- Embarazo
precoz - Síntomas de
embarazo - Consecuencias de un
embarazo precoz - Medidas
preventivas de embarazos precoces - Ejercicio para
embarazadas, Kegel - Abuso
infantil y embarazo precoz - Conclusión
INTRODUCCIÓN
El Presente caso familia se basa
en el estudio de una adolescente embarazada con el fin de
elaborar planes de atención para ella y su familia que
coadyuven a un feliz término de ese embarazo precoz.
También para la comunidad a fin
de que se tomen medidas de prevención tendientes a
mantener los niveles óptimos de salud en la
misma.
El Embarazo en la
adolescencia
constituye un problema social, económico y de salud
pública de considerable magnitud, que
últimamente se ha expandido considerablemente en nuestro
país.
Barrera (1996) dice que la situación es
alarmante, ya que para 1986 la directora de la Maternidad
"Concepción Palacios", refería que el 8 por ciento
de los partos se suceden en muchachas entre 12 y 14 años
de edad, con un índice de 80 por ciento de
soltería.
Recientemente el Dr. Oscar Feo I. Ex-presidente de
CORPOSALUD en Aragua informaba a través de un programa de
televisión, que en el Estado el
porcentaje de partos provenientes de embarazos precoces alcanzaba
la cifra del 20 por ciento del total de partos atendidos en los
centros asistenciales públicos.
Particularmente, en nuestro internado rotatorio en el
Ambulatorio María Teresa Toro, específicamente en
la consulta de Control Prenatal,
nos ha llamado la atención la incidencia tan elevada de
adolescentes
embarazadas que llegan a esta consulta, niñas entre 10 y
18 años, que por lo general sólo van
acompañadas de su madre.
Es más preocupante aún porque, como en el
caso que afrontamos, se trata de una niña de tan
sólo 11 años de edad, proveniente de una familia
desintegrada, y habitante de una comunidad sólidamente
establecida en la ciudad de Maracay, que cuenta con todos los
servicios
básicos residenciales y asistenciales.
Como se puede comprender los riesgos a que
está sometida esta adolescente son de variado
índole tanto biológicos, psicológicos,
sociales, etc. Su evolución en tales campos se ha trastornado
y se requiere de una apropiada atención integral para
lograr el completo desarrollo de
esta adolescente; así como para garantizar la
disminución de los riesgos que experimenta el nuevo ser
que ella ha concebido.
El Embarazo en la adolescencia es un impacto de
considerable magnitud en la vida de los jóvenes, en su
salud, en la de su hijo, su pareja, su familia, ambiente y la
comunidad en su conjunto.
"Asumir la maternidad durante el proceso de
crecimiento biológico, psicológico y social,
vivirla en el momento en que se deben resolver los propios
conflictos,
antes de haber logrado la propia identidad
personal y la
madurez emocional, genera gran ansiedad, incertidumbre e
interferencia con el logro de la madurez biopsicosocial"
.
EMBARAZO
PRECOZ
El Embarazo en adolescentes, cada vez más
frecuente en países en desarrollo, es considerado como un
problema prioritario en salud pública, especialmente en
comunidades deprimidas, debido a su alto riesgo de
morbilidad: bajo peso al nacer, prematurez y un alto riesgo de
morbi-mortalidad materna, perinatal e infantil (1-2). En
países del tercer mundo como EL SALVADOR, es costumbre que
la mujer tenga su
primer hijo siendo una adolescente (3
El embarazo en adolescentes es un producto de la
patología social: negligencia paterna, carencia afectiva,
inseguridad,
pobreza,
ignorancia, violencia. La
adolescente embarazada es la presa de la hipocresía de una
sociedad que
perdona sus actividades sexuales y condena su embarazo.
Consciente o inconscientemente, deliberadamente o por impotencia,
se da mayor libertad
sexual a los jóvenes, pero la sociedad permanece o vuelve
a ser repentinamente moralizadora y represiva frente a las
consecuencias de dicha libertad. Achacar la culpabilidad y
la responsabilidad a la adolescente evita a los
adultos el preguntarse por su propia responsabilidad y
culpabilidad. El rechazo es la reacción más
cómoda; se pone una
simple etiqueta, a fin de no ver que se trata de un problema
más general. Al condenar a la joven embarazada, se
defiende a la sociedad y sus instituciones.
El rechazo es a veces muy disimulado y puede adoptar el disfraz
de una solución de acogida o de integración. Multiplicar los auxilios de
carácter material o medico puede
corresponder a un proceso de exclusión. Crear
establecimientos donde las jóvenes viven su embarazo bien
protegido y vigilado para no correr con el riesgo de herir el
pudor y el equilibrio
psíquico de los adultos, muestra
más marginación que posibilidad de favorecer la
integración social. Tener piedad de la joven embarazada es
colocar a la "pobre chica" en una categoría aparte,
víctima de falta de protección de la familia y
del egoísmo de los hombres; es levantar una barrera entre
el testigo impotente y silencioso, y los otros, los
responsables.
El embarazo y la maternidad en la adolescencia tienen un
alto carácter peyorativo, tanto para la misma joven como
para su hijo si la gestación llega a termino. Las
dificultades son numerosas, a corto y a largo plazo: el
adolescente es frágil y se vuelve más frágil
aun por el embarazo; el pronostico medico, escolar, familiar y
profesional resulta sobrio, al igual que el futuro del
niño y la relación madre-hijo; los embarazos
seguidos y demasiado precoces constituyen un factor de alto
riesgo y la joven madre tiene pocas probabilidades de llegar a
formar un día una familia estable, o incluso de llegar a
obtener un estatuto de autonomía social.
Mas que por razones de inmadurez biológica o
psicológica de la joven adolescente, están
maternidades aparecen tan difíciles de asumir debido a que
nuestro sistema social
mantiene contradicciones respecto a los adolescentes. La muchacha
puede concebir un hijo y darlo a luz, pero no esta
preparada por una educación, una
madurez social y una autonomía suficientes para criarlo
sin dificultad.
Una muestra real de todo lo anterior es la
reacción de padre y madre al enterarse del embarazo de la
hija. Hay poca comprensión y ayuda afectuosa. Lo que
primero acude al ánimo de los padres no es tanto que
ocurre con su hija sino que va ocurrirles a ellos. Esta herida
paterna profunda da lugar enseguida a severos e irracionales
reproches. Ante esto la joven se siente sola para asumir el
conflicto y
con una gran carga de culpabilidad. A veces, la revelación
del embarazo da lugar a un violento enfrentamiento entre los
mismos padres. Esta es una actitud
inmediatista, epidérmica e impulsiva que casi todos lo
padres adoptan.
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