La mujer mapuche y el esfuerzo de su trabajo
El libro
"Culturas de mercado, rutinas
de vida" tiene como eje fundamental
la vida en la ciudad de Temuco, específicamente en la
Feria Pinto, donde se proyecta las diferencias y similitudes de
este mercado en un contexto más global de nuestro
país.
Es un esbozo de la panorámica que se vive en la
región de la Araucanía, donde se retrata parte de
la vida de las mujeres y hombres, que diariamente trabajan bajo
el alero de la feria, y donde parten sus sueños y
aspiraciones.
Lo que más sobresale es una alta presencia de
mujeres de diferentes edades, clases
sociales y orígenes étnicos. Muchas de estas
mujeres son día a día mediatizadas por el neoliberalismo
que impera en los lugares comerciales, que es el efecto oferta y demanda
de los productos que
allí se venden, y que también marcan un rol
fundamental dentro de la familia y
de la sociedad.
Es evidente que el acceso de la mujer al campo
laboral cambia
su posición, así como en el hogar o en la comunidad a la
cual pertenece.
Este aspecto es de suma importancia, ya que las mujeres
que diariamente trabajan en la feria, generan un proceso de
bienes y
servicios,
donde crean una cultura
popular y que inciden enormemente a la conformación
espacial de la ciudad de Temuco.
En el contexto global, la Feria Pinto enmarca una
tradición de años que convive con culturas,
personalidades, y pensamientos diferentes. Donde el trabajo y
el esfuerzo de las mujeres y hombres locatarios y vendedores
ambulantes se la juegan por un mejor bienestar para ellos y sus
familias, donde muchas veces han tenido que lidiar con muchas
inclemencias laborales.
El trabajo que a
diario realizan estos feriantes es parte de un valioso patrimonio
cultural que en la mayoría de los casos ha sido una
verdadera herencia de sus
ancestros.
El principal recurso metodológico de investigación que se aplicó fue la
etnografía, donde nos acercamos al conocimiento y
nos muestra los
procesos de
cambio social
y transformación que se enfrenta en estas sociedades
contemporáneas.
Se pretende enfatizar en el rol de la mujer mapuche en
el proceso de comercialización y el efecto depredador de
la globalización económica, sobre las
comunidades locales indígenas y las situaciones de
integración a la economía
chilena
El proceso de comercialización que viven estas
pequeñas agricultoras se basa en lo que es la oferta y
demanda, y que
en muchos casos se ven obligadas a vivir con la competencia de
sus productos ya sean en mercados
mayoristas como en la misma feria por los vendedores
ambulantes.
Cada día deben ofrecer sus productos a un
precio
aceptable para el mercado en el cual se encuentran insertas, el
cual no valoriza el trabajo y el esfuerzo desplegado para
poder producir
ese bien o servicio.
Aquí nos encontramos con el problema del capitalismo
donde notablemente el capital esta
antes que el trabajo y donde el mercado predomina mediante las
leyes de
oferta y demanda.
El mercado neoliberal ha afectado a estos
pequeños productores, por la venta de sus
terrenos que han sido heredados ancestralmente y con lo cual hoy
cuentan con pequeños predios o muy pocas hectáreas
para cultivar y sembrar.
Lo apreciable y en gran parte rescatable es el capital
cultural que poseen estas mujeres donde su identidad no
se ha visto trastocada por esta fuerte ola de globalización, su cosmovisión ha
sido la misma por años, y sus normas y valores las
mantienen intactas.
La capacidad de empoderamiento y de obtener igualdad de
oportunidades las han hecho surgir y poder apoderarse de sus
propias habilidades mediante sus esfuerzos por tener una mejor
calidad de
vida o muchas veces salir de la
pobreza.
Para muchos autores el "empowerment" ha sido
definido como el proceso por el cual la autoridad y la
habilidad se ganan, se desarrollan, se toman o se
facilitan.
Un elemento fundamental en estas mujeres mapuches es la
movilidad social, que involuntariamente se desplazan a mejores
estándares de vida dentro de este sistema social
tan discriminatorio y clasista. La educación es
particularmente para las mujeres lo que les permite optar a
mejores y más dignas condiciones laborales.
Es muy importante destacar que estas mujeres trabajan en
base aun desarrollo
local que las enmarca, y que hace referencia, a la ves, a los
recursos de sus
propios territorios, a los hombres y mujeres que trabajan de el,
a la cultura que los sustentan; a los lugares que los componen
como son la Feria Pinto y sus predios de cultivos.
Este desarrollo transforma a estos feriantes ya sean
mujeres u hombres en trabajadores y en actores, que desarrollan
gran parte de su vida comercializando los productos que con mucho
esfuerzo obtienen de su trabajo continuo y que se traducen en dos
grandes partes de su vida.
También cabe destacar la importancia de la
familia en
todo este proceso, ya que muchas de las feriantes trabajan para
poder mantener a su familia, tener una mejor calidad vida para
ellas y sus hijos, y muchas veces salir del círculo de la
pobreza.
Cambiando a otro aspecto, una de las
características que se pueden observar dentro de esta
comunidad que es la Feria Pinto, donde se establecen grandes
lazos de confianza y reciprocidad, que no se dan de manera
causal, sino que denotan la generación de una forma de
"relación con otros ciudadanos es un espacio
público que no es ni estatal ni eclesiástico"
(Salazar, 2003:89), donde se da cuenta de las redes de colaboración
entre ellos que se puede incluso dar por herencia cultural, que
han sido desplazadas desde sus espacios rurales hacia la
ciudad.
El acervo cultural que poseen estas mujeres, hace que se
diferencien de otras mujeres feriantes en nuestro país, ya
que la mujer mapuche posee un conjunto de conocimientos,
creencias, practicas y objetos que las definen como propias de de
su comunidad.
La identidad propia de cada una de estas mujeres,
que se construye intersubjetivamente, y que se realiza a
través del intercambio y luego de un proceso de
comparación en el cual se lleva acabo la toma de conciencia de las
diferencias y similitudes con los otros actores sociales. En la
elaboración de dicha idea colectiva interviene la
dimensión interna del ser humano a través de
sueños y ambiciones, así como también
interviene la dimensión externa, por medio de la
comunicación, aspecto gracias al cual evoluciona en el
tiempo.
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