- Tipos de cortezas
planetarias - Corteza
Continental y Corteza Oceánica - Evolución de
la geodiversidad de la corteza terrestre - El
crecimiento episódico de la corteza
terrestre
Introducción
Salvo el caso de algunos habitantes de pequeñas
islas, el resto de la humanidad ve a los continentes como la
parte esencial de nuestro planeta, pero esto no es así.
Vista la Tierra
desde el espacio, la idea que se tiene de nuestro planeta es muy
diferente. Desde el espacio la Tierra es
azul, dado que la mayor parte de la misma no es continental sino
marina. Desde este punto de vista, nuestro planeta no
debería llamarse Tierra sino Agua.
Pero ¿qué ha hecho que a lo largo de la
evolución de nuestro planeta, por
más de 4 mil millones de años, estos pedazos de
corteza terrestre, los continentes, hayan podido permanecer
siempre sobre el nivel del mar?. ¿Por qué, a lo
largo de la historia de la Tierra,
ésta no se ha cubierto alguna vez, totalmente de agua?
Puesto que, si el agua
existente en los océanos se distribuyera uniformemente
sobre la Tierra, se cubriría de una capa de agua de
cientos de metros de espesor. ¿Cómo es que se
originó la corteza terrestre, que es tan compleja en su
naturaleza?.
¿Fue siempre así, como es ahora?.
Estas cuestiones han sido objeto de polémica a
través del tiempo, pero
en la actualidad estas preguntas están resueltas
completamente con la Teoría
de la Tectónica de Placas, la que nos indica la manera
cómo se han originado los continentes y la corteza del
fondo de los mares. Este es un hecho único en el Universo
conocido y hacen de nuestro planeta un caso único entre
todos los planetas
conocidos.
La Tierra y Venus, siendo más o menos del mismo
tamaño y estando más o menos a la misma distancia
del Sol, han sido considerados como planetas gemelos y, por lo
mismo, siempre han invitado a ser comparados en su naturaleza y
evolución. Ultimamente, la zonda Magallanes orbita Venus
desde la década de los 90 y obtuvo imágenes
de radar de su superficie; esto hizo posible una interpretación geomorfológica de
Venus, lo que indicó que las rocas de su
superficie son basálticas. Del análisis geomorfológico de la
superficie de Venus, hecho en las imágenes de radar, se
concluye que la Tectónica de Placas, o sea, la
creación continua de corteza terrestre, así como el
movimiento y
destrucción de partes de la superficie terrestre, no opera
en Venus. No hay nada en Venus que se parezca a las cordilleras
medio-oceánicas de la Tierra (mid-ocean ridges), ni el
sistema de fosas
oceánicas (deep ocean trenches); no hay creación de
corteza, pues, el volcanismo de Venus es apenas comparable al
volcanismo de un volcán hawaiano, producido por una pluma
caliente (hot spot). Entonces, nada indica que la corteza de
Venus se recicle regularmente, profundizándose en el manto
de ese planeta.
Tipos
de cortezas planetarias
Estas observaciones, así como observaciones
hechas en otros planetas, han permitido diferenciar tres tipos de
cortezas en los planetas conocidos:
Las llamadas cortezas primarias se
retrotraen a los orígenes del sistema solar.
Surgieron luego que fragmentos de un material original fueron
aglomerándose y sumándose, dando origen al
crecimiento de un nuevo planeta; y, al mismo tiempo, liberando
tal cantidad de energía que hizo que este protoplaneta se
fundiera. A medida que iba enfriándose, algunos cristales
se formaron tempranamente y se separaron del magma inicial. Un
proceso
semejante pudo haber originado los altos terrenos blancos de la
Luna, luego que granos de feldespato, de baja densidad,
flotaron sobre un océano lunar primario, de basalto
fundido. La corteza de muchos satélites
de los grandes planetas, compuesta de una mezcla de rocas, con
agua, metano y
amoníaco congelados, puede haberse originado por una
fusión
catastrófica durante la acreción inicial antes
mencionada..
La corteza secundaria se forma luego que
se acumula calor en el
seno de un planeta, como producto de la
desintegración de elementos radiactivos. Tal incremento
progresivo de calor origina la fusión de una
pequeña parte del manto rocoso del planeta y, en
consecuencia, se produce la erupción de lavas
basálticas. Las superficies de Marte y de Venus,
así como el fondo de los océanos de la Tierra, se
originaron de esta manera. Lunar maria, o los "océanos" de
la Luna de los antiguos astrónomos, se formaron con lavas
basálticas provenientes del interior de la
Luna.
La corteza terciaria se origina si las
capas superficiales retornan al manto de un planeta
tectónicamente activo. Luego, a través de algo
así como una diferenciación o una destilación continua, el volcanismo puede
producir un magma altamente diferenciado del basalto original,
con una composición semejante a la del granito, una roca
ígnea leucocrática muy común en los
continentes de la Tierra. Esto no ocurre en los demás
planetas. Dado que el reciclamiento necesario para producir un
magma granítico sólo puede ocurrir en un planeta
donde opere la Tectónica de Placas, ésta y la
formación de corteza continental o corteza terciaria, son
hechos únicos de nuestro planeta.
En cuanto a la velocidad de
formación de las superficies planetarias, se puede
generalizar diciendo que hay diferencias en la velocidad de
formación de las cortezas primaria, secundaria y
terciaria. La superficie blanca, rica en feldespato, de la
corteza primaria de la Luna, alcanza al 9% de su volumen total y
se formó en apenas pocos millones de años. La
corteza secundaria evoluciona más lentamente. La corteza
secundaria de los lunar maria, u "océanos" lunares, es de
pocos cientos de metros de espesor y alcanza apenas a un
milésimo del volumen total de la Luna. Aún
así, requirió 1000 millones de años para su
formación. Otro ejemplo de corteza secundaria, la corteza
oceánica de la Tierra, que constituye aproximadamente un
milésimo de la masa de la Tierra, requirió 200
millones de años para su formación. La
creación de corteza terciaria es todavía menos
eficiente. La Tierra ha necesitado de algunos miles de millones
de años para producir su corteza terciaria, los
continentes, a pesar de que constituyen apenas la mitad de la
masa de la corteza oceánica que, como se dijo
anteriormente, es apenas un milésimo de la masa de la
Tierra.
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