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Etica




Enviado por latiniando



    1. Índice:
    1. 1.
      Introducción
    2. 2. Principios
      Éticos
    1. 3. Prudencia, Placer o
      Poder
    2. 4. Historia
    3. 5. La temprana Ética
      Griega
    4. 6. Escuelas Griegas de
      Ética
    5. 7.
      Estoicismo
    6. 8.
      Epicureismo
    7. 9. Ética
      Cristiana
    8. 10. Ética de los Padres
      de la Iglesia
    1. 11. Ética y
      Penitencia
    2. 12. Ética después
      de la reforma
    3. 13. Filosofías
      Éticas Seculares
    1. 13.1 Las leyes de
      Newton

      13.2 Filosofías
      éticas anteriores al darwinismo

      13.3
      Utilitarismo

      13.4 Ética
      hegeliana

      13.5 Ética a partir de
      Darwin
    1. 14. Psicoanálisis y
      conductismo

      15. Tendencias Recientes

      16.
      Bibliografía

    1.Introducción
     Ética (del griego ethika, de ethos,
    comportamiento’, ‘costumbre’),
    principios o
    pautas de la conducta humana,
    a menudo y de forma impropia llamada moral (del
    latín mores, ‘costumbre’) y por
    extensión, el estudio de esos principios a
    veces llamado filosofía moral. Este
    artículo se ocupa de la ética
    sobre todo en este último sentido y se concreta al
    ámbito de la civilización occidental, aunque cada
    cultura ha
    desarrollado un modelo
    ético propio.

    La ética,
    como una rama de la filosofía, está considerada
    como una ciencia
    normativa, porque se ocupa de las normas de la
    conducta humana,
    y para distinguirse de las ciencias
    formales, como las matemáticas y la lógica,
    y de las ciencias
    empíricas, como la química y la física. Las ciencias
    empíricas sociales, sin embargo, incluyendo la psicología, chocan en
    algunos puntos con los intereses de la ética ya que ambas
    estudian la conducta social.
    Por ejemplo, las ciencias
    sociales a menudo procuran determinar la relación
    entre principios éticos particulares y la conducta social,
    e investigar las condiciones culturales que contribuyen a la
    formación de esos principios.

    2.Principios
    Éticos
     

    Los filósofos han intentado determinar la
    bondad en la conducta de acuerdo con dos principios fundamentales
    y han considerado algunos tipos de conducta buenos en sí
    mismos o buenos porque se adaptan a un modelo moral
    concreto. El
    primero implica un valor final o
    summum bonum, deseable en sí mismo y no sólo como
    un medio para alcanzar un fin. En la historia de la ética
    hay tres modelos de
    conducta principales, cada uno de los cuales ha sido propuesto
    por varios grupos o
    individuos como el bien más elevado: la felicidad o
    placer; el deber, la virtud o la obligación y la
    perfección, el más completo desarrollo de
    las potencialidades humanas. Dependiendo del marco social, la
    autoridad
    invocada para una buena conducta es la voluntad de una deidad, el
    modelo de la naturaleza o el
    dominio de la
    razón. Cuando la voluntad de una deidad es la autoridad, la
    obediencia a los mandamientos divinos o a los textos
    bíblicos supone la pauta de conducta aceptada. Si el
    modelo de autoridad es la naturaleza, la
    pauta es la conformidad con las cualidades atribuidas a la
    naturaleza humana. Cuando rige la razón, se espera que la
    conducta moral resulte del pensamiento
    racional.

    3.Prudencia, Placer O
    Poder
     

    Algunas veces los principios elegidos no tienen especificado su
    valor
    último, en la creencia de que tal determinación es
    imposible. Esa filosofía ética iguala la
    satisfacción en la vida con prudencia, placer o poder, pero se
    deduce ante todo de la creencia en la doctrina ética de la
    realización natural humana como el bien
    último.

    Una persona que
    carece de motivación
    para tener una preferencia puede resignarse a aceptar todas las
    costumbres y por ello puede elaborar una filosofía de la
    prudencia. Esa persona vive, de
    esta forma, de conformidad con la conducta moral de la
    época y de la sociedad.

    El hedonismo es la filosofía que enseña
    que el bien más elevado es el placer. El hedonista tiene
    que decidir entre los placeres más duraderos y los
    placeres más intensos, si los placeres presentes tienen
    que ser negados en nombre de un bienestar global y si los
    placeres mentales son preferibles a los placeres
    físicos.

    Una filosofía en la que el logro más
    elevado es el poder puede
    ser resultado de una competición. Como cada victoria
    tiende a elevar el nivel de la competición, el final
    lógico de una filosofía semejante es un poder
    ilimitado o absoluto. Los que buscan el poder pueden no aceptar
    las reglas éticas marcadas por la costumbre y, en cambio,
    conformar otras normas y regirse
    por otros criterios que les ayuden a obtener el triunfo. Pueden
    intentar convencer a los demás de que son morales en el
    sentido aceptado del término, para enmascarar sus deseos
    de conseguir poder y tener la recompensa habitual de la
    moralidad.

    4.Historia  
    Desde que los hombres viven en comunidad, la
    regulación moral de la conducta ha sido necesaria para el
    bienestar colectivo. Aunque los distintos sistemas morales
    se establecían sobre pautas arbitrarias de conducta,
    evolucionaron a veces de forma irracional, a partir de que se
    violaran los tabúes religiosos o de conductas que primero
    fueron hábito y luego costumbre, o asimismo de leyes impuestas
    por líderes para prevenir desequilibrios en el seno de la
    tribu. Incluso las grandes civilizaciones clásicas egipcia
    y sumeria desarrollaron éticas no sistematizadas, cuyas
    máximas y preceptos eran impuestos por
    líderes seculares como Ptahhotep, y estaban mezclados con
    una religión
    estricta que afectaba a la conducta de cada egipcio o cada
    sumerio. En la China
    clásica las máximas de Confucio fueron aceptadas
    como código moral. Los filósofos griegos, desde el siglo VI a.C.
    en adelante, teorizaron mucho sobre la conducta moral, lo que
    llevó al posterior desarrollo de
    la ética como una filosofía.

    5. La Temprana Etica
    Griega

    En el siglo VI a.C. el filósofo heleno Pitágoras
    desarrolló una de las primeras reflexiones morales a
    partir de la misteriosa religión griega del
    orfismo. En la creencia de que la naturaleza intelectual es
    superior a la naturaleza sensual y que la mejor vida es la que
    está dedicada a la disciplina
    mental, fundó una orden semirreligiosa con leyes que
    hacían hincapié en la sencillez en el hablar, el
    vestir y el comer. Sus miembros ejecutaban ritos que estaban
    destinados a demostrar sus creencias religiosas.

    En el siglo V a.C. los filósofos griegos
    conocidos como sofistas, que enseñaron retórica,
    lógica
    y gestión
    de los asuntos públicos, se mostraron escépticos en
    lo relativo a sistemas morales
    absolutos. El sofista Protágoras enseñó que
    el juicio humano es subjetivo y que la percepción
    de cada uno sólo es válida para uno mismo. Gorgias
    llegó incluso al extremo de afirmar que nada existe, pues
    si algo existiera los seres humanos no podrían conocerlo;
    y que si llegaban a conocerlo no podrían comunicar ese
    conocimiento.
    Otros sofistas, como Trasímaco, creían que la
    fuerza hace el
    derecho. Sócrates
    se opuso a los sofistas. Su posición filosófica,
    representada en los diálogos de su discípulo
    Platón,
    puede resumirse de la siguiente manera: la virtud es conocimiento;
    la gente será virtuosa si sabe lo que es la virtud, y el
    vicio, o el mal, es fruto de la ignorancia. Así,
    según Sócrates,
    la educación
    como aquello que constituye la virtud puede conseguir que la
    gente sea y actúe conforme a la
    moral.

    6.Escuelas Griegas De
    Ética
     

    La mayoría de las escuelas de filosofía moral
    griegas posteriores surgieron de las enseñanzas de
    Sócrates. Cuatro de estas escuelas fueron creadas por sus
    discípulos inmediatos: los cínicos, los cirenaicos,
    los megáricos (escuela fundada
    por Euclides de Megara) y los platónicos.

    Los cínicos, en especial el filósofo
    Antístenes, afirmaban que la esencia de la virtud, el bien
    único, es el autocontrol, y que esto se puede inculcar.
    Los cínicos despreciaban el placer, que consideraban el
    mal si era aceptado como una guía de conducta. Juzgaban
    todo orgullo como un vicio, incluyendo el orgullo en la
    apariencia, o limpieza. Se cuenta que Sócrates dijo a
    Antístenes: "Puedo ver tu orgullo a través de los
    agujeros de tu capa".

    Los cirenaicos, sobre todo Aristipo de Cirene, eran
    hedonistas y creían que el placer era el bien mayor (en
    tanto en cuanto no dominara la vida de cada uno), que
    ningún tipo de placer es superior a otro y, por ello, que
    sólo es mensurable en grado y duración.

    Los megáricos, seguidores de Euclides,
    propusieron que aunque el bien puede ser llamado
    sabiduría, Dios o razón, es ‘uno’ y que
    el Bien es el secreto final del Universo que
    sólo puede ser revelado mediante el estudio
    lógico.

    Según Platón, el
    bien es un elemento esencial de la realidad. El mal no existe en
    sí mismo, sino como reflejo imperfecto de lo real, que es
    el bien. En sus Diálogos (primera mitad del siglo IV a.C.)
    mantiene que la virtud humana descansa en la aptitud de una
    persona para llevar a cabo su propia función en el mundo.
    El alma humana está compuesta por tres elementos —el
    intelecto, la voluntad y la emoción— cada uno de los
    cuales posee una virtud específica en la persona buena y
    juega un papel
    específico. La virtud del intelecto es la
    sabiduría, o el
    conocimiento de los fines de la vida; la de la voluntad es el
    valor, la capacidad de actuar, y la de las emociones es la
    templanza, o el autocontrol.

    La virtud última, la justicia, es
    la relación armoniosa entre todas las demás, cuando
    cada parte del alma cumple su tarea apropiada y guarda el lugar
    que le corresponde. Platón mantenía que el
    intelecto ha de ser el soberano, la voluntad figuraría en
    segundo lugar y las emociones en el
    tercer estrato, sujetas al intelecto y a la voluntad. La persona
    justa, cuya vida está guiada por este orden, es por lo
    tanto una persona buena. Aristóteles, discípulo de
    Platón, consideraba la felicidad como la meta de la
    vida. En su principal obra sobre esta materia,
    Ética a Nicómaco
    (finales del siglo IV a.C.), definió la felicidad como una
    actividad que concuerda con la naturaleza específica de la
    humanidad; el placer acompaña a esta actividad pero no es
    su fin primordial. La felicidad resulta del único atributo
    humano de la razón, y funciona en armonía con las
    facultades humanas. Aristóteles mantenía que las
    virtudes son en esencia un conjunto de buenos hábitos y
    que para alcanzar la felicidad una persona ha de desarrollar dos
    tipos de hábitos: los de la actividad mental, como el del
    conocimiento, que conduce a la más alta actividad humana,
    la contemplación, y aquéllos de la emoción
    práctica y la emoción, como el valor. Las virtudes
    morales son hábitos de acción que se ajustan al
    término medio, el principio de moderación, y han de
    ser flexibles debido a las diferencias entre la gente y a otros
    factores condicionantes. Por ejemplo, lo que uno puede comer
    depende del tamaño, la edad y la ocupación. En
    general, Aristóteles define el término medio como
    el estado
    virtuoso entre los dos extremos de exceso e insuficiencia;
    así, la generosidad, una virtud, es el punto medio entre
    el despilfarro y la tacañería. Para
    Aristóteles, las virtudes intelectuales y morales son
    sólo medios
    destinados a la consecución de la felicidad, que es el
    resultado de la plena realización del potencial
    humano.

    7.Estoicismo
     

    La filosofía del estoicismo se
    desarrolló en torno al
    300 a.C. durante los periodos helenístico y romano.
    En Grecia los
    principales filósofos estoicos fueron Zenón de
    Citio, Cleantes y Crisipo de Soles. En Roma el
    estoicismo resultó ser la más popular de las
    filosofías griegas y Cicerón fue, entre los romanos
    ilustres, uno de los que cayó bajo su influencia. Sus
    principales representantes durante el periodo romano fueron el
    filósofo griego Epicteto y el emperador y pensador romano
    Marco Aurelio. Según los estoicos, la naturaleza es
    ordenada y racional, y sólo puede ser buena una vida
    llevada en armonía con la naturaleza. Los filósofos
    estoicos, sin embargo, también se mostraban de acuerdo en
    que como la vida está influenciada por circunstancias
    materiales el
    individuo tendría que intentar ser todo lo independiente
    posible de tales condicionamientos. La práctica de algunas
    virtudes cardinales, como la prudencia, el valor, la templanza y
    la justicia,
    permite alcanzar la independencia
    conforme el espíritu del lema de los estoicos, "Aguanta y
    renuncia". De ahí, que la palabra estoico haya llegado a
    significar fortaleza frente a la dificultad.
    8.Epicureísmo
     En los siglos IV y III a.C., el filósofo griego
    Epicuro desarrolló un sistema de
    pensamiento,
    más tarde llamado epicureísmo, que identificaba la
    bondad más elevada con el placer, sobre todo el placer
    intelectual y, al igual que el estoicismo, abogó por una
    vida moderada, incluso ascética, dedicada a la
    contemplación. El principal exponente romano del
    epicureísmo fue el poeta y filósofo Lucrecio, cuyo
    poema De rerum natura (De la naturaleza de las cosas), escrito
    hacia la mitad del siglo I a.C., combinaba algunas ideas derivadas de las
    doctrinas cosmológicas del filósofo griego
    Demócrito con otras derivadas de la
    ética de Epicuro. Los epicúreos buscaban alcanzar
    el placer manteniendo un estado de
    serenidad, es decir, eliminando todas las preocupaciones de
    carácter emocional. Consideraban las creencias y
    prácticas religiosas perniciosas porque preocupaban al
    individuo con pensamientos perturbadores sobre la muerte y la
    incertidumbre de la vida después de ese tránsito.
    Los epicúreos mantenían también que es mejor
    posponer el placer inmediato con el objeto de alcanzar una
    satisfacción más segura y duradera en el futuro;
    por lo tanto, insistieron en que la vida buena lo es en cuanto se
    halla regulada por la autodisciplina.

    9.Ética Cristiana
     

    Los modelos
    éticos de la edad clásica fueron aplicados a las
    clases dominantes, en especial en Grecia. Las
    mismas normas no se extendieron a los no griegos, que eran
    llamados barbaroi (bárbaros), un término que
    adquirió connotaciones peyorativas. En cuanto a los
    esclavos, la actitud hacia
    los mismos puede resumirse en la calificación de
    herramientas
    vivas’ que le aplicó Aristóteles. En parte
    debido a estas razones, y una vez que decayeron las religiones paganas, las
    filosofías contemporáneas no consiguieron
    ningún refrendo popular y gran parte del atractivo del
    cristianismo
    se explica por la extensión de la ciudadanía moral
    a todos, incluso a los esclavos.

    El advenimiento del cristianismo
    marcó una revolución
    en la ética, al introducir una concepción religiosa
    de lo bueno en el pensamiento occidental. Según la idea
    cristiana una persona es dependiente por entero de Dios y no
    puede alcanzar la bondad por medio de la voluntad o de la
    inteligencia,
    sino tan sólo con la ayuda de la gracia de Dios. La
    primera idea ética cristiana descansa en la regla de oro:
    "Lo que quieras que los hombres te hagan a ti, házselo a
    ellos" (Mt. 7,12); en el mandato de amar al prójimo como a
    uno mismo (Lev. 19,18) e incluso a los enemigos (Mt. 5,44), y en
    las palabras de Jesús: "Dad al César lo que es del
    César y a Dios lo que es de Dios" (Mt. 22,21).
    Jesús creía que el principal significado de la
    ley
    judía descansa en el mandamiento "amarás al
    Señor tu Dios con todo tu corazón y
    con toda tu alma y con toda tu fuerza y con
    toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo" (Lc.
    10,27).

    El cristianismo primigenio realzó como virtudes
    el ascetismo, el martirio, la fe, la misericordia, el
    perdón, el amor no
    erótico, que los filósofos clásicos de
    Grecia y Roma apenas
    habían considerado importantes.

    10.Ética De Los
    Padres De La
    Iglesia
     
    Uno de los puntos fuertes de la ética
    cristiana fue la oposicin al maniqueísmo, una
    religión de origen persa que mantenía que el bien y
    el mal (la luz y la sombra)
    eran fuerzas opuestas que luchaban por el dominio absoluto.
    El maniqueísmo tuvo mucha aceptación en los siglos
    III y IV d.C. San
    Agustín, considerado como el fundador de la
    teología cristiana, fue maniqueo en su juventud pero
    abandonó este credo después de recibir la
    influencia del pensamiento de Platón. Tras su
    conversión al cristianismo en el 387, intentó
    integrar la noción platónica con el concepto
    cristiano de la bondad como un atributo de Dios, y el pecado como
    la caída de Adán, de cuya culpa una persona
    está redimida por la gracia de Dios. La creencia
    maniqueísta en el diablo persistió, sin embargo,
    como se puede ver en la convicción de san
    Agustín en la maldad intrínseca de la
    naturaleza humana. Esta actitud pudo
    reflejar su propio sentido de culpabilidad, por los excesos que
    había cometido en la adolescencia y
    puede justificar el énfasis que puso la primera doctrina
    moral cristiana sobre la castidad y el celibato.

    Durante la edad media
    tardía, los trabajos de Aristóteles, a los que se
    pudo acceder a través de los textos y comentarios
    preparados por estudiosos árabes, tuvieron una fuerte
    influencia en el pensamiento europeo. Al resaltar el
    conocimiento empírico en comparación con la
    revelación, el aristotelismo amenazaba la autoridad
    intelectual de la Iglesia. El
    teólogo cristiano santo Tomás de
    Aquino consiguió, sin embargo, armonizar el
    aristotelismo con la autoridad católica al admitir la
    verdad del sentido de la experiencia pero manteniendo que
    ésta completa la verdad de la fe. La gran autoridad
    intelectual de Aristóteles se puso así al servicio de la
    autoridad de la Iglesia, y la lógica aristotélica
    acabó por apoyar los conceptos agustinos del pecado
    original y de la redención por medio de la gracia divina.
    Esta síntesis representa la esencia de la mayor obra de
    Tomás de Aquino, Summa Theologiae (1265-1273).

    11.Ética Y
    Penitencia
     

    Conforme la Iglesia medieval se hizo más poderosa, se
    desarrolló un modelo de ética que aportaba el
    castigo para el pecado y la recompensa de la inmortalidad para
    premiar la virtud. Las virtudes más importantes eran la
    humildad, la continencia, la benevolencia y la obediencia; la
    espiritualidad, o la bondad de espíritu, era indispensable
    para la moral.
    Todas las acciones,
    tanto las buenas como las malas, fueron clasificadas por la
    Iglesia y se instauró un sistema de
    penitencia temporal como expiación de los
    pecados.

    Las creencias éticas de la Iglesia medieval
    fueron recogidas en literatura en la Divina
    Comedia de Dante, que estaba influenciada por las
    filosofías de Platón, Aristóteles y santo Tomás de
    Aquino. En la sección de la Divina Comedia titulada
    ‘Infierno’, Dante clasifica el pecado bajo tres
    grandes epígrafes, cada uno de los cuales tenía
    más subdivisiones. En un orden creciente de pecado
    colocó los pecados de incontinencia (sensuales o
    emocionales), de violencia o
    brutalidad (de la voluntad), y de fraude o malicia
    (del intelecto). Las tres facultades del alma de Platón
    son repetidas así en su orden jerárquico original,
    y los pecados son considerados como perversiones de una u otra de
    las tres facultades.

    12.Ética
    Después De La Reforma

     
    La influencia de las creencias y prácticas
    éticas cristianas disminuyó durante el renacimiento.
    La Reforma protestante provocó un retorno general a los
    principios básicos dentro de la tradición
    cristiana, cambiando el énfasis puesto en algunas ideas e
    introduciendo otras nuevas. Según Martín Lutero, la
    bondad de espíritu es la esencia de la piedad cristiana.
    Al cristiano se le exige una conducta moral o la
    realización de actos buenos, pero la justificación,
    o la salvación, viene sólo por la fe. El propio
    Lutero había contraído matrimonio y el
    celibato dejó de ser obligatorio para el clero
    protestante.

    El teólogo protestante francés y
    reformista religioso Juan Calvino aceptó la doctrina
    teológica de que la salvación se obtiene
    sólo por la fe y mantuvo también la doctrina
    agustina del pecado original. Los puritanos eran calvinistas y se
    adhirieron a la defensa que hizo Calvino de la sobriedad, la
    diligencia, el ahorro y la
    ausencia de ostentación; para ellos la
    contemplación era holgazanería y la pobreza era o
    bien castigo por el pecado o bien la evidencia de que no se
    estaba en gracia de Dios. Los puritanos creían que
    sólo los elegidos podrían alcanzar la
    salvación. Se consideraban a sí mismos elegidos,
    pero no podían estar seguros de ello
    hasta que no hubieran recibido una señal. Creían
    que su modo de vida era correcto en un plano ético y que
    ello comportaba la prosperidad mundana. La prosperidad fue
    aceptada pues como la señal que esperaban. La bondad se
    asoció a la riqueza y la pobreza al mal.
    No lograr el éxito en la profesión de cada uno
    pareció ser un signo claro de que la aprobación de
    Dios había sido negada. La conducta que una vez se
    pensó llevaría a la santidad, llevó a los
    descendientes de los puritanos a la riqueza material.

    En general, durante la Reforma la responsabilidad individual se consideró
    más importante que la obediencia a la autoridad o a la
    tradición. Este cambio, que de
    una forma indirecta provocó el desarrollo de la
    ética secular moderna, se puede apreciar en De iure belli
    et pacis (La ley de la
    guerra y la
    paz, 1625) realizado por el jurista, teólogo y estadista
    holandés Hugo Grocio. Aunque esta obra apoya algunas de
    las doctrinas de santo Tomás de Aquino, se centra
    más en las obligaciones
    políticas y civiles de la gente dentro del
    espíritu de la ley romana clásica. Grocio afirmaba
    que la ley natural es parte de la ley divina y se funda en la
    naturaleza humana, que muestra un deseo
    por lograr la asociación pacífica con los
    demás y una tendencia a seguir los principios generales en
    la conducta. Por ello, la sociedad
    está basada de un modo armónico en la ley
    natural.

    13.Filosofías
    Éticas Seculares
     

    En el Leviatán (1651), el filósofo inglés
    Thomas Hobbes
    atribuye la mayor importancia a la sociedad organizada y al poder
    político. Afirmaba que la vida humana en el "estado de
    naturaleza" (independiente de o anterior a, la institución
    del estado civil) es "solitaria, pobre, sucia, violenta y corta"
    y que es "una guerra de
    todos contra todos". En consecuencia, la gente busca seguridad
    participando en un contrato social
    en el que el poder original de cada persona se cede a un soberano
    que, a su vez, regula la conducta.

    Esta postura conservadora en política asume que
    los seres humanos son malos y precisan un Estado fuerte para
    reprimirlos. No obstante, Hobbes
    afirmaba que si un soberano no da seguridad y orden
    y es derrocado por sus súbditos, la sociedad vuelve al
    estado de naturaleza y puede comprometerse en un nuevo contrato. La
    doctrina de Hobbes relativa al estado y al contrato social
    marcó el pensamiento del filósofo inglés
    John Locke. En
    sus dos Tratados sobre el
    gobierno civil
    (1690) Locke mantenía, sin embargo, que el fin del
    contrato
    social es limitar el poder absoluto de la autoridad y, como
    contrapeso, promover la libertad
    individual.

    La razón humana es el criterio para una conducta
    recta en el modelo elaborado por el filósofo
    holandés Baruch Spinoza. En su obra más importante,
    Ética (1677), Spinoza afirmaba que la ética se
    deduce de la psicología y la
    psicología de la metafísica. Sostenía que
    todas las cosas son neutras en el orden moral desde el punto de
    vista de la eternidad; sólo las necesidades e intereses
    humanos determinan lo que se considera bueno o malo, el bien y el
    mal. Todo lo que contribuye al conocimiento de la naturaleza del
    ser humano o se halla en consonancia con la razón humana
    está prefigurado como bueno. Por ello, cabe suponer que
    todo lo que la gente tiene en común es lo mejor para cada
    uno, lo bueno que la gente busca para los demás es lo
    bueno que desea para sí misma. Además, la
    razón es necesaria para refrenar las pasiones y alcanzar
    el placer y la felicidad evitando el sufrimiento. El estado
    humano más elevado, según Spinoza, es el "amor
    intelectual de Dios" que viene dado por el conocimiento
    intuitivo, una facultad mayor que la razón ordinaria. Con
    el uso adecuado de esta propiedad, una
    persona puede contemplar la totalidad del universo mental y
    físico y considerar que éste engloba una sustancia
    infinita que Spinoza denomina Dios sin disociarlo del
    mundo.

    13.1. Las
    leyes de Newton
     
    La mayoría de los grandes
    descubrimientos científicos han afectado a la
    ética. Los descubrimientos de Isaac Newton,
    el filósofo científico inglés del siglo
    XVII, aportaron uno de los primeros y más claros ejemplos
    de esta influencia. Las leyes de
    Newton se consideraron como prueba de un orden divino
    racional. La opinión contemporánea al respecto fue
    expresada por el poeta inglés Alexander Pope en el verso
    "Dios dijo: ¡dejad en paz a Newton!, y se
    hizo la luz". Los
    hallazgos e hipótesis de Newton
    provocaron que los filósofos tuvieran confianza en un
    modelo ético tan racional y ordenado como se
    suponía que era la naturaleza.

    13.2. Filosofías éticas anteriores al
    darwinismo
     
    Durante el siglo XVIII, los
    filósofos británicos David Hume, en Ensayos
    morales y políticos (1741-1742), y Adam Smith,
    autor de la teoría
    económica del laissez-faire, en su Teoría
    de los sentimientos morales (1759), formularon modelos
    éticos del mismo modo subjetivos. Identificaron lo bueno
    con aquello que produce sentimientos de satisfacción y lo
    malo con lo que provoca dolor. Según Hume y Smith, las
    ideas de moral e interés
    público provocan sentimientos de simpatía entre
    personas que tienden las unas hacia las otras incluso cuando no
    están unidas por lazos de parentesco u otros lazos
    directos.

    El filósofo y novelista francés
    Jean-Jacques Rousseau, en
    su Contrato social (1762), aceptó la teoría de
    Hobbes de una sociedad regida por las cláusulas de un
    contrato social. En su novela Emilio o
    la educación
    (1762) y en otras obras, sin embargo, atribuía el mal
    ético a las inadaptaciones sociales y mantuvo que los
    humanos eran buenos por naturaleza. El anarquista,
    filósofo, novelista y economista político
    británico William Godwin llevó esta
    convicción hasta su extremo lógico en su Ensayo sobre
    la justicia política (1793), que
    rechazaba todas las instituciones
    sociales, incluidas las del Estado, sobre la base de que su
    simple existencia constituye la fuente del mal.

    Una mayor aportación a la ética fue hecha
    a finales del siglo XVIII por el filósofo alemán
    Immanuel Kant en su
    Fundamentación de la metafísica de las costumbres
    (1785). Según Kant, no importa
    con cuánta inteligencia
    actúe el individuo, los resultados de las acciones
    humanas están sujetos a accidentes y
    circunstancias; por lo tanto, la moralidad de un acto no tiene
    que ser juzgada por sus consecuencias sino sólo por su
    motivación
    ética. Sólo en la intención radica lo bueno,
    ya que es la que hace que una persona obre, no a partir de la
    inclinación, sino desde la obligación, que
    está basada en un principio general que es el bien en
    sí mismo. Como principio moral último, Kant
    volvió a plantear el término medio en una forma
    lógica: "Obra como si la máxima de tu acción
    pudiera ser erigida, por tu voluntad, en ley universal de la
    naturaleza". Esta regla es denominada imperativo
    categórico, porque es general y a la vez encierra un
    mandato. Kant insistió en que uno ha de tratar a los
    demás como si fueran "en cada caso un fin, y nunca
    sólo un medio".

    13.3. Utilitarismo  La doctrina
    ética y política conocida como utilitarismo fue
    formulada por el británico Jeremy Bentham hacia finales
    del siglo XVIII y más tarde comentada por el
    también filósofo y británico James Mill y su
    hijo John Stuart Mill. En su Introducción a los principios
    de la moral y la legislación (1789), Bentham
    explicó el principio de utilidad como el
    medio para contribuir al aumento de la felicidad de la comunidad.
    Creía que todas las acciones humanas están
    motivadas por un deseo de obtener placer y evitar el sufrimiento.
    Al ser el utilitarismo un hedonismo universal, y no un hedonismo
    egoísta como podría interpretarse el
    epicureísmo, su bien más elevado consiste en
    alcanzar la mayor felicidad para el mayor número de
    personas.

    13.4. Ética hegeliana  En La
    filosofía del Derecho (1821), el filósofo
    alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel
    aceptó el imperativo categórico de Kant, pero lo
    enmarcó en una teoría universal evolutiva donde
    toda la historia está contemplada como una serie de etapas
    encaminadas a la manifestación de una realidad fundamental
    que es tanto espiritual como racional. La moral, según
    Hegel, no es
    el resultado de un contrato social, sino un crecimiento natural
    que surge en la familia y
    culmina, en un plano histórico y político, en el
    Estado prusiano de su tiempo. "La
    historia del mundo, escribió, es disciplinar la voluntad
    natural incontrolada, llevarla a la obediencia de un principio
    universal y facilitar una libertad
    subjetiva".

    El filósofo y teólogo danés
    Sören Kierkegaard reaccionó con fuerza en contra del
    modelo de Hegel. En O lo Uno o lo Otro (1843), Kierkegaard
    manifestó su mayor preocupación ética, el
    problema de la elección. Creía que modelos
    filosóficos como el de Hegel ocultan este problema crucial
    al presentarlo como un asunto objetivo con
    una solución universal, en vez de un asunto subjetivo al
    que cada persona tiene que enfrentarse de manera individual. La
    propia elección de Kierkegaard fue vivir sometido a la
    ética cristiana. Su énfasis en la necesidad de la
    elección tuvo influencia en algunos filósofos
    relacionados con el movimiento
    conocido como existencialismo, tanto como con algunos
    filósofos críticos, cristianos y
    judíos.

    13.5. Ética a
    partir de Darwin
     
    El desarrollo científico
    que más afectó a la ética después de
    Newton fue la teoría de la evolución presentada por Charles Darwin. Los
    hallazgos de Darwin
    facilitaron soporte documental al modelo, algunas veces
    denominado ética evolutiva, término aportado por el
    filósofo británico Herbert Spencer, según el
    cual la moral es sólo el resultado de algunos
    hábitos adquiridos por la humanidad a lo largo de la
    evolución. El filósofo alemán
    Friedrich Nietzsche dio
    una explicación asombrosa pero lógica de la
    tesis
    darwinista acerca de que la selección natural es una ley
    básica de la naturaleza. Según Nietzsche, la
    llamada conducta moral es necesaria tan sólo para el
    débil. La conducta moral —en particular la defendida
    por el judeocristianismo, que según él es una
    doctrina esclava— tiende a permitir que el débil
    impida la autorrealización del fuerte. De acuerdo con
    Nietzsche, toda acción tendría que estar orientada
    al desarrollo del individuo superior, su famoso Übermensch
    (‘superhombre’), que será capaz de realizar y
    cumplir la más nobles posibilidades de la existencia.
    Nietzsche encontró que este ser ideal quedaba
    ejemplificado en los filósofos griegos clásicos
    anteriores a Platón y en jefes militares como Julio
    César y Napoleón.

    En oposición al concepto de lucha
    despiadada e incesante como fundamento de la ley rectora de la
    naturaleza, el anarquista y filósofo ruso Piotr
    Alexéievich, príncipe Kropotkin, entre otros,
    presentó estudios de conducta animal en la naturaleza
    demostrando que existía la ayuda mutua. Kropotkin
    afirmó que la supervivencia de las especies se mantiene a
    través de la ayuda mutua y que los humanos han alcanzado
    la primacía entre los animales a lo
    largo de la evolución de las especies mediante su
    capacidad para la asociación y la cooperación.
    Kropotkin expuso sus ideas en una serie de trabajos, entre ellos
    Ayuda mutua, un factor en la evolución (1890-1902) y
    Ética, origen y desarrollo (publicado después de su
    muerte en
    1924). En la creencia de que los gobiernos se basan en la fuerza
    y que si son eliminados el instinto de cooperación de la
    gente llevaría de forma espontánea hacia la
    implantación natural de un orden cooperativo, Kropotkin
    defendió el anarquismo.

    Los antropólogos han aplicado los principios
    evolutivos al estudio de las sociedades y
    las culturas humanas. Estos análisis han vuelto a subrayar los
    distintos conceptos del bien y del mal planteados por diferentes
    sociedades;
    por lo tanto, se creía que la mayoría de esos
    conceptos tenía un valor más relativo que
    universal. De entre los conceptos éticos basados en un
    enfoque antropológico resaltan los del antropólogo
    finlandés Edvard A. Westermarck en Relatividad
    ética (1932).

    14.Psicoanálisis Y Conductismo
     
    La ética moderna está muy influida por el psicoanálisis de Sigmund Freud y
    sus seguidores y las doctrinas conductistas basadas en los
    descubrimientos sobre estímulo-respuesta del
    fisiólogo ruso Iván Petróvich Pávlov.
    Freud
    atribuyó el problema del bien y del mal en cada individuo
    a la lucha entre el impulso del yo instintivo para satisfacer
    todos sus deseos y la necesidad del yo social de controlar o
    reprimir la mayoría de esos impulsos con el fin de que el
    individuo actúe dentro de la sociedad. A pesar de que la
    influencia de Freud no ha sido
    asimilada por completo en el conjunto del pensamiento
    ético, la psicología freudiana ha mostrado que la
    culpa, respondiendo a motivaciones de naturaleza sexual, subyace
    en el pensamiento clásico que dilucida sobre el bien y el
    mal.

    El conductismo, a
    través de la observación de los comportamientos animales,
    formuló una teoría según la cual la
    naturaleza humana podía ser variada, creando una serie de
    estímulos que facilitaran circunstancias favorables para
    respuestas sociales condicionadas. En la década de 1920 el
    conductismo
    fue aceptado en Estados Unidos,
    en especial en teorías
    de pediatras, aprendizaje
    infantil y educación en general. Tuvo su mayor influencia,
    sin embargo, en el pensamiento de la antigua Unión de
    Repúblicas Socialistas Soviéticas. Allí, el
    llamado nuevo ciudadano soviético fue instruido de acuerdo
    con los principios conductistas a través del condicionante
    poder de la rígida y controlada sociedad soviética.
    La ética soviética definía lo bueno como
    todo aquello beneficioso para el Estado y lo malo como aquello
    que se le oponía o lo cuestionaba.

    En sus escritos de finales del siglo XIX y principios del XX,
    el filósofo y psicólogo estadounidense William
    James abordó algunos de los puntos centrales y característicos en las interpretaciones de
    Freud y Pávlov. James es más conocido como el
    fundador del pragmatismo,
    que defiende que el valor de las ideas está determinado
    por sus consecuencias. Su mayor contribución a la
    teoría ética, no obstante, descansa en su
    insistencia al valorar la importancia de las interrelaciones,
    tanto en las ideas como en otros fenómenos.

    15.Tendencias Recientes
     El filósofo británico Bertrand Russell
    marcó un cambio de rumbo en el pensamiento ético de
    las últimas décadas. Muy crítico con la
    moral convencional, reivindicó la idea de que los juicios
    morales expresan deseos individuales o hábitos aceptados.
    En su pensamiento, tanto el santo ascético como el sabio
    independiente son pobres modelos humanos porque ambos son
    individuos incompletos. Los seres humanos completos participan en
    plenitud de la vida de la sociedad y expresan todo lo que
    concierne a su naturaleza. Algunos impulsos tienen que ser
    reprimidos en interés de
    la sociedad y otros en interés del desarrollo del
    individuo, pero el crecimiento natural ininterrumpido y la
    autorrealización de una persona son los factores que
    convierten una existencia en buena y una sociedad en una
    convivencia armoniosa.

    Varios filósofos del siglo XX, algunos de los cuales
    han asumido las teorías
    del existencialismo, se han interesado por el problema
    de la elección ética individual lanzada por
    Kierkegaard y Nietzsche. La orientación de algunos de
    estos pensadores es religiosa, como la del filósofo ruso
    Nikolái Alexándrovich Berdiáiev, que
    subrayó la libertad del espíritu individual; la del
    filósofo austro-judío Martin Buber, que se
    ocupó de la moral de las relaciones entre individuos; la
    del teólogo protestante germano-estadounidense Paul
    Tillich, que resaltó el valor de ser uno mismo, y la del
    filósofo y dramaturgo católico francés
    Gabriel Marcel y el filósofo y psiquiatra protestante
    alemán Karl Jaspers, ambos interesados en la unicidad del
    individuo y la importancia de la
    comunicación entre los individuos. Una tendencia
    distinta en el pensamiento ético moderno caracteriza los
    escritos de los filósofos franceses Jacques Maritain y
    Étienne Gilson, que siguieron la línea marcada por
    santo Tomás de Aquino. Según Maritain, "el
    existencialismo verdadero" pertenece a esta tradición
    cristiana.

    Otros filósofos modernos no aceptan ninguna de las
    religiones
    tradicionales. El filósofo alemán Martin Heidegger
    mantenía que no existe ningún Dios, aunque alguno
    puede surgir en el futuro. Los seres humanos, por lo tanto, se
    hallan solos en el Universo y
    tienen que adoptar y asumir sus decisiones éticas en la
    conciencia
    constante de la muerte. El
    filósofo y escritor francés Jean-Paul Sartre
    razonó su agnosticismo pero también resaltó
    la heideggeriana conciencia de la
    muerte.
    Sartre mantuvo
    que los individuos tienen la responsabilidad ética de comprometerse en
    las actividades sociales y políticas
    de su tiempo. El
    supuesto conflicto
    sobre la existencia de un Dios omnipresente, no revestía
    ningún sentido de trascendencia para el individuo, pues en
    nada afectaba a su compromiso con la libertad personal

    Entre otros filósofos modernos, como el estadounidense
    John Dewey, figuran los que se han interesado por el pensamiento
    ético desde el punto de vista del instrumentalismo.
    Según Dewey, el bien es aquello que ha sido elegido
    después de reflexionar tanto sobre el medio como sobre las
    probables consecuencias de llevar a cabo ese acto considerado
    bueno o un bien.

    La discusión contemporánea sobre la ética
    ha continuado con los escritos de George Edward Moore, en
    particular por los efectos de su Principia ethica. Moore mantuvo
    que los principios éticos son definibles en los
    términos de la palabra bueno, considerando que ‘la
    bondad’ es indefinible. Esto es así porque la bondad
    es una cualidad simple, no analizable.

    Los filósofos que no están de acuerdo con Moore
    en este sentido, y que creen que se puede analizar el bien, son
    llamados naturalistas. A Moore se le califica de intuicionista.
    Naturalistas e intuicionistas consideran los enunciados
    éticos como descriptivos del mundo, o sea, verdadero o
    falso. Los filósofos que difieren de esta posición
    pertenecen a una tercera escuela, no
    cognitiva, donde la ética no representa una forma de
    conocimiento y el lenguaje
    ético no es descriptivo. Una rama importante de la escuela
    no cognitiva defiende el empirismo o
    positivismo
    lógico, que cuestiona la validez de los planteamientos
    éticos que están comparados con enunciados de hecho
    o de lógica. Algunos empiristas lógicos afirman que
    los enunciados éticos sólo tienen significado
    emocional o persuasivo.

    16.
    Bibliografía:

    1.Enciclopedia Encarta.
    2.Recopilación de apuntes del tema.
    3.La fuerza de las palabras./Editorial Reader’s
    Digest,España
    1999
    4.Antoniana Margarita, Reproducción Facsimilar de la Ed.
    De 1748, Estudios Preliminar y versión al
    5.Español,Universidad
    de Santiago de Compostela, Fundación Gustavo Buenos,
    2000.
    6.El valor de la libertad, Antonio Millán-Puelles,
    Editorial Rialp, Madrid 1995
    7.Apuntes Varios

    Area De Publicación: Filosofía
    (Ética)
    Palabras claves: principios, ética, prudencia, placer,
    poder, historia, Grecia,escuelas, estoicismo, epicureísmo,
    cristianismo, penitencia, reforma, seculares, utilitarismo,
    Darwin, hegeliana, psicoanálisis, conductismo,
    tendencias.

    Trabajo enviado y realizado por:
    Profesor José Luis Dell’Ordine

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