Introducción
La globalización del mundo económico
provocó cambios significativos en las tradicionales
formas, modos, metodologías y estrategias de
gestión
empresarial, exigiendo creciente calidad y marcada
eficiencia en
la producción de bienes y
servicios como
así también en términos de una
protección y recuperación ambiental eficaz y
duradera para concretar una equidad
intergeneracional que nos compromete a todos por
igual.
Hoy, necesaria e ineludiblemente, para visualizar un
desarrollo
humano, social, económico y cultural acorde a la hora,
resultan imprescindibles proyectos
sustentables con responsabilidad
social empresaria (RSE).
Cada emprendedor, micro, pequeño, mediano o
grande; cada gestor socioeconómico debería prestar
especial atención y cuidado en las áreas de
los derechos y de los
deberes humanos, en las relaciones de trabajo, en el
medio ambiente
y en la cohesión comunitaria, todo lo posible, superando
con generosidad y grandeza, espontánea y conscientemente
la sola legalidad pero
sin reparar en el entorno, obnubilado por el lucro ya en calidad
de valor supremo
para empresarios irresponsables.
En las últimas décadas, es auspicioso
verificar que no pocos líderes de áreas
empresariales se orientan hacia una responsabilidad social consistente como estrategia de
creciente valoración en las relaciones de mercado en
función
de un desarrollo
sustentable.
Ciertas corporaciones multinacionales y empresas
nacionales vienen adoptando esta orientación en sus
programas,
proyectos, plan de negocios y de
gestión
en términos de una estrategia de mejor vinculación
y atractiva comunicación hacia inversores,
consumidores, empleados y el entorno general.
Con esa perspectiva y para resultar más
productivas y competitivas en el mercado, estas empresas buscan
nuevos paradigmas
cualitativos: posturas éticas, calidad en la
producción, respeto a los
consumidores y usuarios, acciones
concretas para la protección del medio ambiente,
etc.; constituyen algunas de las estrategias válidas y
posibles así como ` vías adecuadas para las
prácticas de RSE que sin dudas otorgan y favorecen una
mejor y reposicionada ´concurrencia´
empresaria al mercado.
Estas actitudes y
acciones de las empresas en el campo social y económico
hacen a un programa
solidario y están consideradas como voluntarias sin
perjuicio de otros controles similares, afines y complementarios
que asumen organizaciones de
la sociedad civil y
mejores regulaciones del sector público repercutiendo en
definitiva para una mejor imagen de la
propia empresa
involucrada con RSE, programa responsable que finalmente debe
asumirse y construirse con todos los que se relaciona cada
empresa.
En Argentina en particular y en Sudamérica en
general debemos sumarnos e impulsar con tenacidad una consciencia
colectiva que movilice y nos familiarice con la percepción
clara y concreta de la Responsabilidad Social Empresarial
integrando de modo proactivo y fecundo todas las ONG´s
conformadas por empresarios serios y comprometidos con la
realidad nacional y sudamericana e interesado a distintos
sectores que pueden contribuir con la RSE a través de
un foro especifico que cuente en primer termino con la
información, el
conocimiento y la producción académica,
científica, demográfica y ecológica en un
banco de ideas
y proyectos, esto es, a todos quienes bregamos por y para la
transformación de nuestro país y de nuestra
Sudamérica actual en espacios, escenarios y
geografías más justos, más solidarios, mas
eficientes, menos corruptos, mas integrados al mundo, más
inclusivos y sustentables.
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