I.
INTRODUCCIÓN
El hombre, desde
que adquiere pleno uso de razón, se da cuenta de su
existencia, de que existe el Universo, de
que existe el ser, y lógicamente uno llega a preguntarse..
¿Por qué existe todo cuanto existe? ¿Por
qué existe algo en vez de nada? ¿Por qué lo
que existe es como existe y no de otra manera? Todas
preguntas que nos lanzan a los abismos de nuestra racionalidad.
En la presente Plancha, quiero compartir una primera
aproximación en esta difícil, profunda e
interesante relación que ha ido tejiendo el Hombre con
el Universo, con lo
interno y lo externo, con la materia y la
energía, con las dualidades y las certezas
científicas, con la Fe, la ciencia y
sus difíciles vínculos dualísticos. Una
primera aproximación que nos despierta y nos deja el sabor
de una reflexión profunda, existencial y que a la vez nos
arroja sobre nuevos campos de flores y aromas desconocidos e
infinitos.
II.
HISTORIA
"EL HOMBRE Y EL UNIVERSO"
Desde el inicio, el hombre intentó proponer sus
términos sobre el Universo que recibe a este ser inquieto
y curioso que intenta aún encontrar su lugar en él
y proyectarse, entendiendo el porqué de su posición
y su destino. Sin ir más lejos, la recta fue el intento
humano de poner su propio sello en un Universo de formas,
trayectorias y relaciones curvas. En cierta manera, la
línea recta vendría ha ser una acción
a "contrapelo" del determinismo natural. Puede que, sin embargo,
sus ojos le hayan aportado la idea de la recta, cuando
contempló la línea del horizonte, o cuando
observó la trayectoria aparente de una estrella fugaz.
Pero, entonces no podía saber aún, que no
había línea recta en las formas visibles del
Universo, ni siquiera cuando un cuerpo recorre raudamente las
inmensidades del espacio, donde su trayectoria se curva por
efecto de la gravedad de los cuerpos más grandes. Ni
siquiera la luz, lo
más veloz que existe en el Universo, se salva de esa
regla.
Sin embargo, en su intento por moldear nuevas formas, en
su enorme capacidad de abstracción, idealizó las
formas curvas que tenía ante sus ojos, y buscó el
trazo que mejor las representara, creando el círculo. Es
así como el círculo, desde las más remotas
culturas del hombre, siempre ha representado la idea del
Universo, de lo que está contenido o auto-contenido.
Cuando el hombre antiguo quiso representar el cosmos,
trazó un círculo con un compás, siguiendo su
perfecta curva de 360°. Todo lo que viniera de la naturaleza, de
la creación divina, del universo, ha quedado, desde
entonces, representado de esa manera. Por lo mismo, a
través de los tiempos, muchas ceremonias
iniciáticas se desarrollan dentro de un círculo, y
en el alquimismo, era uno de los cuatro signos
fundamentales, que estaba relacionado con la unidad.
Como ejemplo de esta relación de formas y
Universo, el conocido triángulo "3-4-5", de cuya suma de
los lados resulta 12, se asocia antiguamente a la
significación esotérico-numeral que propone el
llamado "duodenario", símbolo del Universo perceptible,
del Cosmos mensurable, del tránsito a través de las
constelaciones. Todo esto no es más que un intento de
señalar como, la relación Hombre-Universo, ha sido
abordada a través de la historia de la humanidad con
inmenso interés
desde la filósofía, religión y del mundo
científico. Las Doctrinas naturalistas más antiguas
de los atomistas griegos del siglo V antes de nuestra era,
expuestas principalmente por Demócrito, llegaba a
la conclusión de que el Universo se componía de
lo lleno y de lo vacío, de lo lleno, es decir de lo
extenso, compuesto de lo simple extenso, a lo cual este
filósofo presocrático daba el nombre de
átomos y quien en contraposición a los filósofos de la época como
Anaxágoras y Empédocles, tuvo la
originalidad de señalar que el movimiento de
los átomos provenía de ellos mismos y no de
fuentes
exteriores, llegando así a la conclusión de que en
el Universo no había Dioses de ninguna clase. Esta
visión antigua del atomismo como imagen del
Universo, a lo largo de la Historia se convirtió en lo que
hoy conocemos como el cientismo moderno, que se apoya en el
trilogía del Método
Científico y que en su forma naturalista moderna
concluye fundamentalmente:
a) Todo efecto corresponde una causa y
viceversa y
b) el mundo
está regido rigurosamente por Leyes
De lo cual se deduce que en el Universo no puede
producirse el milagro, ni el hombre puede considerarse libre,
puesto que en él reina el determinismo más
absoluto.
A partir de las sugerencias de la astronomía y el avance de la
técnica, pero en contra de las afirmaciones multiseculares
de la Patrística y de la Escolástica, se
estableció en la relación del Hombre y el Universo
que:
1º
La Tierra no
es el centro del Universo: ya que un polvo cósmico
infinitesimal como nuestro planeta en la inmensidad monstruosa
del espacio sideral no puede ser el centro del
Universo.
2º El
hombre no es una criatura de excepción: porque la vida tal
como la conocemos no puede ser un fenómeno aislado, sino
con toda probabilidad, es
universal.
3º El
Universo no ha sido creado para felicidad del hombre: ya que
difícilmente se concibe que en un Universo donde reinan
implacables, en su casi totalidad, las temperaturas extremas del
cero absoluto (273º bajo cero centígrados) y de
millones de grados al interior de las estrellas halla sido creado
para felicidad de nada ni de nadie.
Si pudiéramos resumir el pensamiento
anterior acerca de la imagen del hombre y el Universo a partir de
la máxima de Demócrito: "Nada proviene de
Nada y Nada se convierte en Nada", diríamos que el
Universo es eterno y que no ha tenido comienzo ni tendrá
fin, el hombre no es libre, no existe la providencia en el
Universo y todo lo que rodea e incluye al hombre y su comportamiento
se puede explicar por ciertos postulados de materia o de
energía.
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