- El "empequeñecimiento"
del planeta - Paradoja de la
Globalización - Contrapoderes hacia el
Estado - No se debe hablar de la
disolución del Estado, sino de un nuevo Estado: el
Estado Cosmopolita - Bibliografía
1. Introducción:
Antes de la era del progreso, la vida no sufría
cambios sustanciales, es decir, el pasado era lo mismo que el
futuro; luego, con el advenimiento de esta era que madura con la
Revolución
Industrial, las transformaciones apenas se patentan. Pero
hoy, los cambios son tan abruptos que la actualidad,
súbitamente pasa a ser obsoleta.
Ante estas revoluciones espacio-temporales que modifican
los contextos social, cultural, económico,
político, etc. el "viejo" Estado pierde su tradicional
legitimidad; sin embargo, no hay que hablar de su
disolución, sino de los desafíos que tiene para
adaptarse a la contingencia del mundo.
2. El
"empequeñecimiento" del planeta
Uno de los cambios acarreados por el fenómeno
global es la pérdida de lo que siempre concebimos como
nuestro territorio. La
Globalización, según Manuel Castell, es el
proceso resultante de la capacidad de ciertas actividades de
funcionar como unidad real, a escala
planetaria, donde dicha "universalización" se inmiscuye en
todos los ámbitos de la existencia.
Es por esto que el verbo globalizar es acuñado a
las modernas tecnologías, a las nuevas relaciones
económicas -de donde surgen las multinacionales- a las
nuevas políticas,
a las nuevas culturas y, por supuesto, a las nuevas sociedades que
hoy reciben un adjetivo: Sociedades de la Información; Bericat las define como
aquellas que utilizan, intensiva y extensivamente, el paradigma de
ordenadores en red con incidencia
tecnológica, cultural y social.
Mientras el ordenador aporta el elemento
individualista -ya que es una clara extensión operativa
del organismo humano- la red le agrega el componente
holista y relacional de la nueva sociedad.
La suma de estos dos componentes incorporan a las
comunicaciones
y en general, a la vida: la instantaneidad, la
interactividad, la virtualidad y la
unicidad.
Por consiguiente, ya no vemos al mundo como una gran
esfera que se niega a explicitar sus lugares más
recónditos y a las personas que allí habitan
¡no! hoy por hoy, el mundo simboliza un pequeño
planeta que lo podemos acaparar y tal vez, manipular en todas sus
dimensiones.
3. Paradoja de la
Globalización
La Globalización es multidimensional y por tanto,
los cambios generados en todas las facetas de la vida,
individuales y sociales, están cobijados por la
globalización de la
comunicación que hoy, incluso, desmasifica los
medios: ya la
comunicación no se limita a la efigie de un
portavoz dirigido a las masas, pues cada individuo,
independientemente de su situación racial,
ideológica, económica… puede hacer que sus
ideas resuenen a nivel local y también a nivel nacional e
internacional (principalmente por la Internet).
Así, del ex – típico modelo de
comunicación vertical o complementaria, se pasa al ex –
atípico paradigma de comunicación horizontal o
simétrica.
De esta forma, vemos cómo los miedos que algunos
manifestaron con respecto a la Globalización, al ver en
ella las inminentes homogenización de las sociedades y
centralización del poder, se
desvirtúan por el evidente proceso desmasificador (aunque
esto se ha dado sólo parcialmente).
Por otro lado, es inevitable hablar de lo eminentemente
incluyente o excluyente que puede ser el fenómeno de la
Globalización, donde Castells afirma que aquello que tiene
valor dentro
de la lógica
global es articulado; pero aquello que no, se margina. Esta
dualidad, entonces, afecta a aquellos segmentos de población que son desplazados, donde las
garantías que el Estado
ofrece a dichas poblaciones quedan inhabilitadas y subyugadas al
código
dominante en los flujos, originando lo que Zygmunt Barman llama
"desperdicios humanos".
4.
Contrapoderes hacia el Estado
Así como la Globalización conecta a los
Estados mediante la expansión de los medios de
comunicación, también conecta a los "excedentes
humanos" –denominación de Barman- quienes se valen
de estas herramientas
para organizarse mediante la virtualidad.
Como bien se dijo, un ejemplo de desmasificación
de los medios, es que estas personas golpeadas por la
lógica de la Globalización conforman movimientos
para lanzar protestas simbólicas, y así, hallar la
identidad que
no les proporciona el Estado, donde éste sólo
representa una fuente de Derechos
Humanos.
Dicha identidad la buscan a través de procesos
ofensivos contra el Estado, individuales y colectivos, para
encontrar principios
alternativos de sentido y legitimidad, lo cual genera una
crisis de las
Instituciones
del Estado – nación
y de la sociedad civil
constituida en torno al Estado:
esta oposición radical de los activistas globales (como
los ecologistas, los feministas, etc.) contra el fenómeno
de la globalización y contra su impulsor (el estado ex
– nacional, pues ahora es un rehén de la
globalización), puede darse de las siguientes maneras
–según Castells-:
nación – Estado VS
Estado – nación
o
nación sin Estado VS Estado
– nación.
Por ejemplo, Ulrich Beck habla del contrapoder de la
sociedad civil global constatado en el poder que tienen los
consumidores para debilitar a grandes empresas, pues a
diferencia del tipo de contrapoder que antes ejercieron los
trabajadores (conforme a la complementariedad amo-esclavo), los
consumidores no tienen este tipo de atadura y, al no comprar o
desaprobar las políticas de cualquier consorcio, los
únicos afectados son los últimos.
En conclusión, el contrapoder de la Sociedad de
la Información basado en políticas
simbólicas entretejidas en la Red es mucho mayor que aquel
vigenciado en el pasado, basado en los aparatos
políticos.
"En este contexto, las organizaciones
emergentes de la sociedad civil global tiene una capacidad mucho
mayor que en el pasado. El acceso a la información, la
capacidad de comunicación horizontal y la capacidad de
impactar los medios de
comunicación hacen que grupos de
activistas relativamente pequeños y con reducidos recursos puedan
llegar a mucha gente".
En este sentido, los movimientos sociales alternativos a
la globalización, poco articulados a las instituciones
políticas, más que un problema, representan un
desafío para el Estado.
5. No se debe hablar de
la disolución del Estado, sino de un nuevo Estado: el
Estado Cosmopolita
Ante esta serie de cambios económicos,
políticos, culturales, etc., el Estado tiene la presión de
reconfigurar su concepto y forma
de organización, en vista de los
desafíos de la globalización integral. El Estado
frente a esta crisis busca, por un lado, alianzas
estratégicas y coyunturales con otros Estados (acuerdos
multilaterales); y, por otro, busca la legitimación mediante la descentralización administrativa y la
participación ciudadana, para así
restaurar parte de su legitimidad en crisis; entonces, la
solución pareciera que es la fórmula de Ulrico
Beck: "El
príncipe cosmopolitita es un actor colectivo
(…) tan apolítico es que la sociedad civil global
pueda sustituir al Estado en la renovación de la política estatal como
nuevo y aún no ensayado, que por decirlo así, la
sociedad civil tome el poder.
A una simbiosis semejante entre sociedad civil y Estado
la llamo: Estado Cosmopolita- liberado de miopías
nacionales y abierto a la época cosmopolita".
De esta manera, Beck habla de que el
Estado-nación ya no es funcional para un mundo que
desborda la nación; por consiguiente, la constitución de un Estado transnacional y
contingente; es decir, cosmopolita y adaptable a las variaciones
de un entorno provisional, hoy es la única opción
para garantizar su permanencia, pero como otro tipo de
Estado.
Para constar la ineficacia de la dupla
Estado-nación en el contexto global, basta con mirar
algunos de los actores globales, que desbordan el activismo para
infundir el terror: los grupos terroristas, ahora deslocalizados
y descentralizados, no pueden ser aplacados por dicha dupla (esto
no quiere decir que un Estado Cosmopolita, tenga la
garantía de que sí pueda hacerlo).
Para resumir lo anterior, es necesario citar nuevamente
a Beck: "Aquí es válido la ley de la
decadencia del poder del Estado nacional: quien en el metajuego
global sólo juega con las cartas
nacionales, pierde".
En este juego, los
viejos aparatos políticos son los adversarios de las
emergentes políticas que más bien son
apolíticas, donde el invicto es el que en un escenario tan
variable (donde las cosas pueden o no ocurrir; el mañana,
de repente, es ayer y, sobre todo, donde se ha potenciado el
papel de la sociedad civil en los procesos de gobernabilidad
global, todo esto producto de
las nuevas condiciones generadas por los procesos de globalización económica y el
ascendente uso de las tecnologías de la información
y la comunicación ) sea maleable y universal; esto es: el
Estado Cosmopolita, un Estado Red que obra según la
política de reacciones a los desafíos de la
globalización.
– BECK, Ulrich. El Metajuego de la Política
Cosmopolita. En: Rev. CLAVES de Razón
Práctica. Barcelona. Nº. 145 (sep. 2004); p.
4-13.
– CASTELLS, Manuel.- "Globalización, Estado y
sociedad civil: El nuevo contexto histórico de los
derechos humanos.
En:. Isegoria : Revista de
Filosofía Moral y
Política. Nº 22 (sep. 2000); p. 5-17.
Cristina Serna Duque
Estudiante de Comunicaciones de la Universidad de
Antioquia