- Sachs y
su experiencia como consultor económico de países
el tercer mundo - Un breve
background de historia económica
mundial - La
propuesta para disminución de la
pobreza - China:
Ponerse al día tras medio milenio - Las
reformas de mercado en la India: el triunfo de la esperanza
sobre el miedo - Los
moribundos sin voz: África y las
enfermedades - El
milenio, 11-S y las Naciones Unidas - Qué
inversiones hay que hacer para erradicar la
pobreza - Conclusión: El
reto de nuestra generación
Resumen del libro
1. Introducción
Jeffrey Sachs un economista doctorado en la Universidad de
Harvard. A la temprana edad de 31 años fue contratado por
el gobierno
boliviano como asesor en lo referente a medidas tendientes a
evitar el proceso
hiperinflacionario que atravesaba el país. De allí
en adelante, J. Sachs se desenvuelve en tareas de asesoramiento a
otros países en vías de desarrollo,
generando a través de su experiencia de trabajo y su
background académico, una visión amplia de los
problemas y
las características propias de los países en
desarrollo. Podemos considerarlo uno de los economistas con mayor
conocimiento
de la problemática del tercer mundo.
Habiéndose desenvuelto académicamente en
la Universidad de Harvard desde su graduación en 1983
hasta el año 2002, Sachs es invitado a participar como
Director del instituto de la tierra de
la Universidad de Columbia, Instituto cuya misión es
elaborar un acercamiento multidisciplinario hacia la
solución de los problemas de la realidad política y
económica global actual. El Instituto dirigido por Sachs
pretende coordinar diversos programas de
diversas disciplinas para que con esta visión
multifacético se generen soluciones
para los complejos problemas que presenta la sociedad
global.
Su libro "el fin
de la pobreza" es
una suma de varios compendios que tocan variados temas, entre
ellos:
- Un relato de sus experiencias de trabajo y sus
percepciones en relación a países del tercer
mundo - Una segunda sección, que consiste en una
propuesta de disminución de la pobreza extrema
en el mundo (que básicamente se refiere a los pobres de
África y de algunas regiones de Asia); - Y una tercera, relacionada con su aprendizaje y
sus recomendaciones en relación al proceso de globalización.
En lo referente a esta morfología
del libro podríamos decir que desde el punto de vista de
esta cátedra hubiera sido más fácilmente
legible si el mismo hubiera sido presentado como los distintos
sub-libros que lo
componen. Daría la impresión de que, echando mano
de su enaltecido prestigio académico como economista a
nivel mundial y bajo el paraguas de un muy marketinero
título, Sachs decidió "poner toda la carne en el
asador" para publicar una obra con un importante contenido
teórico-práctico y de gran volumen. Este
comentario, que de alguna manera representa una crítica
negativa al libro, no inhabilita sus aportes en cada uno de los
temas en los que Sachs trata.
En las páginas de su libro, Sachs, esgrime una
serie de argumentos en contra del accionar de las instituciones
financieras globales (entre ellos, el Banco Mundial
y el FMI) que se
asemejan a las expuestas por Joseph Stigilitz en su libro "El
descontento de la
globalización". De allí que huelga
reiterar conceptos que figuran en el capítulo
correspondiente a los conceptos de J. Stigilitz.
Sin embargo, es interesante destacar el concepto que
Sachs expone, basado en la experiencia de su esposa que es una
médica pediatra. Sachs aduce que cada individuo
enfermo sufre determinados síntomas que bien pueden
asemejarse a los síntomas de otros individuos.
Sin embargo, las causas de dichos síntomas (las
enfermedades) no
necesariamente son las mismas. Es por ello, que extendiendo esta
diferenciación de la medicina al
área de la economía, J. Sachs
acuña la expresión de "economía
clínica" entendiendo por ello a que las propuestas de
solución de los problemas nacionales de los distintos
países deben tener una íntima relación con
las causas de dichos problemas en cada uno de los países.
Distintos países, con distintas culturas, requieren
distintos programas para la solución de sus problemas
(concepto también cubierto por Stigilitz en el libro ya
mencionado).
Dando muestras de su percepción
de las cosas, Sachs defiende la posición de que el
desarrollo
económico no es un juego de suma
cero en el que las ganancias de unos se reflejan en las
pérdidas de otros. El desarrollo es un juego en el que
todos pueden ganar. El autor destaca que la prosperidad se
extiende a través de la transmisión de tecnología y de sus
ideas subyacentes. Más importante que contar con
determinados recursos
nacionales, como el carbón o superficies cultivables, es
la capacidad de aplicar ideas modernas, basadas en la ciencia,
devenida en tecnología de aplicación eminentemente
práctica y que colaboran en la optimización de la
producción. Lo bueno de las ideas es que
puedan emplearse una y otra vez, sin que se agoten
nunca.
Basado en este precepto, Sachs, identifica como la causa
primordial del crecimiento
económico la capacidad de algunas regiones del mundo
de lograr incrementos duraderos y sin precedentes de su
producción total. La tecnología y no la
explotación de los pobres, ha sido la fuerza motriz
que ha impulsado los prolongados crecimientos de rentas del mundo
rico. Ello implica la esperanza de que las actuales regiones
rezagadas tienen una posibilidad razonable de obtener beneficios
producto del
desarrollo tecnológico.
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