- Breve reseña
histórica - La
Revolución en germen - Los Somozas y
los sandinistas - La guerra
vuelve - La
Guerra Civil en El Salvador
1.
Breve reseña histórica
En Centroamérica, al igual que en México, la
proclamación independentista fue realizada por los
sectores conservadores que veían con temor el desarrollo
político en España
donde los sectores liberales habían terminado por imponer
una Constitución. La evolución política en el
continente amenazaba con orientarse por los mismos derroteros de
la potencia
colonizadora y, entonces en México el general
Agustín Iturbide –que combatiera al prócer
independentista Hidalgo- concluyó proclamando la independencia
luego de traicionar al virrey y pactar con el patriota Vicente
Guerrero en la proclama que pasaría a la historia con el nombre de
"el grito de Iguala". Firmaron un pacto "trigarante" que expresa
muy claramente el carácter conservador de la proclama
emancipadora. Las tres ganarías eran el reconocimiento a
la religión
católica, la unión entre mexicanos y
españoles y la independencia de
México. De este modo se proclamó el imperio de
México a la cabeza del emperador Agustín
I.
Centroamérica que había sido una
capitanía general del virreynato de Nueva España no
podía sino seguir sus pasos. De este modo, el
Capitán General español
Gabino Gainza declaró la Independencia de España en
septiembre de 1821 y ya en febrero del año siguiente las
provincias centroamericanas fueron anexadas al recién
formado imperio Mexicano.
Pronto estallaron, sin embargo, las rebeliones contra la
anexión y Agustín I tuvo que enviar un fuerte
ejército de 6.000 hombres para sofocarlas.
No perduraría mucho, empero, la anexión de
Centroamérica a México. En 1823 cayó el
emperador y, con él, su imperio proclamándose la
república. Entonces Vicente Fisiola., el oficial que
había sofocado la rebelión centroamericana
convocó a una Convención en la que tuvo que
oír de parte de los representantes centroamericanos que no
estarían "ni con España, ni con México, sino
con Centroamérica". De este modo nacieron las Provincias
Unidas de Centroamérica como un solo Estado
independiente, conformadas por las provincias de Guatemala, El
Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa
Rica.
Estaba claro, sin embargo, que los hombres que
proclamaron la separación de Centroamérica de
México no eran de las mismas ideas de los que la
habían separado de España, puesto que el primer
acto de esta nueva república fue la de abolir la esclavitud.
El Estado centroamericano nacía entonces con una
grave fractura ideológica que separaba a conservadores
(que habían instigado la separación de
España por los vientos liberales que soplaban allí)
y liberales (que ansiaban extender justamente esas ideas a la
nueva patria).
Los caudillos regionales que se levantaron para
fracturar la unidad centroamericana fueron entonces la
expresión del conservadurismo que reaccionó ante la
proclama de la abolición de la esclavitud. Entonces se
extendió toda una ola de levantamientos por todo el istmo
centroamericano amenazando con destruir la nueva
república. En 1830 accedió a la presidencia de
Centroamérica Francisco Morazán que puso todos sus
empeños por mantener unida a la república. Puso su
ejército en campaña y se dirigió por donde
estallaban las sublevaciones conservadoras para
sofocarlas.
Por otro lado, el mismo Morazán agudizaría
los conflictos
políticos enfrentando a la Iglesia en la
que veía una de las fuerzas conservadoras que instigaban
la rebelión. Por eso clausuró conventos y
expulsó a las órdenes de los dominicos y
franciscanos. Entonces arreció la rebelión y
Morazán tuvo que duplicar sus esfuerzos por mantener unida
a la federación.
A fines de la década del 30, el estado de
sublevación era ya tan generalizado que nadie podía
mantener unidas a las 5 provincias centroamericanas. De este
modo, en 1838 la República centroamericana quedó
disuelta y cada una de las 5 provincias se declaró Estado
independiente. Morazán seguiría insistiendo por la
unificación en los próximos años, pero la
separación era ya un hecho inevitable. La guerra civil
había imposibilitado la unión.
De esta manera, la fragmentación de
Centroamérica convirtió a estos países
presas fáciles de la potencia vecina al norte y eso
pudieron experimentarlo muy claramente en 1856 cuando el
mercenario Estadounidense William Walker, al mando de tropas de
su país, realizó una intervención militar
para tomar el poder en
Centroamérica. La repúblicas tuvieron, esta vez, el
suficiente tino para unificarse en la expulsión del
aventurero y su propósito no prosperó.
Estados Unidos no dejaría, después de esta
aventura, de intervenir en la política centroamericana.
Las inversiones de
sus empresarios en la región constituirían el
pretexto ideal para ejercer su influencia determinante. De este
modo, al mismo ritmo de la penetración del capital
estadounidense en las economías centroamericanas, las
intervenciones militares "para protegerlas" se
multiplicarían a lo largo del siglo XIX y durante todo el
siglo XX.
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