultado de algunos
hábitos adquiridos por la humanidad a lo largo de la
evolución. El filósofo alemán
Friedrich Nietzsche dio
una explicación asombrosa pero lógica de la
tesis
darwinista acerca de que la selección natural es una ley
básica de la naturaleza. Según Nietzsche, la
llamada conducta moral es necesaria tan sólo para el
débil. La conducta moral —en particular la defendida
por el judeocristianismo, que según él es una
doctrina esclava— tiende a permitir que el débil
impida la autorrealización del fuerte. De acuerdo con
Nietzsche, toda acción tendría que estar orientada
al desarrollo del individuo superior, su famoso Übermensch
(‘superhombre’), que será capaz de realizar y
cumplir la más nobles posibilidades de la existencia.
Nietzsche encontró que este ser ideal quedaba
ejemplificado en los filósofos griegos clásicos
anteriores a Platón y en jefes militares como Julio
César y Napoleón.
En oposición al concepto de lucha
despiadada e incesante como fundamento de la ley rectora de la
naturaleza, el anarquista y filósofo ruso Piotr
Alexéievich, príncipe Kropotkin, entre otros,
presentó estudios de conducta animal en la naturaleza
demostrando que existía la ayuda mutua. Kropotkin
afirmó que la supervivencia de las especies se mantiene a
través de la ayuda mutua y que los humanos han alcanzado
la primacía entre los animales a lo
largo de la evolución de las especies mediante su
capacidad para la asociación y la cooperación.
Kropotkin expuso sus ideas en una serie de trabajos, entre ellos
Ayuda mutua, un factor en la evolución (1890-1902) y
Ética, origen y desarrollo (publicado después de su
muerte en
1924). En la creencia de que los gobiernos se basan en la fuerza
y que si son eliminados el instinto de cooperación de la
gente llevaría de forma espontánea hacia la
implantación natural de un orden cooperativo, Kropotkin
defendió el anarquismo.
Los antropólogos han aplicado los principios
evolutivos al estudio de las sociedades y
las culturas humanas. Estos análisis han vuelto a subrayar los
distintos conceptos del bien y del mal planteados por diferentes
sociedades;
por lo tanto, se creía que la mayoría de esos
conceptos tenía un valor más relativo que
universal. De entre los conceptos éticos basados en un
enfoque antropológico resaltan los del antropólogo
finlandés Edvard A. Westermarck en Relatividad
ética (1932).
14.Psicoanálisis Y Conductismo
La ética moderna está muy influida por el psicoanálisis de Sigmund Freud y
sus seguidores y las doctrinas conductistas basadas en los
descubrimientos sobre estímulo-respuesta del
fisiólogo ruso Iván Petróvich Pávlov.
Freud
atribuyó el problema del bien y del mal en cada individuo
a la lucha entre el impulso del yo instintivo para satisfacer
todos sus deseos y la necesidad del yo social de controlar o
reprimir la mayoría de esos impulsos con el fin de que el
individuo actúe dentro de la sociedad. A pesar de que la
influencia de Freud no ha sido
asimilada por completo en el conjunto del pensamiento
ético, la psicología freudiana ha mostrado que la
culpa, respondiendo a motivaciones de naturaleza sexual, subyace
en el pensamiento clásico que dilucida sobre el bien y el
mal.
El conductismo, a
través de la observación de los comportamientos animales,
formuló una teoría según la cual la
naturaleza humana podía ser variada, creando una serie de
estímulos que facilitaran circunstancias favorables para
respuestas sociales condicionadas. En la década de 1920 el
conductismo
fue aceptado en Estados Unidos,
en especial en teorías
de pediatras, aprendizaje
infantil y educación en general. Tuvo su mayor influencia,
sin embargo, en el pensamiento de la antigua Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas. Allí, el
llamado nuevo ciudadano soviético fue instruido de acuerdo
con los principios conductistas a través del condicionante
poder de la rígida y controlada sociedad soviética.
La ética soviética definía lo bueno como
todo aquello beneficioso para el Estado y lo malo como aquello
que se le oponía o lo cuestionaba.
En sus escritos de finales del siglo XIX y principios del XX,
el filósofo y psicólogo estadounidense William
James abordó algunos de los puntos centrales y característicos en las interpretaciones de
Freud y Pávlov. James es más conocido como el
fundador del pragmatismo,
que defiende que el valor de las ideas está determinado
por sus consecuencias. Su mayor contribución a la
teoría ética, no obstante, descansa en su
insistencia al valorar la importancia de las interrelaciones,
tanto en las ideas como en otros fenómenos.
15.Tendencias Recientes
El filósofo británico Bertrand Russell
marcó un cambio de rumbo en el pensamiento ético de
las últimas décadas. Muy crítico con la
moral convencional, reivindicó la idea de que los juicios
morales expresan deseos individuales o hábitos aceptados.
En su pensamiento, tanto el santo ascético como el sabio
independiente son pobres modelos humanos porque ambos son
individuos incompletos. Los seres humanos completos participan en
plenitud de la vida de la sociedad y expresan todo lo que
concierne a su naturaleza. Algunos impulsos tienen que ser
reprimidos en interés de
la sociedad y otros en interés del desarrollo del
individuo, pero el crecimiento natural ininterrumpido y la
autorrealización de una persona son los factores que
convierten una existencia en buena y una sociedad en una
convivencia armoniosa.
Varios filósofos del siglo XX, algunos de los cuales
han asumido las teorías
del existencialismo, se han interesado por el problema
de la elección ética individual lanzada por
Kierkegaard y Nietzsche. La orientación de algunos de
estos pensadores es religiosa, como la del filósofo ruso
Nikolái Alexándrovich Berdiáiev, que
subrayó la libertad del espíritu individual; la del
filósofo austro-judío Martin Buber, que se
ocupó de la moral de las relaciones entre individuos; la
del teólogo protestante germano-estadounidense Paul
Tillich, que resaltó el valor de ser uno mismo, y la del
filósofo y dramaturgo católico francés
Gabriel Marcel y el filósofo y psiquiatra protestante
alemán Karl Jaspers, ambos interesados en la unicidad del
individuo y la importancia de la
comunicación entre los individuos. Una tendencia
distinta en el pensamiento ético moderno caracteriza los
escritos de los filósofos franceses Jacques Maritain y
Étienne Gilson, que siguieron la línea marcada por
santo Tomás de Aquino. Según Maritain, "el
existencialismo verdadero" pertenece a esta tradición
cristiana.
Otros filósofos modernos no aceptan ninguna de las
religiones
tradicionales. El filósofo alemán Martin Heidegger
mantenía que no existe ningún Dios, aunque alguno
puede surgir en el futuro. Los seres humanos, por lo tanto, se
hallan solos en el Universo y
tienen que adoptar y asumir sus decisiones éticas en la
conciencia
constante de la muerte. El
filósofo y escritor francés Jean-Paul Sartre
razonó su agnosticismo pero también resaltó
la heideggeriana conciencia de la
muerte.
Sartre mantuvo
que los individuos tienen la responsabilidad ética de comprometerse en
las actividades sociales y políticas
de su tiempo. El
supuesto conflicto
sobre la existencia de un Dios omnipresente, no revestía
ningún sentido de trascendencia para el individuo, pues en
nada afectaba a su compromiso con la libertad personal
Entre otros filósofos modernos, como el estadounidense
John Dewey, figuran los que se han interesado por el pensamiento
ético desde el punto de vista del instrumentalismo.
Según Dewey, el bien es aquello que ha sido elegido
después de reflexionar tanto sobre el medio como sobre las
probables consecuencias de llevar a cabo ese acto considerado
bueno o un bien.
La discusión contemporánea sobre la ética
ha continuado con los escritos de George Edward Moore, en
particular por los efectos de su Principia ethica. Moore mantuvo
que los principios éticos son definibles en los
términos de la palabra bueno, considerando que ‘la
bondad’ es indefinible. Esto es así porque la bondad
es una cualidad simple, no analizable.
Los filósofos que no están de acuerdo con Moore
en este sentido, y que creen que se puede analizar el bien, son
llamados naturalistas. A Moore se le califica de intuicionista.
Naturalistas e intuicionistas consideran los enunciados
éticos como descriptivos del mundo, o sea, verdadero o
falso. Los filósofos que difieren de esta posición
pertenecen a una tercera escuela, no
cognitiva, donde la ética no representa una forma de
conocimiento y el lenguaje
ético no es descriptivo. Una rama importante de la escuela
no cognitiva defiende el empirismo o
positivismo
lógico, que cuestiona la validez de los planteamientos
éticos que están comparados con enunciados de hecho
o de lógica. Algunos empiristas lógicos afirman que
los enunciados éticos sólo tienen significado
emocional o persuasivo.
1.Enciclopedia Encarta.
2.Recopilación de apuntes del tema.
3.La fuerza de las palabras./Editorial Reader’s
Digest,España
1999
4.Antoniana Margarita, Reproducción Facsimilar de la Ed.
De 1748, Estudios Preliminar y versión al
5.Español,Universidad
de Santiago de Compostela, Fundación Gustavo Buenos,
2000.
6.El valor de la libertad, Antonio Millán-Puelles,
Editorial Rialp, Madrid 1995
7.Apuntes Varios
Area De Publicación: Filosofía
(Ética)
Palabras claves: principios, ética, prudencia, placer,
poder, historia, Grecia,escuelas, estoicismo, epicureísmo,
cristianismo, penitencia, reforma, seculares, utilitarismo,
Darwin, hegeliana, psicoanálisis, conductismo,
tendencias.
Trabajo enviado y realizado por:
Profesor José Luis Dell’Ordine