La Educación Superior en el Siglo XXI: una aproximación al contexto del socialismo bolivariano venezolano (página 2)
1.1.1.- Aproximación
conceptual
El Perfil Profesional o Perfil del Egresado, como
se ha venido denominando en los ámbitos educativos,
determina las competencias que requiere el futuro
profesional para solventar de manera adecuada y oportuna los
problemas y
necesidades del entorno, esto es, para cumplir efectivamente con
el encargo que la sociedad ha
otorgado a las instituciones
universitarias: formar integralmente el talento humano requerido
para satisfacer las múltiples necesidades
sociales.
Son diversas las definiciones que históricamente
se han propuesto acerca del Perfil Profesional, de las cuales se
refieren seguidamente algunas planteadas por autores
contemporáneos, como punto de partida para iniciar el
presente análisis teórico:
Para Díaz-Barriga F. (2005), "el perfil
profesional lo componen tanto conocimientos y habilidades como
actitudes", componentes que constituyen dimensiones del
enfoque de formación por competencias que
responden a las interrogantes: ¿Qué debe
saber el egresado?, ¿Qué debe saber
hacer?, ¿Cómo debe ser y actuar?. En
correspondencia con las anteriores interrogantes, en el Perfil
Profesional se explicitan los conceptos, procedimientos y
valores a
obtener el egresado para su desempeño laboral y
personal en
función
a los requerimientos de la sociedad.
Arnaz, J. (1996) citado por Díaz-Barriga F.
(2005, ob. cit., pág. 91), hace referencia al
Perfil Profesional como la "descripción de las
características principales que deberán tener los
educandos como resultado de haber transitado por un determinado
sistema de
enseñanza-aprendizaje". Al respecto el
autor citado agrega que tales características están
compuestas por las áreas generales de conocimiento;
las tareas, actividades y acciones, así como la
delimitación de los valores y las actitudes que
debe desarrollar el estudiante para formarse finalmente como
profesional de un área específica, aspectos que
identifican al perfil del egresado y concretan su
capacidad para responder a situaciones laborales.
A. Díaz-Barriga (1996) citado por F. Addine y
Otros (2000), señala respecto al Perfil Profesional que
"lo componen tanto los conocimientos y habilidades como las
actitudes.
Todo esto definido operacionalmente delimita un ejercicio
profesional". En esta consideración conceptual se
incorpora la necesidad de desglosar las competencias
profesionales en sus dimensiones específicas, a fin de
establecer tanto las orientaciones como el alcance del
saber, el hacer y el ser en el
desempeño profesional de una especialidad. Es decir, no
basta con declarar las competencias del ejercicio profesional,
sino que es indispensable su
operacionalización.
Por su parte F. Addine (2000, ob. cit., pág.
29), indica que "el hecho de determinar los límites y
llegar a una definición de una profesión o de lo
que se espera del egresado en un nivel determinado de la
enseñanza, conduce a la conceptualización del
perfil". En correspondencia con esta concepción, en el
Perfil Profesional se requiere establecer, además de las
competencias
laborales, el objeto de trabajo, el
campo de acción
y la esfera de actuación del futuro profesional, como
aspectos que identifican y definen al perfil del egresado, a la
vez de establecer sus capacidades y aptitudes laborales para
afrontar situaciones diversas.
Las anteriores apreciaciones conducen a una
visión amplia y profunda acerca de la importancia que
tiene la adecuada definición y delimitación del
Perfil Profesional, como orientador del diseño
curricular y suministrador de las directrices para el futuro
desempeño laboral, así como en lo relativo a los
requerimientos que han de cubrirse para formar el talento humano
demandado por la sociedad.
En tal sentido cobra singular significación la
necesidad de establecer las competencias en términos de
las habilidades que deberán desarrollarse en el estudiante
en su proceso de
formación profesional, para asumir un ejercicio signado
por la integralidad de sus capacidades, tanto en lo cognitivo,
procedimental y axiológico, que responda adecuada y
oportunamente a los problemas de su objeto de trabajo y campo de
acción.
No puede en consecuencia asumirse al Perfil Profesional
sólo en términos del título universitario a
obtener. Es menester que el mismo sea concebido como un sistema
complejo que logre interrelacionar e integrar las
características de la profesión y la
condición humana y social del estudiante, sus aptitudes e
inclinaciones vocacionales, producto de su
propio acervo cultural e influencias del medio familiar y
ambiental en que se ha desenvuelto antes de ingresar a la
educación
superior.
1.1.2.- Proceso de elaboración del Perfil
Profesional
La elaboración del Perfil Profesional es un
proceso complejo y constituye una dimensión sumamente
dinámica en el diseño curricular,
dado su doble rol de punto de partida y expresión final
del producto obtenido en el proceso educativo. En consecuencia
debe estar en permanente revisión y en correspondencia con
el comportamiento
del entorno en que se desarrollará, tanto el profesional a
formar como la institución educativa formadora. Es
menester por lo tanto, la investigación permanente en torno a la
pertinencia del perfil según el desarrollo del
entorno, a fin de colocar el producto del proceso formativo, esto
es el egresado universitario, al nivel de las cambiantes demandas
de la sociedad.
Díaz-Barriga F. (2005, ob. cit., pág.
101) propone seis subetapas secuenciales, en la
elaboración del Perfil Profesional, las que se abordan una
vez fundamentada la carrera o programa de
formación:
- Conocimientos, técnicas
y procedimientos de las disciplinas que tributarán a
la solución de los problemas definidos para la atención del profesional; - Áreas de acción del egresado,
momento en el cual se establece el marco del ejercicio laboral
en que el egresado confrontará los problemas vinculados
a su profesión; - Tareas potenciales que
desempeñará el egresado, estableciéndose
detalladamente los procedimientos específicos que
deberá ejecutar el profesional para dar solución
a los problemas del entorno; - Población donde ejercerá su
labor, entendiéndose como tal el contexto social o
segmento demográfico específico que
recibirá los beneficios del desempeño profesional
del egresado; - Desarrollo del perfil, proceso mediante el
cual se estructuran lógicamente las interrelaciones
entre los aspectos anteriores:
disciplinas-áreas-tareas-población, es
decir, se integran los resultados de las subetapas o pasos
precedentes; - Evaluación del perfil, en la cual se
analiza integralmente el proceso antes descrito a la luz de las
necesidades y problemas de la sociedad, políticas del sistema
educativo, condiciones económicas y nivel de
desarrollo científico y técnico del
país.
Por su parte F. Addine (2000, ob. cit., pág.
31) antepone a los anteriores un paso preliminar que se
orienta a la determinación del objeto de la
profesión, basándose para ello en la
detección y análisis de los problemas que
habrá de resolver el futuro profesional en el entorno
social. El resto de pasos planteados por Addine son exactamente
los mismos señalados por Díaz-Barriga F.,
estableciéndose coincidencia metodológica entre
ambas autoras.
1.1.3.- Características implícitas
del Perfil Profesional
Como se ha referido anteriormente, el Perfil Profesional
requiere de una correcta y explícita definición,
sin recurrir al sobre entendimiento ni permitirse
ambigüedades respecto a las características que
evidencien las competencias profesionales del egresado. En
consecuencia un perfil bien definido debe, según
Addine (2000, ob. cit., pág. 31), especificar las
habilidades cognoscitivas que deberá adquirir el
estudiante, describir las habilidades o destrezas procedimentales
en términos de tareas, actividades y acciones que
realizará en su ejercicio laboral, así como
delimitar las habilidades actitudinales o los valores y
actitudes a desarrollar, para el buen desempeño
profesional. Igualmente es importante que dicho perfil incluya un
análisis de la población que se beneficiará
directamente con el desempeño del egresado, además
de los elementos teórico- prácticos que
permitirán su desempeño adecuado.
En procura de lograr la contextualización
permanente referida en el acápite anterior, el Perfil
Profesional debe garantizar la educación
permanente y la formación recurrente, elementos que
permitirán al egresado un proceso constante de
actualización de sus competencias según los avances
del conocimiento
científico y técnico, aspecto este que
constituye una responsabilidad
social de las instituciones universitarias, al permitir y
facilitar estudios de postgrado u otra modalidad vinculada al
respectivo perfil o sus áreas conexas.
Finalmente es necesario considerar que al Perfil
Profesional corresponden dos importantes misiones del
diseño curricular:, punto de partida y
patrón evaluativo del mismo. En el primer caso
constituye la guía para la estructuración del resto
de elementos o partes componentes del diseño curricular e
indica cómo habrá de modelarse, estructurarse el
plan de
estudios y organizarse el mapa curricular. En el segundo caso,
permitirá determinar la pertinencia social del
diseño y su calidad, en
función al desempeño del egresado, tanto en el
ejercicio profesional como en su comportamiento y convivencia
ciudadana.
1.2.1.- Las Competencias en el
currículo
universitario.Al referirse a los cambios curriculares necesarios
en el país, el documento sobre las Políticas
y Estrategias para el desarrollo de la
Educación Superior en Venezuela (MECD, 2001), señala que la
formación integral universitaria "involucra la
revalorización tanto de las áreas del
pensamiento social, político y
humanístico, como de los logros en términos
de competencias, actitudes y valores intelectuales y éticas", lo que,
en criterio del autor, representa un reconocimiento oficial
de las instancias ministeriales venezolanas al enfoque de
formación por competencias, como alternativa
válida para la obtención del nuevo
profesional-ciudadano requerido.Es propicio señalar al respecto que pese a
continuar siendo un enfoque controversial, la
formación profesional por competencias cobra cada
vez más terreno e importancia en el ámbito
educativo, con énfasis en de la educación
superior, habida cuenta de sus innegables aportes
metodológicos al diseño curricular, pues
genera la posibilidad de estructurar los diseños
curriculares de las diferentes profesiones con
generalidades y especificidades necesarias para el proceso
de instrucción, educación y desarrollo de los
egresados universitarios.Al asumir la vinculación del diseño
curricular con el contexto político, social y
económico del país en un momento
histórico determinado, se considera el planteamiento
de la Dra. Alina María Segredo Pérez (2005),
Profesora de la ENSAP-Cuba,
quien al respecto señala: "en nuestra
opinión el diseño curricular por competencia responde a las necesidades de
nuestros profesionales, así como a los cambios de
los contextos". Subyace en esta apreciación la
flexibilidad que requiere el currículo
contemporáneo y su capacidad de adaptación a
los vertiginosos cambios que caracterizan a la sociedad
actual.Hoy por hoy, el permanente avance
científico y técnico, cuya máxima
expresión quizás lo representen las
tecnologías de la información y la
comunicación (TIC), la
obsolescencia de los conocimientos y aptitudes laborales y
profesionales se produce en tiempo
muy breve, razón por la cual la sociedad
contemporánea de comienzos del siglo XXI ameritan de
una herramienta metodológico-curricular que facilite
la inserción y reinserción de conocimientos y
destrezas en los profesionales, a la vez que desarrolle en
el educando una actitud
favorable a la formación permanente y a la
deconstrucción-reconstrucción de sus
competencias profesionales, en relación a las
variaciones de los problemas que confronta la sociedad
cambiante.Otro aspecto de singular importancia como aporte
del enfoque por competencias al currículo
contextualizado con la realidad y momento histórico,
lo constituye, en criterio del autor, la condición
de integralidad que la sociedad demanda
hoy día a la formación profesional. Al
respecto, Segredo P., A. M. (2005, ob. cit.), afirma que
los individuos formados bajo este enfoque pedagógico
"reciben una preparación que les permite
responder de forma integral a los problemas que se les
presenten, con la capacidad de incorporarse más
fácilmente a procesos
permanentes de actualización, independientemente del
lugar en donde se desempeñen".Por otra parte, el enfoque de la formación
profesional por competencias aporta un modelo
propio al currículo mediante el cual se enfocan,
como eje para el diseño y punto de partida del
mismo, los problemas del entorno que deberán
resolver los profesionales una vez formados,
caracterizándose dicho modelo fundamentalmente por
"utilizar recursos
que simulan la vida real, ofrecer una gran variedad de
recursos para que los estudiantes analicen y resuelvan
problemas, enfatiza el
trabajo cooperativo apoyado por un tutor y aborda de
manera integral un problema cada vez" (Segredo P.,
2005, ob. cit.).El aporte anteriormente considerado es muy
oportuno para la construcción del perfil profesional
antes, durante y después de concluido el
diseño curricular de una carrera, en tanto
suministra los insumos, los medios y
los métodos didácticos necesarios
y aplicables al proceso de enseñanza-aprendizaje
cónsonos con la integración e integralidad de la
formación profesional contemporánea.
Igualmente el perfil del egresado (o profesional)
así delineado, integra los componentes y proceso
analizados en el acápite 1.1.2 del presente trabajo,
referido al proceso de construcción del perfil
profesional, aspecto que constituye el foco central del
presente trabajo de investigación.Por su parte Cejas Y. y Castaño O. (2004,
ob. cit.), quienes definen la competencia laboral
como una dimensión conceptual más amplia que
la competencia profesional, pues la primera incluye
a la segunda en, señalan que desde la perspectiva
del diseño curricular la competencia se define
"como una estructuración didáctica de los contenidos del
proceso docente educativo … en función de lo
que el futuro técnico tiene que saber, hacer, ser y
actuar en situaciones reales de trabajo", lo que
invariablemente conduce a una integración del
sistema escolar con el sector productivo durante el proceso
de formación, estableciendo obvias diferencias de la
práctica laboral entre un joven estudiante y un
experimentado profesional graduado.1.2.2.- Algunos Retos de la formación
profesional por competencias para las Instituciones
Universitarias venezolanasEn razón a las diversas consideraciones
hechas anteriormente, resulta evidente que las
Instituciones de Educación Superior tienen un
conjunto de retos para asumir el enfoque de la
formación profesional por competencias, más
aún en Venezuela donde, como ya se mencionó,
perviven profundamente arraigados esquemas educativos
absolutamente encontrados con los principios
de este enfoque, pese al diseño de un conjunto de
políticas y estrategias (MECD, 2001, ob. cit.)
tendientes a transformar radicalmente la educación
universitaria.Tal como lo plantea Rómulo Gallego B.,
(1999), "el trabajo con competencias implica,
indispensablemente, cambios radicales en las formas de
asumir la docencia", estos cambios se refieren a
sustituir el transmisionismo-repeticionista tradicional y
la oralidad en la relación profesor-alumno, por actividades
prácticas-instrumentales, salidas de campo,
revisión bibliográfica, entrevistas, análisis de la realidad
del entorno, investigación e interacción socio comunitaria,
producción escrita de docentes
y estudiantes, así como la profundización del
vínculo universidad-sector productivo como estrategia didáctica que facilita la fusión teoría-práctica en situaciones
reales, con responsabilidades y actitudes reales, para la
obtención de resultados también
reales.Es fundamental tener presente que el epicentro del
enfoque de formación por competencias, lo constituye
la evidencia que otorga del desempeño, el cual es
definido por Malpica (1996), citado por Segredo P. (2005,
ob. cit.), como "la expresión concreta de los
recursos que pone en juego el
individuo cuando lleva a cabo una actividad,
y que pone el énfasis en el uso o manejo que el
sujeto debe hacer de lo que sabe, no del conocimiento aislado, sino en condiciones en
las que el desempeño sea relevante".La referida expresión implica que el uso
que se haga de los conocimientos, su aplicabilidad en
la transformación de la realidad concreta,
trasciende a la importancia que tradicionalmente se ha
concedido a la posesión de determinados
conocimientos, lo que indiscutiblemente obliga a que las
instituciones educativas replanteen lo que
comúnmente han considerado como
formación. Este criterio indica que la
determinación acerca de si un individuo es
competente o no lo es, sólo puede realizarse,
como ya se indicó, en las condiciones reales bajo
las cuales el desempeño tiene sentido y no
por el cumplimiento formal de los objetivos de aprendizaje, los que en la
mayoría de los casos carecen de vinculación
con el contexto.El enfoque de
Formación Profesional por
CompetenciasEl contexto
Político, Económico y Social
1.3.1.- Influencia del entorno sobre la
Educación
Históricamente el hecho educativo ha obedecido a
los intereses de los sectores dominantes de la sociedad, en
procura de la reproducción y permanencia en el tiempo de
su acervo cultural en todos los planos: en lo político, lo
económico y lo social. Desde las épocas más
remotas de la historia de la humanidad,
pasando por los diferentes estadios de desarrollo y organización social, los sistemas
educativos han estado en
franca correspondencia con un modelo político,
económico y social determinado. En este sentido, Romero P.
y otros (2000), aseguran que "la educación responde
siempre a un modelo de sociedad, ha recibido influencia directa
de las transformaciones por las que pasa el
mundo".
En consecuencia es propicio señalar que
aún en la edad primitiva, la enseñanza de las
generaciones adultas hacia los jóvenes, estaba
fundamentalmente limitada a las artes de la caza, la pesca y/o la
guerra
según los grupos humanos se
dedicasen a la cacería, a pescar o a la
confrontación bélica con otros grupos. De la misma
forma en los tiempos de la sociedad esclavista, los hijos de los
amos eran educados para dominar a los esclavos y utilizarlos en
las diferentes tareas a que estaban destinados, y desde niños
se les instruía en el "arte" de castigar
hasta con la muerte las
faltas
cometidas por el esclavo (Fernández, L., 2001). Igual
connotación se mantuvo en la sociedad feudal, aunque con
métodos diferentes, pues los propósitos y
orientaciones educativas se transformaron de un sistema
socioeconómico y político al otro.
El capitalismo,
en sus diferentes etapas, propició la "adecuación"
del sistema educativo en correspondencia con las nuevas
relaciones de producción, obviamente orientado por los
intereses de las clases dominantes, adecuación que en
criterio de Torres L., J. (2002), "permite la
generación de códigos que pueden ser transmitidos
transversalmente y recibidos en cualquier lugar del
mundo", mediante la estrategia de
mercantilización de la cultura y la
educación.
Actualmente, la sociedad mundial es permeada por los
vertiginosos avances científicos y técnicos que el
orden político y económico internacional dominante
ha denominado como la "Sociedad del Conocimiento", generando
progresivamente lo que Oliveira Pires (2007) reseña como
"la emergencia de la nueva práctica educativa" en
función al contexto de cambios en dicha sociedad del
conocimiento, que conduce indispensablemente al aprendizaje a
través de la vida "…es una sociedad en el
cambio,
apoyado en el
conocimiento y en la información que tienen fuerte
impacto en la economía y el
desarrollo". Luego la autora reseña la
interdependencia entre los fenómenos impactados
(economía y desarrollo), y las tendencias evolutivas de la
sociedad contemporánea, aspectos que hacen de la esfera
del trabajo y de las instituciones educativas los contextos en
donde se construyen los nuevos saberes y las nuevas
capacidades.
Al respecto Romero P. y otros (ob. cit), refieren que
"La economía de mercado, en una
etapa, buscó un especialista competente
técnicamente, pero su evolución ha exigido la formación de
un profesional, que además de reunir la
característica anterior sea un ‘humanista’,
preocupado por su satisfacción personal". De tal
suerte los sistemas educativos propios de las sociedades
capitalistas, en su nueva versión neoliberal, han
propendido a la formación de tecnócratas
humanistas, creando para ello universidades elitescas en las
cuales se forman las clases dominantes, que detentarán el
poder basado
en el individualismo y la competencia,
entendiéndose ésta ultima como la supremacía
del poder del conocimiento.
Asimismo se conforman centros de educación
superior de menor calidad, destinada a la formación del
"Recurso Humano" calificado,
quien aportará el trabajo generador de la
plusvalía, pero que jamás accederá a ella
pues su rol, pese al título universitario, es el de una
clase
proletaria medianamente tecnificada y fundamentalmente
domesticada (Castellano,
2007), para el ejercicio de los niveles medios del
poder.
Este recurso debe ser formado
ideológicamente para servir de instrumento en la
producción de la riqueza para los centros
hegemónicos del poder internacional y sus representantes
nacionales, lo que evidencia que la formación
profesionalizante de la cual habla Castellano (2007), se
encuentra inmersa en una realidad que la contextualiza, la que a
su vez se caracteriza por la promoción de reformas educativas impulsadas
desde los gobiernos bajo el influjo, apoyo y participación
directa de los organismos multilaterales como el Banco
Interamericano de Desarrollo, el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial,
cuyos lineamientos políticos fundamentales se ofertan como
despolitizantes del sistema educativo, con énfasis
en el nivel superior, para neutralizar cualquier forma del
pensamiento crítico, creativo e innovador con sentido
nacionalista y endogenista.
En la absoluta conciencia de que
el contexto Político, Económico y Social
establece una permanente influencia sobre el sistema educativo,
fundamentalmente con las Instituciones de Educación
Superior (IES), es necesario tener presente que el carácter ideologizante de la
educación puede ser y es utilizado según los
intereses del respectivo contexto, dada la relación que el
"saber" tiene con el "poder" (Castellano, 2007), en tanto
ejercicio de autoridad,
toma de
decisiones y apropiación de la conciencia colectiva en
función a las ideas propias.
Dicha relación es explicada por Ramos G. (2005)
en razón al ejercicio de una actividad socio-política como
expresión de las acciones ejecutadas por los miembros
de una determinada clase social, actividad que a su vez
persigue transformar la realidad concreta, tanto en lo material
como en lo ideal, en función a los intereses,
necesidades y objetivos de esa clase social dada.
En correspondencia con lo anterior, se sientan las bases
para entender la necesidad de introducir profundas
transformaciones, más que simples reformas o
adecuaciones (Ruiz del C., 2002, ob. cit.), en la
educación superior venezolana, cónsonas con los
planteamientos y características el proyecto de
país planteado desde 1999 con la llegada de la Revolución
Bolivariana, máxime en la nueva etapa del proceso de
cambios radicales que están sufriendo los escenarios
político, económico y social plasmados en el Plan
Nacional de Desarrollo
Económico y Social 2007-2013 (Ministerio del Poder
Popular para la Planificación y Desarrollo
Social, 2007), cuya principal característica la
constituye el tránsito hacia el socialismo.
Es menester en consecuencia reorientar esa moral y esas
luces para que el nuevo ciudadano comprenda sus derechos y deberes en la
sociedad socialista bolivariana del siglo XXI, pues las
transformaciones más urgentemente requeridas por el
Proyecto Nacional Simón Bolívar, están
precisamente en el ámbito del desarrollo del conocimiento
y en la creación de los valores del socialismo
(Chávez H. 2007).
1.3.2.- Necesidades que la nueva educación
debe satisfacer
El encargo social a la educación se orienta,
según Ramos, G. (2005, ob., cit.), a la
satisfacción de las siguientes dos necesidades
fundamentales:
- Formar un tipo de individuo según los
paradigmas
culturales y sociales prevalecientes, lo que en el caso
venezolano está referido a la incorporación al
currículo de los valores fundamentales del socialismo y
el desarrollo endógeno, en los que se erradique el
individualismo y el profesionalismo, entendido éste como
el lucro a través de la profesión. Es importante
acotar que en el modelo educativo aún vigente destacan
la formación unidisciplinar y el conocimiento
fragmentado (Castellano, 2006), el afán de lucro, el
consumismo y el mercantilismo neoliberal, la falta de apego a
los valores e intereses patrios, estimulando el facilismo y
poca identificación con la cultura autóctona. En
tal sentido la formación del nuevo venezolano debe
obedecer al interés
por el bienestar colectivo, al rescate de los principios
bolivarianos, al trabajo productivo y al estudio enriquecedor
del talento humano para contribuir al mejoramiento de la vida
propia y del resto de conciudadanos. - Sustentar y/o modificar un tipo de relaciones
sociales y un modelo de sociedad dado, lo que constituye
una nueva responsabilidad de la educación para
fomentar la propiedad
colectiva y la cooperación como bases fundamentales de
la nueva sociedad socialista; estimulando la
identificación con los principios de equidad e
integración latinoamericana y caribeña; el
fomento de la democracia
participativa y protagónica, además del impulso y
consolidación del desarrollo
sustentable y sostenible. Asimismo se trata de satisfacer
las necesidades más urgentes del país como el
desarrollo científico y tecnológico, el apoyo al
estudio y a la formación profesional integral humanista
y competente para fortalecer el modelo de desarrollo desde
adentro (Mas Herrera, M., 2006), el interés por
fortalecer la cultura propia y el respeto a
los derechos
humanos fundamentales y la elevación de la calidad de
vida de los venezolanos actuales, sin arriesgar la de los
venezolanos del futuro.
Conclusiones
El análisis reflexivo de los aspectos anteriores
conducen a concluir que:
- La definición adecuada del Perfil Profesional
constituye un aspecto neurálgico del diseño
curricular, pues constituye punto de partida y patrón de
evaluación del mismo, por lo tanto debe
partir de la contextualización del desempeño
profesional según el modelo sociopolítico,
económico y cultural donde el profesional vaya a
desenvolverse, así como a los problemas
sociales que deba dar solución. - La formación de profesionales competentes para
el desempeño calificado, integral y ético no es
una tarea nada fácil, pero sí indispensable como
elemento fundamental en el proceso de desarrollo nacional de
cualquier país. Es igualmente importante abandonar
posturas radicales respecto a este enfoque pedagógico
vinculadas a elementos de orden sociopolítico, pues la
conjunción de propuestas contemporáneas
planteadas desde sistemas capitalista y socialistas, evidencian
la versatilidad de la formación por competencias para
aportar en ambos modelos de
sociedad. - El contexto político, económico y
social del país es un factor determinante tanto para la
definición de los perfiles profesionales universitarios,
como para la adopción
del enfoque de formación por competencias. Esta
apreciación cobra mayor fuerza en
sociedades cuyos procesos de transformación
sociopolítica, ameritan de cambios estructurales para
ajustarse a los nuevos escenarios e intereses nacionales. En el
caso de la República Bolivariana de Venezuela, en su
transito hacia una sociedad socialista con bases
histórico-filosóficas y características
socioeconómicas muy propias, hacen imperiosa y urgente
la transformación del modelo de educación
superior.
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Autor:
Albano A. Zambrano Q.
Nacimiento: Venezuela, en Guanare, Estado
Portuguesa (18-04-62).
Reseña: Economista Agrícola
(UNELLEZ) Barinas, Venezuela, 1987; estudios de Maestría
en Gerencia de
Mercados (no
culminados); cursante actual (2005-2007) de la maestría en
Ciencias de la
Educación Superior por la Universidad de Matanzas
"Camilo Cienfuegos", Cuba; Profesor del Instituto Universitario
Tecnológico de Barlovento, (IUTB) en Higuerote, estado
Miranda, desde 1995; Investigador en temas de: Mercadeo
Agrícola, Desarrollo Endógeno, Currículo
Universitario y Formación Universitaria por Competencias
en las carreras del área agroalimentaria.
Origen: Venezuela, Higuerote, estado Miranda,
01 de junio de 2007.
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