El positivismo biológico en ?La sociedad y el delito? (1947) de José Belbey
- La Óptica del Positivismo
Biológico - El contexto de la
Criminología Argentina - Biografía
del Autor: José Belbey (1894 –
1960) - La
Obra ‘La Sociedad y el Delito’
(1947) - Factores
Exógenos o Mesólogicos - Tratamiento y
Prevención - Delincuencia de
los Débiles Mentales - Delincuencia
Femenina - Delincuencia
Infanto Juvenil - Conclusiones
- Bibliografía
La Óptica del
Positivismo
Biológico
En la Criminología
Clásica, fundada en el espíritu del Iluminismo europeo
por Cesare Beccaria, los hombres viven en sociedad de acuerdo a un
Contrato Social por el cual cada
individuo suscribe libremente
su adhesión a la comunidad que le provee seguridad y orden. Este ente
social castigara aquellos que realicen conductas contrarias a ese
orden establecido, que da equilibrio y estabilidad al
grupo humano.
Este individuo, que por medio de su conducta desviada perjudica a la
comunidad, será estudiado por la Criminología que
dará los tipos penales que sancionaran conductas
jurídicamente reprochables. Esta concepción de control social, es observada por
Michel Foucault como una disputa de
razas entre los que se encuentran por un lado, los que ostentan
el poder, y por el otro los que
atentan contra el elemento biológico.
La Escuela Positiva nace como una
reacción a la Escuela Clásica. De origen italiana,
acusa a los clásicos de descuidar a la figura del
delincuente por realizar solo una conceptualización
dogmática y lógica, puramente basada
en el Derecho. Esta nueva visión provocó un cambio de método en el estudio del
delincuente, el medio, el delito y de las posibles soluciones que podían
aportar los avances científicos del momento, que tenían
como base las ideas evolucionistas.
Cesare Lombroso con su concepción del
‘Hombre Criminal’ (1876)
da los fundamentos del Positivismo Biológico, en el contexto
del evolucionismo y de la Ciencia del Crimen.
Lombroso consideraba al delito determinado por causas
biológicas, originadas principalmente, en razones
hereditarias, luego Garofalo en su obra
‘Criminología’ (1905) pondrá el
acento en el aspecto psicológico, mientras que Ferri lo
hará en el sociológico en ‘Sociología
Criminal’ (1900).
Charles Darwin con su obra ‘El
Origen de las Especies’ rompe con las teorías creacionistas que
reconocían un origen Divino al Universo y a la vida animal.
El Hombre, hasta el momento
centro de la creación, pasa a ser una especie mas dentro de
la cadena biológica que permite a los organismos evolucionar
y mutar, en contradicción con la estática
creacionista.
El colonialismo de las grandes potencias en los siglos
XVIII y XIX permitió el contacto con otros pueblos que se
presentaban como ‘salvajes’ para la cultura europea. Estas
comunidades salvajes eran, desde la concepción darwiniana,
eslabones en el proceso evolutivo de las
sociedades.
Para Alessandro Baratta "El delito era así
reconducido por la escuela positiva a una concepción
determinista de la realidad en la que el hombre resulta inserto y
de la cual, en fin de cuentas, es expresión todo
su comportamiento".
En esta concepción el sistema penal se va a centrar en
el autor del delito y sus tipologías y no tanto en el delito
y las acciones punibles. La
anomalía del autor será la fuente del delito, por lo
tanto no se va a retribuir con la pena una acción libre reprochable
moralmente, sino a remediar y reeducar un comportamiento
contrario a la seguridad de la sociedad. El tiempo de la pena va a ser
indeterminado ya que dependerá de las características
del sujeto y no del hecho imputado.
El delito, para los positivistas, como hecho actual y
real esta dentro de los hechos naturales. La base moral que se requería del
ciudadano (Escuela Clásica) pasa a un plano secundario ante
la responsabilidad social de los
individuos, que serán penados y no sancionados, por el
tiempo que sea necesario para que el delincuente deje de ser un
peligro (tiempo indeterminado) luego de ser tratado con métodos científicos de
protección social, que buscan combatir la criminalidad y sus
diferentes tipologías determinadas por los estudios
psicobiologicos.
Desde este momento surgirá la
necesidad de mantener el control de la sociedad a través
de la profilaxis de los biológicamente degenerados, que
son titulares de acciones desviadas, cuestión que requiere
de una acción terapéutica para normalizar a estos
seres enfermos.
Esta acción se realizara por medio de la evaluación
‘objetiva’ del comportamiento humano y de los
hechos sociales, por medio de recursos científicos que
utilizan las ciencias naturales. Uno de los
principales instrumentos de evaluación será la estadística que buscara
cuantificar el comportamiento y extraer los principios generales que motivan
las acciones de los hombres.
Su principal característica se encuentra en la
búsqueda de una unidad del método científico,
ya que "Las premisas e instrumentos que se consideraban
eficaces para el estudio del mundo físico tienen igual
validez y utilidad para el estudio de la
sociedad y el hombre".
El criminal es un ser que desde la antropología criminal
habría involucionado a etapas inferiores, un análogo
físico del hombre salvaje y por lo tanto miembro de una
especie humanoide. Su conducta desviada nace con el individuo,
que se distingue del resto por características físicas
evidentes que determinarían si una persona es un asesino, un
ladrón, etc.
Desde este momento el delito estará determinado por
las cualidades animales del individuo
delincuente y no por la sociedad de la cual surge el mismo. Este
criminal que se encontraba en grados biológicamente
inferiores, era el que realizaba acciones desviadas, propias de
un ser anormal.
Esta mixtura entre biología y crimen crea una
antropología criminal que tendrá para Di Tullio dos
momentos: 1) La fase lombrosiana, y 2) La fase
postlombrosiana.
Tiegui considera que:
"En la fase lombrosiana predominan las indagaciones
morfológicas y fisiognomicas; en la fase postlombrosiana a
los aportes netamente antropométricos se añaden: 1)
los de las correcciones biotipológicas; 2) los de la
endocrinología, y 3) los de la
biopsicopatologia".
Por otra parte, la Escuela Clásica presentaba una
metafísica del libre
albedrío que el Positivismo buscó eliminar, para que
sea reemplazada la Criminología por una actividad de
erradicación del delito. Los clásicos creían que
los principios morales son vulnerados por los seres malvados que
atentan contra el contrato social, mientras que los
positivistas afirman que existen fuerzas naturales que el ser
humano no controla y por lo tanto, esta carente de
responsabilidad ya que sus posibles motivaciones están mas
allá de la conciencia del
individuo.
Del anterior análisis del Positivismo
se desprende, como dice Scimé, que:
"El libre arbitrio es una ilusión; los hechos
psíquicos están sometidos al principio de
causalidad"…"El delincuente es siempre,
psicológicamente, un defectuoso, temporaria o
permanentemente, es decir, que las causas psíquicas por
las cuales él delinque, consisten en condiciones
irregulares en que se desarrollan sus hechos
psíquicos".
El contexto de la
Criminología Argentina.
A finales del siglo XIX y hasta la mitad del siglo XX,
la Criminología en la Argentina era considera por los
positivistas como un arma de lucha biológica contra el
delito, por parte de la sociedad ‘normal’ contra los
seres patológicos desviados.
Gracias a la actividad agro exportadora de la Argentina,
se formó una elite económica e intelectual que a su vez
debió contener el flujo de inmigrantes y de nuevos problemas sociales ante el
crecimiento urbano y la desigualdad social. Esta
situación, hizo que la elite debiera apoyar una teoría criminologica que
mantuviera el control social sobre las capas mas pobres y
justificara esa desigualdad y jerarquización social. Para
ello, la teoría mas adecuada seria la escuela de la
Criminología Positiva.
En este contexto José Ingenieros tiene una
vital ingerencia. Ingenieros es uno de los intelectuales que más
influencia tuvo en la sociedad argentina de su tiempo. Formado en
Medicina, Psicología y Sociología, se
desempeño como director
de los Archivos de Psiquiatría y
Criminología entre los años 1902-1913. Profundo
pensador, preocupado por el hombre y la sociedad de la
época, se encuentran entre sus obras: ‘Al margen de
la ciencia’ (1908);
‘Sicología genética’ (1911);
‘Hacia una moral sin dogmas’ (1912);
‘El hombre mediocre’ (1913);
‘Criminología’ (1913);
‘Proposiciones relativas al porvenir de la
filosofía’ (1918); ‘Evolución de las ideas
argentinas’ (1918); ‘La simulación en la lucha por
la vida’ (1922).
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