El presente escrito, tiene como objetivo
analizar la influencia de las nuevas tecnologías, que se
utilizan para realizar comunicaciones
virtuales, a escala mundial
– World Wide Web
– en la subjetividad, la intersubjetividad, y las
consecuencias que tiene el abuso de estas nuevas
tecnologías de comunicación.
Desarrollo
A pesar de Internet, y las autopistas
electrónicas, la ciudad virtual no es posible. (1) No
puede existir una ciber-ciudad, porque esto implicaría
perder la ciudad. Perder el dasein (el ser ahí en el
mundo, el ser ejectado en el mundo) del aquí y ahora.
Cuando se pierde para uno, se pierde para el otro.
Virilio plantea la distinción entre el prójimo
que esta presente, que apesta, hace ruido, molesta
porque me requiere, y el otro que esta lejos – de ese nos
podemos zafar fácilmente -. Si preferimos al que
está lejos en detrimento del que esta cerca, se pierde la
ciudad, y sus derechos.
Ante la pregunta acerca de su opinión con respecto al
cuerpo situado en el espacio y en el tiempo;
Virilio responde que el cuerpo propio está en
relación con el otro.
-"Ser, es estar aquí y ahora"
El tema de la telepresencia deslocaliza la posición, la
situación del cuerpo. El problema de la realidad virtual,
niega el hic et nunc, niega el aquí en beneficio
del ahora. Ya no hay aquí, todo es
ahora.
Hay una pérdida del amor al cuerpo
propio, o al cuerpo del otro, privilegiando el amor por el
cuerpo virtual. Ocaso de la presencia física, en beneficio
de una presencia inmaterial, fantasiosa.
Actualmente existe una cantidad de paginas que promocionan el
cibersexo, videos condicionados, y pornografía virtual. Las ofertas son
variadas, y hay para todas las preferencias y orientaciones
sexuales. La distancia alcanza su punto más
álgido.
Virilio observa esta nueva modalidad de goce virtual. Con el
cibersexo, la telesexualidad, da lugar a la frase ‘hacer
el amor a distancia’. Lo que afecta a la alteridad
sexual.
"Más allá de la radio y la
cámara, que permiten escuchar y ver al otro (desde casi
cualquier punto del planeta). Hoy en día es posible tocar
y sentir la presión de
la mano del otro virtual, utilizando un guante de teletacto. A su
vez con el datasuit, se extiende esta posibilidad a todo el
cuerpo, sentir el cuerpo del otro, que esta a miles de
kilómetros."
Virilio toma un poco de aire cuando
comenta que el gusto, el sabor no puede ser teledirigido, no es
posible degustar un buen vino a distancia. Aunque no estamos muy
lejos de ello. Basta imaginar un captor gustativo que estimule
las papilas gustativas por medio de sensores
electrónicos, microchips que transfieran el sabor desde un
banco de
datos. . .
Entonces habría que agregar el adverbio de tiempo a esa
afirmación. El gusto todavía no es
transferible.
Recientemente una empresa de
Fragancias y esencias ideó un sistema que
cuenta con un determinado número de aromas que son
activados mediante ordenes de las computadoras,
lo que permitiría oler un aroma al visitar una página Web
de una empresa de
comidas, al otro lado del planeta.
La propuesta de este escritor es recuperar la lengua, es
decir volver a charlar juntos. La comunicación
mediática nos lo impide. Esta paradoja se encuentra en el
corazón
de la revolución
de la información.
En el seno de la revolución de las transmisiones, se
producen accidentes.
Cada tecnología lleva consigo el germen de su
propia negatividad.
Los mensajes se trasmiten a la velocidad de
la luz. Un crac
bursátil puede afectar a un país entero, en la otra
punta del globo, vicisitudes de una economía mundial globalizada.
Cabe agregar que lo virtual liquida a lo Real, y extermina la
alteridad del Otro. La realidad
virtual muestra un mundo
perfecto.
Hasta que comienzan los accidentes, como se pudo apreciar en
el último conflicto
bélico en Kosovo, donde los misiles impactaron en blancos
equivocados, destruyendo edificios de embajadas, estaciones de
televisión, provocando el éxodo de
la población, y cientos de civiles heridos;
causando muertes y destrucciones imprevistas, accidentales.
El correo electrónico es una de las aplicaciones con
más éxito
en Internet. Hace más de treinta años, el
Departamento de Defensa norteamericano desarrollo un
proyecto para
descentralizar las comunicaciones entre diferentes centro
estratégicos del gobierno. En
estos años, la infraestructura de las telecomunicaciones, y el constante desarrollo de
la tecnología asociada a la Internet, propiciaron un
crecimiento imparable. El número de cibernautas en el
mundo supera los 150 millones, y sigue aumentando.
Si tenemos en cuenta las estadísticas de 1997 con 57 millones de
internautas, podemos apreciar que las progresiones son
increíbles.
"Con la irrupción de la Red, no todas son ventajas.
Sociólogos, psicólogos y profesionales de las
ciencias
sociales están a la expectativa, para ver como afecta a
las personas individual y colectivamente. Los expertos creen que
la adicción a Internet puede llevar a un
excesivo aislamiento." (5)
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