La Ley Natural, y los principios básicos de nuestras actividades mentales lógicas y emotivas
En una de sus contribuciones más citadas a la
teoría
del psicoanálisis, S. Freud
describió, lo que él designara: Los dos Principios
Fundamentales de la Funciones
Mentales.
Estos principios, los cuales forman la piedra angular de
una parte enorme de su teoría, se conocen como:
- El Principio del Placer, y
- El Principio de la Realidad
Brevemente:
El Principio del Placer
se refiere a la búsqueda desenfrenada de la
satisfacción de nuestros goces instintivos, o no, mientras
que,
El Principio de la
Realidad se supedita a nuestros valores y
sentimientos morales, evitando toda gratificación
sensorial o intelectual, si ésta está en obvio
conflicto con
esos mismos valores.
En teoría, tanto como en la práctica,
sería espurio esperar que los seres humanos
estarían dispuestos a sacrificar el Placer inmediato, si
este sacrificio no fuese debido a alguna razón de orden
ético superior. He aquí donde se pueden encontrar
los motivos para explicar el hecho aparente, de que en toda
sociedad o
grupo humano,
existen principios sagrados y "leyes naturales",
que tienen como propósito delinear los derechos y los deberes de
todo miembro de cada agrupación.
Estas leyes humanas pueden ser tácitas o
explícitas. Otros animales sociales
las obedecen de manera sobrentendida.
Para poder asimilar
el origen y la evolución de esos dos Principios
fundamentales, uno tiene, primero, que trazar en sus
orígenes, el desarrollo del
Principio Moral
(el cual, en algunos seres humanos, de
complexión narcisista o antisocial; o es incompleto, o
simplemente está atrofiado).
EL Principio Moral
comienza su evolución a través de las
interacciones que tienen lugar, y que se tramitan, entre la
figura materna y el bebé.
En otras palabras, si un bebé aprende que su
llanto es percibido como necesidad y que se le responde con
alimento y con demostraciones de cariño, ese bebé
desarrollará el principio de la emergencia de la
Fe
Básica; sistema éste
que le ayudará a percibir su microcosmo como un sitio
predecible, la figura materna, como una entidad de soporte, y su
sitio en este mundo como algo deseado y sin riesgos
inmediatos.
A medida que el bebé desarrolla las capacidades
motóricas y de la
comunicación, por vía de la palabra hablada;
las fundaciones se van yaciendo, gradualmente, para comenzar a
enseñarle el significado de las cosas que son
permitidas y, también el de las cosas que le
serán prohibidas.
La enseñanza y el aprendizaje a
los que me refiero, estipulan el impartir al niño un
entendimiento conciso y justo de lo que se le prohíbe,
acoplado con una explicación convincente (amén que
concisa) del por qué las cosas que nos son placenteras no
son necesariamente las más deseables. Este
entendimiento al que aquí me dirijo no puede ser logrado
si el niño no goza del desarrollo previo de la Fe
Básica.
Me gusta el sabor de la comida…
por eso como y engordo…
Porque el inicio de este entrenamiento
ocurre a una edad tan temprana, es importante que se tenga en
cuenta que el niño, en esta etapa, aun carece de la
sofisticación intelectual para hacer las abstracciones
necesarias para poder asignarle valores éticos o
estéticos a lo que así está aprendiendo. Por
consecuencia, cuando falla, no puede ser acusado de haber sido
por maldad.
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