Democracia y desarrollo de
competencias
ciudadanas desde la universidad: una
propuesta
El desarrollo
humano comprende diversas dimensiones que se constituyen e
integran en la interacción con el medio cultural para
ayudar a configurar la
personalidad. Para propósitos educativos concebimos
estas dimensiones como competencias.
Definimos competencia humana como una habilidad general y
forma de conciencia,
producto de la
integración de conceptos, destrezas y
actitudes, que
dota al ser humano de una capacidad de entendimiento, acción
y transformación de sus relaciones con el mundo,
él/ella mismo incluido.
Ser competente significa que la persona tiene el
conocimiento declarativo (la información y conceptos), es decir, sabe lo
que hace, por qué lo que hace y conoce el objeto sobre el
que actúa. Ser competente, también implica, tener
la capacidad de ejecución, es decir el
conocimiento procesal o las destrezas intelectuales
y psicomotoras para en efecto llevar a cabo la ejecución
sobre el objeto. Finalmente, ser competente implica tener la
actitud o disposición (conocimiento
actitudinal) para querer hacer uso del conocimiento declarativo y
procesal y actuar de manera que se considera correcta.
En nuestro trabajo hemos
identificado las siguientes competencias humanas generales como
metas de la educación
orientada al desarrollo humano integral, ya sea en la escuela, el hogar
o como proceso
autogestivo:
(1) Pensamiento sistemático, creativo y
crítico: Capacidad para el procesamiento de
información y la construcción de conocimiento a diversos
niveles de complejidad (automático, sistemático,
creativo y crítico) por medio de representaciones,
operaciones y
actitudes mentales, con el propósito de interpretar la
realidad, solucionar problemas y
trazarnos metas y medios para su
logro.
(2) Comunicación significativa y creativa:
Capacidad para el intercambio de significados en forma oral o
escrita por medio de un sistema
simbólico o lenguaje, que
es utilizado en forma sistemática, creativa y crítica
al hablar, escuchar, leer y escribir.
(3) Interacción social efectiva: Capacidad
para el trabajo y
la empresa
colaborativa, la resolución pacífica de conflictos y
el ejercicio del liderato a través del diálogo y
la persuasión.
(4) Autoestima y autoconocimiento: Capacidad para
percibir, interpretar, expresar y controlar las emociones,
entenderse como historia y proyecto de vida
y tener una alta estima de sí en cuanto agente de
iniciativas, en el proceso de la construcción de la propia
personalidad.
(5) Conciencia moral y
ética: Capacidad para sentir, juzgar, deliberar
(argumentar) y actuar conforme a valores
morales de modo coherente, persistente, autónomo y
crítico.
(6) Sensibilidad estética: Capacidad para
apreciar, producir, optar y disfrutar de actividades y obras que
expresan valores
estéticos y de analizarlas en su contexto
histórico-cultural.
(7) Conciencia ambiental y salubrista: Capacidad
para la interpretación científica de los
fenómenos naturales, la defensa del ambiente y la
salud, la
creación de sistemas
tecnológicos y el análisis de la ciencia
como práctica social con implicaciones
éticas.
(8) Conciencia histórica y cívica:
Capacidad para la interpretación de la realidad social y
cultural, la propia incluida, y la toma de
decisiones en el marco de la pertenencia a una historia, a
una civis, a una nacionalidad y
a la humanidad.
(9) Habilidad psicomotora para la recreación
y el trabajo: Capacidad para el cuido, desarrollo y disfrute
de la actividad corporal y del manejo de instrumentos y tecnología.
(10) Sentido de trascendencia: Capacidad de la
persona para interpretarse y actuar responsablemente como parte
de realidades que lo engloban y trascienden en espacio y tiempo como lo
son: la comunidad humana,
la especie humana, la naturaleza,
el universo,
lo espiritual, Dios, etc.
Cuando una competencia
humana general ha alcanzado un alto grado de desarrollo, al
conocimiento declarativo, procesal y actitudinal se añaden
otras dimensiones como el conocimiento metacognitivo o la
autoconciencia, el experiencial y el creativo Esto significa que
con la experiencia y la reflexión el ser humano aprende a
examinar, evaluar y modificar su propia competencia
(conocimiento metacognitivo); también desarrolla un
saber situacional o contextual es decir sabe ajustar con
precisión su competencia a los requerimientos del entorno
y dar respuestas casi inmediatas y efectivas al mismo
(conocimiento experiencial). Finalmente, la persona de
experiencia reflexiva, desarrolla una manera peculiar y siempre
renovada de ejercer su competencia, su propio estilo
(conocimiento creativo).
Nuestro concepto de
competencia se distingue de las versiones conductista e
instrumentalistas del mismo, que ven en al competencia una mera
destreza o proceso que puede aprenderse y "dominarse" por medio
de "entrenamiento".
Las competencias humanas generales son aprendizajes mayores o
comprensivos, resultado de la totalidad de experiencias
educativas formales e informales en las que la persona se
involucra. Son capacidades generales que se desarrollan como
parte del proceso de maduración biopsicocultural, a partir
del potencial humano para el aprendizaje, y
ante los retos que las diferentes etapas de la vida le plantean a
la persona. Su desarrollo es continuo, gradual y acumulativo. La
escuela es solo un espacio, mejo o peor organizado, para su
desarrollo.
Las competencias son características generales
que la persona manifiesta en multiplicidad de situaciones y
escenarios como parte de su forma de ser y hacer. Son,
además, características que una comunidad estima
como cualidades valiosas del ser humano y un poder o
capacidad para llevar a cabo multiplicidad de tareas en una forma
que es considerada como eficiente o apropiada.
El hogar, la comunidad, la escuela o universidad y el
propio proceso autogestivo, son los principales espacios sociales
en los cuales se construyen nuestras competencias. Esto puede
ocurrir en forma incidental o en forma deliberada,
sistemática y crítica. La enseñanza orientada al desarrollo de
competencias, en la que hemos trabajado por más de 20
años, consiste en esto último. Se trata de hacer de
estos espacios zonas de desarrollo humano integral a base de
competencias. En el caso de la escuela o universidad, se trata de
transformar el currículo y la convivencia humana en
oportunidades para promover el desarrollo de estas
competencias.
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