1.
Introducción
2.
Referencias.
La comunicación constituye en la actualidad
una categoría polisemántica, al no ser su estudio
privativo de una ciencia en
particular sino de varias como por ejemplo, la
lingüística, la antropología social, la psicología, la
pedagogía y la sociología, entre otras. En cada una se le
estudia de acuerdo con su objeto peculiar y en correspondencia
con el enfoque o modelo
científico adoptado.
A pesar del amplio espectro que posee el contenido de
la
comunicación, es indiscutible su base
sociopsicológica, al ser concebida dentro de la vida
social como fenómeno subjetivo y extraindividual a la vez.
Sin embargo, existen algunas posiciones que pretenden llevar
la
comunicación hasta el mundo físico y el mundo
animal.
En varios sistemas
filosóficos la comunicación ha sido objeto de análisis teórico general de manera
más o menos explícita. En el caso de la corriente
existencial, fue erigida en una de las categorías
centrales dentro de su conceptualización
filosófica.
La filosofía marxista concibió siempre a
la comunicación estrechamente vinculada con la naturaleza social
del hombre y con
la evolución de su conciencia. En
diferentes obras de C.Marx y F. Engels
aparecen reiteradas, certeras y profundas reflexiones sobre ella
(1), pero incipientes y necesitadas de un tratamiento posterior
más sistemático que no se ha producido. Es en la
filosofía no marxista donde más aportes a una
epistemología de la comunicación se
han realizado hasta el presente.
Pero la comunicación tampoco puede entenderse
como una supercategoría que sustituya o suplante a otras
categorías generales en la explicación de la
esencia humana, como ocurrió con el enfoque comunicativo
dentro de la psicología marxista a
finales de los años 70 e inicios de la década de
los años 80 (2).
Después de la Segunda Guerra
Mundial comienzan a proliferar los estudios sobre la
comunicación en varias ciencias a la
vez debido a las propias exigencias de la vida moderna, de su
desarrollo y
el predominio de enfoques humanistas en las ciencias.
Es en el decenio de los años 60 cuando se produce
lo que puede ser denominado como el boom de las investigaciones
sobre comunicación al ocurrir el salto cualitativo de los
trabajos iniciados décadas atrás. Este
fenómeno llega hasta la actualidad con gran ímpetu,
pues se incorporan cada vez más ciencias a su estudio y
con resultados de gran repercusión interdisciplinaria y
nivel de complejidad (3).
A pesar de los antecedentes filosóficos sobre la
comunicación, es en las ciencias particulares donde
más resultados concretos se han encontrado y más
preocupación por estudiarla con mayor sistematicidad, lo
cual promovió el estudio de aspectos aislados de ella al
principio y de su intento por vincularlos entre sí
después, con la limitación que provoca la
existencia de marcos epistemológicos disímiles
(A.Muñoz, 1986; F.González, 1993, 1995; M.Santos,
1990).
El enfoque multidisciplinario de la comunicación
presupone una interpretación teórica de ella que
condiciona su definición conceptual. En la misma medida en
que existan diferentes concepciones epistemológicas,
aparecerán varios conceptos sobre ella. En la actualidad
se pueden precisar dos interpretaciones: una amplia o
genérica y otra restringida o particular.
La concepción amplia o genérica concibe la
comunicación como una categoría común al
hombre y a los
animales, a
las ciencias
sociales, biológicas y físicas (A.Muñoz,
1986). O sea, la comunicación no solo ocurre entre las
personas, sino entre los animales, e
incluso entre los fenómenos físicos cuando se
produce intercambio de energía. Es obvio que este concepto es tan
abarcador que resulta incómodo desde el punto de vista
metodológico para operar con él, al igualar formas
del movimiento de
la materia muy
diferentes, pero como tal constituye una conceptualización
filosófica sobre la comunicación.
El concepto
restringido o particular limita la comunicación a las
ciencias
sociales, al hombre, al ser este el único portador de
un lenguaje y de
hecho descarta el reino animal y las ciencias exactas en cuanto a
su campo de acción (4). Precisamente este concepto es el
que más resonancia ha obtenido en los medios
científicos mundiales al haber focalizado múltiples
investigaciones en esta dirección.
En la actualidad se habla, acorde con este concepto, de
la preparación de una teoría
social de la comunicación que permita elaborar una
epistemología sobre ella, a partir del
entronque de las ciencias de la sociedad con las
ciencias de la comunicación (B.Lomov, 1989; Colectivo de
Autores, 1989), es decir, que existe una mutua dependencia y
condicionamiento entre el sistema social y
el sistema de
comunicación, pues las transformaciones ocurridas en uno
provocan cambios en el otro. El sistema de comunicación es
entendido, en este caso, como el conjunto de todos los elementos
que participan en el intercambio de mensajes o información – objetivos y
subjetivos – entre las personas, dentro de la sociedad.
En este concepto restringido de la comunicación
van a operar diferentes ciencias sociales, que a su vez le
confieren un matiz peculiar a su estudio, de forma tal que
aparecen y se desarrollan enfoques sobre la comunicación
con ópticas sociológicas, lingüísticas,
psicológicas, antropológicas, etc. los cuales no
implican la fragmentación de su investigación, sino el enfoque
multidisciplinario imprescindible para analizar esta
categoría tan compleja de forma rigurosa y
sistémica.
Los resultados de este enfoque multidisciplinario no
constituyen un fin en sí mismo, hay que concebirlos con
una doble finalidad: hacer avanzar a las ciencias sociales en sus
objetos particulares y contribuir a la conformación de una
teoría
general de la comunicación que integre y sistematice el
conocimiento
científico que se va acumulando. En la actualidad
ambas finalidades constituyen tendencias en las ciencias
sociales, lo que queda testimoniado en los intentos de erigir la
teoría de la comunicación como una de las ciencias
sociales y a concebir el fenómeno comunicativo como
esencial en el origen y desarrollo social
(J.L.Piñuel, 1986; B.Lomov, 1989; G.M.Andreieva, 1984;
S.Ariana, 1995; J.Asensio, 1991).
También es creciente el número de trabajos
investigativos y publicaciones dedicadas a abordar las cuestiones
esenciales de la epistemología y teoría de la
comunicación con perspectivas informacionales y
sistémicas (M.Roig y A.Muñoz, 1986; A.Borzone y
A.Rosemberg, 1994; I.Cuadrado, 1991; A. de Acosta y J.Serna,
1994).
Sin embargo, esta tendencia plantea, a su vez, nuevos
problemas y
contradicciones en el pensamiento
científico contemporáneo, pues los enfoques
actuales sobre la comunicación, sean de corte
epistemológico o no, presentan ciertas
regularidades:
1. – Reflejan un gran pluralismo teórico y
metodológico.
2. – Intentan estructurar una ciencia
general sobre la comunicación que agrupe a varias ciencias
particulares.
3. – No solo se ha incrementado el número de
publicaciones sobre el tema, sino que se ha institucionalizado en
las universidades su estudio como carrera y como profesión
(comunicólogo).
4. – Vincula conceptos de diferentes niveles de
generalidad y de distintas ciencias con la intención de
establecer paradigmas
científicos de cierto grado de universalidad.
5. – Tiene un basamento experimental sistemático
de carácter funcional que garantiza su aplicación
práctica en la sociedad y su correspondiente
teorización.
6. – Manifiesta un predominio del enfoque
sistémico y cibernético.
7. – Contiene una conceptualización peculiar, con
préstamos lingüísticos y científicos de
otras ciencias (naturales y exactas).
8. – Ofrece cierta complejidad terminológica y
conceptual al no lograrse siempre la necesaria
articulación desde el punto de vista lógico
formal.
9. – Se destacan indistintamente los niveles
teórico generales, particulares y metodológicos de
la teoría científica (5).
10. – Se reconoce unánimemente el impacto de las
nuevas tecnologías informativas en el proceso
comunicativo, con la aparición de la palabra impresa y las
imágenes reales y virtuales.
11. – Introduce variables
políticas como determinantes en la
comunicación de masas (políticas
estatales de comunicación).
Por tanto, la categoría comunicación y su
estudio científico se inserta cada vez más en la
vida moderna, sobre todo dentro de las ciencias sociales a
través de cada ciencia particular, pero la
situación de cada una no es la misma con respecto a la
comunicación, por la propia lógica
de su objeto de estudio.
Por ejemplo, la psicología, la sociología y la antropología, por la necesidad de buscar
nuevos modelos
explicativos que validen epistemológicamente los
postulados sociológicos sobre la comunicación,
proponen algunos aplicables en pequeños grupos (M.Roig,
1986), partiendo de que se produce en varios niveles:
– Comunicación personal: en el
plano de la intersubjetividad.
– Comunicación interpersonal: en las relaciones
entre participantes.
– Comunicación de masas: en la difusión y
canalización de la opinión
pública.
Los modelos son
los siguientes (M.Roig, 1986):
A.- Teoría del interaccionismo simbólico
(G.H.Mead): presupone el condicionamiento social de la
interacción y orientación necesaria de los roles
comunicativos hacia los demás y hacia sí mismo.
Considera que el individuo es a la vez sujeto y objeto de la
comunicación, la
personalidad se forma en el proceso de
socialización por la acción recíproca de
elementos objetivos y
subjetivos en la comunicación. A través del
intercambio de símbolos el individuo aprende a utilizar
códigos interindividuales, sociales y
culturales.
La comunicación humana es el mecanismo que ha
hecho posible la sociedad humana. Es un principio básico
de organización social, una forma de
interacción singular que permite a los sujetos participar
en actividades comunes, teniendo presente las actividades
correlativas de los otros copartícipes. La sociedad
consiste, esencialmente, en un proceso de
comunicación.
La comunicación se dirige a otros y a sí
mismo con implicación lógica
y ética a
través de la utilización de símbolos
significantes (I.Sánchez, 1991).
B.- Teoría de la información: pretende optimizar los
mecanismos tecnológicos de la comunicación (cambios
artificiales) para lograr una mayor comunicación
interpersonal. Posee la paternidad en la creación de
conceptos tales como entropía, redundancia, ruido y
retroalimentación.
C.- Teoría general de los sistemas:
establece relación entre el sistema de comunicación
y el sistema social. Aplica los principios de la
cibernética al análisis de los sistemas
sociales.
D.- Teorías
antropológicas de la comunicación: establecen
nuevas relaciones entre el lenguaje,
la cultura y la
comunicación. Refuerzan el papel de la
comunicación en las culturas humanas.
En estos modelos se perciben algunas características comunes, a pesar de sus
disimilitudes:
1. – Destacan, de forma explícita, el valor de la
comunicación en el desarrollo de
la sociedad, la personalidad y
la cultura.
2. – Reflejan algunas posiciones del materialismo
histórico sobre el origen y el papel de la
comunicación en el
hombre.
3. – Se aprecian intentos de aplicar conceptos y
conocimientos obtenidos en ciencias no sociales.
4. – Cada una expresa la concepción del mundo de
la cual parten sus autores.
5. – Por su valor
heurístico, permiten profundizar científicamente en
los problemas de
la comunicación, desde el punto de vista que la
enfocan.
6. – Constituyen modelos comunicacionales para el
estudio de diferentes fenómenos sociales con lenguajes muy
formalizados en algunos casos y con carácter
teórico general.
Por otra parte, en la psicología
social, como ciencia de interacción entre la
psicología y la sociología, se ha continuado
desarrollando la teoría de la comunicación,
concibiéndola como un concepto bastante amplio que abarca
todo contacto o interacción como requisito necesario; toda
conducta humana
es comunicación, según esta teoría. La
comunicación exige finalidad, normatividad y
bilateralidad, así como unidad del sentido y del
significado (J.Asensio, 1991; C.S.Fitchen et all, 1992;
A.Galindo, 1991; F.González, 1995).
En el caso de las ciencias pedagógicas se ha
sentido también la influencia de los estudios sobre la
comunicación, con la aparición de concepciones del
proceso educativo como comunicación intencional, como
mutualidad y permeados de un sentido
ético-sociológico (F.Bárcena, 1987; G.Jover,
1987; J.Martínez, 1990; E.Ortiz y M..Mariño, 1995b;
W.Darós, 1991).
Aunque la pedagogía tuvo un sensible retraso dentro
de las ciencias sociales para investigar y aplicar sobre los
problemas comunicativos, en el caso de la pedagogía de
orientación marxista esta situación se hizo
más crítica al comenzar a utilizar
tardíamente los aportes de la psicología en este
campo (6).
A partir de la década del 70, la pedagogía
de orientación marxista comienza aglutinar mejor los
aportes de la psicología y a utilizarlos en el plano
teórico-práctico, específicamente los
problemas comunicativos, pero con alcances muy limitados. Los
resultados renovadores en el campo educativo, que
destruían los esquemas tradicionales, los cuales
obstaculizaban el desarrollo
social, tuvieron muy poca generalización a nivel de
toda la sociedad y muchas veces se quedaron dentro de los
laboratorios.
Para lograr una comprensión teórico
general de la comunicación, hay que considerar
obligatoriamente al proceso educativo no solo en su
comprensión institucionalizada, sino en su acepción
más abarcadora de formación y desarrollo de
la
personalidad en diversas esferas de la vida social, desde
la familia
hasta el colectivo laboral.
Otro elemento importante, dentro de esta
comprensión, lo constituye el lograr una mayor
delimitación de sus rasgos definitorios para eludir esas
posiciones que pretenden concebirla como cualquier conducta,
contacto o interacción humanas. Compartir este enfoque es
aceptar todo, prácticamente, como comunicación y
ocurriría un proceso de identificación con otros
conceptos sociológicos, tales como actividad, relaciones
sociales, conducta,
interacción, etc.
Concepción tan abarcadora de la
comunicación en la sociedad también llevaría
a la pérdida de la especificidad de su esencia y a la
confusión terminológica, metodológica y
epistemológica, así como a la tautología.
Aquí se vuelve a manifestar el intento de erigirla en una
supercategoría en el plano de las ciencias
sociales.
En realidad, su carácter polisemántico
permite que pueda ser explicada en diferentes niveles de
análisis:
I – Nivel epistemológico
(filosófico-sociológico): vinculado con la naturaleza social
del hombre y con la evolución de su conciencia en el
proceso de hominización, asociado a la actividad
productiva. El enriquecimiento paulatino de las relaciones
sociales y la realización de disímiles actividades
condicionaron el incremento de la comunicación entre los
hombres; mientras más variadas fueron, se alcanzó
mayor desarrollo
humano como ser social. La evolución de la sociedad
hasta el presente se ha caracterizado, entre otras cosas, por el
incremento, cuantitativo y cualitativo de la
comunicación.
Constituye una categoría inseparable del hombre,
junto con la categoría actividad, lo cual ha llevado a dos
principios
planteados por la psicología marxista, pero con
repercusión extrasubjetiva: los principios de la unidad de
la comunicación y la conciencia y de la unidad de la
comunicación y la actividad (F.González y
A.Mitjáns, 1989 y F.González, 1989;
F.González e H.Valdés, 1994; F.González,
1995).
A través de la filogenia, la conjugación
de actividades conjuntas y de la comunicación
interpersonal ha condicionado un avance incesante de la
conciencia, no sin contradicciones. En la ontogenia humana,
salvando las diferencias, también se ha manifestado esta
unidad de manera irreversible y progresiva.
La comunicación también propicia la
conformación de una concepción sistematizada del
mundo, de una ideología en las personas. En ella se
produce el proceso de aprehensión de los significados
históricamente elaborados, lo cual plantea el problema del
sentido y el significado.
Se han delineado en el extranjero algunos principios
para la comunicación de franco enfoque
epistemológica (B.Lomov, 1983; 1989):
1. – La comunicación no se reduce al lenguaje
verbal porque todo el organismo es instrumento de
ella.
2. – No se restringe a la mera transmisión de
información, no solo se trasmite, se crea dentro del
propio proceso comunicativo.
3. – En la comunicación se resuelve la
contradicción entre lo particular y lo general de los
hombres, entre sus cualidades generales y
particulares.
4. – El hombre se
realiza y asimila en la comunicación su esencia
general.
De estas posiciones se deriva la imposibilidad de la
socialización del hombre sin la comunicación.
Incluso, cualquier actividad humana sin ella no tiene sentido no
solo a nivel individual, sino a nivel social porque ella ocurre
también en grandes y pequeños grupos.
Posee, además, como características generales una
especialización semiótica y un nivel de
mediatización, debido a los procedimientos
que utiliza: gestos, lengua y
señales, y a la diferente distancia social que existe
entre los comunicadores y receptores.
La comunicación es un fenómeno social
conjunto, que posee una orientación y una dinámica peculiares, lo cual ha provocado
que la humanidad haya creado un rico sistema de procedimientos y
formas comunicativas que van variando constantemente con la
impronta de la cultura de cada pueblo.
Sin embargo, todos estos argumentos están
necesitados de una mayor sistematización
epistemológica para obtener una coherencia conceptual y
terminológica satisfactoria, que organice mejor la
abundante dispersión de conocimientos y enfoques
existentes y se trascienda la mera declaración de
principios. Conciencia de ello han tomado las ciencias sociales
contemporáneas, por lo que se trabaja en esa dirección con vehemencia, con resultados
palpables y promisorios.
II – Nivel teórico particular (sociológico
concreto):
está asociado al conocimiento
aportado por las ciencias sociales especificas. Posee cierta
independencia
con respecto al nivel anterior, pero lo tiene de base.
Por ser de patrimonio
humano es que la comunicación tiene un fuerte arraigo
socio-psicológico, individual, que parte de la
subjetividad del individuo y lo trasciende al resto de sus
semejantes como fenómeno social concreto
también, pero vuelve a él en forma de ciclos
continuos en espiral ascendente. Lo anterior permite explicar que
como realidad fenoménica tenga un amplio espectro de
estudio dentro de las ciencias sociales sin la posibilidad de la
reiteración investigativa.
La propia definición de lo que es
comunicación está matizada por los enfoques antes
mencionados dentro de este nivel teórico particular. El
consenso más general es considerarla como una de las
formas que tienen las personas para relacionarse en el proceso de
la actividad, en ella se descubren y realizan las relaciones
sociales y personales. No deben identificarse los términos
relación (o interacción) con comunicación,
si bien están muy vinculados; el primero es mucho
más general y el segundo constituye una
manifestación, una concreción de aquel.
Representa la comunicación un proceso de
intercambio de informaciones que contienen los resultados del
reflejo de la realidad en las personas, parte inseparable de su
ser social y medio de formación y funcionamiento
individual y social. Posee un carácter en extremo activo y
los elementos que participan lo hacen en condiciones de sujetos
de ese proceso.
El concepto de comunicación puede ser asociado a
diferentes términos que contribuyen a su
definición, no sin discrepancias por parte de algunos
investigadores, como por ejemplo, mutualidad, reciprocidad,
comunión, comunidad,
posesión de algo en común, participación,
transmisión, información, contaminación, expresión,
codificación, accesibilidad, descodificación,
similitud, trato, expansión, sociabilidad, afabilidad,
afectividad, regulación y simpatía. Desde el punto
de vista etimológico, proviene de la palabra latina
"communicatio", que a su vez tiene su origen en el término
"communis", común.
Estos términos no expresan una relación de
sinonimia pero permiten describir mejor la compleja
fenomenología comunicativa, pues solo existe cuando entre
los sujetos ocurre un continuo, ininterrumpido y mutuo
intercambio, no solo de mensajes, sino de cierta afectividad y
afinidad. En términos absolutos es completamente falso
hablar de incomunicación total porque resulta absurdo que
entre dos personas con alguna relación temporal no exista
cierto entendimiento, aunque sea mínimo.
Con frecuencia se utiliza el término
comunicación en acepciones extremas. En su sentido lato se
aplica a cualquier información o mensaje que se trasmite a
múltiples destinatarios relativamente lejanos, como es el
caso de los llamados medios de
comunicación masiva, como comúnmente aparece en
diferentes países y por parte de varios autores.
Más riguroso sería llamarles medios de
información masiva porque en realidad el fenómeno
comunicativo no ocurre en su esencia.
En su sentido estrecho se restringe a la existencia en
las personas de muchos requisitos para que se produzca, como por
ejemplo, un mismo idioma, iguales puntos de vista, etc. En
realidad, el misterio de la comunicación se puede producir
sin esas condiciones, solo bastaría que ellos tuvieran
algo en común, por pequeño que fuera.
Es necesario reiterar que en torno al concepto
de comunicación no existe unidad de criterios, por el
contrario, muchas discrepancias a partir de los enfoques
generales de los que se parte y algunos de los cuales ya fueron
analizados. Pero también existen coincidencias (aunque no
sean totales) con lo expuesto aquí. Las ventajas de este
enfoque radican en que permite una mayor integración de los aportes de la
sociología y la psicología en su estudio, ya que el
componente subjetivo y social es muy fuerte y decisivo para
interpretar correctamente la comunicación.
Corresponde ya al análisis histórico la
introducción del esquema tradicional emisor, receptor,
mensaje y canal transmisor, así como la estructura
¿quién?, ¿qué?, ¿a
quién? y ¿por qué canal? (R.Medina y
N.Rodríguez, 1987). A partir de la década de los
años 80, comienzan a desarrollarse nuevos enfoques, que
superan a los tradicionales (J.Ibáñez, 1987;
R.Penman, 1980; M. Pope and T. Keen, 1981), al valorar que la
comunicación constituye un acto que participa en las
relaciones como un proceso de interacción, critican su
concepción habitual como simple intercambio de mensajes y
plantean la necesidad de concebirlo como un proceso
diádico (la conducta de una persona en el
contexto de la otra).
Proponen, además, el enfoque sistémico al
estudio del proceso comunicativo, que permita valorar varios
vínculos simultáneos sin restringirse a la
relación emisor-receptor y tener en cuenta el complejo
flujo circular de dicho proceso. Se comienza a concebir la
comunicación como un modelo, como
un circuito espacio temporal de eventos
concatenados que incluyen a dos o más personas que se
encuentran en el campo perceptual del otro. Y se estima su
conceptualización como un proceso multifacético,
con función interactiva e informativa, a través de
la cual se establecen las relaciones
interpersonales, mantenidas y cambiantes. Por ejemplo, el
español J. Ibáñez (1987) enfoca la
comunicación como compartir, hacer partícipe al
otro de lo que uno tiene, lo que evidencia un intento serio de
trascender las concepciones antiguas sobre esta
categoría.
En estos momentos su interpretación es más
amplia y profunda, lo cual permite un análisis más
cabal. De forma resumida se puede afirmar que la
concepción teórico general de la
comunicación lleva implícita:
1. – Un estudio más integral de su
fenomenología.
2. – Un enfoque interdisciplinario en el que los aportes
de la sociología y la psicología poseen amplio
destaque.
3. – La superación de los primitivos esquemas
restringidos a transmitir y recibir contenido.
4. – El influjo de varios intentos muy necesarios y no
fructificados totalmente de elaborar una epistemología
comunicativa.
5. – Su enriquecimiento constante por el aporte
ininterrumpido de varias ciencias sociales abocadas a su
estudio.
6. – La precisa delimitación de su fuerte
raigambre social y psicológica.
7. – La gran acumulación de hechos comunicativos
diversos que todavía no están organizados
satisfactoriamente en la teoría.
8. – Su aplicabilidad amplia y exitosa en muchas esferas
de la vida social.
9. – Su fuerte imbricación educativa.
1. – En diferentes obras de estos grandes pensadores
es posible encontrar valoraciones muy interesantes y
útiles sobre el problema de la comunicación desde
el punto de vista filosófico y sociológico, que
contribuyen a su comprensión teórico general, por
ejemplo, obras tales como La Ideología Alemana, Tesis sobre
Feuerbach, El Capital y El
papel del trabajo en el proceso de transformación del
mono en hombre, que aparecen profusamente publicadas en idioma
español, tanto en Cuba como en
América
Latina.
2. – Este intento por absolutizar una categoría
por encima de otras se aprecia nítidamente en algunos
representantes del enfoque comunicativo dentro de la
psicología soviética. Distintos elementos de este
enfoque los presenta B.Lomov en El problema de la
comunicación en psicología, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1989, y en Las categorías de
comunicación y actividad en la psicología, en el
libro Temas
sobre actividad y comunicación, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1989.
La polémica desatada entre los defensores del
enfoque comunicativo y del enfoque de la actividad, se ha
convertido en antológica dentro de la literatura
marxista desde los años 70, como reflejo de la falta de
un análisis realmente sistémico en la
valoración del justo lugar que deben ocupar ambas
categorías desde los puntos de vistas psicológico
y socio-histórico. Es ilusorio y antidialéctico
tratar de buscar una categoría que se baste a sí
misma para explicar la esencia del objeto de estudio de una
ciencia; de lo que se trata es de precisar aquellos conceptos
más generales que, jerárquicamente, desde una
óptica deductiva, permiten organizar
mejor el sistema de conocimientos psicológicos en
particular y de la ciencia
en general. Sobre esta discusión se pueden consultar los
artículos de H.Valdés, Teoría de la
actividad y comunicación: ¿continuidad o
ruptura?, p. 3-11, en Revista
Cubana de Psicología, No. 2-3, La Habana, 1989; y de J.
Potrony, La actividad y la comunicación: convergencias y
divergencias, p.81-88, en Revista
Cubana de Psicología, No. 2, Vol. 9, La Habana,
1992.
3. – Un ejemplo de ello se encuentra en la Revista
Española de Investigaciones Sociológicas # 33,
Enero-Marzo de 1986, la cual está dedicada
íntegramente a la comunicación desde la óptica de las ciencias sociales, pero con
varios enfoques alternativos.
4. – Esta precisión no es absoluta, porque
dentro del estudio de la comunicación en las ciencias
sociales se utilizan términos, conceptos y enfoques de
las ciencias biológicas, físicas y de la cibernética, que no están
desacertados ni son obsoletos.
5. – El nivel teórico general es aquel en el
que aparecen expresados, de forma explícita o no en la
teoría científica, los postulados
filosóficos que la sustentan. El nivel particular es
donde se concretan los principios de la propia teoría; y
el nivel metodológico constituye el conjunto de métodos
y medios para investigar el objeto de estudio. Para profundizar
en ello ver los artículos de E.Ortiz Torres y otros, La
crítica por niveles a la psicología burguesa
contemporánea en algunos contenidos de psicología
general, en Revista Cubana de Psicología # 1, Vol. IV,
1987; y La crítica por niveles a la psicología
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Autor:
Emilio Ortiz Torres
Doctor en Psicología (Universidad de La Habana, 1997).
Profesor Universitario. Coordinador del Área de Estudios
sobre Ciencias de la Educación Superior. Universidad de
Holguín "Oscar Lucero Moya" CUBA.
Dirección de contacto: Universidad de Holguín,
Avenida XX Aniversario y Plaza de la Revolución, CP 80100, Holguín,
Cuba.