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Una comprensión epistemológica de la comunicación




Enviado por eortiz




    1.
    Introducción

    2.
    Referencias.

    1.
    Introducción

    La comunicación constituye en la actualidad
    una categoría polisemántica, al no ser su estudio
    privativo de una ciencia en
    particular sino de varias como por ejemplo, la
    lingüística, la antropología social, la psicología, la
    pedagogía y la sociología, entre otras. En cada una se le
    estudia de acuerdo con su objeto peculiar y en correspondencia
    con el enfoque o modelo
    científico adoptado.

    A pesar del amplio espectro que posee el contenido de
    la
    comunicación, es indiscutible su base
    sociopsicológica, al ser concebida dentro de la vida
    social como fenómeno subjetivo y extraindividual a la vez.
    Sin embargo, existen algunas posiciones que pretenden llevar
    la
    comunicación hasta el mundo físico y el mundo
    animal.

    En varios sistemas
    filosóficos la comunicación ha sido objeto de análisis teórico general de manera
    más o menos explícita. En el caso de la corriente
    existencial, fue erigida en una de las categorías
    centrales dentro de su conceptualización
    filosófica.

    La filosofía marxista concibió siempre a
    la comunicación estrechamente vinculada con la naturaleza social
    del hombre y con
    la evolución de su conciencia. En
    diferentes obras de C.Marx y F. Engels
    aparecen reiteradas, certeras y profundas reflexiones sobre ella
    (1), pero incipientes y necesitadas de un tratamiento posterior
    más sistemático que no se ha producido. Es en la
    filosofía no marxista donde más aportes a una
    epistemología de la comunicación se
    han realizado hasta el presente.

    Pero la comunicación tampoco puede entenderse
    como una supercategoría que sustituya o suplante a otras
    categorías generales en la explicación de la
    esencia humana, como ocurrió con el enfoque comunicativo
    dentro de la psicología marxista a
    finales de los años 70 e inicios de la década de
    los años 80 (2).

    Después de la Segunda Guerra
    Mundial comienzan a proliferar los estudios sobre la
    comunicación en varias ciencias a la
    vez debido a las propias exigencias de la vida moderna, de su
    desarrollo y
    el predominio de enfoques humanistas en las ciencias.

    Es en el decenio de los años 60 cuando se produce
    lo que puede ser denominado como el boom de las investigaciones
    sobre comunicación al ocurrir el salto cualitativo de los
    trabajos iniciados décadas atrás. Este
    fenómeno llega hasta la actualidad con gran ímpetu,
    pues se incorporan cada vez más ciencias a su estudio y
    con resultados de gran repercusión interdisciplinaria y
    nivel de complejidad (3).

    A pesar de los antecedentes filosóficos sobre la
    comunicación, es en las ciencias particulares donde
    más resultados concretos se han encontrado y más
    preocupación por estudiarla con mayor sistematicidad, lo
    cual promovió el estudio de aspectos aislados de ella al
    principio y de su intento por vincularlos entre sí
    después, con la limitación que provoca la
    existencia de marcos epistemológicos disímiles
    (A.Muñoz, 1986; F.González, 1993, 1995; M.Santos,
    1990).

    El enfoque multidisciplinario de la comunicación
    presupone una interpretación teórica de ella que
    condiciona su definición conceptual. En la misma medida en
    que existan diferentes concepciones epistemológicas,
    aparecerán varios conceptos sobre ella. En la actualidad
    se pueden precisar dos interpretaciones: una amplia o
    genérica y otra restringida o particular.

    La concepción amplia o genérica concibe la
    comunicación como una categoría común al
    hombre y a los
    animales, a
    las ciencias
    sociales, biológicas y físicas (A.Muñoz,
    1986). O sea, la comunicación no solo ocurre entre las
    personas, sino entre los animales, e
    incluso entre los fenómenos físicos cuando se
    produce intercambio de energía. Es obvio que este concepto es tan
    abarcador que resulta incómodo desde el punto de vista
    metodológico para operar con él, al igualar formas
    del movimiento de
    la materia muy
    diferentes, pero como tal constituye una conceptualización
    filosófica sobre la comunicación.

    El concepto
    restringido o particular limita la comunicación a las
    ciencias
    sociales, al hombre, al ser este el único portador de
    un lenguaje y de
    hecho descarta el reino animal y las ciencias exactas en cuanto a
    su campo de acción (4). Precisamente este concepto es el
    que más resonancia ha obtenido en los medios
    científicos mundiales al haber focalizado múltiples
    investigaciones en esta dirección.

    En la actualidad se habla, acorde con este concepto, de
    la preparación de una teoría
    social de la comunicación que permita elaborar una
    epistemología sobre ella, a partir del
    entronque de las ciencias de la sociedad con las
    ciencias de la comunicación (B.Lomov, 1989; Colectivo de
    Autores, 1989), es decir, que existe una mutua dependencia y
    condicionamiento entre el sistema social y
    el sistema de
    comunicación, pues las transformaciones ocurridas en uno
    provocan cambios en el otro. El sistema de comunicación es
    entendido, en este caso, como el conjunto de todos los elementos
    que participan en el intercambio de mensajes o informaciónobjetivos y
    subjetivos – entre las personas, dentro de la sociedad.

    En este concepto restringido de la comunicación
    van a operar diferentes ciencias sociales, que a su vez le
    confieren un matiz peculiar a su estudio, de forma tal que
    aparecen y se desarrollan enfoques sobre la comunicación
    con ópticas sociológicas, lingüísticas,
    psicológicas, antropológicas, etc. los cuales no
    implican la fragmentación de su investigación, sino el enfoque
    multidisciplinario imprescindible para analizar esta
    categoría tan compleja de forma rigurosa y
    sistémica.

    Los resultados de este enfoque multidisciplinario no
    constituyen un fin en sí mismo, hay que concebirlos con
    una doble finalidad: hacer avanzar a las ciencias sociales en sus
    objetos particulares y contribuir a la conformación de una
    teoría
    general de la comunicación que integre y sistematice el
    conocimiento
    científico que se va acumulando. En la actualidad
    ambas finalidades constituyen tendencias en las ciencias
    sociales, lo que queda testimoniado en los intentos de erigir la
    teoría de la comunicación como una de las ciencias
    sociales y a concebir el fenómeno comunicativo como
    esencial en el origen y desarrollo social
    (J.L.Piñuel, 1986; B.Lomov, 1989; G.M.Andreieva, 1984;
    S.Ariana, 1995; J.Asensio, 1991).

    También es creciente el número de trabajos
    investigativos y publicaciones dedicadas a abordar las cuestiones
    esenciales de la epistemología y teoría de la
    comunicación con perspectivas informacionales y
    sistémicas (M.Roig y A.Muñoz, 1986; A.Borzone y
    A.Rosemberg, 1994; I.Cuadrado, 1991; A. de Acosta y J.Serna,
    1994).

    Sin embargo, esta tendencia plantea, a su vez, nuevos
    problemas y
    contradicciones en el pensamiento
    científico contemporáneo, pues los enfoques
    actuales sobre la comunicación, sean de corte
    epistemológico o no, presentan ciertas
    regularidades:

    1. – Reflejan un gran pluralismo teórico y
    metodológico.

    2. – Intentan estructurar una ciencia
    general sobre la comunicación que agrupe a varias ciencias
    particulares.

    3. – No solo se ha incrementado el número de
    publicaciones sobre el tema, sino que se ha institucionalizado en
    las universidades su estudio como carrera y como profesión
    (comunicólogo).

    4. – Vincula conceptos de diferentes niveles de
    generalidad y de distintas ciencias con la intención de
    establecer paradigmas
    científicos de cierto grado de universalidad.

    5. – Tiene un basamento experimental sistemático
    de carácter funcional que garantiza su aplicación
    práctica en la sociedad y su correspondiente
    teorización.

    6. – Manifiesta un predominio del enfoque
    sistémico y cibernético.

    7. – Contiene una conceptualización peculiar, con
    préstamos lingüísticos y científicos de
    otras ciencias (naturales y exactas).

    8. – Ofrece cierta complejidad terminológica y
    conceptual al no lograrse siempre la necesaria
    articulación desde el punto de vista lógico
    formal.

    9. – Se destacan indistintamente los niveles
    teórico generales, particulares y metodológicos de
    la teoría científica (5).

    10. – Se reconoce unánimemente el impacto de las
    nuevas tecnologías informativas en el proceso
    comunicativo, con la aparición de la palabra impresa y las
    imágenes reales y virtuales.

    11. – Introduce variables
    políticas como determinantes en la
    comunicación de masas (políticas
    estatales de comunicación).

    Por tanto, la categoría comunicación y su
    estudio científico se inserta cada vez más en la
    vida moderna, sobre todo dentro de las ciencias sociales a
    través de cada ciencia particular, pero la
    situación de cada una no es la misma con respecto a la
    comunicación, por la propia lógica
    de su objeto de estudio.

    Por ejemplo, la psicología, la sociología y la antropología, por la necesidad de buscar
    nuevos modelos
    explicativos que validen epistemológicamente los
    postulados sociológicos sobre la comunicación,
    proponen algunos aplicables en pequeños grupos (M.Roig,
    1986), partiendo de que se produce en varios niveles:

    – Comunicación personal: en el
    plano de la intersubjetividad.

    – Comunicación interpersonal: en las relaciones
    entre participantes.

    – Comunicación de masas: en la difusión y
    canalización de la opinión
    pública.

    Los modelos son
    los siguientes (M.Roig, 1986):

    A.- Teoría del interaccionismo simbólico
    (G.H.Mead): presupone el condicionamiento social de la
    interacción y orientación necesaria de los roles
    comunicativos hacia los demás y hacia sí mismo.
    Considera que el individuo es a la vez sujeto y objeto de la
    comunicación, la
    personalidad se forma en el proceso de
    socialización por la acción recíproca de
    elementos objetivos y
    subjetivos en la comunicación. A través del
    intercambio de símbolos el individuo aprende a utilizar
    códigos interindividuales, sociales y
    culturales.

    La comunicación humana es el mecanismo que ha
    hecho posible la sociedad humana. Es un principio básico
    de organización social, una forma de
    interacción singular que permite a los sujetos participar
    en actividades comunes, teniendo presente las actividades
    correlativas de los otros copartícipes. La sociedad
    consiste, esencialmente, en un proceso de
    comunicación.

    La comunicación se dirige a otros y a sí
    mismo con implicación lógica
    y ética a
    través de la utilización de símbolos
    significantes (I.Sánchez, 1991).

    B.- Teoría de la información: pretende optimizar los
    mecanismos tecnológicos de la comunicación (cambios
    artificiales) para lograr una mayor comunicación
    interpersonal. Posee la paternidad en la creación de
    conceptos tales como entropía, redundancia, ruido y
    retroalimentación.

    C.- Teoría general de los sistemas:
    establece relación entre el sistema de comunicación
    y el sistema social. Aplica los principios de la
    cibernética al análisis de los sistemas
    sociales.

    D.- Teorías
    antropológicas de la comunicación: establecen
    nuevas relaciones entre el lenguaje,
    la cultura y la
    comunicación. Refuerzan el papel de la
    comunicación en las culturas humanas.

    En estos modelos se perciben algunas características comunes, a pesar de sus
    disimilitudes:

    1. – Destacan, de forma explícita, el valor de la
    comunicación en el desarrollo de
    la sociedad, la personalidad y
    la cultura.

    2. – Reflejan algunas posiciones del materialismo
    histórico sobre el origen y el papel de la
    comunicación en el
    hombre.

    3. – Se aprecian intentos de aplicar conceptos y
    conocimientos obtenidos en ciencias no sociales.

    4. – Cada una expresa la concepción del mundo de
    la cual parten sus autores.

    5. – Por su valor
    heurístico, permiten profundizar científicamente en
    los problemas de
    la comunicación, desde el punto de vista que la
    enfocan.

    6. – Constituyen modelos comunicacionales para el
    estudio de diferentes fenómenos sociales con lenguajes muy
    formalizados en algunos casos y con carácter
    teórico general.

    Por otra parte, en la psicología
    social, como ciencia de interacción entre la
    psicología y la sociología, se ha continuado
    desarrollando la teoría de la comunicación,
    concibiéndola como un concepto bastante amplio que abarca
    todo contacto o interacción como requisito necesario; toda
    conducta humana
    es comunicación, según esta teoría. La
    comunicación exige finalidad, normatividad y
    bilateralidad, así como unidad del sentido y del
    significado (J.Asensio, 1991; C.S.Fitchen et all, 1992;
    A.Galindo, 1991; F.González, 1995).

    En el caso de las ciencias pedagógicas se ha
    sentido también la influencia de los estudios sobre la
    comunicación, con la aparición de concepciones del
    proceso educativo como comunicación intencional, como
    mutualidad y permeados de un sentido
    ético-sociológico (F.Bárcena, 1987; G.Jover,
    1987; J.Martínez, 1990; E.Ortiz y M..Mariño, 1995b;
    W.Darós, 1991).

    Aunque la pedagogía tuvo un sensible retraso dentro
    de las ciencias sociales para investigar y aplicar sobre los
    problemas comunicativos, en el caso de la pedagogía de
    orientación marxista esta situación se hizo
    más crítica al comenzar a utilizar
    tardíamente los aportes de la psicología en este
    campo (6).

    A partir de la década del 70, la pedagogía
    de orientación marxista comienza aglutinar mejor los
    aportes de la psicología y a utilizarlos en el plano
    teórico-práctico, específicamente los
    problemas comunicativos, pero con alcances muy limitados. Los
    resultados renovadores en el campo educativo, que
    destruían los esquemas tradicionales, los cuales
    obstaculizaban el desarrollo
    social, tuvieron muy poca generalización a nivel de
    toda la sociedad y muchas veces se quedaron dentro de los
    laboratorios.

    Para lograr una comprensión teórico
    general de la comunicación, hay que considerar
    obligatoriamente al proceso educativo no solo en su
    comprensión institucionalizada, sino en su acepción
    más abarcadora de formación y desarrollo de
    la
    personalidad en diversas esferas de la vida social, desde
    la familia
    hasta el colectivo laboral.

    Otro elemento importante, dentro de esta
    comprensión, lo constituye el lograr una mayor
    delimitación de sus rasgos definitorios para eludir esas
    posiciones que pretenden concebirla como cualquier conducta,
    contacto o interacción humanas. Compartir este enfoque es
    aceptar todo, prácticamente, como comunicación y
    ocurriría un proceso de identificación con otros
    conceptos sociológicos, tales como actividad, relaciones
    sociales, conducta,
    interacción, etc.

    Concepción tan abarcadora de la
    comunicación en la sociedad también llevaría
    a la pérdida de la especificidad de su esencia y a la
    confusión terminológica, metodológica y
    epistemológica, así como a la tautología.
    Aquí se vuelve a manifestar el intento de erigirla en una
    supercategoría en el plano de las ciencias
    sociales.

    En realidad, su carácter polisemántico
    permite que pueda ser explicada en diferentes niveles de
    análisis:

    I – Nivel epistemológico
    (filosófico-sociológico): vinculado con la naturaleza social
    del hombre y con la evolución de su conciencia en el
    proceso de hominización, asociado a la actividad
    productiva. El enriquecimiento paulatino de las relaciones
    sociales y la realización de disímiles actividades
    condicionaron el incremento de la comunicación entre los
    hombres; mientras más variadas fueron, se alcanzó
    mayor desarrollo
    humano como ser social. La evolución de la sociedad
    hasta el presente se ha caracterizado, entre otras cosas, por el
    incremento, cuantitativo y cualitativo de la
    comunicación.

    Constituye una categoría inseparable del hombre,
    junto con la categoría actividad, lo cual ha llevado a dos
    principios
    planteados por la psicología marxista, pero con
    repercusión extrasubjetiva: los principios de la unidad de
    la comunicación y la conciencia y de la unidad de la
    comunicación y la actividad (F.González y
    A.Mitjáns, 1989 y F.González, 1989;
    F.González e H.Valdés, 1994; F.González,
    1995).

    A través de la filogenia, la conjugación
    de actividades conjuntas y de la comunicación
    interpersonal ha condicionado un avance incesante de la
    conciencia, no sin contradicciones. En la ontogenia humana,
    salvando las diferencias, también se ha manifestado esta
    unidad de manera irreversible y progresiva.

    La comunicación también propicia la
    conformación de una concepción sistematizada del
    mundo, de una ideología en las personas. En ella se
    produce el proceso de aprehensión de los significados
    históricamente elaborados, lo cual plantea el problema del
    sentido y el significado.

    Se han delineado en el extranjero algunos principios
    para la comunicación de franco enfoque
    epistemológica (B.Lomov, 1983; 1989):

    1. – La comunicación no se reduce al lenguaje
    verbal porque todo el organismo es instrumento de
    ella.

    2. – No se restringe a la mera transmisión de
    información, no solo se trasmite, se crea dentro del
    propio proceso comunicativo.

    3. – En la comunicación se resuelve la
    contradicción entre lo particular y lo general de los
    hombres, entre sus cualidades generales y
    particulares.

    4. – El hombre se
    realiza y asimila en la comunicación su esencia
    general.

    De estas posiciones se deriva la imposibilidad de la
    socialización del hombre sin la comunicación.
    Incluso, cualquier actividad humana sin ella no tiene sentido no
    solo a nivel individual, sino a nivel social porque ella ocurre
    también en grandes y pequeños grupos.

    Posee, además, como características generales una
    especialización semiótica y un nivel de
    mediatización, debido a los procedimientos
    que utiliza: gestos, lengua y
    señales, y a la diferente distancia social que existe
    entre los comunicadores y receptores.

    La comunicación es un fenómeno social
    conjunto, que posee una orientación y una dinámica peculiares, lo cual ha provocado
    que la humanidad haya creado un rico sistema de procedimientos y
    formas comunicativas que van variando constantemente con la
    impronta de la cultura de cada pueblo.

    Sin embargo, todos estos argumentos están
    necesitados de una mayor sistematización
    epistemológica para obtener una coherencia conceptual y
    terminológica satisfactoria, que organice mejor la
    abundante dispersión de conocimientos y enfoques
    existentes y se trascienda la mera declaración de
    principios. Conciencia de ello han tomado las ciencias sociales
    contemporáneas, por lo que se trabaja en esa dirección con vehemencia, con resultados
    palpables y promisorios.

    II – Nivel teórico particular (sociológico
    concreto):
    está asociado al conocimiento
    aportado por las ciencias sociales especificas. Posee cierta
    independencia
    con respecto al nivel anterior, pero lo tiene de base.

    Por ser de patrimonio
    humano es que la comunicación tiene un fuerte arraigo
    socio-psicológico, individual, que parte de la
    subjetividad del individuo y lo trasciende al resto de sus
    semejantes como fenómeno social concreto
    también, pero vuelve a él en forma de ciclos
    continuos en espiral ascendente. Lo anterior permite explicar que
    como realidad fenoménica tenga un amplio espectro de
    estudio dentro de las ciencias sociales sin la posibilidad de la
    reiteración investigativa.

    La propia definición de lo que es
    comunicación está matizada por los enfoques antes
    mencionados dentro de este nivel teórico particular. El
    consenso más general es considerarla como una de las
    formas que tienen las personas para relacionarse en el proceso de
    la actividad, en ella se descubren y realizan las relaciones
    sociales y personales. No deben identificarse los términos
    relación (o interacción) con comunicación,
    si bien están muy vinculados; el primero es mucho
    más general y el segundo constituye una
    manifestación, una concreción de aquel.

    Representa la comunicación un proceso de
    intercambio de informaciones que contienen los resultados del
    reflejo de la realidad en las personas, parte inseparable de su
    ser social y medio de formación y funcionamiento
    individual y social. Posee un carácter en extremo activo y
    los elementos que participan lo hacen en condiciones de sujetos
    de ese proceso.

    El concepto de comunicación puede ser asociado a
    diferentes términos que contribuyen a su
    definición, no sin discrepancias por parte de algunos
    investigadores, como por ejemplo, mutualidad, reciprocidad,
    comunión, comunidad,
    posesión de algo en común, participación,
    transmisión, información, contaminación, expresión,
    codificación, accesibilidad, descodificación,
    similitud, trato, expansión, sociabilidad, afabilidad,
    afectividad, regulación y simpatía. Desde el punto
    de vista etimológico, proviene de la palabra latina
    "communicatio", que a su vez tiene su origen en el término
    "communis", común.

    Estos términos no expresan una relación de
    sinonimia pero permiten describir mejor la compleja
    fenomenología comunicativa, pues solo existe cuando entre
    los sujetos ocurre un continuo, ininterrumpido y mutuo
    intercambio, no solo de mensajes, sino de cierta afectividad y
    afinidad. En términos absolutos es completamente falso
    hablar de incomunicación total porque resulta absurdo que
    entre dos personas con alguna relación temporal no exista
    cierto entendimiento, aunque sea mínimo.

    Con frecuencia se utiliza el término
    comunicación en acepciones extremas. En su sentido lato se
    aplica a cualquier información o mensaje que se trasmite a
    múltiples destinatarios relativamente lejanos, como es el
    caso de los llamados medios de
    comunicación masiva, como comúnmente aparece en
    diferentes países y por parte de varios autores.
    Más riguroso sería llamarles medios de
    información masiva porque en realidad el fenómeno
    comunicativo no ocurre en su esencia.

    En su sentido estrecho se restringe a la existencia en
    las personas de muchos requisitos para que se produzca, como por
    ejemplo, un mismo idioma, iguales puntos de vista, etc. En
    realidad, el misterio de la comunicación se puede producir
    sin esas condiciones, solo bastaría que ellos tuvieran
    algo en común, por pequeño que fuera.

    Es necesario reiterar que en torno al concepto
    de comunicación no existe unidad de criterios, por el
    contrario, muchas discrepancias a partir de los enfoques
    generales de los que se parte y algunos de los cuales ya fueron
    analizados. Pero también existen coincidencias (aunque no
    sean totales) con lo expuesto aquí. Las ventajas de este
    enfoque radican en que permite una mayor integración de los aportes de la
    sociología y la psicología en su estudio, ya que el
    componente subjetivo y social es muy fuerte y decisivo para
    interpretar correctamente la comunicación.

    Corresponde ya al análisis histórico la
    introducción del esquema tradicional emisor, receptor,
    mensaje y canal transmisor, así como la estructura
    ¿quién?, ¿qué?, ¿a
    quién? y ¿por qué canal? (R.Medina y
    N.Rodríguez, 1987). A partir de la década de los
    años 80, comienzan a desarrollarse nuevos enfoques, que
    superan a los tradicionales (J.Ibáñez, 1987;
    R.Penman, 1980; M. Pope and T. Keen, 1981), al valorar que la
    comunicación constituye un acto que participa en las
    relaciones como un proceso de interacción, critican su
    concepción habitual como simple intercambio de mensajes y
    plantean la necesidad de concebirlo como un proceso
    diádico (la conducta de una persona en el
    contexto de la otra).

    Proponen, además, el enfoque sistémico al
    estudio del proceso comunicativo, que permita valorar varios
    vínculos simultáneos sin restringirse a la
    relación emisor-receptor y tener en cuenta el complejo
    flujo circular de dicho proceso. Se comienza a concebir la
    comunicación como un modelo, como
    un circuito espacio temporal de eventos
    concatenados que incluyen a dos o más personas que se
    encuentran en el campo perceptual del otro. Y se estima su
    conceptualización como un proceso multifacético,
    con función interactiva e informativa, a través de
    la cual se establecen las relaciones
    interpersonales, mantenidas y cambiantes. Por ejemplo, el
    español J. Ibáñez (1987) enfoca la
    comunicación como compartir, hacer partícipe al
    otro de lo que uno tiene, lo que evidencia un intento serio de
    trascender las concepciones antiguas sobre esta
    categoría.

    En estos momentos su interpretación es más
    amplia y profunda, lo cual permite un análisis más
    cabal. De forma resumida se puede afirmar que la
    concepción teórico general de la
    comunicación lleva implícita:

    1. – Un estudio más integral de su
    fenomenología.

    2. – Un enfoque interdisciplinario en el que los aportes
    de la sociología y la psicología poseen amplio
    destaque.

    3. – La superación de los primitivos esquemas
    restringidos a transmitir y recibir contenido.

    4. – El influjo de varios intentos muy necesarios y no
    fructificados totalmente de elaborar una epistemología
    comunicativa.

    5. – Su enriquecimiento constante por el aporte
    ininterrumpido de varias ciencias sociales abocadas a su
    estudio.

    6. – La precisa delimitación de su fuerte
    raigambre social y psicológica.

    7. – La gran acumulación de hechos comunicativos
    diversos que todavía no están organizados
    satisfactoriamente en la teoría.

    8. – Su aplicabilidad amplia y exitosa en muchas esferas
    de la vida social.

    9. – Su fuerte imbricación educativa.

    2.
    Referencias
    .

    1. – En diferentes obras de estos grandes pensadores
    es posible encontrar valoraciones muy interesantes y
    útiles sobre el problema de la comunicación desde
    el punto de vista filosófico y sociológico, que
    contribuyen a su comprensión teórico general, por
    ejemplo, obras tales como La Ideología Alemana, Tesis sobre
    Feuerbach, El Capital y El
    papel del trabajo en el proceso de transformación del
    mono en hombre, que aparecen profusamente publicadas en idioma
    español, tanto en Cuba como en
    América
    Latina.

    2. – Este intento por absolutizar una categoría
    por encima de otras se aprecia nítidamente en algunos
    representantes del enfoque comunicativo dentro de la
    psicología soviética. Distintos elementos de este
    enfoque los presenta B.Lomov en El problema de la
    comunicación en psicología, Editorial de Ciencias
    Sociales, La Habana, 1989, y en Las categorías de
    comunicación y actividad en la psicología, en el
    libro Temas
    sobre actividad y comunicación, Editorial de Ciencias
    Sociales, La Habana, 1989.

    La polémica desatada entre los defensores del
    enfoque comunicativo y del enfoque de la actividad, se ha
    convertido en antológica dentro de la literatura
    marxista desde los años 70, como reflejo de la falta de
    un análisis realmente sistémico en la
    valoración del justo lugar que deben ocupar ambas
    categorías desde los puntos de vistas psicológico
    y socio-histórico. Es ilusorio y antidialéctico
    tratar de buscar una categoría que se baste a sí
    misma para explicar la esencia del objeto de estudio de una
    ciencia; de lo que se trata es de precisar aquellos conceptos
    más generales que, jerárquicamente, desde una
    óptica deductiva, permiten organizar
    mejor el sistema de conocimientos psicológicos en
    particular y de la ciencia
    en general. Sobre esta discusión se pueden consultar los
    artículos de H.Valdés, Teoría de la
    actividad y comunicación: ¿continuidad o
    ruptura?, p. 3-11, en Revista
    Cubana de Psicología, No. 2-3, La Habana, 1989; y de J.
    Potrony, La actividad y la comunicación: convergencias y
    divergencias, p.81-88, en Revista
    Cubana de Psicología, No. 2, Vol. 9, La Habana,
    1992.

    3. – Un ejemplo de ello se encuentra en la Revista
    Española de Investigaciones Sociológicas # 33,
    Enero-Marzo de 1986, la cual está dedicada
    íntegramente a la comunicación desde la óptica de las ciencias sociales, pero con
    varios enfoques alternativos.

    4. – Esta precisión no es absoluta, porque
    dentro del estudio de la comunicación en las ciencias
    sociales se utilizan términos, conceptos y enfoques de
    las ciencias biológicas, físicas y de la cibernética, que no están
    desacertados ni son obsoletos.

    5. – El nivel teórico general es aquel en el
    que aparecen expresados, de forma explícita o no en la
    teoría científica, los postulados
    filosóficos que la sustentan. El nivel particular es
    donde se concretan los principios de la propia teoría; y
    el nivel metodológico constituye el conjunto de métodos
    y medios para investigar el objeto de estudio. Para profundizar
    en ello ver los artículos de E.Ortiz Torres y otros, La
    crítica por niveles a la psicología burguesa
    contemporánea en algunos contenidos de psicología
    general, en Revista Cubana de Psicología # 1, Vol. IV,
    1987; y La crítica por niveles a la psicología
    burguesa contemporánea en la enseñanza de la
    psicología: la corriente biogenética, en
    Boletín de Psicología # 1, Vol. IX, Enero-Abril,
    1986.

    3.
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    Autor:

    Emilio Ortiz Torres

    Doctor en Psicología (Universidad de La Habana, 1997).
    Profesor Universitario. Coordinador del Área de Estudios
    sobre Ciencias de la Educación Superior. Universidad de
    Holguín "Oscar Lucero Moya" CUBA.
    Dirección de contacto: Universidad de Holguín,
    Avenida XX Aniversario y Plaza de la Revolución, CP 80100, Holguín,
    Cuba.

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