- Variables y relaciones para
tener en cuenta cuando leamos un texto - El
escribir y la escritura - El
informe - El
resumen - El
comentario - La
reseña - El
ensayo - Protocolo
- Relatoría
- Bases para
la elaboración de artículos
científicos - Métodos de
presentación en clase - Guión para hacer
reseñas o recensiones de libros
La finalidad de esta compilación es compartir
algunos escritos que sirven para realizar trabajos escritos; el
objetivo de un
trabajo
escrito es comunicar ideas, resultados de una investigación, de una manera clara, concisa
y fidedigna. Para ello es necesario adquirir una disciplina que
haga posible la
comunicación del informe
científico o monográfico. Sin embargo, la metodología no ha de ser una camisa de
fuerza. Las
normas que
existen, aceptadas internacionalmente, dejan cierta libertad para
que la forma se aplique en cada caso particular.
El objetivo de esta compilación, titulada:
Herramientas
de estudio para trabajos escritos es dar una guía
actualizada, presentada en la forma mas sencilla a fin de que el
estudiante comprenda con facilidad algunas técnicas y
procedimientos
para la elaboración y presentación de sus
trabajos.
VARIABLES Y RELACIONES PARA
TENER EN CUENTA,
El que lee mucho y anda mucho ve mucho
y sabe mucho.
-Miguel de Cervantes
AUTOR
Si uno toma un texto para
leer, significa colocarse frente a un autor con quien quiere
intercambiar sus ideas, sus pensamientos, su información y apreciaciones expuestas en
dicho texto. El texto, como tal, no es más que el pensamiento,
que el sentir y el SER de dicho escritor o autor. Por lo tanto,
el autor es un elemento, una variable que habrá que tener
en cuenta en el proceso de
hacer una lectura,
debido a que cuenta bastante quien elabora, trata y desarrolla la
temática o problemática escrita. Todo texto
está impregnando por el SER, PENSAR y SENTIR de su
respectivo autor.
No hay que olvidar que hablamos o escribimos desde lo
que cada quien tiene internalizado en su mundo psíquico,
intelectual, desde lo que ha sido su historia personal, sus
vivencias experienciales, su propia realidad. Todo ello se
desliza por las letras, sílabas, palabras, frases,
oraciones y párrafos de un escrito. Cualquier escrito es
una parte del SER, del SENTIR y del PENSAR de su creador, es
decir, de quien parió, de quien dio a luz dicha obra,
dichas ideas, dichos pensamientos. El texto es el equivalente al
interlocutor en cualquiera de nuestras conversaciones o comunicaciones
con otro/a.
Indudable que el lector es un agente que cuenta mucho en
cualquier lectura. Cada lector, como persona
única e irrepetible, es un mundo aparte, diferente de
todos los demás lectores. Esto hace que nadie pueda
escuchar, encontrar, sentir, vivir y decir lo mismo de un texto
que ha sido leído, al mismo tiempo, por
dos o más personas.
Cada lector hablará de su propio mundo, desde sus
personales vivencias, desde los significados suyos, desde su
historia personal. En consecuencia, si un texto es leído
por cinco personas, serán cinco lecturas diferentes, en
donde, ¡claro!, habrá algunos elementos comunes,
pero no lo serán todos, solamente unos cuentos, y
nada más.
Esta individualidad en la lectura es
lo que nos lleva a un enriquecimiento al compartirla, el
comentarla en grupo, entre
otros o varios, debido a que cada quien halló aspectos,
significados, apreciaciones diferentes.
Esa diferencia es riqueza para unos y otros. Hay
personas que tienen mejor oído, que
brindan más atención a su interlocutor en un diálogo
establecido. Hay lectores que son más analíticos,
que perciben mucho más no solo con sus ojos, sino con su
piel, con su
olfato, con su gusto, con su silencio, con su espíritu.
Estos tendrán más que decir, más que
aportar, más que compartir.
El lector se afecta, de una u otra forma, con el autor,
así como dos personas se afectan mutua y
recíprocamente cuando adelantan un diálogo, una
conversación, una comunicación. De similar forma, el autor
afecta al lector con su presencia, a través de su texto,
de su pensamiento, de su posición, de su
información, de sus sentimientos, emociones, de su
SER, su SENTIR y su ACTUAR de escritor.
El Texto es, ya lo dijimos, las ideas, pensamientos,
sentimientos, información y posición del autor,
organizados y tejidos de un
todo, denominado texto. El término texto procede de
la palabra tejido. Un texto es un tejido. Basta que usted
se represente mentalmente lo que es su camisa, su falda, su
pantalón o cualquier pieza o artículo de hilo o
lana, para que se dé cuenta cómo está
elaborado, cómo es una cantidad de pequeños hilos
que están bien distribuidos, bien entramados, bien
tejidos. Texto tiene que ver, también, con textura, es
decir, con lo opuesto a rugoso, a burdo, a recoso, a
áspero.
Un texto es una idea o un conjunto de ideas, pero bien
organizadas, bien escritas, bien presentadas, bien
tejidas. Así como hay telas mejor tejidas que
otras, asimismo, hay texto mejor trabajados y presentados que
otros. No es lo mismo un tejido donde sus hilos son de seda que
otro donde sus hilos es el cáñamo, la hilaza, la
cabuya, el algodón
u otros materiales
más burdos y bastos.
No se aprende a tejer porque a uno le den unas cuentas
indicaciones o trate de hacer una pequeña muestra. Se trata
de un largo aprendizaje, de
un arduo trabajo, donde
se pule y se pule, como con quien trabaja una obra de arte, una
escultura, pintura, pieza
musical o una artesanía. El texto es lo que aparece a los
ojos del lector (o tacto, en el caso de limitados visuales que
emplean el brayler). El texto no el libro. El
texto es el producto de la
labor de pensar y de escribir. Ese texto, más tarde, puede
aparecer en un libro, o en una lámina de diferente
material, o en un muro, piedra, etc.
El texto tiene dentro de sí, es decir, entre ese
conjunto de grafemas, grafías, palabras la sustancia
ideativa, perceptiva, imaginativa, cognitiva y afectiva de su
autor, de su engendrador y, a la vez, de quien lo da a luz, lo
pare, o hace salir de su interioridad a la exterioridad, de su
mente-cerebro a su
entorno exterior. El texto no son las meras letras, palabras,
oraciones o líneas que percibimos y que seguimos como si
fuéramos llevados por alguien de la mano que nos quiere
conducir a un cierto lugar, o finalidad.
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