- Resumen
- Arte y
trabajo - El
Discóbolo y el trabajo campesino en la Grecia
clásica - La Venus
de Milo, comerciantes, marinos y científicos en el
Helenismo - El
Panteón y el trabajo del soldado y del esclavo en
Roma - El
Señor de la Compasión y la labor del monje en la
India Gupta - La Mezquita
de Córdoba y el trabajo del comerciante y del
acequiador - La
Alhambra y el aclimatador de plantas - La breve
sonrisa de la Gioconda - El
Barroco, cultivadores de maíz, pañeros,
industriales - Impresionismo y
modernidad - Bibliografía
-Apuntes para una historia del trabajo y el
arte–
RESUMEN
Partiendo del papel que jugó el arte rupestre
para el trabajo del
hombre
prehistórico, se explica en qué se afinca, al menos
parcialmente, la belleza de las más destacadas obras de
arte que conocemos. Para llevarlo ello a cabo, se enlazan los
conceptos estéticos con el desarrollo
histórico del trabajo humano. Así, se aborda el
Discóbolo en el contexto del trabajo que se desarrollaba
en la Grecia
Clásica; la Venus de Milo dentro del Helenismo, el
Partenón y su conexión con el Imperio Romano, El
Señor de la Compasión dentro del espíritu
religioso indio, y de igual forma se tratan la Mezquita de
Córdoba, la Alhambra de Granada, la Mona Lisa insertada en
el mundo monárquico del Renacimiento
europeo y, finalmente, el Barroco y el
Arte Impresionista y Modernista.
INTRODUCCIÓN
¿Es desconsuelo lo que esconde la
expresión de doña Lisa Cherardini? ¿Por
qué su mejilla derecha es flácida, por qué
el cambio de
horizonte en el cuadro? Y la Venus de Milo, ¿son tan
sugerentes sus caderas que pueden hipnotizar a través de
los siglos sin saber por qué? ¿Qué
condición de belleza distingue la mezquita de
Córdoba del Panteón romano? ¿Por qué
serán eternos los planos alterados del cubismo,
quién mira a quién en Las Meninas? Y, aún
más importante, ¿qué relación guardan
esas obras maestras con el trabajo de los campesinos atenienses,
los herreros romanos, los artesanos indios o los laneros
españoles? La historia del trabajo y su espíritu,
la historia del
arte y su alma. De la
imbricación íntima de ambas trata la siguiente
exposición.
De manera puramente didáctica, es posible aproximarse a la
historia del trabajo y del arte haciendo una analogía con
el sencillo movimiento de
un péndulo. Un péndulo describe cuatro etapas en su
movimiento. Cuando está pasando por su trayectoria
más baja va a la mayor velocidad,
después comienza a frenarse, en el extremo de su
trayectoria se detiene y posteriormente de regreso comienza de
nuevo a adquirir velocidad conforme se vuelve a acercar a su
trayectoria más baja, ahora de regreso. Puede ocurrir que
el viento zarandee al péndulo y momentáneamente lo
frene en su trayectoria, lo acelere, lo saque de esta, etc. Pero
de todas maneras la tendencia al movimiento siempre será
la descrita anteriormente y una vez que el viento cese
regresará a describir esas cuatro etapas.
Para simplificar, consideremos un péndulo libre
de acciones
exteriores que alteren su movimiento natural. Entonces, si por
velocidad libre entendemos libertad de
fuerzas que centren el movimiento del péndulo, su primera
etapa será de descentralización, en su trayectoria
más baja; en la segunda existirá cada vez una
tendencia mayor a la centralización, la cual se alcanzará
en la tercera etapa en el extremo de su movimiento, cuando el
péndulo quede un instante detenido por una fuerza que lo
hala hacia el centro del movimiento, antes de dar comienzo al
regreso. Y la última etapa será de tendencia a la
descentralización hasta que alcanza de nuevo su
máxima velocidad en su trayectoria más baja, aunque
moviéndose ahora en sentido contrario. Por cada una de
estas cuatro etapas el cuerpo pasa de manera continua, de forma
tal que ningún punto de su trayectoria es igual a otro:
solo en el punto más bajo hay una total
descentralización de las fuerzas actuantes (se anulan
mutuamente) y por tanto libertad de su movimiento y solo en el
extremo hay una total centralización de las fuerzas
actuantes y por lo tanto se detiene, pero en un solo
instante.
Pues bien, la historia del arte y del trabajo sigue
también estas cuatro etapas y es después de
analizar las características que cada una de ellas, que
podemos entender una de las columnas en que se sustenta la
perfección de las grandes obra, como resultado de su
vínculo con el trabajo a través de la
historia.
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